viernes, 23 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

Bueno, ya falta un poco menos para que la mayoría recibamos a la Navidad.
Fuera de posers, grinchs, fanáticos religiosos y niños pedinches (y uno que otro adulto contemporáneo muy conectado con su "Peter Pan"), la festividad no deja de tener su encanto y emoción.
Cuando la vida se contempla desde un poco más arriba de la escala espiritual evolutiva, la Navidad ya no huele a pino contrabandeado, a pierna al horno de la tía Margot ni a juguete emplomado made in China.
La Navidad huele a santidad, a paz interior, a luz matinal de un nuevo día.
...
Pero ese no es mi caso...
La navidad en casa de Dana huele a sal de mar por recuerdo a mi hermano Davide, hoy ciudadano cancunense. Huele a gato recién llegado y a una rica mezcla de galletas de miel con café y ponche, además de mandarinas y cañas guardadas en el clóset del Matius.
Descubro que la navidad es más allá de estrenar un lindo outfit, de tener a alguien a quién besar bajo el muérdago, con mariposas multicolores revoloteando en la panza (aunque lo extraño). Es más que estresarme por no encontrar los tíckets de compra, facturas y notas de los juguetes que "Santa" le traerá a Matiuski y un poco más allá de añorar que todo fuera perfecto para entonces sí, poder ser feliz.
De qué me sirve renegar de mis raíces religiosas si lo que más necesito es creer que hay un ser superior a mis fuerzas, a mis entendimientos y a mis mortales posibilidades. Y mi necesidad parte no de una salvación material y palpable, no de un "híjoles, qué hueva me da organizar mi vida...échame una mano ¿no, Chuchín?"
Es la necesidad de expandir mi alma y alcanzar a todos aquellos que necesitan un consuelo, un poco de amor  o simplemente la certeza de saber que existen, por el hecho de ser reconocidos por alguien más.
Sip, me llegó la hora de compartir lo más profundo de mi ser, aquello que no muestro más que cuando se que hay merecimiento de confianza o un profundo vínculo personal.
En este caso, lo compartiré con ustedes, mis menos cinco fidelísimos lectores de siempre. Conozcan lo mucho que los amo por la sola razón de compartir uno o varios momentos alegres, por la satisfacción que me brindan al disfrutar cada palabra que aquí medianamente se piensa (¡oigan, no puedo pensar y sentir al mismo tiempo!, ¡Nuncamente he podido!)
Y sin muchos aspavientos y/o parafernalia, les deseo la mejor de las Navidades.
Estoy segura que la tendrán porque el momento es aquí y ahora.
La felicidad es hoy.

¡FELIZ NAVIDAD!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

MUCHAS GRACIAS COMADRE..... GRACIAS POR LA CONFIANZA POR PERMITIRME SER PARTE DE ESTE REDUCIDO CLUB DE FANSESES TUYOS! FELIZ NAVIDAT PARA TI TAMBIEN, ESPERO LA PASES MUY BONITO CON TU FAMILIA Y QUE LA NOCHE BUENA ESTE LLENA DE MUCHO AMOR, PAZ Y SOBRE TODO ARMONIA, TE MANDAMOS UN BESO Y UN ABRAZO EL MATIUS II Y YO (BUENO EL MATIUS NI SABE PERO ESTOY SEGURA QUE SI FUERA CONCIENTE YA DE SUS ACTOS Y EMOCIONES TE LO MANDARÍA) CENA RICO PUES YO NO PODRE POR ESTAS ESTUPIDAS PIEDRAS EN MI BODY!
DANNY FDEZ.

Gocos dijo...

Muchas gracias por las felicitaciones, las risas y las lagrimas que compartes en este tu espacio blogero, pásala muy bien esta navidad y te mando unos buenos abrazos virtuales al ritmo del gato nyan.
Oscar González

Abraham dijo...

El mejor regalo que nos puedes hacer a tus menos cinco lectores es no dejar de escribir!!! Felices fiestas!!!

Dana dijo...

Gracias, manitos!!