lunes, 22 de enero de 2024

Como agua para shocoleit.

 Cuando tenía 13 años leí "Como agua para chocolate" y ni por error se me ocurrió aprender a cocinar, más bien mi febril imaginación se decantó por el romance entre Tita y Pedro y los obstáculos que Mamá Elena les ponía en su camino. Me sentía muy inspirada por esa novela y tenía mucha curiosidad de ver la película de la misma, pues Marco Leonardi se antojaba bastante prometedor con su aire italiano y la relación que en la vida real sostenía con Lumi Cavazos.

Huelga decir que hasta los 23 años pude ver completa la película y la vi al lado de mi santo padre, lo cual dice bastante. Qué pinche oso, la neta.

Pero volviendo al chisme de Tita y Pedro, en realidad sufrí durante mucho tiempo con la imposibilidad de ver materializado su romance y tener que sofocar toda esa pasión en la comida o en un matrimonio sin amor o en ordeñar vacas y bajar manzanas de sepa dios dónde, porque la trama se desarrollaba en Piedras Negras, Coahuila. Me volví un poco loca, a decir verdad; la posibilidad de no poder amar a plenitud al objeto de mi afecto se volvió una constante durante muchísimos años y cuando entendí bien a bien de qué se trataba todo el asuntacho, me pareció que no había aprendido nada sobre el amor. Ridícula idea era amar, hasta donde yo lo viví.

¿Qué es amar?

¿Por qué siempre vuelvo una y otra vez sobre el tema?, ¿qué me enseñaron las demás lecturas sobre caminar al lado de una persona y sentir que crece dentro de ti un bellísimo árbol de jade?, ¿qué es eso de querer adelantar los días y las horas para que la constante sea acomodar su cabeza sobre mi pecho, morir profundamente durante 5 segundos y salir a la superficie a revivir?, ¿qué es eso de confiar a ciegas en el otro, sin prisas, sin sobresaltos ni dolor?, ¿Is this "la idea inconcebible del amor romántico"?

¿Es mirar con ternura infinita a un pequeño caracol persistir en la carrera de la vida?, ¿es coincidir en todas y cada una de las risas, bromas, manías que el otro posee?

¿Es querer atrapar a la bola del tiempo que oscila entre un día sí y otro no?, ¿es sentir que vibras con las chispas que sueltan los ojos del hombre que estoy amando?

No sé qué hubiera pasado si Tita y el Doctor se hubieran casado, quizás Tita sería aún más feliz de lo que fue en los 5 minutos que estuvo bajo Pedro (le dijo "engarróteseme ai'" ¡y se le cumplióoo!), lo cierto es que ni la cocina, ni bajar manzanas de donde dió vuelta el aire pueden explicar que todo parece estar en calma, en orden y en paz bajo la mirada diáfana de quien encuentra gozo en mis sonrojos.

Probablemente no nací para ser una Tita, porque lo mío es ser tan salvaje y libre como Gertrudis.

¡Y que viva la revolución! 

viernes, 19 de enero de 2024

ENVEJECER ES RELATIVO

Me miré al espejo cierta mañana y me encontré a primera vista con 10 canas.

Diez. 

No "un parcito", no una aquí y otra acá...

Diez.

La primaria (el único grado académico con el que aparentemente cuento) no me preparó para esto.

Y bueno, viene lo inevitable: cuestionarse mil conceptos previamente adquiridos e interiorizados y de los cuales más vale que deseche pronto o corro el riesgo de que tanta dulzura e ingenuidad pronto se conviertan en amargor... Just stop your crying It's a sign of the times Welcome to the final show Hope you're wearing your best clothes.

Envejecer es un issue que me había preocupado lo suficiente como para ahora sí preocuparme en estos momentos por no haber usado el debido protector solar, bebido (y acumulado en la recién adquirida joroba) la cantidad recomendada de agua y la más importante: haber presionado bastante a David Garay Maldonado, a fin de haberme metido a la nómina del Departamento del Distrito Federal a la tierna edad de 6 años, cuando ya acompañaba a mi mamá a sus audiencias en los tribunales de circuito, con lo cual yo podría estar en estos momentos gozando de una jugosa jubilación, en lugar de estar defendiendo al imperio porcino del cual me jacto de mantener en la -hasta donde es posible- honrosa legalidad. O sea, cero.

Y bueno, ustedes dirán que con lo de las canas una se va haciendo a la idea de que el paso del tiempo de forma progresiva es inevitable y comienza a conscientizarse sobre lo que ello representa: contratar un seguro de vida, beber menos, coger más y tomar caltrate. Noup, mis queridos menos cinco lectores de siempre, quite opposite (excepto en... el caltrate), en realidad me estoy haciendo bolita y dejando que la vejez me encuentre donde quiera: que si usando mini falditas con botas altas, que si haciendo tiktoks, que si asoleándome impúnemente en Cuernavaca, que si tuiteando irresponsablemente fotos de mis bubis, que si bebiendo como cosaca (jajaja, obvio no; es una licencia poética que siempre me doy) y más que todo, escandalizando a las mamitas de los compas de Alondrita, pues comparada con ellas, yo ya estoy empadronada en el instituto de la senectud y nada, NADA tengo que ver con ellas y sus cuerpazos fabulosos de treintañeras, a los cuales les caben cuatro caramel macciato sin celulitis.

Meh, no pasa nada.

Tal vez de cuando en cuando me quede dormida a media plática, o me salgan pelos donde antes no salían, o se agudicen mis manías, o la nieve cubra mi cabello... en todo caso el secreto está en no notarlo, pues el foco está en aquello que más placer me causa, en eso que me roba toda la concentración y me llena de felicidad: la vida que estoy viviendo y la cual se está poniendo muy (¡pero MUY!) emocionante.

No subestimo el poder del colágeno, pero a mi edad es el "ensure" el que me pone, sinceramente.

Jajaja, ¿no les digo?