viernes, 26 de septiembre de 2014

LA FILA DEL SÚPER.

¿Cómo prefieren que se los diga, suavecito o fuertecito? Porque puedo de las dos manera, ¿eh?
Digamos que en una situación comprometedora, tengan la seguridad que les voy a mentir, que los trataré de hacer felices y que muy probablemente al despedirnos, ustedes se llevarán la idea de qué jóven -ejem, ejem- tan encantadora acaban de conocer. Porque ante todo, soy muy temerosa de las impresiones de la gente: ¿no ven cómo lloro cuando me dicen que "La Gatería" está pa´l perro?
Pero bueeeeeno, no era mi intención causar esos estragos que al final terminaron sucediendo ni tampoco quería que esa señora se quedara llorando como lo hizo. A últimas, a mi qué "#%#$ me importa si su vocación no es la materna y si en estos momentos una niña están sufriendo los embates de la culpa en la persona de su madre (bueno, si me importa esto último u.u).
Resulta que como siempre, andaba de chimiscolera en el súper, ¿no?; las croquetas de la Peluss ya habían dado el último estirón de la quincena y la pobre se retorcía de hambre y arrastraba la panza por el suelo, en claro mensaje de "no seas culei y ya ve por mi comida".
Ese día, mis amiguis me habían celebrado mi cumple con deliciosa fritata "Axel" y bisquets "Bere" y la plática era de lo mejor.
Tanta era mi motivación y proactividad que al despedirnos, pasé por las mugres croquetas de la Peluss sin maldecir y ya estando en la fila, me aborda una señora para preguntarme si no podía cuidar a su hija en lo que iba por unas cositas que se le habían olvidado...¡oh-oh...alerta roja!
Le dije amablemente que no, que si gustaba le guardaba el lugar pero no el de madre sino el de la fila. Perpleja, se me quedó mirando y yo creo que su curiosidad pudo más que su sentido del olvido de las cositas porque me preguntó que por qué era tan desconsiderada. Doblemente perpleja yo, le pregunté que por qué dejaba a su hija con una completa desconocida. Enemente perpleja (y -perdón- pero ya en este punto: pendeja) me preguntó que qué tenía de malo si "nada más se iba a tardar tantito" y que yo "le daba confianza"... ¡Válgame el cielo!
Después de un breve lapsus brutus le respondí que muchas gracias por la flor pero que en tiempos como estos, una madre no debía confiar de ningún desconocido porque el robo a infantes y la Alerta Amber y ¿qué no leía/escuchaba/ya de perdis veía las noticias? Obtuve una sonrisa sarcástica por respuesta. Ustedes me conocen: a mi nadie me sonríe sarcásticamente impunemente...
Me solté con una perorata acerca de la inseguridad, de que a los niños se los roban para sacarles el hígado y otras menudencias, que los papás debemos estar todo el tiempo con el ojo avizor pues cada vez se agudiza la epidemia de niños perdidos y que era una inconsciente por ser tan confianzuda al dejar a su hijita así nada más.
A estas alturas del partido ya era mi turno para pagar. Rápidamente y con el poder de mi firma pagué mis croquetas y me largué de ahí, dejando a una criatura al cuidado de una persona que seguramente le dará horas y horas de bonita terapia (en el mejor de los casos).
Ser madre, queridos menos cinco lectores de siempre, no son enchiladas. Se requieren verdaderas aptitudes para cubrir el perfil. Es mentira eso de que te conviertes en madre en el momento que tienes a tus hijos, como si fuera un acto mágico (de esos que andan tan de moda y que carecen del trasfondo filosófico); no, no, no, pérenme, ya que tengo su atención déjenme descoser... estos años encargada del bienestar del Matius me han dado satisfacciones y sinsabores como cualquier chamba. Es cierto, las promociones y los aumentos son vistas desde ópticas diferentes, pero no por ello dejan de ser meritorios. Por ello, me sorprende que "una colega" se lo tome tan fresco, como si cuidar a un niño se asemejara a cuidar de un gato ¡y cuyo cuidado tampoco es fácil, pues se trata de un ser vivo que siente, necesita y pide su comida a grito pelado!
Puaj, ya. Suficiente por hoy. El mundo -y esta ciudad- están locos locos locos y cada día la locura y la paranoia se mezclan para contrapuntear y cuestionar los conceptos más arraigados, como el de la maternidad. Tema que no dejaré de mencionar, por más que mis anécdotas chenchuales pujen por ver la luz en este apestoso blog de siempre.
¡He dicho!

miércoles, 24 de septiembre de 2014

FELIZ CUMPLEAÑOS A MI.

¿Qué se supone que haga hoy? ¿Qué se supone que deba estar haciendo en éstos precisos momentos?
¿Estar acelerada, bañándome a todo vapor (sí, sigo en pijama y apestando a gato, como todas las mañanas) y escogiendo el outfit perfecto para que pase mi novio por mi y me lleve a desayunar? ¿Debo padecer amnesia y fingir sorpresa ante lo evidente: que hoy es mi cumpleaños y cumplo la fabulosa cantidad de 34 años? ¿O simplemente vuelvo a lo mismo de cada año: depresión cumpleañera y muerte por sobredósis de yogurth?
Creo que ninguna opción (salvo la del baño de rigor) es la más adecuada, en primera porque estoy sentada escribiendo necedades como siempre (aunque ustedes no las llegan a leer) y ello descarta el hecho de que los treintaycuatro me encuentren estúpidamente guapa, esperando mesa en mi restaurante favorito (¿quién quiere ir a Coyoacán con éste frío?)
Pues no, no puedo fingir sorpresa tipo "Señorita México" y hacerme la loca en el feisbuk, tuiter, wassap, etc.,  ignorando sus bienintencionadas y amorosas felicitaciones, haciéndoles creer que estoy tan endemoniadamente ocupada festejando, que ni siquiera puedo pasar a agradecer una por una sus hermosas palabras. Eso sería simplemente absurdo (y grosero de mi parte)  pues como les he dicho, estoy en pijama tragando yogurth, por 28° año consecutivo (los otros seis no, porque he sido medio intolerante a la lactosa)
So, ya que ando en estas, lo mejor será apurar el mal trago y seguir con la vida (o con la cuesta arriba a los treintaycinco, que pa'l caso es lo mismo)
No he escrito en 19 días, lo se. Las razones siempre son la mismas pero con vuelta de tuerca intrínseca: a veces llega un punto en el que ya no se por qué escribo. ¿Escribo para mi, para ustedes, para lanzar un grito de auxilio al universo, para ampliar el espectro de insanidad mental de este mundo, todas las anteriores? ¡Sepa la bola!
Sólo se que he cambiado y mis menos cinco lectores de siempre saben lo mucho que me asustan los cambios. Así que hoy que es una fecha clave en mi vida (gracias papitos por darme la vida y al Doctor del Centro Médico que utilizó forceps para traerme al mundo...eran los 80's) quiero pensar en que esos cambios sieeeeempre son para bien. Es eso o reclamarle a Librerías Gandhi que me devuelvan mi dinero por todos los libros de autoayuda que me han mercado, ¡chihuahuas!
Cumplo años, mundo, y tu situación no ayuda mucho a mi ánimo. Por tu culpa -y por tu lamentable estado- he tenido que ponerle pausa a muchos proyectos para poder educar a un ciudadano que sea más o menos digno del aire que respira, he tratado de amaestrar -sin mucho éxito- a una Marmota y más o menos he cuidado de un gato para que no ande de arrabalero, dejando hijos por ahí.
Estoy segura que mi vida ha valido -hasta este punto- la pena; me lo confirman cada día los segundos de paz que siento cuando volteo hacia atrás y veo el lugar a donde me han llevado mis decisiones -las buenas, las malas y las re putísimas- y me doy cuenta que no quiero estar en otro sitio que no sea en el de mi propia piel.
Ustedes no lo saben, pero mi mejor regalo aún está por venir y ello me obliga a dejar el tono irónico que tanto me (nos) gusta, sólo por el día de hoy -y porque es mi cumpleaños- para agradecer a la máxima deidad existente por otro año vivido y por los que faltan por venir (y la máxima deidad existente se ríe y burlónamente piensa "pues ya no son muchos, ¿eh, chulita?")
Gracias familia, amig@s, menos cinco lectores de siempre, trolls, etc. por su compañía y buena vibra hacia mi.
Me largo a acicalarme porque ¿qué creen? que siempre sí me da ilusión que pase mi "novio" por mi y me chifle para que salga a pasear a la alameda con él.
Aunque no sea domingo y sólo porque hoy -y no mañana- es mi cumpleaños.
Los amo.



viernes, 5 de septiembre de 2014

La triste.

Alguien se siente triste hoy, ¿eh?
Perdón,  queridos menos cinco animadísimos lectores de siempre,  pero hoy no he tenido ganas de venir a escribir.
Suele pensarse que estar triste es malo y que a los tristes nos deberían quemar con leña verde o mínimo darnos un shot de fluoxetina. O quitarnos de la vista del publico, como cuando el informe presidencial se llevaba a cabo en el tres veces hache Congreso de la Unión y durante el caravaneo y la paseada presidencial escondían a los indigentes de las calles, pa que no dieran mala imágen internacional.
La tristeza causa desconfianza en la gente, la vuelve irónicamente antipática: ¿como puedes estar triste, si tienes_______________(ponga aquí las razones para no estar tristes de su preferencia)?
Antes de venir a escupir estas palabras estuve re leyendo los post que escribí cuando tomaba antidepresivos y ...¡cielos, vaya que estaba acelerada!
¿Han visto el artículo en Reddit.com de la mujer whatafinethrowaway que realiza autorretratos bajo el efecto del LSD? Conforme la droga le va haciendo efecto, los dibujos van cambiando de manera sublime hasta lo grotesco. Pues tal fue la impresión que me dieron mis propios escritos hechos al amor del Vextor: cínicos y sarcásticos pero con dejo de amargura tras de ellos. No fue agradable notar lo mucho que me empeñé en cubrir las huellas de la tristeza como una fea marca  con un maquillaje de dudosa calidad,  asi que de inmediato quise escribir con toda honestidad que si estoy triste, pero que se que es un estado que no vendré a poblar para siempre.
Pero, todo es aprendizaje ¿cierto?
Y tal como Scarlett O'Hara jura agitando su puño con un nabo sobre su cabeza que jamás volverá a pasar hambre aunque tenga que matar, robar, mentir o engañar, asi yo agito mi puño para jurar que la tristeza es bienvenida de  lunes a jueves, pero que los viernes tiene prohibido acercarse a mi.
Y pus ya, tan tán. Sigue el viernes y sigue la vida y por supuesto, sigo triste pero no desalentada.
Al fin que todo es hormonal...