sábado, 24 de diciembre de 2022

Navidad 2022

 He visto demasiadas películas de chica encontrando chico (y a la felicidad) mientras suceden escenas navideñas, como para escribir que -sinceramente- yo ya no creo en la Navidad de "a mentis", navidad rosa y todos cantando al unísono "falalalalá".

Pero ello no me hace menos festiva ni menos agradecida...

Quise escribir este post hasta la víspera de Año Nuevo, pero si algo he aprendido a put... (ok, ok, a "trompadas") es que son los instantes los que llevan dentro de sí la magia de los sucesos y que cada vez que he desperdiciado "un instante" por encontrar la perfección de algo más permanente, me he dado cuenta que he renunciado a la felicidad verdadera.

Por ello, con el corazón lleno de gozo y los pulmones llenos de flemas, siendo las 04:10 hrs. del dia 24 de diciembre de 2022 (para los numerólogos: el 24/12/2022) es que escribo GRACIAS por todo lo vivido en éste año que está a un suspiro de terminar.

¿Y quién ha dicho que mi vida no ha sido una película este año, ah?

Miren que ha habido de todo y como los peluquillos: sigue la mata dando.

Dejaría de ser yo si mis logros y alegrías no mostraran al mismo tiempo el lado B de la vida. Se que nada ha sido fácil ni rápido, que se ha tenido que sufrir un poco pero al mismo tiempo, las lecciones de este año han sido tan preciosas que alcanzan para no repetirlas y comenzar a respirar tranquila de cara al 2023.

Ascensos profesionales, enfermedades, muertes, choques, accidentes, cambios drásticos de escuela, gustos y hasta formas de pensar, este año no me va a dejar indiferente porque es el año en el que más he aprendido de mí misma, el año que me ha hecho saborear con todas las mieles mis 42 años, mi profesión, mi fuerza interior, mi cuerpo y mi alma.

Este año he sido super afortunada de poder cerrar infinidad de puertas que solo estuvieron abiertas por el simple hecho de no saber quererme ni valorarme y que hoy, cuando le doy la razón a José José, puedo darme la vuelta tranquilamente y no voltear la vista atrás.

Creo que he sido la más hermosa posibilidad en la vida de cada una de las personas que he conocido y solo me he quedado como la más absoluta certeza en aquellos que no han dudado en tomarme por lo que soy, por lo que nunca seré y por todo aquello que tengo dentro para ser.

Ya solo me queda pasar el examen final de Geografía de México, desempolvar la práctica de Derecho Familiar y aventarme un maratón de Emmanuelle´s para concluir mi educación en este año. 

Creo que finalmente sí obtuve mi película de Navidad soñada y estoy ansiosa porque llegue la segunda parte aunque digan que segundas partes nunca fueron buenas,


jueves, 22 de diciembre de 2022

FRAGMENTOS DE FELICIDAD

 

Confía en el futuro, Amanda,

El agua que se presenta clara no lleva sales ni metales consigo; no te hará daño por beberla, al contrario. Se presentará fresca y simple. Sin ninguna clase de truco o engaño.

El agua, Amanda, es lo que nutre la fuente dadora de vida que brota dentro tuyo y moja campos y sembradíos. Es quien limpia las ventanas de recuerdos y miradas colgadas al pasado.

El agua se echa a correr cuesta abajo y no para, no para. Nadie la detiene porque a nadie le pertenece, Amanda. Nosotros no le pertenecemos a nadie, ni a nosotros mismo.

Somos irresponsables y difíciles de pastorear, somos bestias de carga y embiste.

Sin embargo, la caída del agua sobre nuestros cuerpos nos bautiza y cristianiza hasta volvernos un poco menos animales y un poco más semejantes.

Aún así, Amanda, nadie ha nacido para ser encerrado en un sueño de cristal y eso debes entender, antes de que vuelvas a echar raíces que sean varas secas por la espera.

No hay en este mundo un milagro más grande que el del agua que penetra en dichas varas, haciéndolas florecer.

Es un momento, Amanda; tienes tierra y minerales que hacen crecer lo verde de tus tallos. Tienes calor en tus entrañas y floreces sin poderlo evitar.

Así es amar, Amanda… abrirte al agua que inevitable se cruza en tu camino; al agua que se introduce en tu suelo poroso y te hace florecer las varas secas de la espera.

No se por cuánto tiempo, Amanda… la primavera no se hizo para aprisionarla ni para esperarla.

Allá los pájaros cantarán a su tiempo y tú volverás a tus raíces llena de vida, llena de agua, fresca, limpia y purificada. Seguirás en tu sitio pero en otra parte. Tus semillas se irán volando por los cielos infinitos esperando caer en tierra fértil.

Las campanas doblarán sobre sí y sacarán las notas que ya sabes, pero que nunca te han tocado a ti.

Entonces echarás a andar, Amanda; porque el destino está en otra parte, porque las ramas han enverdecido, porque el agua se ha hecho pozo y tú estás lista para llegar.

Amanda: los sueños se hicieron de algodón y no se hilan, se dejan hinchar y desparramarse sobre todo lo conocido. Las canciones no suenan igual, aquí nada es igual.

Esto es el Paraíso, Amanda.

sábado, 10 de diciembre de 2022

Dame sencillamente...

 Hay dos películas de desastres naturales que me gustan de a montón: Twister y Dante´s Peak.

En ambas, las protagonistas son chicas recién divorciadas (o soon to be...) y mi teoría al respecto es que dicha condición les da fuerza en los momentos en los que se necesita traer la panza bien colocada para ejecutar.

Ha sido una semana con altibajos anímicos y se cierra de la peor manera.

Tenía mucho tiempo de no sentir una confusión de este tamaño, un nudo en la panza que me despertara de madrugada a querer vomitar los sentimientos fermentados del día anterior. 

Es complicado aplacar mi tren del pensamiento (que a estas alturas parece el rollercoaster del infierno) porque los estímulos externos le están ganando la batalla a mis ganas de permanecer en OM y trascender todo aquello que está lastimando mi ser. Y cuando se tienen criaturas hiper vigilantes y dependientes del ánimo de su cuidador primario (o sea, mis ratitas maldosas y compañía), es complicado sacar las lagrimitas lilli ledy y continuar dibujando perritos y gatitos como si nada; mi club de mamitas no me dejará mentir: si quieres comerte un chocolate, llorar o avanzar dos niveles del candy crush que te hagan sentir que vuelves a la vida, lo mejor será que te refugies en el baño.

Así que, bueno... en una prisión mental, con quiebre anímico, insomnio que trato de curar con café y galletas Oreo y las canciones de José José en Tributo, es que intentaré funcionar para no tener un fin de semana de mierda, para que mis pensamientos intrusivos no tengan la oportunidad de colarse bajo mis pestañas.

De algo sirvió anotarse en todas las quinielas del mundo Godín y mañana veré si continúo en la jugada o a lo mejor me voy al Sanborn´s a aplicar la de "-Señora, ¿esos niños que se están estrangulando son suyos?... -Monsieur, Je ne parle pas espagnol..."

Y huir con todas mis fuerzas a las revistas. 



 

martes, 8 de noviembre de 2022

Ya yepeté! ( cinco minutos más, mamá)

 Dejando a la marmota menor en la escuela me topé con mi enemigo jurado de las últimas dos semanas: el camión que se llevó mi salpicadera, mi facia, mi cofre, mi faro y mi tranquilidad operativa, exponiéndome a los ene mil “¿por qués?” que he tenido que tolerarme, ya que soy (o era) una fiel creyente de los “¿para qués?”.

Y es que cuando la vida te da un putazo (bueno, en este caso fue un camión), resulta que todo es como una epifanía y comienzas a hilar (cuando ya estás enrivotrilada y mezcaleada, digamos que en estado zen) todo lo que te llevó a ese suceso (no digamos “accidente”).

En mi caso, la camioneta que se hizo cupcake ha sido motivo de mil disputas entre el exmaridoperoparasiemprepadredemishijos y yo. Me la regaló, luego me la quitó, luego me la regresó, luego la quería de vuelta, luego me dijo que la venderíamos el año entrante, luego que no porque qué bonitos (¿?) recuerdos teníamos en ella, luego que se la tenía que prestar cuando él me la pidiera no importando lo que los niños y yo tuviéramos que hacer (y luego la devolvía apestando a perfume de Jafra, caray! al menos échale lysol!) hasta que el camión de la ruta que circula sobre Lago Alberto actuó salomónicamente y dijo ni pa Dios ni para el diablo y se la llevó impunemente entre sus llantas.

¿Se terminó el problema?}

¡NO!, porque quien lidia con las criaturas que viven en mi casa soy yo y eso implica que la ciática me está punzando horrible debido a los jalones del bus y a que la nena gusta de traerse todos sus libros para que su mami vea lo bien que le salen las cosas (la mira sonriendo).

Mientras ha durado mi duelo por la comodidad perdida, por la deuda que debo afrontar para que esa madre quede decente y por fin me pueda deshacer de ella, me pasan cosas por la mente y ustedes saben que ahí no es un lugar habitable cuando se me trepa la neura… Pienso en tantos “por qué a mi, por qué ahorita cuando más vulnerable me encuentro después de los mil gastos en las escuelas de los niños marmota, por qué justo cuando me siento más sola (ahí suelo durar unos buenos ratos hasta que llega la razón y se me pasa), etc.

Ha sido un viaje largo a la zona oscura, he llorado, berreado, culpado, enojado, maldicho, azotado, emberrinchado y por supuesto contracturado por el hecho de estar cargando siempre con las culpas, los enojos, responsabilidades de más y por supuesto, los libros de la nena, sin embargo, he podido indagar qué diablos me estaba pasando cuando ello sucedió y tengo mis conclusiones (no son bonitas ni felices, ¡no chinguen! ¿pues que no ven el putazo que me pusieron?).

No logro trascender tan rápido las situaciones adversas que la vida tiene y aunque en apariencia y en operación resuelvo y actúo, en el fondo siempre estoy renegando.

Eso de fluir no se me está dando mucho, porque soy muy necia y me cuesta trabajo aceptar que las cosas son como son y no como yo las idealizo.

 

En mi mundo ideal, tengo todo bajo control y soy la persona más alivianada y eficaz porque, efectivamente tengo todo bajo control.

Y he vivido pensando en que cuando logre tener todo arreglado, acomodado en su sitio y en paz, podré ser feliz. Como cuando de niña jugaba a las Barbis y no podía disfrutar del juego hasta que todas las cositas estuvieran acomodadas y mediante el juego yo podía ir arreglando lo que estaba mal en mi casa, en mi realidad de niña que dolía y que me hacía preguntarme “¿por qué a en mi casa pasan estas cosas y en las de otras niñas no?”. Qué dolor.

Qué dolor tan absolutamente pendejo y qué brillante he sido al no poder trascender esos pensamientos infantiles que han dado pauta a que yo siga sin madurar ni enfrentar lo que es: la vida es imperfecta, los trancazos llegan todos los días y no hay casa, coche, pareja, trabajo, clóset, hobby que pueda impedirlo. Nunca estaré lo suficientemente preparada para la vida, sin embargo, tengo que hacer el esfuerzo de disfrutar mientras se teje la existencia.

Casi siempre que llegaba a este punto de darme cuenta de las cosas, me inventaba una salida para no afrontar las consecuencias. Y hasta tenía el atrevimiento de juzgar a las personas  por la manera en la que existen superficialmente.

Es duro darte cuenta que formas parte del club.

No se si sea más duro que despertar a la conciencia y volverte a echar el cobertor encima por miedo a fracasar.

Seguramente si opto por esto, la vida vendrá a jalarme nuevamente las cobijas y probablemente sea feo… mejor no le damos la oportunidad.

sábado, 24 de septiembre de 2022

Cuando los 42 llegan así de esta manera... uno no tiene la culpa.

Yo me encontraba deambulando por las calles del Centro Histórico.

Era ya de noche, las tiendas de novias habían cerrado y la gente se apresuraba a correr al Metro para irse a casa y resguardarse de los vientos de febrero.

Recuerdo la luz ambarina sobre la calle donde se encuentra la Biblioteca de la Suprema; sentí una punzada de remordimiento y lo intenté acallar mientras marcaba ese número que ya me sabía de memoria. El corazón me latía fuerte y sentí que se me salía cuando oí su voz saliendo de mi Nokia 918… “¡Hola!... Hola… ¿Qué haces?... Camino a casa, vine a ver a mi abuela, ¿y tú?... Estoy caminando sola por el Centro… ¿Tú sola?... Sí… Ok, pues vete a casa con cuidado”. Click.

Yo caminé sola por el Centro de la ciudad con la esperanza de caminar junto a él en esa noche ambarina. Yo debí estar tomando clases en ese momento, pero no tenía inspiración ni ganas para estudiar el segundo semestre de la carrera de Derecho en un lugar tan lejano y desconocido para mí, como lo era la ENEP Aragón. Les puedo asegurar que estuve a punto de darme por vencida, dejar por la paz la escuela y seguir trabajando feliz de la vida vendiendo pollo KFC.

 Yo quería ser periodista, ¿saben?, pero la huelga decidió otra cosa. Sería una de las tantas veces en las que yo dejaría que el azar decidiera por mi sin siquiera meter las manos. Iba a la deriva, estaba “así” del precipicio…

Pero entonces llegó la inspiración y ¡vaya qué f*ckin’ amazing inspiración!

Gracias por ser esa luz, ese ideal para admirar y poder seguir adelante…

II

En algún momento yo paré; ya no me bastaba litigar y ganar, litigar y perder y apelar, litigar sin poder sentir que esa era la vida que yo había elegido. No podía seguir alegando por otras personas en lugar de hacerlo por mí misma, no estaba redituando emocional ni económicamente.

Entonces me bajé del tren y di como 80 pasos en sentido contrario. Nuevamente el azar me puso en un lugar que me dio tablas y perspectiva de muchas cosas desconocidas por mí. Era emocionante y elegante y me gustó muchísimo ser consultora jr., viajar y dar cursos y conferencias. Casi caigo en las garras de un sugar daddy que conocí en un assessment para su compañía. Vuelos y hoteles reservados para cuando yo decidiera dar el paso y encontrarme con él en Cancún, Chiapas, Los Cabos, anywhere!

Obviamente no conduje mis pasos sobre esa línea y mejor conocí al padre de los niños que viven en mi casa. Otro destino azaroso y ocho años de “stay at home mom”.

Luego, ya saben la historia: azares del destino me llevaron a la industria restaurantera, enfilé mis pasos a la pasarela corporativa y aquí estoy. Malabareando la vida profesional con la maternidad.

Y aquí me están encontrando los 42 años: algo cansada y estresada; existiendo a base de cafeína y bomberazos y con una comezón por quemar las naves…

Voy a llorar... y voy a llorar dentro de mi camioneta porque es el único lugar a donde los niños que viven en mi casa ya no me siguen cuando llegamos. Los animo a que suban corriendo a ver a su gata, o a que lleguen a pelearse por el baño después de una hora y media de camino o a que suban gustosamente en fila a guardar el super que acabamos de comprar. Y es que de verdad necesito esos 3 minutos antes de entrar al segundo turno, caray.

Me duele estar tan ocupada y no poder disfrutarlo. Es un frenesí de actividad tras actividad tras actividad; correr por la mañana, correr por la tarde, correr por la noche y dormir con el pendiente de que al día siguiente hay que seguir en una carrera donde todos van a recibir premios (o con el pendiente de que tiemble), pero tú no puedes tomarte ni cinco minutos para fumar porque dejaste de hacerlo en el 2007 o donde ya no puedes bajar al bar para que te pichen un vodka porque tomas antidepresivos, manejas y ... eres una full time mom! Y lo eres porque tienes la custodia de ese par de ratitas maldosas, porque tienes el amor de madre subido hasta la garganta y sabes que se convertirán en pandilleros si es que sueltas la rienda. Porque sabes perfectamente que nadie está del otro lado para sostener la otra punta de esa cuerda... ¡cómo estarlo, si es una chinga!

Estoy segura que por eso me he enganchado un poco a Tuíter, porque bajo mi contexto, es lo más cercano a tener sexo con extraños en el baño de un bar de mala muerte en la ciudad de Nueva York. O bueeeeno😒,  es lo más cercano a sentir algo de aventura en un ambiente para nada seguro como lo es cualquier red social donde te muestras vulnerable... como aquí.

RESPIRO...

Sin embargo, creo que así se ven los cambios que permiten que tu vida trascienda: duelen, una se resiste a ellos, te revuelves como trucha furiosa contra los embates de las circunstancias hasta que dejas de luchar y entiendes que la vida es aquí y ahora, que todos esos pasos que parecen carecer de sentido serán los cimientos de tus nuevos territorios conquistados y que cuando el tiempo pase, no importará nada de lo hecho. Será la arena sobre la cual caminarán los que vienen detrás de una.

Y como dice mi sabia amiga Kry: esto también pasará.

Y el sol sí brillará nuevamente.








miércoles, 7 de septiembre de 2022

RANDOM THOUGHTS

 Random thoughts wich come to your mind constantly, cause stress and fear.

Generalmente tengo un aliado neutro del cuál asirme cuando no puedo ni concentrarme ni controlar el revoloteo agresivo de mis pensamientos. Digo "generalmente" con una displicencia desesperante, ya que la gente ni está a mi servicio ni a mi disposición. Es su cariño y preocupación sincera de cuando notan que ya se me descarriló el tren y tratan de correr para ponerme a salvo.

Pero yo, en medio de la locura de locomotora sin control ni freno que son mis pensamientos a este punto, termino por arrollarlo todo, amistad y amor incluidos. Y esto es cíclico y me siento muy avergonzada por ello.

Luis Angel: discúlpame por no hablarte en tu cumpleaños. Estuve muy metida en mis pensamientos y no podía parar (aún no puedo)  :(

Estoy verdaderamente contrita por haber dejado pasar la oportunidad de celebrar tu maravillosa vida, agradecerte por hacerme parte de ella y sobre todo, por quererme a pesar de ser una rata que olvida los cumpleaños de sus mejores amigos.

También va para ti, mi súper Lauch y para tu gemela de cumpleaños, la hermosa Aymet.

Lo siento mucho :(



domingo, 4 de septiembre de 2022

Cartas rojas.

 Hace poco más de dos meses recibí un comentario de un muy viejo conocido. Me dijo "escribí una carta roja".

Las cartas rojas eran los esbozos precoces de dos adolescentes que se guardaban las ganas del uno y otro en pos de no encontrar problemas para el futuro. Ambos conocíamos re bien la vieja historia de cómo papá y mamá se habían conocido en la prepa y ¡shush!, se embarazaron y casaron, viviendo una vida precaria en lo que hacían carrera y fortuna. Y aún no acababan de lograrla en mi caso, por ello es que siempre recurrí al ingenio.

Querido: las cartas rojas no las volví a escribir más.

Cuando el negro de un encaje se volvió real, entendí que las pasiones eran bastante simples en los sujetos conocidos. Si acaso me regalaron poesía y complicidad en una relación cruzada, pero no pasó mucho y no se repitió nunca. Éramos de otro y otra y nada parecía más seguro que eso.

Luego vino "la madurez". 

Luego vino "la dejadez".

Luego vino "la soledad" y aquí estoy instalada. Claro que puedo escribir cartas rojas pero tener que rendir cuentas a los jefes de mi casa, no sé... me sabe mal.

Si escribiera en forma anónima, estoy segura que me delataría mi sonrisa de conejo en cada suspiro, mis ojos relucirían como chispitas con cada vaivén y seguramente correría la voz de que acá, en lo de Dana, la cosa se ha puesta tan vulgar y prosaica que es mejor darle la vuelta y seguir haciendo lo propio.

Mmm, no sé. Qué más da.

domingo, 21 de agosto de 2022

Maternar es renunciar.

 Culpo a las siete veces que presenté el examen extraordinario de Física III de la confusión y miedo que actualmente se ha apoderado de mi.

Y no la culpo porque en las séis veces en las que reprobé dicho examen mi autoestima (y los permisos para las fiestitas) se fueran por el caño, sino porque con cada oportunidad, perfeccioné mi conocimiento en la Física clásica -donde, según el estado actual de un objeto, se puede predecir relativamente fácil su comportamiento en el futuro-  y nunca, pero nunca tomé en cuenta a la teoría del caos, donde ¡oh sí!, toda visión determinista se cuestiona: no todo es previsible ni funciona como reloj suizo... como yo hubiera esperado que fueran mis casi 42 años.

¡Demonios!

Estoy frita, queridos menos cinco lectores de siempre. Frita como la patata de la historia.

Estoy por cambiar a Alondra a una escuela cerca de mi trabajo, ese trabajo soñado que desempeño en las muy lejanas tierras de Polanco. Estoy dando el señorazo con todo su esplendor y no se cómo hilar estos pensamientos nadaqueverientos de manera que pueda explicar el enorme caos que reside en mi cerebro.

Pues ya, como va:

Mi trabajo era el último bastión insurgente donde mi rebeldía juvenil y mi encanto personal vivían felizmente. Era el espacio donde yo podía ser una femme fatal o una godínez regordeta y malhumorada, que de repente se le ocurría bajar por un postre a la cocina, con el cual el chef Irwin podía reivindicarse tras una fallida revisión de cocina con apego a la NOM 251. El páramo donde podía reír y aplaudir como foca al mismo tiempo con las bromas contables y soportar los regaños de mi adorado jefe (sin sarcasmo, en realidad adoro a mi jefe) por no saberme de memoria los preceptos legales de la Ley de Sociedades Mercantiles (es que ¡chale! eso no lo vi venir, jefito).

Era el último lugar donde no sentía que la maternidad me tenía copada, atada y amarrada.

*Llora en silencio.

No me malinterpreten, amo a mis hijos con pasión, sabiduría y entusiasmo. Simplemente que me sigo amando muchísimo y no se amar a medias. No he aprendido aún amar en pausas, en horarios ni en espacios definidos. 

No se cómo explicarme que la maternidad se volvió una cita ineludible y que ahora tengo que aprender a compartir mi espacio con mi rol de madre...

Muchas veces lo vi con mi mamá en sus trabajos: ella era la misma en casa y en su oficina (probablemente menos enojona y pegalona en su trabajo... jum). Eso me daba una falsa seguridad, pero esa es otra historia.

Recuerdo a la mamá de Cristina, una compañera de 5° de primaria, quien una vez me invitó a su casa después de clases para ayudarla a estudiar. Su abuela pasó por nosotras, nos fuimos caminando hasta la calle de Gabino Barreda y subimos a un departamento impecablemente hermoso. Me lo mostró en secciones "mi cuarto, el de mi hermana, la cocina, la cantina, el cuarto de mis papás, el baño y clóset de mi mamá..." A la hora llegó su papá y lo primero que hizo fue preguntarle a la señora grande por la madre. Silencio incómodo y portazo del padre. Poco antes de irme, llegó la mamá y fui presentada. Nerviosa, la mamá me dio los "mucho gusto" y procedió rauda y veloz a entrar en su clóset. Salió vestida completamente diferente a como había llegado (traía vestido corto, ajustado y con un escote discreto. Al salir, usaba un vestido tipo bata. Ugh). Mi amiga Cristina me dijo en secreto "es que a mi papá no le gusta que se ponga ese vestido". Yo, en espíritu, soy la mamá de Cristina (quien por cierto reprobó 5° al tiempo que sus papás se divorciaban), solo que mis vestidos cortos no son censurados por el cavernario esposo, sino por mi concepto martirizante de la maternidad.

De nuevo, no son mis hijos; es la cadena formada por las obligaciones que solamente afrontaré yo, son las cajas de petri bajo las cuales mis habilidades maternas son observadas al detalle y mis actos juzgados con rigor absoluto. 

Probablemente aquí es donde tomo mi maleta, me bajo del tren y despido todo ese mundo interior haciendo olas con mi mano derecha, la que uso para escribir.

No se quién seré después de salir de esta tormenta, solo se que, como dice Murakami, no seré la misma mujer que fui cuando entré en ella.

Exactamente como hace 6 años.

Pero ya no tengo 36...



 

lunes, 8 de agosto de 2022

Malos tiempos.

Están cayendo millones de soldaditos sobre la ciudad. Sobre mi parcela. Sobre mi.
Hoy fue un día muy pesado, manejar con lluvia sobre periférico se volvió una cuestión de vida o accidente: cascadas de diversión, ríos salvajes y las benditas Suburbans tratándonos como los restos de un naufragio urbano que no importa colisionar.
Pero yo tengo la culpa, ¿saben? Debí irme por el segundo piso. Debí cargar gasolina ayer. Debí dejar de soñar despierta y simplemente irme cuando debía. 
Nunca se irme a tiempo.  Siempre espero a que los tiempos se sincronicen, aunque ello signifiquen 20 minutos o 20 horas.
Suficiente exposición por hoy, a guardarme en mi concha por otros 20 años más...

miércoles, 3 de agosto de 2022

Mi verdad... al fin.

 Cuando la Marmota finalmente pudo confesarse conmigo (en un partido de la Copa América), la noticia de que tenía un hijo con otra mujer me causó sorpresa e indignación.

Fueron 2 días en los que no lo pude creer y mi sistema no podía procesar el hecho de que una mujer como yo (amorosa, empática, hermosa y que además había tenido dos hijos suyos) estuviera pasando por una trama que parecía más bien sacada de una telenovela  pues la señora con quien terminó liado era su empleada, ni más ni menos.

A partir de ese momento todo estaba ya dicho y hecho, lo difícil fue decírselo a las criaturas y por supuesto, sanar... Sanar, llorar y callar, pues no es muy bien visto que una mujer ande ventilando sus sentimientos u opiniones que tienen que ver con las fallas del sexo opuesto.

El señor tuvo una relación fuera de matrimonio y posteriormente tuvo un hijo. No es algo que yo deje pasar, no estoy hecha de esa madera. 

Hoy quiero liberarme de esa carga, pues no nos debemos nada y la relación de respeto que yo procuré en todo momento, al parecer no es lo que el señor prefiere, así que dejaré de guardar "secretos a voces", me libero de la importancia de la opinión ajena. Esto ya no es mío.

Luego pasó lo de Carlos...

Cuando Carlos decidió aparecer en mi vida, lo hizo en una época donde yo estuve vulnerable. Me bombardeó de amor rápidamente y despertó la bomba que yo tenía guardada. Yo iba por la segunda  mitad de mis treinta años y lo recuerdo perfectamente: lo suficientemente joven pero madura, llena de energía para el trabajo que adoraba, para llegar con mis hijos y desbordarme, para tener una relación tan intensa con él. Y yo sentí que florecía, que había vida saliendo por cada poro de mi ser, que finalmente había conocido el amor incondicional. En fin, una tiene que aprender a resignificar su vida una y otra vez.

Cuando Carlos decidió desaparecer de mi vida lo hizo con una especie de berrinche incriminatorio: me acusaba de infiel (?),  de ser una coqueta (¡), de ser "demasiado sexy, demasiado inteligente, astuta, extrovertida, amistosa y ambiciosa", (¡órale!, ni en drogas hubiera pensado de mi en esos términos).

A lo largo de la relación hubo muchísimos roces: a mi me iba cada vez mejor en el trabajo y tenía más proyección en la empresa, contrario a él que había sido despedido del trabajo; amaba y educaba a mis hijos con mucha consistencia y aún tenía espacio para amar a sus hijos sin que ellos quisieran amarme a mi y traté de estar a su lado en la salud y la enfermedad, cuando le diagnosticaron diabetes y su gastritis iba empeorando su vida cada vez más. No podía darme cuenta que yo tenía una relación con una persona que tiene un trastorno de la personalidad narcisista, al que mi vida feliz le producía envidia y que la única manera de desquitarse era tratando de anularme, acusándome de lo que seguramente él mismo hacía y dándome un tratamiento de silencio para volverme loca (más).

Así que tomé valor, mucho valor y finalmente le cerré la puerta. Claro que dolió; dolió no verlo regresar a tratar de cambiar por mi, a tratar de arreglar la relación para hacerme feliz y dolió aprender que eso que acabo de escribir es imposible de pedir y de dar. El amor no duele, el amor fluye y no se forza.

Me libero de la vergüenza que me daba sentirme una víctima; me libero de lo que él pueda pensar y opinar de mi. Sigo adelante con mi vida, estoy en paz conmigo misma. Esto tampoco es mío.

Y finalmente la separación de mi anterior trabajo...

En una charla expresé que el proceso que viví fue muy difícil porque estuvieron implicadas más emociones que razones y también ya estoy harta de cargar con un estigma sobre lo que pasó.

Así que hoy me libero también de esa carga innecesaria que yo no pedí y que no estuvo en mis manos parar:

Desde que retomé mi carrera, trabajé bajo sus órdenes; siempre estuve agradecida por la oportunidad que me brindaba para aprender una nueva rama del Derecho y por poder llevar un sustento a mi casa. Básicamente.

Tonta no soy, sin embargo soy muy leal y jamás se me ocurrió tumbarle la chamba para yo destacar y lograr cosas. Sabía muy bien que el único crecimiento que tendría sería si yo ocupara su lugar o si me cambiaba de empresa. Soy leal, ya lo dije y amaba mi trabajo, también ya lo dije.

Así que día tras día di lo mejor de mi y el día en que la Alta Dirección decidió dividir el grupo y que cada quien se llevara sus canicas, yo fui la elegida para quedarse. Sí, así es; desde el día uno el bando Tintorera me dijo que yo sería la nueva gerente legal y que mi puesto era el único contemplado. El detalle de todo esto es que se me pidió guardar silencio y no decir absolutamente nada.

Por un lado, tenía una excelente oportunidad para crecer, por el otro lado tenía una futura ex jefa a la que no se le estaba tratando dignamente, con toda la connotación emocional (de su parte) que eso trajo.

Al día tres de la noticia, el bando Porco me pidió que me uniera a ellos: que habían visto mi crecimiento y mi capacidad. ¡Cielos!, fue muy difícil... era literalmente decidir irme con mamá o con papá amándolos a ambos.

Y entonces todo fue un caos: no podía decir nada, no podía fingir que no estaba en un momento crucial de mi vida, no podía alegrarme por mi situación dorada y no poder gritar a los 4 vientos que mi felicidad. Y por lo tanto, soplarme el proceso de desilusión, desvinculación, maltrato y tortura que vivía mi amiga-jefa, cargando con su amargura, sus sospechas, su mala vibra, su infantilismo, sus traumas existenciales y su poca empatía hacia mi pues en cuanto supo mi destino, dejó de hablarme. 

Yo creo que Nancy Pelosi y su visita a Taiwán es poco para describir lo que fue la entrega de mi puesto al bando Tintorera; tuve que hacer muchas alianzas con gente clave considerada "enemiga" y a ojos de los colaboradores más simples, yo he estado haciendo un doble juego y me han dado un trato de "traidora". Todos trasladaron sus simpatías hacia la ex jefa, hacia aquellos con los que "el enemigo" se había mostrado implacable y ha sido duro y difícil para mi porque soy "Miss Simpatía", la neta.

Sin embargo, de esta también voy a salir como la digna hija de Eva que soy (es que así se llama mi mamá): altanera, preciosa y orgullosa.

Porque tengo un par de hijos maravillosos que podrán ver a su mamá histérica, gruñona o triste, pero no derrotada. Porque mi corazón de mujer ha llorado con las estúpidas pero precisas canciones de José José y las heridas han cicatrizado. Porque claro que me siento orgullosa de que se me reconozca la labor legal que he realizado a lo largo de estos años, imprimiéndole mi toque personal para que las cosas se logren. Claro que merezco esa Dirección y merezco los frutos que en su momento coseche.

No quiero seguir cargando con esto, ni esconder mis cicatrices ni justificarme.

Quiero lo que tú y los demás quieren: existir en paz y con propósito; ser feliz sin hacer daño a los demás; dejar un legado valioso para los seres amados.

También quiero café con pan sin seguir engordando; quiero que mis hijos se comporten a la mesa cuando salimos de paseo y quiero un amor bonito. Uno que no esté jugando juegos de poder, jugando al misterio o a la seducción sin sentido.

Merezco dejar esta carga aquí y no volver la vista atrás.





sábado, 14 de mayo de 2022

México: soy una madre trabajadora y no estás cooperando.

 Ya estamos más cerca del "Día del Maestro" que del "Día de la Madre", ¿saben? y gracias a ambos festejos, hoy me siento más fundida que nunca.

Corrercorrercorrer por toda la ciudad no es agradable, menos si vas en tacones y con el rulo de la tenaza marcadísimo porque, ¡ni modo que te vean toda escurrida las perfectas madres de los compañeros de tus hijos!. ¿Cómo sería posible eso, si tú eres una abogada y ellas no?,¿cómo es posible que "tú que trabajas, tengas tan mala facha"?... Argh. Primer saque y ya estás contra la red.

Ser mamá trabajadora es un suplicio cuando se trata de festejar el día de la mamá. Todo se ajusta para las afortunadas mamás que tienen el tiempo para celebrarlo todo el día, que cocinan delicioso y traen el vestido y peinados impecables. Que pueden disfrutar del Line up del festival de su bodoca con toda la calma del mundo y no checando el celular cada tanto porque no dejan de llegar mensajes de tu jefe preguntándo "si tuviste un accidente" porque aún no llegas a la oficina... (¡por dios, señor!, llegué y usted se fue a los diez minutos; seguramente a Louis Vuitton a comprar el regalo para su mamá).

Terminó el día y llegué a consolar a la nena, quien se quedó llorando con la abuela porque todas las niñas se quedaron con sus mamás y ella no. Segundo saque: ya estoy insultando al juez de línea.

Día siguiente, el bodoque mayor INSISTE en que quiere salir en el baile del colegio para celebrar a su mamá... jum, esto no es normal...

Y no lo es; quienes tenemos adolescentes sabemos que no tienen palabra de honor y que hay que aprender a vivir con eso y ser más astutos que zorro en gallinero para poder ganar los sets que jugamos contra ellos; así, cada servicio será una oportunidad para averiguar más allá de la vida superficial del puberto consentido e indagar los pasos en los que anda. Una no está para más sustos así que allá voy, corriendo en tacones nuevamente (las mamitas son aún más competitivas en este colegio) y rezando para no cometer ningún error que ponga en peligro la vida social de Mateo ni lo haga sentir que su mamá le caus "oso mil"... Diablos, quisiera decirles que lo logré pero no, me ganó la emoción y grité "ese es mi hijo" cuando caminó sobre el escenario... La cara de "trágame tierra" de Matius ayudó a que la gente descubriera a quién iba dirigido el grito ese. También osé saludar a una chica que fue amiga de Mats en la primaria y que ahora no lo es más. Lo siento :( 

Lo único sospechoso que alcancé a descubrir es que en efecto, fueron genuinas las ganas de Mats de invitarme a su escuela a verlo brillar, su tremenda emoción de mover el bote al son de "Baby...one more time" y el gusto por presumir a su mamá con sus amigos. ¡Qué bueno que llevaba una gabardina larga!

Y cuando ya estaba a punto de salvar el Match Point... se les ocurre a los maestros festejarse cerrando la escuela de Alondra en viernes. Sentimientos encontrados, ¿saben?. Claro que les reconozco su valiosísima labor a todos y cada uno de los profesores de mi vida (desde la adorada Miss Clemens y su "¡muchachito cara de mono!" acompañado de nuestro cafecito con crema, hasta ... well, you know!), pasando por mis propios padres, quiénes han lidiado con la burrez de sus hijos y de sus alumnos en niveles profesionales que harían sonrojar al Secretario de Educación de Finlandia. Sin embargo, dejarme indefensa con mi fiera menor en un punto súper crítico en mi carrera profesional es un break point del que no pude recuperarme, teniendo que aventar la raqueta al suelo y gritar "¡merde!" con la impotencia de que el sistema aún sigue poniendo las cosas difíciles a las mamás que ya estamos hasta la madre del cuadro hecho de sopa.

Las mamás como yo (que trabajamos tres turnos diarios) queremos que quienes están a cargo de las políticas educativas de nuestros hijos entiendan que no pueden seguir con su doble moral: por un lado dicen que quieren que los niños sean "el futuro de México", pero por otro lado, los que fuimos el futuro y ahora somos el presente NO PODEMOS EJERCER COMPLETAMENTE por la falta de empatía que se tiene a las madres y los padres de familia. Cerrando escuelas de tiempo completo, cerrando la escuela en días "festivos", ocupando el tiempo de los papás en cosas bonitas que hacen los niños ¡sí! pero que igual las hacen en nuestras casas... oh dios, creo que estoy muy cansada de que esto siga igual que en 1970, voallorar...

Sáquenme del partido y mándenme a las duchas... yo ya no puedo más.

 ¡Así que no habrá taza con chocolates ni libros para ustedes este año!

Score: 

martes, 26 de abril de 2022

Días...

 Acostumbro a tomar una taza de café mientras preparo desayunos, almuerzos y comida de mis amos. Es como si en esa hora de la madrugada, la cafeína y yo fuéramos cómplices absolutos, donde si ella salta yo también y sus pensamientos no son para juzgar a una mujer cuarentona que pone todas sus ilusiones y esperanzas en ella. Se despliega benevolente sobre mi torrente sanguíneo y mi estómago se encoje ante la agresión sistémica, pero que por más que proteste sabe que nada podrá lograr frente a una mujer que está decidida a despertar a bola de cafetazos y ardores.

Esta mañana el café me supo a diablos; se me pasaron -literal- las cucharadas y no alcancé a terminar de beber el brebaje misterioso. 

Todo fue en picada: niños despertando tardísimo, más zombis que de costumbre, dando portazos y jimoteos del tipo "no quiero ir a la escuela", pasando por "no vuelvo a usar esa lonchera de niño chiquito" y una gatita que ya les aprendió bastante y se pone a maullar lastimeramente sobre la barra, demandando mimos y comida.

La carrera por llevar al niño mayor a la escuela, pasar a dejar a la nena, dirigirse hacia el trabajo y estacionarse sobre el segundo piso, todo mientras la música va sonando lentamente en otro coche es el cúlmen de un desastre mañanero originado por apagar el despertador y dormir "5 minutitos más"...

Nadie sabe que por las madrugadas, mi espíritu despierta y comienza a hacer preguntas que he tratado de callar durante el día. 

Nadie sabe que me despierto y abro la cortina para absorber la negrura de la madrugada, para templar los nervios con el viento helado y húmedo que escurre de los árboles. ¿Cómo saberlo?, si a veces todo está super quieto, super ordenado, super pendiente de que un día comience perfecto, como todos los demás.

Evidentemente éste no es uno de esos días...


sábado, 9 de abril de 2022

AMORRRR, AMORRRRR... QUE TE PINTAS DE CUALQUIER COLOR.

Esa canción me persiguió hace una semana, como si el destino me convirtiera nuevamente en su juguete, únicamente para ver si ya aprendí la lección.

Hablando de canciones... hay una rola de Praga Khan que va enumerando diversas cuestiones, tópicos y actitudes cotidianas (del 2000) y al final concluye que de todo lo que te platicó, solo necesitas "amor". Los Beatles pero con otro beat. Nada que ver con el discurso que Mark Renton nos receta al principio y final de la Odisea Escocesa llamada "Trainspotting"  y que nos deja frustrados de por vida: no, no puede ser que no sea el amor lo que nos mantenga con vida, ¿o sí?

Ni p*ta idea,  queridos menos 5 lectores de siempre. A mi cada vez me cuesta más trabajo hablar del amor romántico porque lo considero un peligro para México, mucho más letal que algunas drogas duras y las deudas con coppel. 

Y no estoy haciéndome la mártir, ni lo digo por despecho: ya pasé también por la etapa juangabrielesca del "yo no nací para amar, nadie nació para mi"; sinceramente creo que no hay nada más peligroso que dos almas sin haber alcanzado una meta en la vida, sin amor propio, con traumas de la infancia sin resolver y que se encuentren para "enamorarse" y pretender que su pareja les llene sus vacíos. Niet!

"¡Tons, pinche Dana, dínos cuál es la respuesta!", me estarán preguntando.

Pues ya dije, no tengo la menor idea. Simplemente se que un día después de un divorcio feíto, me topé con un perverso narcisista que me hizo pomada por tener la guardia baja, la cabeza llena de unicornios y en los ojos unos filtros que lo hacían ver perfecto, guapísimo, exitosísimo, admirable y confiable. Y que cuando dieron las doce, la carroza se convirtió en calabaza, el príncipe en un sapo y yo -la princess más princess del cuento- volví a ser la pobre cenicienta, solo que ahora tenía que seguir fregando pisos para mantener contento al sapo y ¡pobre de mi si pretendía escapar de mi destino!, porque el sapo ya había roto mis defensas, ya se había encargado de cebarme como un chanchito para que me sintiera devaluada, ya me había ido confundiendo con sus ensaladas de palabras que terminaban por hacerme ver y sentir como la culpable de todo. ¡Y eso me pasó con todo y que me precio de ser una mujer librepensadora, feminista, culta, altanerapreciosayorgullosa! (mi mariachi!).

Fue tanto el shock que me provocó esa relación que afortunadamente mis amigos estuvieron junto a mi para alivianarme en esos momentos donde yo quería echarme al tren, cual Anna Karenina, olvidándome de mi Aliosha y mi Anna.

Entonces, a base de caldos de pollo, información sobre psicopatía y narcisismo, toneladas de trabajo, terapia y amor propio es que fui sanando. Comencé a recuperarme y a dejar atrás al sapo. Ayudó bastante que él nunca me volviera a buscar ni cediera a mis llamadas, cuando yo recaía en la adicción.

Lo que vino después es relativamente nuevo para mis patrones conductuales: soltera por decisión propia, no considero que el amor romántico sea la solución para nadie. Obvio, no estoy peleada con el romance, gustar de alguien (iuuuuuu!), ni los buenos modales; me refiero a la idea del amor que todo lo puede, que es el refugio para una vida emocional vaquetona. La del "sin ti no vivo", "márcame cuando llegues", "si me amas no harías eso", "no te vistas así y te lo digo porque me preocupas", etc.

Creo que definitivamente el amor sigue siendo lo más importante de la humanidad y lo corroboré a partir de la lectura del libro que les recomendaré más adelante. Por amor, el ser humano se mueve para alcanzar los ideales que solo vivían en su imaginación y así materializarlos.

Sigan creyendo en él, queridos menos cinco lectores de siempre; el mundo necesita que nos amemos: con el corazón, con el alma y con las intenciones materializadas.


Recomendación:













domingo, 20 de marzo de 2022

Mujer profesionista.

 Estoy dando el roll por el Linkedin (la red social pa' godínez en busca de godinato, como yo) y me topé con una opinión que considero bastante desafortunada dado el contexto social que vivimos las mujeres, las mujeres profesionistas, las mujeres que somos madres y profesionistas, las mujeres que somos madres y abogadas, las abogadas:

"La abogada debe ser aquella defensora que brinde esa perspectiva distinta y creativa que caracteriza a la sensibilidad femenina para resolver los conflictos legales"

Fuck!

De acuerdo a esta interesante opinión, las abogadas debemos achicarnos aún más por cuestión de género para perpetuar la idea que se tiene de la mujer: creativa, pacífica, sensiblemente femenina" y tal como una Madre Justicia, dirimir conflictos incluso antes de que estos se presenten.

Dar una perspectiva "distinta y creativa" es renunciar a los principios fundamentales del derecho en aras de cumplir con lo que se espera que hagamos como género, es dejar de pensar en las reales soluciones de justicia para resolver los conflictos legales con "sensibilidad femenina"... Además, ¿qué es la sensibilidad femenina? 

Como si no fuera suficiente la cantidad de obstáculos que se nos presentan para desarrollar nuestras capacidades profesionales frente a la libertad de la que aún goza el género masculino ("nadie te dijo que te convirtieras en madre y pusieras pausa en tu vida profesional", han opinado algunos), ahora entre nuestras mismas congéneres nos limitamos con opiniones que tratan de apelar a nuestra femineidad para destacar como profesionistas y ganarnos el respeto de aquellos a quienes asesoramos y defendemos.

Al final del día también es un tema de cultura y educación social y con dolor reconozco que es difícil destacar en el ámbito corporativo si eres mujer y encima, madre. Los horarios, la disposición de tiempo, el ambiente laboral, ¡los salarios!, el desarrollo laboral per se, el aproach hacia la Alta Dirección precisamente por ser mujer, son temas espinosos en mi día a día. 

Existe una brecha muy grande entre una abogada y un abogado y definitivamente no se ganará terreno haciendo las cosas "como hombre", pero de ninguna manera se podrá avanzar si jugamos la carta de género y la limitamos aún más adoptando actitudes poco científicas al nombrarlas como "femeninas".

¿Y ustedes qué opinan?





domingo, 13 de febrero de 2022

Otro post más de maternidad...

 ¿Cómo puedo planear cosas diferentes, enriquecedoras e importantes para mi crecimiento personal si primero tengo que resolver la logística de la cotidianidad? 

Es desgastante estar viendo quién puede recoger a los niños, quién puede quedarse con ellos cuando se enferman, cuando se suspenden las clases presenciales, cuando debo salir a la oficina... Es desgastante pedírselo a la persona que tiene la obligación de hacerlo en primera instancia! 

Y con esta monserga cada semana, es imposible para mí pensar en un proyecto personal a largo plazo.

De otra manera: dejarlos solos e independientes, que se cuiden entre ellos y se atiendan provoca que entre en la categoría de "Mala madre" y no solo eso, las criaturas comienzan a sospechar que ese es un filón de oro para poder hacerse de sus chantajes y rabietas.

Hoy estoy escribiendo de esto porque la vida se me nubla cada cada comienza la semana y yo siento ahogarme en un mar de clases virtuales, clases presenciales, home office, office attending, trabajos en cartulinas, pastelitos de corazón, chingo de mails sin leer y una situación nacional caótica. 

Me abrazo solita, no estoy pudiendo 😢

miércoles, 2 de febrero de 2022

EHMM... SÍ...

Hablar.

Escribir.

De ambas, prefiero la segunda.

No es cosa rara que la primera vez que acudí a terapia, le dije a Isa que mejor le mandaba por escrito mi historia, después de haberme pasado los primeros 20 minutos en un catatónico silencio.


Siempre he sentido que me explico mucho mejor por escrito puesto que así no se notan mis torpes balbuceos, o no me suelto a llorar sin poder expresar mis sentimientos. Pero papá Freud dice que no, que el habla "...pone el material del yo en una conexión firme con los residuos de las percepciones visuales, pero más particularmente auditivas.". Ok, te concedo eso, flaco.


Pero, ¿entonces qué va a pasar con mis sentimientos introvertidos que no pueden ser expresados por culpa de mi timidez galopante?

Es cierto, queridos menos cinco lectores de siempre (¿todavía siguen aquí?), saben que soy tímida como la tímida violeta (algún día daré el contexto de mi frase, lo prometo) y que si me ponen el micrófono en la mano, lo más seguro es que lo deje caer y no precisamente en señal de rebeldía (ñam, Obama!)

Así que seguiré callando y viviendo con mi voz en off; escribiendo de esto y aquello y simplemente dejando que el mundo ruede.

(No puede ser, ni siquiera pude terminar decentemente esta entrada, ¿qué diablos...?).


jueves, 20 de enero de 2022

FELIZ CUMPLEAÑOS, MATEO.

 Cuando supe que traía a un Matius en la panza, indudablemente temblé de miedo.

Ni de chiste era una adolescente, tampoco una jovencita pizpireta y cándida; había terminado la carrera, estaba librando una lucha para independizarme de mis papás e irme a vivir sola (con el consabido chantaje materno de que yo aún no había cumplido con todas las expectativas, etc.) y con un novio que conocí en línea -aparte de todo- y que era completamente opuesto a mi. Pero totalmente lo contrario... no, no, no inventes lo diferentes que eramos (lo seguimos siendo). No había pareja más dispareja que nosotros.

Pero aún así, nos propusimos tener bien y bonito a ese Matius que vivía feliz en su burbuja, ajeno a todos los ires y venires del mundo exterior.

Y hoy cumple catorce años... bravo, bravo, bravísssimo!

El mío amore entra a la edad que yo tuve cuando me dieron mi primer beso (Hola, Ovidio) y me  enamoré hasta el tuétano (Hola de nuevo, Ovidio). La edad en la que salía sola con mis amigos a tardeadas, al basket en el Palacio de los Deportes (stop making "Guerreros Aztecas" happen.), a las salidas culturales en bola, en fin... al despertar a la vida deliciosa del adolescente promedio. 

Pero no para él 😢

Con dos años de pandemia a cuestas, una mamá en drogas (legales y por prescripción), una hermana que le robó los reflectores ¡y hasta la fecha de cumpleaños! (dejen de decir "¡qué tino tienes!"), es difícil que hoy se sienta particularmente festivo.

Así que mientras está hecho bolita en su cama, dormitando porque prefiere no pensar en que su papá tiene Covid, su hermana posiblemente también tenga Covid y su oportunidad de irse a la playa estén en el límite de lo posible, escribo estas letras para decirle que lo amo con todo mi ser, con todo el miedo que siente la madre de un adolescente y con una incondicionalidad que envidiaría cualquier fan de Los Bitles después de darse cuenta que sí les cambiaron al Pol pero aún así siguen coreando el escape de la banda (ay, suficiente!).

Te amo Mateo, Matius, Mateques, Matiuski, Mateíto, Mateosín.

Eres el eje de mi carreta, mi cielo, y así seguimos andando...


lunes, 17 de enero de 2022

Papita cumpleañera.

Hoy es un día especial, muy importante en mi vida y yo creo que lo será en la vida de la persona que la conocerá en unos años y caerá rendido ante su encanto: Hoy es el cumpleaños número siete de mi hermosa hija Alondra.

Aplausos...

Soy muy feliz de ser mamá de Alondra, es una niña alegre, cariñosa, juguetona y chistosa. Me hace reír, me hace llorar, me provoca enojos momentáneos y también me hace reflexionar muchísimo. Es como una versión en miniatura de mi, sinceramente.

Llegó a este mundo desafiando todas las leyes, incluida la de gravedad. Creció con pura leche materna, la cual siguió consumiendo a libre demanda hasta que cumplió tres años y ya no hubo manera de salvar el pudor en sitio alguno, pues le gustaba comer y ver lo que pasaba a su alrededor. Así de determinante y mandona la muchacha.

Le comencé a decir "Papita" desde que la enfermera me la colocó en mi mejilla para conocerla y desde el momento en el que la olí, un torrente de oxitocina recorrió mi ser, sellando para siempre el amor incondicional que le profeso a esa Papita, tan bella, irreverente y cachetona.

No puedo más de amor: es un verdadero placer llegar a casa y ser abrazada con un apego y un amor incomparables. Tan dulce y noble mi hermosa Papita, quien hoy llega a la edad de siete años. Con una mamá algo sui géneris que la ama con la mitad de su corazón y que desea que hoy y siempre sea una niña sana y feliz.

Feliz cumpleaños, gatita mía!

martes, 4 de enero de 2022

CARTA A LOS REYES MAGOS

 ¿Se acuerdan cuando en 1985 me trajeron la "Barbie día y noche"?

De día era una ejecutiva con traje sastre, portafolios, tarjetas de crédito; de noche, la falda ejecutiva se transformaba en un hermoso vestido de vuelos y complementaba el look, una estola brillante. Desde ese momento ustedes creyeron que ese sería mi destino: una mujer que escondería su burbujeante personalidad en un traje sastre mientras acudía a la corte a objetar lo inobjetable y por la noche, bebería cocteles en copas campana. 

Gracias, lo hicieron perfecto: cada que peleo contra el INVEA, pienso en que sería más útil vestir de cabaretera desde la mañana.

No, ya en serio... perdónenme por haberlos hecho correr por toda la ciudad en busca de mis regalos soñados, arriesgando el aguinaldo y el físico por ir cargando un pizarrón tamaño profesional por toda la Avenida Juárez. Y qué decir de aquellas veces donde yo cambiaba de parecer al último minuto y entonces ustedes hacían magia para poder entregarme la alegría de la sorpresa.

Cada año me hicieron muy feliz y mi ilusión por ustedes es lo que mantiene viva y sana a mi niña interior, lo que me ha hecho posible conectar con mis hijos de una forma muy hermosa. 

Gracias por cada dulce en una botita, por cada galleta mordida y cada vasito de leche a medio terminar. Gracias por desvelarse en aras de dejar todos sus regalos a tiempo. Gracias por despedirse al final de la infancia y dejar encargado el changarro a mis papás. Gracias por tanto amor y cariño...

Hoy quisiera pedirles que estuvieran a mi lado siempre, porque la vida se pone muy triste y los deseos de mi corazón no siempre son racionales.

Quisiera poder volver a sentir, aunque sea por un momento, la ligereza de la vida sin responsabilidades y la esperanza de encontrar mis regalos debajo del árbol.

Aunque eso sea equiparable a fraude, despojo y privación ilegal de la libertad...

Ándenles, al fin que ustedes son magos... (¡y abogados!)