viernes, 30 de diciembre de 2011

You say "Good bye" and I say "Hello"...

Así como tantas personas nos han dicho "adiós" a lo largo del año, también es cierto que el ciclo continúa y saludamos alegremente a lo que está por venir (¡que no el porvenir!)
Amigos, romances de verano, kilos de más y de menos (éstos últimos, los menos probables), cambios de casa, de rutinas y de vida en general, todos ellos han pasado y trapeado con sus historias a la siempre alerta cual zuricata, Gatería.
Mientras Mateo juega alegremente a aventar las esferas como si fueran manzanas recién cortadas, yo intento resumir lo que ha sido éste año y, lo que con fe y convicción en la máxima deidad existente, espero que sea el siguiente. Se que ésto último suena bastante "naif" pero lamentáblemente la esperanza es defecto de algunos humanos como yo, que con base en experiencias pasadas, ya no tiene más que perder.
Pero antes de ponernos sentimentales y de derramar las de Villadiego, sépanse que éste año tuvo sus cosas buenas. Dejando de lado mi encuentro cercano del tercer tipo con los meros malosos de éste país, éste ciclo por concluir ha sido de los más productivos en cuanto a crecimiento personal (tanto, que hasta Gaby Vargas estaría orgullosa de mi) y me ha dejado un gran sabor de boca el darme cuenta que, aunque se sufra y no se tenga "tooooodo" en la vida, lo más importante es  tomar conciencia de nuestras acciones y hacernos responsables de ellas. Aunque duela, aunque en el camino se pierdan "amigos", orgullo, dinero y amor, nada causa más felicidad que el saberse libre en el sentir, en el pensar y en el actuar.
Y bueno, (dejaríamos de ser humanitos) también están los logros materiales y de ellos doy gracias por tener "con qué" mantener sano, feliz y productivo -amén de ocupado- a mi muy amado Matiuski, cómplice de múltiples aventuras, sinsabores y disparates que también hemos protagonizado a lo largo del año (como el de su primer encuentro con la cafeína... ay dios, ¡nunca en la vida...!)
Por cierto, el Matius ya anda rondando por mi escritorio para que le haga caso (y tiene formas TAN sutiles como el poner su flota de camiones sobre el teclado), así que no me queda más remedio que despedirme de ustedes por éste año agradeciéndoles, como siempre, por el favor de su preferencia. Yo se que habemos much@s contándo nuestras cuitas por ahí, pero el hecho de que escojan a La Gatería para reir y llorar, es algo invaluable para mi...
¡YA!, ¡Dije que no iba a llorar!
Que no nos falte salud y conexión inalámbrica gratuita el próximo año, para seguir compartiéndo drama, majaderías y atentados contra el sentido común.
Feliz fiesta de Fin de Año y no se me vayan a atragantar con las uvas, que de por sí son menos cinco lectores de siempre...


¡Órale 2012, éntrale que aquí ya te estoy esperando!




martes, 27 de diciembre de 2011

LO QUE NO FUE...


Han pasado los mismos años que narra cierto poema romántico.
Si lo que aquí escribo llega a insultar tu sensibilidad o pudor, además de tu anonimato, te pido que postergues la lectura para cuando los años y las canas te sienten mejor.
Lamenté que hayas sido mi hombre ideal y que el desconcierto de nuestra propia naturaleza nos haya impedido concretar lo que se pensó, fue un sueño de mediana juventud.
Sólo tuvimos dos ciudades para amarnos, si acaso aquello fue “amor”.
Las mismas ciudades que quedaron selladas para no retornar a los mismos viejos hábitos de perdernos y encontrarnos en distintas circunstancias.
Ahora puedo describirlo todo con un dejo amargo bajo los labios, con las ronchas que deja el tiempo muerto entre cordónes de teléfonos y postales imaginarias. Tal vez Chopin nos cobije durante las madrugadas solitarias y cuando las “Polonesas” hieran los oídos tercos, estúlticos de tanto esperar las palabras olvidadas, descubramos lo que hemos dejado ir.
Aún así.
Aquello ¿qué pudo ser? ¿Casualidad, destino o una franca broma de nuestros ansiosos corazones hartos de esperar? Es ocioso tratar de entender cómo tardes de filosofía, vino tinto y humo de tus cubanos se mezclaron con mis antipáticas maneras de entender el amor. Tan despreocupante era vivir en esos días que la misma inercia nos llevó a los brazos de uno y otro. Pero, aún así.
Cocteles de fina ironía se volvieron tóxicos bajo nuestras risas, las alas invisibles de nuestras aspiraciones encontraron su lugar en habitaciones dulces, dulcísimas, de guayaba y membrillo.
Viajes en tren que terminaron narrados en cassete y muchas conchas y caracolas durmiendo dentro de las mochilas.
Pero, ¿por qué reprochar lo que no estaba destinado a ser si en el entendimiento primitivo todo era tan claro?
Tal vez porque lo inexistente siempre deja un polvo extraño bajo los párpados cansados, bajo el enorme peso de la duda.
Bajo la simple danza de los deseos insatisfechos y los afanes malogrados.
Aún así, tus regalos deberían de llegar...

viernes, 23 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

Bueno, ya falta un poco menos para que la mayoría recibamos a la Navidad.
Fuera de posers, grinchs, fanáticos religiosos y niños pedinches (y uno que otro adulto contemporáneo muy conectado con su "Peter Pan"), la festividad no deja de tener su encanto y emoción.
Cuando la vida se contempla desde un poco más arriba de la escala espiritual evolutiva, la Navidad ya no huele a pino contrabandeado, a pierna al horno de la tía Margot ni a juguete emplomado made in China.
La Navidad huele a santidad, a paz interior, a luz matinal de un nuevo día.
...
Pero ese no es mi caso...
La navidad en casa de Dana huele a sal de mar por recuerdo a mi hermano Davide, hoy ciudadano cancunense. Huele a gato recién llegado y a una rica mezcla de galletas de miel con café y ponche, además de mandarinas y cañas guardadas en el clóset del Matius.
Descubro que la navidad es más allá de estrenar un lindo outfit, de tener a alguien a quién besar bajo el muérdago, con mariposas multicolores revoloteando en la panza (aunque lo extraño). Es más que estresarme por no encontrar los tíckets de compra, facturas y notas de los juguetes que "Santa" le traerá a Matiuski y un poco más allá de añorar que todo fuera perfecto para entonces sí, poder ser feliz.
De qué me sirve renegar de mis raíces religiosas si lo que más necesito es creer que hay un ser superior a mis fuerzas, a mis entendimientos y a mis mortales posibilidades. Y mi necesidad parte no de una salvación material y palpable, no de un "híjoles, qué hueva me da organizar mi vida...échame una mano ¿no, Chuchín?"
Es la necesidad de expandir mi alma y alcanzar a todos aquellos que necesitan un consuelo, un poco de amor  o simplemente la certeza de saber que existen, por el hecho de ser reconocidos por alguien más.
Sip, me llegó la hora de compartir lo más profundo de mi ser, aquello que no muestro más que cuando se que hay merecimiento de confianza o un profundo vínculo personal.
En este caso, lo compartiré con ustedes, mis menos cinco fidelísimos lectores de siempre. Conozcan lo mucho que los amo por la sola razón de compartir uno o varios momentos alegres, por la satisfacción que me brindan al disfrutar cada palabra que aquí medianamente se piensa (¡oigan, no puedo pensar y sentir al mismo tiempo!, ¡Nuncamente he podido!)
Y sin muchos aspavientos y/o parafernalia, les deseo la mejor de las Navidades.
Estoy segura que la tendrán porque el momento es aquí y ahora.
La felicidad es hoy.

¡FELIZ NAVIDAD!

viernes, 16 de diciembre de 2011

BICENTENARIO GATUNO

¡No lo puedo creer, ésta y no otra es la entrada número 200 de la siempre vapuleada y trapeada Gatería!
Guaaaau! (o tal vez quiera decir "miaaauuu")
¿Qué no ha pasado en cien publicaciones más?
De todo, queridos menos cinco lectores de siempre. De todo.
Pero obviemos temas obvios y tristes; dejémos de lado las cuestiones políticas y personales. Esta vez no mencionemos lo cotidiano en un sano ejercicio de festividad y relajémonos hasta tal punto en que yo comience a contar intimidades bastante secretas.
JA! No.
Sólo queda agradecer el detalle de su fina y agradable paciencia para leer éste y otros dislates, se necesita valor para aceptar que se es lector de La Gatería, más que nada  por su maldita costumbre de tratarse de un blog personal de una treintona que no hace mas que quejarse de la vida, de sus citas fallidas, de lo mal que ve el  mundo y de las muchas piruetas que realiza para vivir medianamente feliz, en un lugar hostil llamado "su cerebro".
Por ello, de nuevo gracias por parar de cuando en cuando para enterarse de qué va mi vida en ese momento.
 Han quedado temas en el tintero de ésta semana pero quiero comentarles dos cosas:
1) Para no variar, he descubierto que a pesar de tener los años que tengo, aún sigo sin saber cómo rayos conquistar a un hombre.
2) A pesar de todas las advertencias y experiencias desagradables con los motores de seis cilindros, el día de hoy escribo desde la compu de mi mecánico de confianza (ver Gatería de fecha 14 de enero de 2011) porque resulta que el radiador de mi camioncita se ehmmm.... digamos... er... pues ya no funciona.
Y bueno, qué más quisiera yo quedarme aquí a echar el chal, pero el Matius ya está sacando de quicio a Don Rubén  con sus mil y un "por qués".
Gracias, vamos por otras cien más!

viernes, 9 de diciembre de 2011

Viene, viene.. quebrándose...quebrándose...

Este post, a decir por el nombre, no es acerca de mis peripecias mientras conduzco. Ni de cómo es que aún sigo manejando tan pésimamente mal a pesar de hacerlo casi diario.
Este post es (espero yo) una especie de catársis para liberar a mi cuerpo/alma de un dolor que se ha ido acumulando y que inexplicablemente no logro ni entender, ni sacar de mi.
Les contaba ayer que me sentía del nabísimo por una gripa que si bien no sería la última que padecería en la
vida, si es como que lo último que me faltaba para acabar de sentirme terriblemente mal y ¡bueno!, en algún punto tenía que quebrárme y sacar todo lo que se me fue juntando en los últimos días.
No pude escoger mejor momento que la hora del cuento con Mateo.
 Me precio de ser una mamá que impulsa y promueve la lectura, así que esta hora es sagrada para él y para mi; nos acomodamos en su camita y comienzo a contarle la historia haciendo mil voces y efectos especiales. Pues nada, que a medio camino de "Woody" y "los chicos" a "Sunnyside" , que se me quiebra la voz.
Se me quebró la voz y con ello el llanto encontró un escape en el cual se enjuagaron muchas frustraciones de días y tal vez años. Mateo se quedó un tanto perplejo y solo atinó a abrazar a su llorosa madre que ardía de pena pero que le pedía continuar con el relato otro día. Apagué la luz, salí de su cuarto y aquí me tienen, escribiéndo a la luz de 57 megabytes por minuto.
Dije que me sentía frustrada. Es cierto.
Me siento frustrada de dedicar el 95% de mi tiempo a interactuar con Mateo y que de repente, sin decir "agua va", cambien sus preferencias hacia su padre. Lo entiendo hasta cierto punto. La mayoría de las veces el padre ausente es el más querido, el más añorado, el más extrañado. Y la mamá, que está todo el día bailando al ritmo de "siéntate bien, haz la tarea, recoge tu plato, ahorita jugamos" es la pesada insufrible.
Ya se, son condiciones intrínsecas en la relación parental, no he descubierto el hilo negro, viva Freud y sus ene mil discursitos. Pero duele.
Duele porque he puesto todo, todo mi corazón en hacerlo feliz, en mantenerlo sano y cuerdo y que a la hora de sus eventos importantes, no quiera participar hasta no ver a su papá. ¿Y si papá no llega?
Lo siento, nada me ha partido más el corazón.
¿Qué hacer? ¿Acostumbrarme a ser invisible? ¿En quién encuentra consuelo mamá? ¿En su familia de origen? ¿...?
Ese tema ni me lo toquen ahorita porque me suelto a berrear otro poco más.
Resulta que mi hermano Davide, mi único hermano, el famosísimo Dr. Mitocondria, se va a Cancún a terminar sus estudios de medicina.
Se que suena raro, que no tiene lógica pero así es. Mi hermano ha decidido hacer su internado en las paradísíacas playas del caribe y se va. Un año.
Para quien no lo sepa, amo a mi hermano casi como se ama a un hijo, puesto que le llevo nueve largos años y prácticamente hemos estado juntos en las buenas y en las malas. Y se que tenemos cosas sin resolver o más bien, yo tengo cosas sin resolver con él; cosas que le cuentas a tu terapeuta y que una no debería estar despepitando en un blog de medio pelo. Por ende, el que se vaya me deja con una interrogante muy grande y con un sapo más que tragar.
Y pues nada, que en esas y en muchas otras ando. Un poco apenada pues no es mi intención incomodar a nadie, ni amargarle la existencia ni mucho menos. Son cuestiones que ahorita, a las 22:23 me están doliendo y exigen una salida.
Como tantas otras veces, tendré que tomar mi propio consejo y decir: "Esto también pasará. Vívelo con un sufrimiento gozoso; en la esperanza de saber que pronto terminará".
...


jueves, 8 de diciembre de 2011

Achúuuuuuuuuuuu!!!

En la sesión de ayer, el clóset fue un tema importante.
Decía la psicóloga que el clóset representa el inconciente y que cuando uno enferma de gripa -la cual, según los preceptos de la medicina alternativa o algo así, significa "confusión mental"- lo más recomendable es limpiar el clóset pues de ésta manera se ordenan los pensamientos y la gripa se disipa.
A ciencia cierta no lo se y creo que no lo comprobaré pues me siento muy cansada y muy triste por estar enferma de un virus que se, es inevitable contraer y máxime si en casita vive muy feliz y quitado de la pena una persona que es foco contínuo de infecciones.
Y bueno, finalmente y dejando de lado mi perpetua lucha adolescente contra los consejos sabios de mi madre, no me queda más que darle puntos y reconocerle méritos cuando ella bien afirmaba en ese entonces (con tonito de "te lo dije" y "¿qué vas a saber más que yo?") que yo me enfermaba de la gripa o de la panza cuando debía enfrentar retos importantes: llámense exámenes, truenes con el novio en turno -los cuales, por cierto, llegában a mi casa para platicar con mi mamá y ponerse a llorar... jijiji... ¡lo juro!- o decisiones que marcarían el rumbo de mi siempre extraviada y dispersa vida.
O sea, que aunque me estoy haciendo guaje y lamentándome de lo lindo por cuanto rincón me brinda un poco de sombra, hay tela de donde cortar y en mi caso se que hay cosas que no pueden esperar más y que el enfermarme no es más que una llamada de atención de mi cuerpo para que ponga orden ¡IPSO FACTO! a lo que me ronda en la cabezota.
¡Porque aparte mi gripa es bien estúpida! O sea, no es una gripa bonita donde te traen caldito de pollo y tecitos herbales a la cama, ni hay quién está haciéndome piojito y hablándome chiqueadito :"¿Quierech mách chopita?", ni siquiera es la gripa donde estoy tumbada en camita con chingos de cobertores, que harían  palidecer de envidia a los saunas de Tacubaya (me han contado).
No es la gripa donde estoy vestida como indigente de viaducto, con pants, sudadera cafetacvbosa, abrigo y gorro orejero, a decir de guantes muppetosos y bufanda en colores rastas, con mis omnipresentes -y apestosas- pantunflas rosas peluche. Y menos es la gripa que te da el pretexto de desconectarte del mundo y decir: "puedes rodar sin mi y no pasa nada" (#ayajá, cálmate "salvadora del mundo mundial"). Quiero decir, no es la gripa donde puedo delegar funciones y responsabilidades para poder dormir tranquilamente un rato sin el apuro de: despierta al niño, baña al niño, viste al niño, alimenta al niño, prepara la mochila de natación del niño, lleva al niño a la escuela y regresa a tu casa a resolver todo el caos matutino que deja el niño en tus escasos 10 metros cuadrados... Y luego vuelve por el niño, para que las siguientes seis horas la misma rutina se repita con sus muy cuestionables variables.
Y si busco un poco de consuelo, se que me voy a dar un portazo en la nariz, porque inevitablemente, la vida de los demás va corriendo paralela, perpendicular o simplemente en sentido bien opuesto a la mía. Y que no es que eso esté  bien o mal; es que he llegado un tanto cuanto tarde y ya han repartido las fichas de admisión. Y claro, yo no alcancé por estar papaloteando.
Como siempre me sucede cuando me enfermo de una estúpida gripa.



viernes, 2 de diciembre de 2011

CHICKFLIKEAME LA NAVIDAD...

Ya llegó la época en donde los más profundos deseos consumistas al fin tendrán un escape; la época que da el pretexto perfecto para abrazar a Conchita de Contabilidad y pedirle de favor que si nos borra unas cuantas faltitas, a cambio de una generosa botella de rompope.
Es la época en la que la Ciudat más hermosa del orbe, la siempre caótica y patidifusa Ciudad de México se vuelve Nueva York y todos los intelectuales tenemos foro para salir y exponer las frustraciones cursilonas que callamos durante todo el fuckin' año (Amén de tener la excusa perfecta para lucir nuestros trapitos "made in Condechi" y presumir botas largas, abrigos largos, bufandas largas y la clásica boina parisina -pero que fue comprada en Liverpool- dándonos el look de "soy newyorker de pura cepa")
Ajía, ajía, ajía.
Poes nada, la neta es que estoy grincheando de lo lindo y qué y qué.
Ya saben -porque si son fieles lectores, se acordarán que lo dije el año pasado- que a mi la Navidad realmente me pone. Es la época más feliz del año para mi y la rú. Pero ésta vez no atino a saber qué carámbas pasa en mi flaco corazón de arándano que no me puedo emocionar ni tantito.
Ok, a lo mejor es muy adelantado imaginar que toda la temporada me la pasaré con jeta verde y gruñendo a la menor provocación cada vez que alguien se acerca con "Jingle bells" como ringtone (¡es que hay un límite, por dios!) Tal vez cuando me toque ver a Mateo en su traje de ratita y bailando "El Cascanueces" me reconcilie con el christmas mood y hasta termine yendo a la Casa de los Amigos a cantar los tradicionales villancicos en inglés. O quizá hasta acabe comiendo fruitcake (¡Wácala de perro!)
Sí, si se que me pasa. No, no tiene que ver con que de repente mi "pastillita de la felicidad" me ha ubicado en tiempo y lugar y me sienta anticuada para ello. Es que cuando levantas la vista al horizonte y te encuentras una nubesota negra tapando tu arcoiris, a veces es más fácil caminar hacia el lado oscuro (Luke...-bufido-....soy....-bufido-...tu padre...JAJAJA!! ...#ok,not)
O no, a lo mejor es que me siento un poco agobiada por el tema de "...todo es felicidad, hey!".
O simplemente estoy de mal humor porque hace frío y muero por estar acurrucada contigo, tomando café y platicando de la insoportable levedad del ser, en vez de estar corriendo como ardilla clonazepámica.
O tal cual: Charlie Brown tenía razón y la navidad es deprimente.
Con o sin Snoopy.


viernes, 25 de noviembre de 2011

PROM QUEEN

"...Fucked around and turned me down.
'Cause she did'nt think I could play the part..."
Lil Wayne.
Es una imagen muy norteamericana el anhelar ser "La reina del baile".
¿Y qué significa ser la reina del baile? A los 16/17 años parece que lo es todo; significa que eres la encarnación de la perfección escolar, más allá de la inteligencia (¡ese estorboso "accesorio" que nadie quiere usar a esa edad!) y la aceptación popular.
Pues nada, que ser la prom queen es un estatus que en su momento, todas secreta y públicamente anhelan y que causa mucho desgaste emocional y enormes conflictos que se disparan a través de los años.
Pero no sólo es asunto de mujeres, caballeritos, permítanme tantito. El deseo de ser popular es un deseo sin sexo y sin distinción. El ser admirado es un atavismo tan arraigado en el humano (y en los pavorreales del museo Dolores Olmedo, debo aclarar... digo, porque no quiero tener problemas con ellos, tan fanses de ésta  H.H.H Gatería) al grado que sólo hubo un hombre que dijo "nel, a mi no me late ser popular, pero ps no lo pude evitar y ¡miren en dónde acabé!"
Y hago referencia a los bailes de graduación porque, según mis propias experiencias, la fiestas de graduados fueron los lugares en donde pude brillar con vestidos TAN lentejuelosos y ser todo lo extrovertida que mi maldita timidez me permitió.
En cada uno sentí que partí plaza y bailé, reí y me sentí admirada y reconocida.
Pero no fui la reina.
Y ¿saben por qué no? (no, no porque esté bien pinche fea... o sea, igual y sí, pero esa no fue la verdadera razón) sino porque ello no fue mi objetivo ni en ello se me fue la vida.
O sea, tranquilamente la vida me enseñó que mis amigos no estaban a mi lado por ser la más popular, pachanguera, fiestera y cachonda del grupo, amén de la más desmadrosa. Los enemil novios que tuve en mi haber no me siguieron por mi físico (que sin temor a la verdad es bien average), ni por mi cueeeerpazazo exhuberante (el cual, sin hacerme menos o más es tirándole a gordibuena), ni por tener unos super mega ligerísimos cascos (expresión que a la fecha no se que signifique pero que los literatos populares del siglo pasado la usaban a la menor provocación, sobre todo al describir a la mayoría de sus musas).
Se que todos ellos estuvieron (están) conmigo por una bien sencilla razón: AMO SER DANA JUAREZ SALAZAR, con defectos y virtudes, suave como gaviota pero felina como... jajaja...¡ya, en serio! me encanta la persona con la que me acuesto y despierto los 360 y tantos días del año, desde hace 31 años.
Aunque a veces no esté de acuerdo conmigo misma, o me haga llorar o me mate de la risa.
Gracias al cielo pude darme cuenta del enorme trabajo que significa el tratar (ya no digamos lograrlo) de ser la más pipiris nais de la elementary school de la vida. 
Pa' pronto, que yo -aunque lo hubiese deseado- no tenía material de prom queen. 
Sin embargo, se que lo más sexy de mi son mis neuronas, a las cuales pido mil veces perdón en el día por hacerlas trabajar tanto en la comprensión de un mundo mejor (para mi y Mateo, mayormente) y en el eterno deshoje de la margarita "le gusto/ no le gusto".
Y fuera de la uña postiza, el bra que levanta chicharrones, la faja que aplasta la panzota llena de tamales & tortas, mujercitas (y hombrecitos) en serio, en serio... la vida SIEMPRE es una eterna pasarela, sí. La vida es el eterno vernos bien/vernos mal, pero no por ello signifique que somos y existimos gracias a nuestra apariencia física. Qué padre contar con un bello rostro y un hermoso cuerpo a los estándares de la realeza europea. Qué padre contar con ese físico bajo los estándares de belleza de las tribus de Papúa- Nueva Guinea.
Finalmente, cada quien es la reina de su propio baile de graduación que se llama "vida diaria" y -creánmelo- cada una tendrá a la pareja soñada del "ball". (¿Ya?)
Y por si aún lo dudan, salgan este día y dénse el chance de que alguien les dedique una mirada bonita -y luego no lo denuncien por acoso sexual, dije "mirada bonita"- para confirmar eso que ustedes mism@s ya lo saben:

"You can dance, you can jive,
having the time of your life.
Ooh see that girl, watch that scene,
dig in the dancing queen..."


P.D. Mañana bailaré, brillaré y disfrutaré lo que mis 31 años me permitan en la prom de la Facultad de Medicina de CU, generación 2007-2011. Y sí, aunque les lleve casi 10 años de diferencia a las amigas de mi hermano David, ésta treintona será la dancing queen...
JA!


miércoles, 23 de noviembre de 2011

CORRO, VUELO, ME ACELERO...

Formula: DANA (u.u) + ¡UY! (o_O) = DESPISTE SEGURO (O_O)
Ya es algo bien probado, algo bien sobado; es el detalle sine qua non que me acompaña desde que, en prepri "A", el cumpleaños de Israel -el compañerito que me gustaba- se acercaba y a mi se me caía el regalo en el metro (¡Oigan, no frieguen! ¡Chútense el recorrido desde Cd. Neza si progreZa hasta Gelati, en Chapultepec y me dirán si no se pierden hasta virginidades en el apachurrón de Pantitlán a las 06:00 de la mañana!)
O sea, que a mi me pierden mis emociones.
Pero no se espanten, tampoco es que de repente me vean toda emocionada y ya se me está olvidando hasta respi...ok, si. También se me olvida respirar. (De ahí la razón de ser de los suspiros cuando uno se encuentra, pues digamos..."ilusionad@" con un@ chamac@")
Ya estoy viendo algunas cejitas arqueadas, eh? Seguramente se están preguntando -porque yo se que esas son cuestiones bastante más importantes que el oso de Elbis Esthercita en el velorio de su mero valedor y posterior vapuleador "Jongui"- que qué rayos ocurre en el penthouse de mi ser.
Pues, amigos, nada más y nada menos que... eso. Emoción en estado puro, emoción en colores que al nombrarlos, te dejan el sabor de la fruta recién cortada. Como cuando paladeas lenta y voluptuosamente una copa de vino tinto, con dejos de chocolate y frutas rojas.
Y bueno, no es que sea irresponsable y que en cinco minutos tendré por enésima vez a mi celular flotando en el tinaco, o que sin querer vaya a poner una manta en el periférico diciendo: "¡Hey mundo, estoy MUY feliz!". O sea, #Not. Pero finalmente las emociones traen consigo música nueva, intoxicante y...
¿Que ya le baje cinco rayotas a mi entusiasmo, de favor?
Ah, ok.
.............................
.............................
¡Awwwwwwwww!
......
Nomás pa' que se den un quemón:

Ya, me largo a dormir...

lunes, 21 de noviembre de 2011

EL ABUELITO MURIÓ.

Es difícil entender la vida cuando los trancazos de la misma te revuelcan una y otra vez, ya lo he dicho, pero cuando llegan noticias de éste tipo, la vida adquiere un significado que no necesariamente puede catalogarse como bueno o malo. Será algo tan neutro como Suiza o la grasa para bolear zapatos; será una idea preconcebida en la cabeza de cada ser vivo en el mundo o simplemente el conocimiento diario de que no es tan fácil inhalar y exhalar en esta tierra sin pagar una cuota de sacrificio.
Será el sereno, la verdad es que el abuelito murió y yo estoy tratando de descifrar lo que siento en estos momentos. Momentos en los que me encontraba tratando de pasar desapercibida, sin brillo y sin demostraciones de mucha existencia por alcanzar la paciencia de algún santo, que me diera un poco de paz a mi alma recién agitada.
Y de repente ¡cuaz!
Que me dicen: "El abuelito murió desde hace 20 días..."
¿Veinte días?
¿Qué estaba yo haciendo hace 20 días? Seguramente azotándome por el precio de los tomates y las acelgas, o contando obsesivamente los minutos faltantes para sacar el pollo a la naranja del horno.
Veinte días es casi como decir "El abuelito murió hace 20 años y tú nunca lo supiste".
Porque es cierto, me formé cómodamente en la fila de los "al fin que ni es mi bronca" y dejé que "los mayores" hicieran el trabajo sucio.
El abuelito que murió fue el papá de mi papá. Claro que lo conocí, ya de grandecita a los cinco años, tal vez.
Mi hermano y yo somos los únicos nietos que lo conocimos y tal vez los únicos cuyas bocas chimuelas adornan las pocas fotos que hay del abuelito David.
No se, fuera de platicas sueltas en donde aparecen esbozos de situaciones como la abuelita Ofe embravecida, yendo a quemar la ropa de él y su nueva mujer, lo que realmente haya ocurrido en esa vida. Sólo se que cuando tuve conciencia, mi mamá me dijo que "de eso no se habla, tu papá no lo dice". Y así es que dejé de indagar y de extrañar el porqué mi papá no tenía papá.
Ahora, el abuelito murió y me da vergüenza la pena que siento, porque nunca fuí para buscar a un ser que en vida ya llevaba el estigma de fantasma. Y me duele más mi papá, que en vida nunca quiso saber del ser que se desvaneció entre bruma y sueños infantiles, dejando una cicatriz otrora invisible y hoy, francamente muy presente.
Veinte días nos separan de la vida y la muerte. ¿Cuántos días más dejaré pasar por esperar a que ocurran las cosas?

viernes, 18 de noviembre de 2011

El Ocaso de los Dioses (Post amenizado con música del Grupo tropical "Nietzsche"... se pronuncia "NICHE", gracias.)

¡Oigan ya, ¿no?! ¡Déjenme descansar tantito, no sean ingratos!
¿Cuántas veces nos hemos leido en ésta semana? Como muchas, yo diría...
Larguémonos todos a despilfarrar el dinero en el Buen fin del mundo. Total, antes de que termine el año a todos nos cargará Pifas y no habrá necesidad de pagar lo que ya nos chutamos. (Me acordé de la palabra "chutódromo"... casi como "dopádromo"... jajaja!!... Cucú!)
Bueno, pues en vista de los acontecimientos políticos de la semana, en donde regresa el hombre que unió a México en una sola voz al grito de "¡Que se quiten de Reforma!", quiero aprovechar para contarles una anécdota que me está quemando el alma desde 1988.
Resulta que mi infancia transcurrió entre Nezayork e Insurgentes Centro (así o más cosmopolita, ¿eh?). Así que la ingenuidad que se gestó en mi desde los 2 años, tiempo que viví en Cd. Neza, vivió su pico más alto cuando a los 7 años y ya viviendo en la city, se aproximó el periodo para reelegir ¡ah, no, perdón! para elegir Presidente de la H.H.H. República de las letras de cambio y artefactos voladores no identificados (AVNI), osease, de México lindo y querido.
Bien, pues resulta que mi locura e ineptitud social no son de gratis -¡faltaba más!- sino que son el resultado de una serie de eventos, si no desafortunados, si bastante chabacanos.
Que, viéndolo ya a la distancia y sobre un diván de psicoanálisis, ahora ya me causan risa. Cosa que no pasaba cuando los padecí sin decir "agua va". Y es el caso que de niña, mi padre era -como yo creo que el de la mayoría de los niñ@s- mi súper ídolo infantil (o sea, el papá de cada quien, no vayan a pensar que mi apá era el "Chucho Cuerero" de toda la infantada ochentera) y cualquier cosa que dijera era LEY para mi (*ella contiene un suspiro y una lagrimita asoma a su ojito Remy)
Pues nada, que por esas épocas cuando yo le preguntaba a mi papá que qué quería hacer de su vida (además de un papalote...jajaja!) o algo parecido (no creo que tal profundidad heggeriana fuera propio de una niña de siete años), él respondía muy seguro que "sería Presidente de la República".
Y no sólo me lo decía a mi, sino que toda SU familia estaba en conocimiento de tal anhelo, ¿verdad? y si no lo alentaban, por lo menos no se lo desmentían.
Quiero aclarar que mi papá no es el lunático que se están imaginando -y que yo creo que erróneamente estoy describiendo-, simplemente es súper bromista. Y claro, mi ingenuidad era el blanco perfecto para sus siempre constructivas y jocosas bromas.
Así que imagínense a una Dana chiquita, con su faldita tableada, sus dientitos de conejo y de trencitas, yendo a la escuela a repetir como lorito, que su santísimo padre iba a ser Presidente de la Nación, como lo cantaba Miguel Mateos.
Claro, aquello fue todo un acontecimiento. Las compañeritas envidiosillas me malmiraban, pero ni así lograban captar el sarcasmo porque yo misma estaba creída de tal cosa. ¡Bueno, ni la maestra pudo tener el sentido de común de despertarme de mi fantasía, carambas! Cada que sacaba a relucir el tema -que era en todo momento pues el país entero era un hervidero de comentarios politiquillos-, mis amiguitas envidiosas trataban de razonar conmigo con preguntas retóricas del tipo: "Y si tu papá va a ser presidente, ¿por qué vienes a ésta escuela? (porque en ese año asistía a  la muy famosa "Florencio M. del Castillo, escritor y gran patriota") y ¿por qué no te compra una mochila más bonita (que en ese tiempo usaba un adefesio de cuero café HORRIBLE, elegido por mi mamacita, que era "mucho más útil y duradero" que la simplona bolsa de Snoopy), eh?"
Puuuuts!!
Total, que llega el día fatídico en donde, como media de señora fodonga, se cae el sistema...
¡Ay!
¿Y quién resultó gandor, queridos menos cinco lectores de siempre?
Obviamente no fue mi papá. Eso lo sabemos de sobra.
Los efectos colaterales no los iba a racionalizar hasta ya bien entrados mis veintipico años, pero en ese momento maldije a Salinas de Gortari por, no sólo ser el presidente más raro que había visto (ok, sólo tenía conocimiento de Miguel de la Madrid y se me hacía un señor bien guapo) sino porque gracias a su "triunfo", me gané la burla y la rechifla de la clase (y no política... de ella sólo hubiera obtenido una miradita de lástima) que, en un claro ejercicio de democracia, me aplicaron la ley del hielo por bocona.
Obvio, llegué a mi casa hecha una furia, ya ni me acuerdo si lloré o no -I guess so- pero recuerdo perfectamente el sentimiento de impotencia y desilusión por tener un papá que NO iba a ser presidente.
No se cuanto me duró la decepción y el enojo hacia mi papá. Yo creo que no mucho pues el siempre ha sabido cómo llegarme para no estar alejada de él por mucho tiempo y hasta reirme de sus disparates.
Lo que me queda como moraleja, en este punto de mi vida, es que los niños no sólo son seres crédulos o inocentes. Son los únicos que creen ciegamente que los sueños- por más absurdos que éstos sean- son posibles, sin cuestionarse el qué, cómo, cuándo y por qué. Y que tan maravilloso don lo llegamos a perder con los años, cuando a fuerza de tropezarse una y otra vez con "la realidad", dejamos que la inercia nos lleve hacia donde su inerciosa gana le de.
Ya se, no a todos les pasa esto y que no todos lo comparten. ¡Bien por los que persiguen su sueño diariamente, sin importar qué tan descabellado u imposible suena! ¡Bien por los que conservamos el espíritu juguetón de la infancia y podemos imaginarnos en escenarios tan distintos de los que nuestro panorama nos ofrece!
Sólo por hoy ahorrémonos el sarcasmo y la ironía hacia los sueños de los demás.
Recordemos: calladitos nos vemos más bonitos y el silencio siempre nos deja conectar con nuestros más puros anhelos, aquellos que no se atreven a salir tan seguido por temor a una rechifla...
Feliz fin de semana, queridos!





miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL PURO VACILÓN...

¡Ratas!
Hoy fue un día particularmente weirdo.
No me explico el hecho que, habiendo cursado seis años de primaria, tres de secundaria, cuatro de preparatoria (cof, cof, cof) y cinco años -en teoría, recuerden la holgada huelga en la UNAM- de la carrera, amén de cursos de lectura veloz (ardo de la vergüenza, Kary Márquez), cursos de inglés, de francés, de análisis transaccional, de pruebas psicométricas, de macramé occidental (cualquier cosa que eso signifique) y de Palitos 1 y 2,¡¡ aún siga sin distinguir los númeroooooos que me enseñó mi santa madre a punta de escobazos a la tierna edad de 3 añoooos!!
Este post debería llamarse "El efecto pirámide a la inversa".
Todo comenzó por mi estrambótica y muy resobada manía de querer resolver el mundo en dos minutos (¡Bueno, carajo! ¡Ni el Vichente Fots con lo de "Chapas"!) cuando en realidad ya llevaba dos horas de retraso y perdida crasamente en el laberinto de mis impulsos.
Para no hacer más iris, les diré que el número telefónico más importante de las nueve de la mañana, iba MUY MAL ANOTADO en mi libretita (en el celular no, porque ya ven cómo soy para perderlos.) Y por eso digo que no me explico cómo habiendo pasado más de la mitad de mi vida anclada a un pupitre, a la hora de las complacencias mi vista me jugó una pésima pasada.
Total que muy segura de las cosas, me lanzo a otra cita que tenía a las diez de la mañana y que por mi salud mental, era de basta prioridad acudir. No se por qué me sorprendí pero, el periférico a esa hora era ya el estacionamiento de siempre y no tenía manera de avanzar; simplemente parecía que lo que había comenzado con un prometedor día, se estaba convirtiéndo paso a paso en el día más apestoso de mi vida.
Ps qué les digo que les suene diferente al pensar en mi... Se me terminó la gasolina, venía con el foquito prendido y la alarma zumbando a todo volúmen y yo sudando de desesperación, con el teléfono en la mano para avisar que no llegaba, sin poder comunicarme con el teléfono mal anotado, a punto de quebrárseme el chasis... o lo que se quiebra cuando una se queda sin gasolina... y con ganas -no, ganas no- perdón, ya llorando de la desesperación porque el túnel se me estaba haciendo cada vez más pequeñito, Alicia, y no tenía un jarabito milagroso a la mano.
Yo se que esto y más le sucede a la gente todos los días, que no es raro apuntar mal un teléfono, ser coda y no poner gasolina a tiempo, ser mortalmente procrastinadora y no salir a tiempo de casa cuando se tiene una cita importante, etc, etc, etc.
¿Por qué me tiré al drama chillando a todo pulmón en medio de Insurgentes sur y no inhalé y exhalé como siempre que me suceden tragedias, y en vez de llorar trato de pensar como Pinki Dinki Doo? No lo se, supongo que hay cosas que me vuelven más susceptible y escribirlo -y compartirlo- es una mejor forma para comprender que ya no tengo 20 años y que los impulsos de este tipo los tengo que pensar mucho mejor.
(Pero es que así se quita toda la emoción!... Help!)
Voy tratando de cambiar, mis impulsos sobre ti... (en "Aleks Sintek" mood)



lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Tú por aquí?

Ya se que no es usual que yo escriba en estos días porque usualmente lo hago los viernes (lo de escribir en La Gatería, porque de lo demás... hummm, pues ¿qué les digo?, no daré más pie para "compadecencias", jajaja)
pero como usualmente anda dispersa la mayor parte del tiempo (gracias, fuck'n DAT), es menester que ordene mi usualmente revuelta cabeza porque con tantas ideas en ella, lo más seguro es que termine con dolor intenso migrañoso y un humor de perros pulgosos que me durará hasta bien entrado el día de mañana.
Y bueno, ¿queeeé eeees lo que le aqueeeeja a ésta mujer, otra vez, se preguntarán mis siemprefielesnuncarecompensados menos cinco lectores de siempre?
Pues nada, fíjense.
La verdad es que ando dispersa por estar extraña e inusualmente feliz.
Tan es así que ¡por fin! he encontrado mi ricón favorito en mi departamentito chiquito como huevito donde -a falta de espacio- no caben dudas, complejos, culpas ni sinsabores (Ayayayayay, ¿a poco sí?) y me encuentro estrenándolo.
Es un lugar bastante cómodo, tiene buena señal para "robar" la señal de internet del vecino, le cabe re bien mi usual tiradero de hojas, plumas, lápices, libretas, crayolas y libros míos y hasta sobra un cachito para que Mateo ponga un carrito y su cuento de "Mateo el ciempiés" (que lo ODIA, yo creo que por eso lo deja aquí... maldíta sea, ¡tan caro que me costó!).
Tiene espacio para mi taza de café y el plus lo pone la cercanía con la puerta, por si quiero fumarme mi cigarrín sin molestar a nadie.
Y pues nada, como usualmente pasa, éste post no tiene ni cabeza ni pies (pero sí un "ciempiés" #guiño_y_risa_nerviosa) así que los dejo, porque todavía queda mucho por hacer por esta noche...
(Como ponerme mis paNtuNflas, aplicarme una mascarilla, comer cereal y... procrastinar el proyecto de la Bibilioteca de Aula y de Preescolar...)
En buen lío me he metido...
Como usualmente ocurre!




domingo, 13 de noviembre de 2011

Don't let me down, Lennon!


La noche del viernes fuí a dejar a mi hermano al Estadio Olímpico de CU, pues partió hacia su anhelado viaje de de-Generación.
Llovía y con la vista de topo que me cargo, pues venía rezandole a toda la corte celestial para que por favor me permitiera llegar con bien a mi destino o en su defecto, que cualquier aparatoso acccidente al que estuviera destinada a sufrir, fuera culpa de otro conductor y así poder pasar gratis unas noches hospitalizada en los mejores nosocomios del país (#AyAjá)
Ps ahí venía yo, toda tembleque, fume y fume Delicados/bien diferentes, cuando se me ocurrió sintonizar Mix FM (gusto culpable microbuseril).
La canción que estaban tocando era la sobadísima “IMAGINE” del buen Lennon.
Dicha rola no sólo se me hace de una chabacanísima ingenuidad, sino que además ¡la alucino! y tales juicios provienen de mi infancia terrible donde yo era la ñoñez andando (ok, aún sigo siendo ñoña pero ps eso es algo que JAMAS confesaré!) y me creía todo todo todo lo que saliera de la boca de los adultos. Amén de que me obligaron a aprendermela de memoria en 6° de primaria para cantarla como “despedida” de mi primer alma mater, el muy inglish Colegio Inglés Elizabeth Brock.
Y ahí me tienen, cante y cante la rola –que además la ensayaba en mi casa, con el disco original en acetato del mismo nombre, robado a mi tío Gustavo, o sea: ñoña, ñoña pero bien ratera, no?
Y haciendo especial énfasis en el “iuuuuujuuuu-uuuu” (ay dios, hasta con ojito cerrado y toda la pesca).
N’ombre, yo me sentía la próxima Lucerito en “Juguemos a cantar” o que mínimo en un viaje en camión con las gacelas del grupo Scout 137, me toparía con algún productor musical ávido de talento nuevo y cansado de artistuchas prefrabricadas como... no se, ponga el nombre de cualquiera.
Pero nel, la verdad es que la cantada no es lo mío. Pónganme a escribir un obituario pero no me pidan que cante porque, aparte que ni se y desafino peor que gorrión sordomudo, me da por posesionarme del papel y hacer bailecito y toda la onda.
Pero bueno, decía que venía escuchando la rola y dije: “ya vas, Lennon, te voy a dar chance de que me convenzas de una vez por todas de que es posible un mundo mejor”.
No se si fue porque en el trayecto me pasó de todo, desde mucha lluvia hasta acordarme que debía manejar con prudencia pues una marmotita bebé dormía en su camita, esperando mi besito de buenas noches, el caso es que ya traía el nudito en la garganta.
¿Qué pasa en este mundo que mucha gente ya dejó de soñar?
¿Dónde están los que algún día despertaron conciencias y prometieron hacer de éste un lugar mucho más acogedor?
Creo que sabemos la respuesta y que por respeto a su inteligencia (la suya de ustedes) no obviaré más en este tema.
Sólo quiero que conste en actas que cada canción que hacemos nuestra, cada libro al que desgastamos poco a poco con la mirada, cada sonrisa que provocamos –de ternura o de ironía-, es un paso que damos en pos del bien propio.
Y cuando uno se siente muy bien, pasan cosas buenas alredeor.
Como ese día en el que Lennon me dijo “...you may say I’m a dreamer, but I’m not the only one. I hope someday you will join us... And the world will be as one”
Iuuuuuujuuuu-uuuu.

viernes, 11 de noviembre de 2011

DANA ES TAN RAVEN!

Aquí me tienen, metiéndome en problemas como siempre.
Al paso de mi vida me he dado cuenta de mi capacidad para dejarme arrastra por muy obvias causas perdidas.
Qué gano con tratar de ajustar cuentas todo el tiempo? Cual es ese secreto martirio al que soy tan leal?
Como  siempre, no tengo la más remota idea y lo que es peor, tengo mucha cruda moral por no saber controlar mis impulsos y dejar salir de mi bocota las más absurdas quejas y reclamaciones archivadas en mi disco duro durante años.
Y saben qué? Ya ni importa si tenía razón en reclamar o no, porque finalmente nada he resuelto y sólo me he hundido un poquito más. Sólo me he puesto otra vez el pie. Yo solita y sin ayuda de nadie.
Hoy me paré un rato por la 31ª Feria del libro, allá por el Cenart (que por cierto, lo están remodelando. Ni falta que hace, mientras la cultura de este país siga en manos de unos poquitos) y mientras merodeaba por los stands, atiné a acercarme a un foro donde la cuentacuentos Ástrid Perellón narraba la historia de "Ricardo", un cuervo peleonero a más no poder quien en su última batalla, sale herido y vapuleado por alguien igual de gandallita y fuerte que él: el propio cuervo Ricardo o más bien, su reflejo en la laguna.
Ay!
Cumplo con el lugar común de "...todos somos nuestro peor enemigo", pero ya no quiero.
Hasta cuando me seguiré dando de madrazos yo so-la?
En fin, seguramente ni hoy ni mañana podré contestarme ésta y otras preguntas igual de ontológicas pero, los conmino a que visiten la feria y compren libritos infantiles para sus hijos, sobrinos, primitos o ahijaditos.
Procuremos que lo que caiga del cielo sean letras, rimas y versos y no funcionarios públicos.
Si se puede! Si se puede!

domingo, 6 de noviembre de 2011

PONIÉNDONOS AL DÍA (¿Y A LA VANGUARDIA TAMBIÉN?)


Caminaba cual gacela salvaje sobre Av. Insurgentex. Un abrigo rojo resguaraba mi cuerpo del frío
Era el ruido de mis tacones a paso seguro lo que el pavimento agradecía y no la turba de mushashillas sin oficio ni beneficio, paseantes del hundido Parque Hundido.
Sentíame segura del mundo glamourouso en el que habitaba, donde seducir online era, no un capricho juvenil, sino un modus operandi para glorificar lo que Jasquiere llamaba “el status quo del bon vivant”.
Pero nada, nada me hacía pensar que un día viviría de manera antípodamente real.
O sea:
Me encuentro escribiendo esto en domingo cuando debí hacerlo en viernes (gracias maldíta úlcera péptica de merde).
Que ahora divido mi semana entre los días que me tiro al drama y los días en que hago actividades que me permiten tirarme al drama.
Lo más fabuloso de mi extraña semana fue comer la oaxaqueñísima (y por lo tanto MORTAL) comida de día de muertos de mi abuela Ofelia.
En estos precisos minutos estoy sufriendo las consecuencias de ser una madre descuidadísima y cero multitask porque, imagínense que yo, trepada en la ola llamada “soy una mamá bien cool que lleva a su hijito a merendar al Jarocho de Coyo, porque no sólo es su hijo, sino que también es su partner, su  brother, su cómplice del crimen; aquel al que le platica ondas bien filosóficas y ven juntos las estrellas, poniéndoles nombres como “La Gran Panchita” ó “Changuito 22””... ¡¡resulte bien torpe a la hora de asignar el chocolate y el capuchimoka y termine dándole cafeína a su querido vástago!!
¡¡Razón por la cual el pequeño Mateous se encuentra hiper activo cual hámster en ruedita y yo me estoy jalando de los cabellos porque estoy hasta el sóquet de la putísima semana que me tocó protagonizar y todavía estoy trabajando horas extras en la chamaba llamada: “mami juega conmigo a lo que se me ocurra y si no, ps lloro”!!
Arghhh!
Creí que con el Vextor vería las cosas de color rosa, pero nel.
Cuando se toman antidepresivos después de años de jurar que “ahora sí los tomaré, porque me esta llevando el carajo... ok, puedo vivir otro tiempo más así”, espera que éstos solucionen aquello que uno no quiere cambiar. Y me da tanta risa haber pensado así al principio, porque sin más ni más, casi estoy volviendo a creer que los reyes magos me traerán (ahora sí) la casa de la Barbie ochentera (sí, ya saben! Aquella que tenía elevador y era en forma vertical porque ... lalala...)
Duro ranazo es el tener que afrontar la más realosa realidad, sin las armas a las que yo ya estaba acostrumbrada (como la negación, la disociación, el narcicismo...et al) y de paso verme envuelta en  los eternos problemas de toda la vida: el de madre vs hija, suegra vs nuera, buena amiga vs mala amiga, mal esposo vs buena esposa (que no solo es buena sino buenísima. Carambas, si no lo digo yo, ¿quién?)
En fin, hay tanto que quiero contarles pero una bala de pintura ha hecho diana en la pantalla de la lap justo en éste momento y si no cuento hasta diez mientras inhalo y exhalo por la fosa nasal izquierda, un pequeño niño terminará durmiendo en el jardín.
Con su madre haciéndole segunda, claro está.
¿A poco creen que soy tan desnaturalizada?
(Ok, guárdense su respuesta, gracias.)

viernes, 28 de octubre de 2011

USE YOUR ILLUSIONS.


Cuando era niña, los juegos de manos no eran de villanos.
 El foreplay no era un asunto que en ese preciso momento nos importara o que siquiera imagináramos algún día conocer.
Era común entonces que dos o tres escuinclas se pusieran a repetir como loritas aquello de que un marinero se iba a la “mari mari mar” para ver lo que podía “veri veri ver”. Sin tener conciencia que, efectivamente, lo menos que vería el marinero en comento sería el fondo de la mar.
Pero bueno, nosotras felices de la vida jugando a chocar las palmas de las manos mientras recitábamos cosas TAN llenas de sentido y lógica aristotélica (amén de un compendio de geografía que haría envidiar al mismísimo Descartes) tales como: “ En el mercado de La Bom-ba, hay una zapaterí-a, donde van las chicas gua-pas a tomarse las medi-das”. O aquella de “El gallo y la gallina se fueron a Portugal; el Gallo iba de botas, la Gallina de delantal...”
Lo confieso: mi favorita era aquella de “Corona, cerveza... ¡Media vuelta! A la chiquiri chiquiri chiquiri, a la chocoro, chocoro, chocoro...”
Pero quiero decir que aquello era una especie de “hermandad mujeril”. Dicho juegos nos acercaban y nos mostraban lo buenas compañeritas que las mujeres podíamos ser entre nosotras. Sin necesidad del viboreo o de la zancadilla. O de robar maridos (¡Por Dios! ¿Alguien sigue creyendo que los maridos “se roban”?)
Ya más grandecitas, los rituales a compartir tenían que ver mayormente con “ya sabes quién” (Y no, no me refiero a Lord  Voldemort) Es decir, al chico que nos gustaba.
Y tales ceremoniales “ahoy” se siguen practicando (¡y con idénticos resultados!) demostrando la capacidad femenina para amar, para comprender lo que es el amor y las armas que se usan en pro de dicha búsqueda.
Como  el culto a la tapita del refresco de lata a la que le dabas ene mil vueltas recitándo el abecedario, para que en el momento que se desprendiera, revelara la letra del interfecto que suspiraba por ti. De tal manera que si te caía en la letra “O”, ya sabías que tu “uyuyuy” seguramente se llamaría “Osbelio”. ¡Y te la creías!
O que tal aquel en el que traías un “cuerito” (les estoy hablando de los noventas, c’mmon!) con un dije y que justo cuando el dije, en sus múltiples andanzas por tu cuello tropezaba con el nudo cueroso, a la de ¡ya! debías tener a una amiga a la mano para ocupar tres azarosos dedos en los cuales depositarías todas tus adolescentosas ilusiones, ¿cómo?, fácil y sencillo: Pedias sus tres dedos; a cada dedo dabas el nombre de uno de los chicos que te gustaran (sí claro, ¿a poco creían que la infidelidad era asunto exclusivo de mujeres casadas? ¡A los catorce años también se pone soso hasta el más “papacito”!) y le pedías que bajara uno, al azar. El que bajara ella, sería el “mero mero”. Bueno, posteriormente, pedías que los volviera a subir asignándole a cada dedo el sentimiento que “El Elegido” sentía por ti: AMOR-AMISTAD-ODIO. ¡Ouuu!, eran momentos angustiosos pues por más “heartbreaker” que se fuera, el ego es el ego.
Ya, pasados esos tortuosos momentos –y en el caso de que saliera “AMOR”- las amigas reían con complicidad y se abrazaban, listas para enfrentar al mundo.
Extraño esos momentos de inocente amistad femenina. A veces nos hacemos bolas con conceptos como “éxito económico”, “un buen trabajo”, “un excelente partido”, “maternidad feliz”...
Y nos olvidamos que la vida tiene que ver más con un éxito trascendental como ser humano. Con aquello que nos hace felices en el momento, puesto que la felicidad permanente es para uso exclusivo de los habitantes del Fray Bernardino.
Quisiera volver a aquellos días en los que mi prima Lluvia y yo llevábamos a cabo dichos rituales en pos de “aquellos chicos queretános” y que nuestras expectativas de felicidad eran las de salir a dar la vuelta a la colonia y topárnoslos para poder platicar un rato. Y –of course- ¡robárles unos cuantos besitos!

viernes, 21 de octubre de 2011

Perdemos, porque seguro no ganamos...

¿EH?
Y 'ora qué dislates se le han ocurrido a ésta mujer, se preguntarán ustedes.
Ya, no necesito que me lo recuerden. Este blog otrora rebelede, sarcástico y chacotero (amén de irracional y campechano) es ahora una mezcla bien bizarra de Oprah y Dr. Fil, o ya de perdis, de la ¡Señorita Laaaura! (tú no, amiga Laura, I swear it)
Lo siento, manitos, la neta todo es producto de los muy interesantes cambios que estoy experimentando a nivel cerebral.
Y pues para no perder la costumbre, esta entrada no será la excepción.
Así que todos agárrense de las garras y ¡bailemos una danza dedicada al sol, con copal y la música de los putumayos chill out, bien acá!
Ja ja ja. Ya, ya, ¡quieeeeetos, nerones! Quiero burlarme de que esta semana me tomé muy en serio; en parte por el día mundial del cancer de seno (donde no sólo me tomé "a pecho" sino "EL pecho") y en parte porque me gusta de repente sentir que el universo conspira para que yo deje de andarme azotando en las banquetas por cuanta cosa no resolví en mi pasado, pero a la vez maldigo mi suerte y termino escupiendo hacia el cielo -con el obvísimo resultado de siempre, además-.
Pues nada, que el domingo me dicen: "órales, vas. Te toca ir con los suegritos y desayunito y tal, ¿no?
Ahí me tienen, pariendo chayotes para poder llegar temprano después de una desveladita con mis primas el sábado anterior. Y francamente, mi corazón no está abierto para dar. Tal cual.
No doy porque no quiera, no pueda o no tenga. Simplemente el momento que vivo me indica que no conozco la generosidad y que es mejor que me resguarde del resto de la humanidad para no pasarla a perjudicar. ¿Más? Sí, más.
Tonces, yo azotada conque los suegritos y mejor me dedico a revisar mis asuntos y ai' se ven un ratito, les dejo al chamaco y ¡abur! A desaparecer de escena porque si permanezco ahí, ¡me los como! (Sí Marmota, lo siento. De veras)
Pues bueno. Muy mona yo, empiezo mi semana conque la agenda ahora sí la tengo llena -pura chaqueta mental de la escuela de mi hijo, debo decir- y qué bonito, qué cuquito.
Pero yo nomás no disfrutaba nada.
¿Por qué? ¿A caso no era lo que pedía hasta hace poco? De nuevo la "ocupancia" mental para no andar pensando de más (¡Y peor, pensando mal!) Al parecer mi alma no estaba de acuerdo con tal proyecto, porque se negaba a abrirse, a sentir bonito.
Y quiero decirles que es muy tortuoso el tener exáctamente lo que pediste SIN saber para qué lo pediste y en el último caso, sin saber qué hacer con lo que pediste.
Mi semana -como la de la mayoría- estuvo muy movida, la verdad. Anduve para acá, para allá, me di tiempo para llorar dos veces a grito pelado, fui a terapia, a curso de mi hijo, más actividades extraescolares, platiquitas "adultosas" con las mamitas "buena onda"... Pero yo sigo con la sensación de que la vida me sabe a melón...
Y en el mejor de los casos decidí que es mejor compartirlo pa reir, que guardarlo pa que se pudra y entonces sí, ponerse a llorar.
Again!
P.D. La Gatería sale temprano, no por insomnio, ni falta de presupuesto. Vamos, ni siquiera porque me esté azotando en éste preciso momento. Mañana tengo cita para ir al Teatro con el grupo de mi hijito y (lo juro) ¡quiero disfrutarlo!






viernes, 14 de octubre de 2011

PAREJAS DISPAREJAS

Cliché de bostezo: te casate/amarraste/juntaste con alguien que no es tu cada cual.
De este hecho te has dado cuenta a la primera vez que no dejó la tapa del baño arriba o abajo -según sea el caso- y ahora pides el divorcio alegando "diferencias irreconciliables". Juras que el fulano o fulana es un inútilbuenoparanada, bien te lo decían tus padres, inocente criatura, pobre de ti. Sueñas con encontrar -ahora sí- al hombre (¡bueeeeno, o mujer!) de tu vida y que con él SÍ "la vas a hacer".
Órale... ¿es así? Pues fíjate que no.
Para empezar, cuando la relación entra en crisis no es sólo por culpa de uno sino más bien de los dos.
Porque cuando tú ya te percataste que le echa más chile habanero a la comida que antes y te asombras de que el o ella (o ello) coma otra cosa MUY diferente, es porque -cariño- ya estás siendo historia.
Y si no es así, entonces dime por qué cada día te quedas más tiempo en la escuela/trabajo en vez de llegar temprano a casa y disfrutar unas románticas horas de lluvia (entendiendo por "románticas", que te chutes la novela o el partido de futbol de la muy cuestionable selección mexicana)
¡Ah, el amouuuur!
Segundo punto: si crees que con otr@ sí la vas a hacer, permíteme decirte que estás bien equivocad@.
Está comprobado que el ser humano es el animal que vuelve a tropezar con la misma piedra no una, sino infinidad de veces y que, lamentáblemente, las mismas actitudes negativas que llevaste a tu pasada relación, las seguirás repitiendo hasta la náusea, mientras tú no vayas a terapia y sepas en qué la estás regando.
Ya, no hay más. No es 100% culpa de la otra persona el que la relación se haya ido al caño como la reforma electoral, noooooo.
Si en verdad quieres "hacerla", mejor primero conócete a ti mismo y luego te embarcas en el proyecto de cambiar a tu pareja "para que ya no la riegue".
Y, si como una servidora, te encuentras en el punto medio de la relación, te recomiendo la terapia individual y luego de pareja.
Porque no hay nada como saber en qué falla uno para después corregirlo -por la propia voluntad- en aras de procurar un mejor clima parejil.
La verdad es que tengo la suerte que Marmota haya accedido a ir también. Cada quien toma sus sesiones por separado y lo único malo es el clima de regreso a casa.
O la envidia, mía por supuesto, de ver que de su lado está saliendo el sol mientras que del mío, una nube negra me está pintando "huevos".
Es difícil, de hecho muy difícil.
Más cuando ingénuamente Marmota platica relajadamente su sesión con "Vicky" y sale a colación su primer amor.
Que claro, no soy yo, of course.
Pero ps bueno, todo sea por el amouuur.
A una misma, que quede claro.

viernes, 7 de octubre de 2011

Una de vaqueros...

Empastillada.
Así me la he pasado desde hace dos semanas.
Por eso es que La Gatería no maulló la semana pasada.
Digámosle adiós a la parte de mi cerebrín que me hacía escribir jocosamente y sin temor al "qué dirán".
...
Leí en el muro de Carmencita Pimentel (su "muro" de feisbuk, no vayan a creer que mi amiga aparte de abogada, es vándala por las noches) que las canas son sexies.
La neta es que hasta hace un mes, la hubiera declarado loca, insana y le pediría a su mamá que le tramitara la interdicción, para así mandarla al "Fray Berna" y procurarle "Calidad de Vida" (¡áaaaamonos aí!), pero lo cierto es que de repente noté que sí, que las canas son EXTREMADAMENTE sexies.
Más cuando vienen acompañadas de un título de Doctor en Cirugía General (no pidamos mucho) y una voz que encantaría a la serpiente más regeja.
Puede que no compartan mi altamente cuestionable opinión -que además está totalmente parcializada al proceder de un cerebelo casi inconciente- pero no me dejarán mentir que hay de canas a canas.
Las canas del muy respetable doctor Narro están para llorar mientras que las canas de... ehhhmmm, digamos Jeremy Irons son una delicia visual (más cuando lo miras actuar salvajemente en "Lolita"
. Son canas que te dan ganas, dice la revista Chilango.
Y ya, fin de la Gatería del día de hoy.
(volvamos a dormir)
*Silbatina y voces que gritan "que devuelva las entradaaaas"...

viernes, 23 de septiembre de 2011

Birthday girl.

Ya lo saben (y si no, aquí ahorita se los cuento), mañana cumplo la fabulosa cantidad de 31 añejos de rodar -literal- por éste mundo, cual vil piedra circundante. Sólo que con la mitad de vitalidad de la que Mick Jagger hace gala y con tres tercios de sus arrugas. Ok, no-no, tampoco es para tanto.
Si vieran lo difícil que es tragarse palabras dichas hace un año, o mirar tantito atrás y avergonzarse de la poca conciencia que una tuvo hace exáctamente la misma cantidad de tiempo que dije en el renglón anterior.
Hace un año me quejaba porque en vez de llevarme a la playa, me habían regalado una camioncita; mis problemas eran tan banales que el tiempo lo ocupé en preocuparme por situaciones vividas hace tantísimos ayeres. Me empeñé en que mi foto apareciera en la definición de la palabra "nostálgica" y paseé mi buena suerte de niña mimada por la vida por cuanto mall, baño público y mercado de fritangas se atravesó por mi camino.
Pero bueno, si algo me dejó el que la vida haya tenido a bien obsequiarme unos cuantos putazos es el hecho de decir "peor está la pobre Violetta..."
Y ¿quién es la "pobre Violetta", se pregunta usted, finísmo lector? La pobre Violetta es el arquetipo de los culebrones españoles que, a Dios gracias, no llegan a éste guapachoso país, pues para eso basta y sobra con Lucerito y sus melodramones, ¡carambas!
Y ya entrados en materia, quiero pensar en lo mucho que se gana al cumplir años, pues no sólo está el hecho de que comas gratis en ciertos restaurantes de dudosa reputación, o que toda la familia aplace sus muy importantes citas para estar contigo este día, contemplándote sin decir palabra, sólo porque es tu cumpleaños. ¡Y bueno! qué decir de los amigos que se acuerdan de uno y llaman para felicitar. Neta, ese es mi mejor regalo. (No se crean, eh? en verdad quiero que me regalen cosas, cositas y cosotas. O con un certificado de regalo de Hiper Lumen me conformo).
Ya en serio, recordando todos mis cumpleaños (hasta los que arruinaste) no me queda más que seguir agradeciendo al O2, al Big Bang, y a la Teoría del Cosmos, el seguir con vida en éste apestoso planeta.
Con sus aciertos y sinsabores, con sus fracasos y derrotas. He vivido como he querido y como dijo Frank Sinatra, ha sido "My way".
Gracias.
P.D. Espero sus regalos en el Parque de los Venados mañana a las 14:00. Habrá piñata y pastel.





domingo, 18 de septiembre de 2011

No es viernes.

Eso es más que obvio. En una escala del uno al cuatro en obviedad, la verdad es que ésta frase saca un cinco.
Alguna vez habría advertido a alguno de mis menos cinco lectores más cercanos, que la única manera en que La Gatería no fuera publicada en viernes sería porque hubiera muerto.
Pues casi casi.
El miércoles operáronme de una rara dolencia que los doctores aún no logran descifrar (y si continúo en mi necedad de conservar la muestra en formol, arribita de mi refri, pos yo creo que nunca lo harán)
Así que el viernes, bendito dios, me encontraba sedada.
Pero las cosas van y vienen -así como el dinero y el amor pero ese es otro cantar- y de pronto es que he recobrado la conciencia y con ello, la dolorosa vuelta a la realidad.
Un domingo siempre es deprimente, pero cuando viene precedido de unas largas (y dulces, debo agregar) horas llenas de anestesia y supradol sublingual, aquello adquiere tintes de "no mmes, quiero dormir cansado para no pensar en ti".
"¿De qué carajos se queja ahora?", se preguntan ustedes (o tal vez no), bueno es que como siempre que ocurren sucesosnotoriamenteimportantes en mi vida, todo de nuevo se convierte en... ci, ei, ou, es.
De todas maneras te vas a enterar, doc, así que te enumero los mil y un "don'ts" post operatorios y vamonos riéndo:

  • Después de que me trozaste y cosiste mi piernita, tuve a bien comerme una empanada de pollo con mole y un yogourth de zarzamoras. No fuera ser que me desmayara por no traer bolo alimenticio.
  • Camino a casa, atravesé Coyo y una Librería de Viejo se cruzó en mi camino. Con vendaje y toda la cosa, descendí de la camioncita en movimiento y me introduje en ella. Louise May Alcott duerme en mi baño bajo el título "Una muchacha anticuada" y "Juventud". Este último, bodrio de la literatura universal ñoña y beata. Aclaro que AMO a Ms. Alcott y sus "Mujercitas" y "Hombrecitos" (con sus consabidas continuaciones) pero que con éste título nomás no me entendí.
  • Dormí sedada como bien lo recomendaste durante el resto del día... hasta que Matius salió del Cole.
  • El jueves, contrario a tus advertencias/amenazas, acudí al festival patrio del Mats, únicamente para hacer el berrinche de mi vida, puesto que de los millones de dólares que pago por concepto de "colegiatura" ninguno sirve para que mi hijo pudiera salir a bailar "La Raspa" con el resto de su grupo. La razón: mi hijo de genética envidiable, es el más alto de su clase. Lo confundieron de grupo, gracias. (Por cierto, me receté unas tostadas de pata. ¿Dieta blanda? ajá, sí como no)
  • El viernes caí en un sopor comparable al de locutor de música vernácula con aspiraciones de Director de música de cámara. O sea, tuve a bien dormir dormir dormir hasta que Marmota me sacó de mi letargo y propúsome ir al cine a ver "Don Gato". Dios de mi vida.
  • El sábado ¿por qué no? los suegritos vinieron a comer y yo soy muy educada. Bailé y conbebí a todo lo que di. Por la noche, mis nervios se encontraban destrozados ante la pelea de "Canelo, my love". No pude dormir.
  • No, no pude.
  • Y "ahoy" domingo, me encuentro con que me duele horriblemente mi pierna. ¿Puedo ir a consulta mañana por más Supradol?
Si dices que si, te prometo portarme bien para la próxima cirugía. ¿Ah, cómo? ¿No lo sabías? ¡Te agendé para mi lipo!


viernes, 9 de septiembre de 2011

El pomposo arte de vivir.

A veces me cuestiono abiertamente si las percepciones de la vida no serán producto de un intenso alucín de mi parte. Me preocupa que las interpretaciones a libre albedrío que realizo de la realidad comiencen a parecer escenas psicóticas de mi propia existencia.
Pero cuando caigo en la cuenta que el más alucinado es el gato de los pinos y que todo lo que hemos padecido es porque ha querido que vivamos a su imagen y semejanza (que es de la re fregada), entonces mi prurito se esfuma como por arte de magia y pienso en seguir echándole de mi cosecha, que a fin de cuentas nos reimos un ratito y ni daño que hagamos.
O tal vez si.
En fin, en fin. Este es un viernes más y con ello oficialmente declaro que faltan quince días para mi cumpleaños #31, así que para su comodidad he instalado la mesa de regalos en los siguientes puntos: (vayan haciendo sus compritas, nada de que a la mera hora, porque luego ya ven cómo se hacen las filas enooooormes...)
Punto número uno: PUESTO DE DISCOS PIRATA DE DOÑA BLASITA, AHÍ POR EL MERCADO DE 5 DE FEBRERO.
A escoger: Disco de Camilo Sexto (ojo, es SEXTO) "Maldito Vendaval Sureño" edición limitada ó disco de Andrés Calamardo "Verde es tu cariño, nopalito."
Punto número dos: Una cita para masaje con final feliz (y por final feliz me refiero a que pasan películas chistositas al mero ending) en la estética unisex "Clarilú" de mi comadre Clara Lourdes.
Punto número tres: Librería Surrealista de la colonia Morelos. Quiero el libro "Cómo domesticar a tu marmota" de la autora Susan Woodchuck.
Punto número cuatro: Lo que toda mujer carga en su bolso, Spray pimienta. Lo uso para cocinar, gracias.
Y Punto número cinco: La colección completa de pepsilindros de los Looney Toons. Me recuerdan a mi infancia, cuando solía regar el tepache a la menor provocación.
Así  que ya lo saben, queridos menos cinco lectores de siempre, los espero para celebrar un año más de vida y no olviden llevar sus presentes. Evítenme la pena de cerrarles la puerta en las narices.
Efectivamente, el día de hoy mi ánimo, autoestima, concentración y demás características binarias de mi ser andan perdidas en el espacio, pero ¿cómo iba a dejar de postear la gatería en viernes, si precisamente hoy es viernes?
Echémosle la culpa al sistema.
Al fin que en unos veinticinco años lo olvidaremos todo. Tal como "El innmobrable" y "Rayito de esperanha" hacen...

viernes, 2 de septiembre de 2011

EL CUERPO (O lo que las mujeres queremos y en realidad tenemos bajo nuestros techos) ... (dije ¡TECHOS!)


En pequeñacontroversia facebookera, Tonny Giralt (a quien de ahora en adelante tendré que pagar derechos reservados por usar su nombre) púsome a pensar en lo que las mujeres queremos en un hombre. Oh, no es que de repente Tou me pusiera un ultimatum o que me estuviera mostrando el catálogo masculino de Jean Paul Gautier, sino que hizo una observación respecto al cuerpo del hombre. Bastante acertada, bastante manchada o no lo se, quizá, pero lo que dijo fue algo así como “todas las mujeres quieren a un Levy” (en una obvia referencia –a mi parecer y muy a mi pesar porque juro que a mi ni me late- a William Levy)
Creo que no es tan drástico el hecho de que las chicas queramos a un cubano americano en traje de Adán, meneándonos nuestro cafecito matutino. Aunque por otro lado quien sabe, puesto que a veces los gustos femeninos son un misterio, ya que la sociedad ha marginado a la mujer en cuanto a su deleite pupilesco y considera que es ella y no otro ente quien debe determinar las reglas en cuanto a estética masculina. Al mismo tiempo que restringe las expresiones naturales de nosotras hacia el cuerpo de los machitos (¿cuando han visto que se le de tanta publicidad al departamento de carnisalchichonería masculina, como lo hacen con el de las mujercitas?) pondera, por otro lado las libres, sanas, normales y obligatorias expresiones de los caballeros hacia las frescas (para algunos) y apetitosas (para otros) carnes de mujeres como... bueno, ponga aquí el nombre de cualquier pseudo actricita de videos gruperos chafas, o a las gritoncitas nalgonas que anuncian mobiliario para moteles de paso (oooh, ¡qué caray!, ¡me han contado!)
Pues saben qué? Que conmigo se han equivocado.
La verdad a mi me gustan gorditos.
Ya está, ya lo dije y si quieres terapearme Robin Norwood (autora de “Mujeres que aman demasiado”) hazlo, porque para mi ello no significa que amo a los gordis por no amarme a mi.
He tenido papazotes y papacitos a mi alrededor (no es por presumir, ejem, ejem) y estadisticamente con quien mejor me he llevado es con los chubs.
¿Por qué? ¡Sepa la bola! Pero he comprobado que son tiernos y conocen muy buenos lugares para degustar las mejores manitas de cuchi al vinagre, amén de que mandé al diablo la dieta, triglicéridos, cudricéridos y demás edulcorantes (y colorantes) y los altos índices de obsesidad que existen por mantener un cuerpo san...  ok, no. Me estoy conviertiendo en una terrorista de la salud pública.
Es mas, (lo siento Marmota por balconearte pero es mi blog y tengo que decir la neta. Sí, sí, sí, al rato nos las arreglamos tú y yo. ¿Qué? ¿Que quieres el divorcio? ...C’mon!) la Marmota es una marmota gordita. ¡Y miren!, Nos llevaremos de la rechingada algunas veces, pero con él me siento más cómoda que con el super escultor físico que mmmm...mmmm...ñam, ñam.... esteeeem, ¿qué les estaba diciendo?
En definitiva, en gustos se rompen madres y géneros, cada quien escoge lo que lleva a su colchón éste o cualquier fin de semana, ¿verdad? No por nada, diosito nos hizo a su imagen y semejanza. (Frase que me consuela cada vez que me veo al espejo y no alcanzo a mirarme los pies)
Sólo una cosita: Chubby me gustas más.
(“Hola, soy el volumen de tu corazón”...)

viernes, 26 de agosto de 2011

It's party time!

"Estaba plácidamente un día Dana..."
¡Qué les cuento! Si están leyendo esto es porque seguramente he sobrevivido a la primer semana de clases del niño chiquito que vive en mi casa  y que berrea porque un día no quiere ir a la escuela y el otro tampoco.
Esta cuestión –la de “no quiero ir...”- me resulta ya sospechosa, puesto que semanas antes me acompañó a todo el relajo de inscripción, recorrido, pláticas magistrales de mamitas con hijitos en equis escuela, compra de uniforme, útiles y cuanta chuchería escolar necesitó.
Y todo lo hizo con mucha emoción y alegría.
Es más, nos aventamos la puntada de largarnos a cosechar elotes un día antes y con todo y que se divirtió en la milpa elotera, aún así quiso regresar a casa para preparar su mochila e ir a clases al día siguiente.
Así que ahora no me explico el por qué de su negativa para entrar al recinto del saber.
Tengo varias teorías, pero como siempre, me decantaré por aquella en la que mi hijo no tiene implicación directa y es una blanca paloma. Como cualquier madrecita mexicana, como por qué habría yo de ser la excepción, ¿verdad?
Pero eso no es todo, también es que he sobrevivido (hemos, querida, hemos...) a un aniversario más de estar amarrada a una Marmota.
Así es. Hoy cumplimos otro añejo más de casados -es decir mañana, pero MÚLTIPLESCOMPROMISOS nos obligan a medio festejar hoy- y con un desayuno imposible (gracias ensalada de lechuga con fresas y nueces) y una rápida visita a la peluquería es con lo que hemos festejado este año salvaje en lo que nos ha sucedido de todo.
Pero de veras, de todo.
Y bueno palabras más, palabras menos, seguimos sumando millas de viajero frecuente en el viaje de la vida en pareja, no importando si pasa más tiempo con sus diseñadores que conmigo. ¡No, no, no es reclamo! ¡Cómo creen! Yo soy incapaz de una reacción pasivo-agresiva hacia la falta de timming que hemos padecido reciéntemente. Estoy conciente que el ser de planetas diferentes le ha agregado un extra a la relación y que sin esos GRANDES espacios que me deja para estar sola, LA GATERÍA no existiría. 
Pues sí, así las cosas.
Pero no les platico la película, mejor vayan a verla.
JA!

viernes, 19 de agosto de 2011

Paris, Je t'aime...

Anoche acudí al cine para ver "Midnight in Paris", lo cual era perfecto debido al intenso día vivido con mi hijito. Como que hacía falta hacer algo más "de adultos" para no pensar que mi vida es un perpétuo "Mundo de Kolitas" mezclado con (aquí ponga el chow infantil que mejor recuerde).
Y bueno, aquello prometía. Sentada cómodamente en un sillón muy mullidito, provista de viandas varias y bebestibles apetitosos (ok, ok... mis nachos de siempre con mi sempiterna cocacola) me dispuse a que Allen me sorprendiera una vez más.
Y lo hizo. Y de qué forma.
Empezar una película que sugiere un lugar geográfico real sin algo más que la música e imágenes de dicho sitio, es poco menos que un cliché. Pero con Woody Allen todo es un eterno cliché que sin empacho, cae re bien. En dicha cinta, las imágenes de París a distintas horas del día son algo que no me esperaba, me sorprendieron gratamente, es más, confieso que me hicieron llorar.
¿Por qué lloro cuando evoco a París?
No se, por ningún otro lugar siento lo mismo que por la muy popular capital francesa.
Debe ser que desde chica, al estudiar ballet, sin querer queriendo se me fue metiendo un efluvio francés en la música, al ejecutar los jetés, sautes y demás. Lo cual se agravó al quedar en el único grupo de la secu que estudiaba francés y por consiguiente, soportar el zezeo y el mal humor de los profes de french en la prepa.
La estocada final vino cuando Tonny Giralt me conquistó a fuerza de comentarios ingeniosos en dicho idioma (y de los cuales nunca me recuperé, eh Tonny?) en mi página del myspace (hace tantísimos ayeres...)
Pues ya, total que la peli es sostenida con los numerosos gags woodyallenianos de siempre. Sólo que ahora el chico tímido y tartamudo ya no es el propio Allen, sino aquellos actores que en casting han imitado mejos su dubitativo actuar y su tartamudeo nervioso que es trademark del universo allenesco.
Se que los críticos puristas odiarán mi reseña, puesto que no he dicho que sale la primera dama de Francia (pésima, por cierto) ni que Rachel McAdams está perfecta en su interpretación de "regular american girl" y terminas detestándola por su falta de mmmm, digámoslo así: charm.
Ni hablar de Marion Cotillard, actriz a la que nunca termino de agarrarle la onda. No puedo decidir si es terriblemente bella, si sólo es simpática, si de repente habla como boba o si simplemente es fabulosa.
Pero la historia...
Qué banquete inesperado de historia y de literatura americana. Curiosamente la historia es muy parecida al cuento The Kugelmass Episode donde el profesor Kugelmass viaja a la novela con ayuda de un armario mágico. Aquí, en vez de mueble, es un auto antiguo quien transporta al protagonista a una fiesta interminable en París de los años veintes.
Desfile de Hemingway, Picasso, Gertrude Stein, Luis Buñuel, Man Ray, Dalí, los Fitzgerald y Cole Porter, exaltando aún más el misterio de la Ciudad Luz al mezclar el presente con el pasado.
La verdad es que más que encantada he quedado con esta película. Aprendí que la nostalgia -tan usual en mi- es una negación del presente.
Y con aquella afirmación, por el día de hoy andaré muy derechita.
P.D. La Gatería felicita calurosamente a menos una de sus menos cinco lectores... Naucy.
(¿Ya puedo pasar por mi cheque?)

miércoles, 17 de agosto de 2011

JÚRAME...

Por regla personalísima, tengo prohibido evocar "ciertos" recuerdos que pongan en evidencia lo nostálgica que me siento en algún momento, al dar cuenta de las decisiones que tomé y a quienes "dejé atrás" (cada vez que mi madre me cacha en el ejercicio de retrotraer el pasado, se sienta conmigo y suelta su frase "...eso sí, FULANITO te quiso mucho" ¿¡TE CAE!?)
Pero casi siempre, por culpa de mi débil mente que todo lo asocia (olores, colores, sabores, canciones, largo ETC.) me delato.
Tal fue el caso de la canción "Júrame", en la voz de Ely Guerra y unos muffins de chocolate.
No, no. ¡El acabóse!
Fue... digamos... ocioso. El oso que me aventé con la Marmota fue malamente descomunal y ps sí, estoy ultra conciente que la regué y que ni diez litros de mi famosa agua de zanahoria con limón (que le encanta) lo van a componer.
Déjenme que por ésta vez la letra les diga todo:



Todos dicen que es mentira
que te quiero
porque nunca
me habian visto
enamorada
yo te juro que yo misma
no comprendo
el por que
de tu mirar
me ha facinado
cuando estoy cerca de ti
ya estoy contenta
yo quisiera que de nadie te acordaras
tengo celos
hasta del pensamiento
que pueda recordarte
a otra persona amada.

Júrame,
que aunque pase mucho tiempo
pensaras en el momento
en que yo te conocí.

Mírame.
pues no hay nada
mas profundo
ni mas grande en este mundo
que el cariño que te di.

Bésame,
con un beso enamorado
como nadie me ha besado
desde el dia en que nací.

Quiéreme,
quiéreme hasta la locura
y asi sabrás la amargura
que estoy sufriendo por ti

Todos dicen que es mentira
que te quiero...

Carámbas... viéndolo desde este punto, merezco que me echen a los leones.
Mínimo hasta que se me quite ésta maldíta infatuation pasajera.
O terminaré durmiendo -tal cual y sin miramientos- en el sofá.


lunes, 15 de agosto de 2011

A clases.

Entre todo el sarao que hemos estado viviendo y padeciendo, debo decir que el más adaptado ha sido el Matius.
Debe ser que cuenta con poderosísima capacidad de desdoblamiento de personalidad que lo hace capaz de transformar una clara situación adversa, en un fabuloso día de campo. Por decir algo.
Es su turno para ir a la escuela. ¡MI HIJO YA VA A ASISTIR AL KINDER!... ¡WOOOW!
Y yo, como buena madrecita abnegada, estoy hecha una espina (figurativamente hablando, claro. Mis redondeces habituales impiden que mi constitución física varíe tan rápidamente) ante tamaño acontecimiento mundial.
Desde recetarme el inevitable "tour" por las escuelas de la zona para averigüar a dónde carajos se van a ir mis impuestos -y de paso cerciorarme que la escuela no sea una fábrica indonesia clandestina-, pasando por  las preguntas de rigor por parte de las directotras que me hicieron desconfiar de mi absurda idea de llevarlo a educarse, hasta las pláticas con las mamáces, que como yo, buscamos que nuestros hijos desde el kínder connstruyan su camino hacia Harvard. Por decir algo.
Todo ha sido un constante ir y venir por el ya conocido tráfico escolar.
Pero ¿saben una cosa? Estoy muy emocionada; estoy muy feliz porque, siendo sinceros, la etapa escolar es la que mejor se me da. Como mamá, ¡OBVIO!
Lo anterior (la etapa de bebé) lo guardo como un nebuloso recuerdo donde voces ajenas a mi instinto maternoso se mezclan con caras largas y desvelos profundos al no saber ni que onda con los beibis.
Pero superada esa fase, lo que sigue va por mi cuenta. No en balde pasé anclada a una banca la mayor parte de mi vida. Por decir algo.
Y bueno, al fin podré darme cuenta de por qué le hacen tanto al cuento las mamis histéricas camino a la escuela, batallando con el infante que trae puesto el pantalón de la pijama mezclado con el uniforme, con un pedazo de pan dulce colgando de sus manitas, un bigotazo de leche chocolatada y terminando la tarea en el coche, porque ¿pus qué no son las tardes para jugar?
Lo repito: espero con ansias el primer día de escuela del Matius; ya quiero verlo con su uniforme, su mochila, sus cuadernos que con trabajos sobrehumanos forramos su padre y yo (¿a quién se le ocurre pedir un forro sobre un engargolado?) y sus enorme ojazos descubriéndolo todo.
Por si las dudas (porque ya nos conozco) llevo kleenex.
Porque la Marmota y yo somos pero re bien chillones.
(Y eso le da un oso a Mateo...)

viernes, 12 de agosto de 2011

Retomando el camino...


Pienso que debes conocer lo peor para valorar lo mejor que tienes en la vida.
Que de nada sirve tener absolutamente TODO si no lo apreciamos a cada segundo, a cada instante.
Amigos, nuestra existencia no está asegurada y es verdad que habremos de hacer un alto en nuestro camino –cada quien a su ritmo, cada quien a su aire- para darnos cuenta de lo insignificantes que somos y lo vulnerables que podemos llegar a sentirnos cuando perdemos la seguridad de nuestros pasos.
Mi vida cambió (again y para variar)
Cambió de manera abrúpta, corrupta e impune.
Cambió y siento la impotencia y la incertidumbre de quien va dejando todo atrás, intuyendo que no hay camino sino estelas en la mar.
Cambió y este “exilio” me sabe a dolor del que no te levantas sino con ganas de que la vida te siga dando de putazos (disculpen mi francés, mi profesora “Madmoiselle Yolanda Castro Castrejón” no sabía ni decir ““bonyur””), para terminar de curtirte y por fin decir “Nunca más”.
Así es, queridos menos cinco lectores. Démos gracias a la gente que vive resentida con la sociedad, a la gente que no soporta cinco minutos de realidad para irse a chutar lo que sea, con tal de “salir” de su bache. A la gente que le gusta lo ajeno y que en vez de procurarse un trabajo digno, prefiere emular a lo peor de la escala evolutiva a fin de saciar sus apetitos rastreros.
Démos gracias -¡cómo chingados no!- a los que tranzan y avanzan sobre cráneos de inocentes, a los que ven burro y se les antoja no uno, no dos, ni tres, ¡hasta veinte viajes!, llevándose entre las patas a los que puedan y se dejen. A los tramposos que se roban las ideas de los demás y reciben premios, a los que sin que les tiemble la mano, lanzan proyectiles de ignominia.
Tenemos lo que merecemos. Y si no nos gusta ¿a qué esperar para cambiarlo?
Dicen que el buen juez por su casa empieza. Sí, es verdad. Dejaré de piratearme blogs sólo para hacerlos reir...
No queridos, éste no será el foro “forever amargo” porque no viví treinta años en balde y mi vida es más de lo que hasta yo pienso. No volveré a mencionar cuánto he odiado a quien interrumpió mi inocencia ni sabrán de mis vómitos de veneno contra el culpable de éstas desgracias.
La vida sigue y esto solo me ha hecho más fuerte. Contra la rudeza de lo presente no pediré un minuto de silencio, puesto que callar fortalece al “lado oscuro”. Que se oiga fuerte y claro que precaución no equivale a miedo y que no nos vamos a dejar.
Sí, échenle un quinto al piano ¡y que siga el vacilón!

jueves, 28 de julio de 2011

Lecturas y lágrimas.

Yo tenía diez perritos...
No, en realidad no tengo uno, mucho menos diez. Es que no se cómo empezar a describir el nudo en la garganta que tengo atorado desde el martes.
Resulta que mi mayor placer en la vida es leer (sí, dije el MAYOR, imaginen lo aburrida y poco hot que soy).
Ya he disertado mucho al respecto, he elaborado numerosas tesis y monografias acerca de cómo mi sacrosanta y gateriomnipresente madre me inculcó tal hábito (y no, no fue a punta de nopalazos y demás métodos salazaresco) llevándome a la eternamente divertida Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil desde, prácticamente, siempre.
Tonces, no es raro que mi malograda imaginación se decante con historias de aquí y acullá, dejando generalmente un márgen para mi muy peculiar interpretación.
Tal fue el caso de la saga "Harry Potter" *aquí Dana empieza a llorar y a moquear sin razón aparente, dejando perplejos a la mitad de parroquianos del ciber café*
Cómo les decía, "Harry Potter" (en adelante "HP") ha sido motivo de numerosas manifestaciones de diversa índole. Desde un fenómeno editorial hasta amenazas para iglesias de lugares alejados de la civilización.
Pero eso no me importa, porque para mi HP es como cuando de niño te inventabas amigos imaginarios: eran una compañía constante e incondicional. Sabían cómo levantarte el ánimo, cómo inspirarte y cómo nutrir tu mundo interior, aquel que te define como individuo y permite que te relaciones con el resto de la humanidad.
Si el público en general no comparte mi sentir, la verdad es que lo siento. Lo que quiero explicar es que HP es como esa cosquilla que los creyentes llaman "fe" (¡Sacrilegio!)
En la época que mi mamá tuvo a bien comprarnos el primer libro, mi vida era poco menos que ir a la universidad, medio trabajar en una profesión que poco a poco me revelaba sus secretos pero que también me mostraba su lado duro (soy abogada) y medio tenía una relación que medio me llenaba. 
Así que "HP y la piedra filosofal" junto con mi gato Toris, (y obvio, mi familia) sumaron puntos para enriquecerme en ese preciso momento en el que tanto lo necesitaba.
Y su lectura fue tan agradable, tan tersa, suave y deliciosa (oh por Dios, así o más nerd) que el segundo libro y el tercero y el cuarto y el quinto, fueron poco menos que una droga poderosísima.
Para el sexto libro ya había concluido la carrera, trabajaba en algo totalmente diferente a mi profesión y ps ya había cambiado de galán. 
Conforme la trama de HP se fue volviendo más compleja, mi vida coincidentemente -no soy tan ingenua para asegurar que gracias a ello- también.
Tan es así que para el séptimo libro, alguien me acompañó día y noche en su lectura. 
Ya no era la vida en casa de mis padres, ya no era un gatito lindo el que se acurrucaba a mi lado mientras leía (¡ni tampoco el galán! #Escándala)
Era Mateo, que nació unas semanas antes de que el libro estuviera a la venta.
Y sí, así como en el libro marca que HP tuvo que... (lean el libro), así también su servilleta ha tenido que crecer como mujer (y mamá y amiga y esposa y amante y shalalá)
Por tanto, el martes HP y yo nos dijimos adiós, con lágrimas y sentimientos encontrados. Tal como me tuve que despedir de mi soltería, de mis amigos de la Uni y de muchas costumbres BM (Before Matius).
Pero con la fime convicción de que, como cantaba Yuri, "siempre vendrán tiempos mejores"...
¡Hoy es un nuevo día y eso hay que celebrarlo!

lunes, 25 de julio de 2011

Domingueando...

Ya se que  desde hace una hora dejó de ser domingo, pero aún no cambio la sensación de relax por la de pánico, angustia y franca hueva del día lunes.
Así que, mientras me dure mi "domingo mood", valdrá la pena que escriba lo feliz que me siento en casa de mis papás.
No se qué sucede conmigo si años anteriores (bastantes muy anteriores) yo moría por dejar ésta precisa casa, donde mi libertad creativa e independencia sentían un sofocamiento parecido al del metro Pantitlán a las 06:00 de la mañana.
Debe ser que cuando uno se avejenta, le empieza a entrar la nostalgia por el revival o de otro modo no puedo explicarme cómo es que soñé con mi amor de juventud (el de los trece años) y mi amor de los 25 años...
Cosas que sólo echándome un clavado a las fotos pude resolver.
Sí, porque cuando estoy en casa de mis padres gusto de revivir un poco mi pasado para -segíun los historiadores- entender mi presente y mejorar mi futuro.
Pero ps creo que eso no aplica conmigo, puesto que soy muy feliz de tropezarme muchas veces con la misma piedra. ¡Y lo hago taaaan bien!
En fin, lo malo de éstos reencuentros mentales es que, lejos de dejarme varo, fama y popularidad efímera como les ha sucedido a los timbirichos, magnetos y caifanes, lo mío es tal que si a una herida le echaras chamoy y Tajín al mismo tiempo (arde, pero sabe BIEN rico).
Sí, estoy muy a gusto en estos momentos desmenuzando recuerdos y sintiéndome protegida en el nido materno. Creo que de vez en cuando necesito estos apapachos parentales: el sentir que sólo por unas horas, otro más se encuentra al mando y a cargo de las catástrofes orwellianas.
Digo, necesito estos cariñitos justo ahorita que estoy recordándote, pensando en ti, imaginándo qué estás haciendo y sobre todo, añorando esos ricos besos que nos dimos.
Porque a veces -sólo a veces- me gusta sentir que nada ha cambiado y que la chica que sonríe en la foto, con unos converse negros y lentes oscuros es la misma que ésto escribe.
A escondidas y rogándo porque tú no leas esto.


viernes, 22 de julio de 2011

¿Por qué a mi?

No se si la bestia del apocalipsis ya ande por éstos rumbos, pero lo que es yo, no he visto la mía desde hace dos semanas. Me la he pasado de episodio surrealista en episodio surrealista y la verdad es que no entiendo nada de nada. Ahora sí requiero de curanderas, oshos, brujos de Catemaco y trabajadores de la limpieza de auras, para que me explíquen qué coños pasa conmigo.
La semana pasada (específicamente el jueves) al estacionarme de reversa en el garage de mi casa, tumbé impunemente el tubo del drenaje del piso superior. Y no sólo eso, por un pelo de rana estuve a punto de llevarme la bomba de agua.
Pero yo no me di cuenta, yo no lo sentí, yo no lo alcancé a "vibrar". Y tuve que ir con todo el dolor de mi corazón, a pedirle al vecino Don Ruco -el mismo al que le atropellé un perro de nombre Fluffy- que si por favor me podía ayudar. Para nada contemplé a la Marmota, no manchen, no me fuera a regañar.
Y bueno, supongo que me vio francamente desesperada pues hizo caso omiso a los gruñidos del Fluffs, para ir a ayudarme en tamaña emergencia.
Ya somos amigos y mi hijo lo adora. Comen higos juntos y le enseña a Mateo la importancia de saber usar herramientas. No sean malpensados, don Ruco es efectivamente ruco.
Bueeeeno, pensé que al haber sufrido un percance así mi suerte cambiaría y que mi vida volvería a su estúltico lugar de siempre.
Yo no se qué carajas cuentas estoy pagando (bueno, en cierto punto sí sabré) pero el chiste es que el sábado, camino al baby shower de mi amiga Danny Fernández topéme de frente con el destino. O con mi ex novio Jorge, pa ser más precisos. ¡Cháaaan-cháaan! #Escándala!
Aquello fue una escena sacada de la mismísima "Eterno resplandor de una mente sin recuerdo" pues yo francamente no pude aguantar las ganas -toda nerviosa y tembleque, cual vil colegiala- de saludarlo y preguntarle por su retoño. Y ps ya, parémosle de contar. Por cierto, no le conté a Marmota, no me fuera a regañar.
Total que después de un buen rato en caos vial, arribé a la fiestiki únicamente para darme cuenta que la vida aún tenía sorpresas para darme.
Con treinta años y contando casi treinta y uno, el saber que -fuese cierto o no- fungiste como "el gusto secreto" del chico popular/guapito del salón, cuando tú misma te considerabas "la mopet number one", es algo que no tiene explicación alguna. Ni razón de ser, ni lógica aristotélica. Pero cuando ves las botellas de ron y tequila... ahhhh, entonces todo tiene sentido.
Así fue. Confesión amorosa de un hombre entrado en licores, que sin soltar mi mano (y sin dejarme participar en los juegos de medir la panza de la mamita) se la pasó asegurándome que le gustaba muchísimo en la secundaria. Pero muchísimo... Bla!
Porrrr supuesto, de eso ni hablar con la Marmota, no me fuera a regañar.
Ay dios, como decía Raúl Velasco, aún había más en mi noche.
Al sacar mi camioncita del estacionamiento ¿por qué no? le di un ligero rayón a un Mazda
Mil quinientos pesos y que le consiga el portaplacas (WTF!) Ni una palabra a la Marmota, no fuera... ya saben.
No conforme con eso, claaaaaro, tenía que faltarle agua al radiador. Párate en Puente de Alvarado a las 21:00 hrs, busca un lugar iluminado y con gente... ¡Puts!, lo único iluminado y con gente es un changarro donde asegún venden tacos, pero hay muchas muchachas de vestiditos cortos color fucsia ¿A caso son porristas?
Me bajé, con taconcitos y todo, a levantarle la tapa al cofre. El taquero ligador que nunca falta me hizo favor de regalarme agua, quitar el tapón del radiadoreitor e invitarme un refresco. Ahí si hablé con Marmota, pero ps de qué servía. A esa hora orbitábamos en galaxias diferentes...
Me aguanté como las machas, me tragué mi orgullo y emulando a la Cristi Pacheca, me dispuse a hacer labor de investigación con las "señoritas de vestidos cortos y tacones largos".
Son la neta, de veras. Solidarias como las que más a la hora de maldecir a los hombres. Muy comprensivas cuando se trata de entender a la madre de familia sufriendo percances "por culpa de esos pendejos".
Cero cooperativas cuando les pedí que me pasaban algunos "tips" de belleza. Ni hablar de intercambiar números.
Para ésto ya eran las once de la noche y mi hijo soñaba con "Witsi witsi araña" muy lejos de mi.
Las ganas de llorar aparecían a cada instante, más que nada por mera estúpidez de no revisar mi coche antes de salir, de no poder compartir tantos sinsabores y sobre todo, de que mi ánimo estaba pero si hasta el tope y de repente, los chingadazos de la vida aparecían sin decir "agua va" (y tan carente que estaba mi radiador de ella).
Supongo, quiero pensar, que éstas son las malditas pruebas que te pone la vida. Como para ver si estás listo para pasar de año (?)
Lo único que quiero saber, antes de graduarme de la Scuola di Vita, es si de casualidad soy el amor imposible de algún compañerito de clase.
Creánme que no me quiero ir de éste mundo sin saber semejante información porque es bien feo enterarse de esas cosas cuando ya nada puede hacerse.
(Ni te emociones, Roger.)