viernes, 12 de agosto de 2011

Retomando el camino...


Pienso que debes conocer lo peor para valorar lo mejor que tienes en la vida.
Que de nada sirve tener absolutamente TODO si no lo apreciamos a cada segundo, a cada instante.
Amigos, nuestra existencia no está asegurada y es verdad que habremos de hacer un alto en nuestro camino –cada quien a su ritmo, cada quien a su aire- para darnos cuenta de lo insignificantes que somos y lo vulnerables que podemos llegar a sentirnos cuando perdemos la seguridad de nuestros pasos.
Mi vida cambió (again y para variar)
Cambió de manera abrúpta, corrupta e impune.
Cambió y siento la impotencia y la incertidumbre de quien va dejando todo atrás, intuyendo que no hay camino sino estelas en la mar.
Cambió y este “exilio” me sabe a dolor del que no te levantas sino con ganas de que la vida te siga dando de putazos (disculpen mi francés, mi profesora “Madmoiselle Yolanda Castro Castrejón” no sabía ni decir ““bonyur””), para terminar de curtirte y por fin decir “Nunca más”.
Así es, queridos menos cinco lectores. Démos gracias a la gente que vive resentida con la sociedad, a la gente que no soporta cinco minutos de realidad para irse a chutar lo que sea, con tal de “salir” de su bache. A la gente que le gusta lo ajeno y que en vez de procurarse un trabajo digno, prefiere emular a lo peor de la escala evolutiva a fin de saciar sus apetitos rastreros.
Démos gracias -¡cómo chingados no!- a los que tranzan y avanzan sobre cráneos de inocentes, a los que ven burro y se les antoja no uno, no dos, ni tres, ¡hasta veinte viajes!, llevándose entre las patas a los que puedan y se dejen. A los tramposos que se roban las ideas de los demás y reciben premios, a los que sin que les tiemble la mano, lanzan proyectiles de ignominia.
Tenemos lo que merecemos. Y si no nos gusta ¿a qué esperar para cambiarlo?
Dicen que el buen juez por su casa empieza. Sí, es verdad. Dejaré de piratearme blogs sólo para hacerlos reir...
No queridos, éste no será el foro “forever amargo” porque no viví treinta años en balde y mi vida es más de lo que hasta yo pienso. No volveré a mencionar cuánto he odiado a quien interrumpió mi inocencia ni sabrán de mis vómitos de veneno contra el culpable de éstas desgracias.
La vida sigue y esto solo me ha hecho más fuerte. Contra la rudeza de lo presente no pediré un minuto de silencio, puesto que callar fortalece al “lado oscuro”. Que se oiga fuerte y claro que precaución no equivale a miedo y que no nos vamos a dejar.
Sí, échenle un quinto al piano ¡y que siga el vacilón!

1 comentario:

Anónimo dijo...

AY AMIGA...... ME HUBIESE GUSTADO DARTE UN BUEN ABRAZO EN ESE MOMENTO! DANNY FDEZ