viernes, 17 de agosto de 2012

¡¡¡VUELVE A LA "PUPUSITA", MOSCA!!!

Hace rato por poco y pierdo un intestino, manitos. Què gacho.
Y todo porque no encontraba material de lectura para ir al baño. Creánme, eso es deporte extremo y no otra cosa. ¿Que por qué tengo que mencionar algo tan desagradable? ¡Achis! pues, ¿qué ustedes no ocupan ir a donde el Rey va solo? Ya lo dijo alguna vez Elena Poniatowska en aquel olvidable libro suyo "Paseo de la Reforma": "...lo hace el raspa, lo hace el Papa y hasta la mujer más guapa también deja su montón de cac... ¡éeepale!"
COMO SEA, el chiste es que en mi desesperación por encontrar algo digno de leerse en tan concurrida sala de lectura, topéme con un ejemplar de la hoy fenecida revista pseudo "rockera" y harto pretenciosa llamada "La Mosca" (denominación completa: "La Mosca en la Pared", pero ya saben, estamos entre cuates ¿eh?, ¿eeeh? *guiño*)
Como ya se los he comentado y re mentado, mi pasión es la lectura. Y por mis manitas non sanctas pasan desde textos clásicos y joyas de la literatura universal (en ediciones del Reader's Digest) hasta "Las andanzas de Aniceto" y "Sensacional de Mecánicos. O sea que a mi no se me da eso de discriminar (ya lo hemos visto con los novios, pa que más que la verdad)
Tonces, hubo una época -bastante larga- en mi vida en la que me dio por leer la referida revista y obvio, comprarla apenas llegaba el repartidor al puesto de periódicos de mi confianza -el de afueritas del metro General Anaya, en la línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo "Metro" de la Ciudad de México- ... ¡Hice esta NECESARIA aclaración por que sí nos leen en el exranjero, ¿ehhhh?!
En fin, el caso es que dicha revista salía publicada de manera bastante irregular, tan así que hasta ellos mismos comparaban su perioricidad con el del ciclo menstrual de la mujer (sí amigas, no se hagan. En al menos UN punto de nuestra vida, el ciclo ha sido un tanto cuanto "irregular". Y las que no han pasado por ello, les recomiendo abandonar este satánico y sangriento blog inmediátamente o correrán el riesgo de que les salgan perrillas en los ojos)
O sea que, un mes podía ver la luz, pero al siguiente no; pasaban cuatro meses de publicación regular, al siguiente desaparecía del mapa... un pachangón.
Su contenido era, digámoslo en términos amistosos, algo "ecléctico" pues si bien en su pensamiento y fuero interno se consideraban una pasquín musical, en La Mosca había cabida para todo. Y digo todo porque se habló de política, literatura, cine y artes varios. Eso sí, de repente sus diseñadores gráficos desquitaban su sueldo miserable mediante el destrozamiento masivo de retinas, pues tenían unas ilustraciones del carajo y ni qué decir de sus tintas blancas totalmente ilegibles en el más picudo artículo de la revista. Chale.

Escencialmente, la reva tuvo ondita en los primeros años de su cochino existir, pues prácticamente sus enfoques eran hacia el arte no comercial, lo poco difundido y una clara apología de la música virtuosa frente a otras publicaciones con claras referencias comerciales y cuyas promociones eran hacia los artistas plásticos del momento. De la época que les estoy hablando, sus entonces colaboradores eran: Jairo Calixto Albarrán, Verónica M. Bustamante, el maestro José Agustín, Armando Vega Gil, El Mastuerzo, ay cómo se llama éste wey de "Monocordio"... bueno, ese, Patricia Peñaloza -antes de meterse a licuar canciones en "Las licuadoras de Morquecho"-, Fedro Carlos Guillén, el genial Eusebio Ruvalcaba, entre varios más, amén de su Dictad...perdón, director, Hugo García Michel. No, y ellos lo aclaraban puntualmente, ahí nuncamente colaboró Monsiváis, para qué les voy a mentir.
En éstos días, difícilmente se congrega tal cantidad de verdaderos intelectuales, por el puro amor al arte (No, Letras Libres no cuenta y háganle como quieran).
Para mi leerla era un verdadero placer porque además de instruirme en materia musical -los reportajes que iban desde Charly Montana hasta la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México eran épicos- también me proporcionaban "solaz y esparcimiento" (Jairo Calixto Albarran dixit) con sus finos toques de ironía que sólo una libertad de pensamiento crítico puede proporcionar. O al menos eso era lo que yo pensaba.
De repente La Mosca perdió su encanto sobre mi y en verdad lo lamenté. Como cuando te descubren que los reyes magos no existen, o algo parecido. Se que debí abandonar el barco cuando en cada número se hacía promoción al libro "Matar por Ángela", el cual fue escrito por el ya mencionado director Hugo García Michel y cuya trama (¡porque lo leí! ya saben, para "informarse antes de criticar") va nadando de muertito pues es autobiográfica pero escrito de tal manera para que nadie lo note, pero no muy ambiguo para que las pedradas le lleguen a su destinatario, pero con la mano escondida para que no se vea de dónde proviene el piedrazo... o sea, hueva total. Digo, ya se sabe que los escritores siempre son los protagonistas de sus propias historias pero de eso a que lleven hasta su nombre -conservado pretenciosamente en las iniciales de Humberto Gazca- es francamente vomitivo.
Pero no, pese a ello, gustosamente le seguía regalando mis veinte varos mensuales y a cambio, La mosca me iba mostrando una cara desconocida y ella era peor que la de la Llorona, manitos. Era su faz harrrrto comercial y complaciente. No hacia la industria musical, pues hasta eso siguieron promoviendo grupos que la revista "Eres" no dudaría en rechazar, sino hacia ellos mismos. Unos homenajes y pleitesías que se rendían, empezando por la cabeza y terminando con los de la cola.
El colmo fue cuando la revista les empezó a valer madres y privilegiaron sus chambas como columnistas de "Milenio".
Sí amiguitos, se vendieron al más puro estilo HermanHessiano en "Bajo la Rueda" y creánme, estaban orgullosísimos de ello.
Nuestra ruptura no fue nada pacífica. O sea, como en las malas relaciones: yo estaba dispuesta a llegar hasta el final, en el punto donde los trancazos ya no dejan moretones, sino que te arrancan el alma de un tirón; pero La Moscosa no estaba dispuesta a dejarme ir así como así. El tiro de gracia me lo dieron cuando en portada apareció Café Tacvba y... no les tengo que decir más. Inmediátamente compré el número, sin pensarlo/sin dudarlo y cuando me fuí diréctamente al artículo de portada, mi corazón se rompió sin anestesia al percatarme que esa misma entrevista ya la había leído hacía cosa de semanas en la revista "Milenio Semanal". ¿Equivocación?, ¿Coincidencia?
Yo lo llamo cinismo vil.
Me decepcioné de Verónica Maza Bustamante, de La Mosca, del director.
Y cuando mandé un mail pidiéndo una explicación, ésta fue la de siempre: no tenía importancia, cada reportero era libre de vender su artículo a quien quisiera.
Pero ¿y entonces dónde quedaba el respeto al lector, al consumidor? Mínimo que me devolvieran los veinte varos, ¿no?
Nada, silencio absoluto.
Así fue como dolorosamente le dije adiós a oooootra étapa de mi vida.
Eso sí, aún no me decido a deshacerme de mi colección de revistas pues, como en ésta ocasión, quien quita y en una de esas hasta me salva la vida.
(ay no, preferible que se me pudran las entrañas a tener que deberles la vida a esa panda milenaria)


(Se veeeeeeeeeendeeeen números atrasaaaaaaaaaaaaados de La Mooooscaaaaa... llevela, llévelaaaaa...)


lunes, 13 de agosto de 2012

TRES VECES...

Cuando yo se que he metido la pata, tiendo a esconderme. Me enconcho y cierro persianas y me tiro al drama y en mi refri tal vez haya dos o tres paquetes de pollo congelado, pero yo me alimento a base de puras coca colas.
Cuando me porto bien también me enconcho, me nutro con Coca colas y por supuesto, me tiro al drama. Pero no cierro las persianas, porque me gusta imaginar que alguien me espía y me dedica aquello de "..hasta dónde llegaré..."
Por lo tanto, sépanse que estas semanas que La Gatería ha brillado por su ausencia, ni me tiraré al drama contándoles el drama de tener un Matius enfermito y vomitón, ni cerraré ésta persiana. Lo que sí haré será ofrecerles una sincera disculpa a ustedes, mis menos cinco lectores de siempre por tenerlos abandonados, sin material para acompañar sus actividades escatológicas y demás suspirancias por el estilo.
Pero han de saber...
...que en estas semanas ausentes del ciber espacio tuve oportunidad de convivir con 3 de las mujeres más queridas e importantes en mi vida: Mi amiga de la prepa Kry, mi amiga de la Universidad Carmen y mi prima ¡qué digo mi prima, mi hermana! Lluvia. Con cada una de ellas he vivido diferentes aventuras y haber convivido con ellas tres (las mismas veces que me ausenté de aquí) me ayudaron a darme cuenta de muchas cosas en mi vida, a veces tristes y a veces afortunadas. Así que, en parte para repartir culpas y en parte para darles un panorama de cómo he estado últimamente (digo, por si tenían ese pendiente ¿verdad? Yo se, yo se) les platicaré las 3 aventuras, digo, ya encarrerado el peine...

  1. Con Kary he tenido chance de reafirmar mi gusto por el arte, por lo puro y etéreo de la vida. Ella comparte mi gusto por las pláticas largas, filosofando acerca de la vida y al amor de un buen café (que ella lo prefiera del Starbruts y yo del muy democrático Jarocho es otro cantar) Con ella retomo esa parte muy mía en la que me dejo querer por los museos, por las librerías, por los rincones de Coyoacán y el Centro Histérico. También compartimos a cierto hombre y cierto lugar en el que encontramos la senda que debemos seguir (por el bien nuestro y de la humanidad) y ello nos une aún más. Amén de los conciertos y el eterno Festival de Cine Francés al que somos clientas -juntas o por separado-. Obvio, comparto más cosas pero digamos que a grandes rasgos, esto es lo que yo pondero en estos momentos y eso es lo que me hace muy feliz. La parte en la que lloro es cuando quisiera tener más tiempo para compartir con ella éstas y otras actividades, pero por múltiples retruécanos, no es posible. Así que con K fuí al MUNAL a ver la expo del Surrealismo y la peli "Un método peligroso".
  2. Con Carmen ... ¡ju ju juuuuu!... señores, yo no se por qué carajos no se ha lanzado para ocupar un cargo de elección popular. La verdad es que la Licenciada Pimentel tiene muchos cojones -perdónenme la expresión- y no lo digo porque sea mi amiga y la quiera mucho, sino porque es la pura verdad. Adversidad que le presenta la vida, la misma que se la pela y le entra al quite. Cuidadito con que les toque de enemiga porque no sólo los hará llorar, sino que se dará el lujo de compadecerlos, medio zarandeárlos para que se les quite lo tarugo y hasta terminarán agradeciéndoselo con lágrimas en los ojos. Es la alegría andando, es la persona que quieres que te consuele cuando ya te están contando las 10 en la lona y tú apenas estás reaccionando, es la amiga que te aterriza suaveciiiito, suaveciiiito pero que bajita la tenaza, te da tus buenas dosis de ubicatex. Con ella me lancé a la aventura de analizar mi situación económica y sentimental, para ver en dónde se me están fugando los pesos y los amores. (Y me di cuenta de que le invierto y le pierdo, ¡literal!)
  3. Y por último, mi viajecito a Querétaro para visitar a mi prima Lluvs, la cual ha sido mi compañera desde que debuté en éste mundo, pues somos de la misma edad (yo un poco más jóven, ejem, ejem.) Con ella he pasado de todo. O sea, DE TODO. Y algo que nos ha marcado la vida en igual intensidad es el haber compartido novios de chavitas (y de más mayorcitas también) siendo (...) el que más más más... bueno, pa qué balconearlo en éstos momentos, si al rato también le dedicaremos su post, ¡faltaba más! Aunque de niñas me tuviera amenzada con aquello de acusarme por comer más "Popeye" que ella -cosa ABSOLUTAMENTE falsa, he de aclarar-, ya de adolescentes forjamos una dupla difícil de igualar. Yo la he admirado por muchas cosas, algunas materiales -como su hermoso cabello completamente lacio- y por supuesto, su personalidad. Esta vez, el compartir el tiempo de vacaciones estando las dos completamente hasta el zóquet de nuestros respectivos hijos -hay que ser sinceros- fue bastante rico. Me encanta ir a visitarla, me encanta estar con ella y pasar hoooras recordando nuestras andanzas y aventuras, chachareando en el pasillo de los hippies, comiéndo golosinas y por supuesto, "conociendo" el centro de Querétaro. Lo que descubrí de mi y que me gustó es el poder observar a la distancia mis logros como madrecita del chamaquito testarudo llamado Matius. Y lo que no, son cuestiones estríctamente de orden doméstico, que se, debo poner más atención (pero pus ¡¡¿¿a qué horas??!!)
En fin, queridos menos cinco lectores de siempre, si pudieron llegar hasta aquí, los felicito. No siempre les puedo abrir a capa mi corazón ni mis afectos porque yo misma los tengo un poco contenidos, ya saben, me pongo ruda y no dejo que la alcachofa que tengo por corazón florezca.
Les agradezco la paciencia que me han tenido para venir a asomarse a ver a qué horas se prende la luz en éste changarro y también agradezco sus recordatorios en el chuírer y en el feisbu.
Los quiero mil ocho mil.
Que tengan una muuuuuy linda semana.
Con cariño: Dana.