viernes, 26 de julio de 2013

Hummm...

Antes de que existieran las redes sociales ¿cómo le hacíamos para quejarnos y gritar nuestro malestar al mundo? ¿Cuál era la manera de atraer la atención y satisfacer la necesidad de consuelo, apoyo, afecto?
Los que tenían suerte, podían pagarse una suerte de "escort emocional" al conseguirse una pareja que les solapara todos sus desajustes emocionales y materiales, pero la mayoría de los mortales teníamos que conformarnos con esperar a que algún alma caritativa nos hiciera el favor de preguntarnos "¿cómo estás?" para dejarnos ir con todo nuestro historial emotivo, hasta dejar completamente mareado al incauto interlocutor.
Por ello: ¡bendíto seas, Feisbuk!
Ya, es toda mi colaboración el día de hoy...
Bien pueden ir a sus respectivas redes sociales (o a mi mail) y quejarse todo lo que quieran...
Mientras, una foto de lo que podría estarme pasando en estos momentos:

Besossss... ¡feliz viernes!

lunes, 22 de julio de 2013

Back in time!


¿Les sorpende esta entrada de La Gatería en casi martes?
No se, andaba por aquí pensando un poco cuando me topé con ésta joya...
Elección de carrera y el querer tener novio como los de las películas gringas, esas eran mis prioridades en los noventas...
Aquí estoy de nuevo, frente a una nueva elección de vida... ¿Cuál creen que sea?
Y sip, esta música -aunque bien pasada de moda y de contexto- tendrá que inspirarme para hacer la mejor elección...
Chaaaan... chaaaan...

¡Ay, carajo!

Ya esta a punto de acabar el domingo, lo más probable es que me agarre "el sereno" aquí, metida en el interné, dándole duro a la tecla y tratando de encontrarle sentido a la vida; lo usual, ya saben...
Ha concluido la primera semana de vacaciones y por lo tanto, la primera semana de las clínicas de fútbol del niño chiquito que vive en mi casa.
A partir de ese momento, mi tiempo no sólo se ha dividido aún más pues a las fiestas infantiles, las juntas escolares y a los desayunitos con las "mamiamigas" se ha sumado la actividad de llevar al crío al fútbol; he adquirido una nueva etiqueta en mi vida, la de "soccer mom" y ¡upsi daysy!, me da un chorro de ilusión.
Aún no he logrado recuperarme del todo de la impresión, queridos menos cinco domingueros lectores de siempre; el primer día del fut fue un "revival" del primer día en la guardería: niños aturdidos y papás llorosos.
De repente me visualicé en viernes a las cinco de la tarde, con toda la camioneta llena de escuincles sudados y con las rodillas lodosas, bajando hacia Periférico en busca de un McRoñas para llegar a la fiesta de Petito.
Y yo, claro, en la neura por el maldíto tráfico, la algarabía infantil y mi complejo de culpa por no disfrutar el panorama...
¿Todas las mamás pasarán por lo mismo o sólo aquellas que tenemos un número de expediente en el Sistema Nacional de Salud...mental?
En una ocasión, cuando tomé un seminario de juicios orales, el ponente preguntó que cuál había sido el reto más difícil de afrontar. Yo levanté la mano y contesté que el de ser madre. Murmullos y risitas se escucharon en la sala, pero yo seguí en mis trece, diciendo que a mi personalmente me valía madres quedarme sin testigos, siempre y cuando no me quedara sin galletas y leche en el refri, pues el veredicto por ser mala madre sería inevitablemente el de culpable. Claro, el Matius era pequeño y aún no entendía a la perfección este bisnes de ser mamá. No imaginaba que años después también estaría riéndome a causa de recordar mi ingenua respuesta...
Pero, ¿por qué les estoy contando esto?
Supongo que el punto lo perdí hace varios renglones atrás y dudo mucho que quiera ser encontrado, así que no cansaré más mis ya de por si cansadas neuronas (miren que sólo me quedan dos despiertas y ya están a punto de checar tarjeta) y me despediré por hoy con la esperanza de encontrarnos aquí, en La Gatería, el próximo viernes...
¡Feliz inicio de semana!


jueves, 18 de julio de 2013

Jane Austen y la lluvia.

El día de hoy, este humilde blog y su servilleta rendimos homenaje a la mujer que ha provocado suspiros de nostalgia por las campiñas inglesas, por los Darcys del mundo y por la fina ironía que cala las conciencias más obtusas, tal como la lluvia lo hace en los reumáticos huesos de los visitantes de Bath.
Me refiero, of course, a Jane Austen, que el día de hoy "celebra" su aniversario luctuoso #196 y que no pasa un solo día en el que no deseemos que su maravilloso talento siguiera produciendo más y más libros.
¿Qué pasa, qué sucede? ¿Por qué tanto alboroto con Janecita?
Bueno, pues resulta que hoy la ciudad de México está tapizada por nubes a punto de reventar, motivo por el cual no llevé al Matius a su práctica de football -lo que me tiene en la neura pues ahorita no se que hacer con su energía desbordante-, y tal condición climática me remonta a las novelas de Austen, ambientadas en la Inglaterra de la época georgiana y a las tardes lluviosas de libros y café. Los tópicos más usuales aquí, en La Gatería.
¿Quién de ustedes, queridos menos cinco austinianos lectores de siempre, no ha sentido el arrebato de una pasión cegadora, o ha experimentado el nacimiento de un cariño que con el paso estudiado de los sentimientos, se transforma en un robusto amor?
Seguro que en alguna ocasión hemos sentido ese atontamiento físico provocado por mariposas en la panza y si a eso le agregamos la disposición fascinante de algún galán de no malos bigotes, puessss...
O tal vez,mediante algunos cuchicheos y triquiñuelas entre damas, se llegan a provocar tal cantidad de malos entendidos que simplemente una quisiera que las horas terminaran pronto con la agonía de no saberse amad@.
Pues de eso y más tratan los libros de la Austen, que si bien sus biógrafos se empeñan en hacernos creer que murió sin haber amado, yo quisiera tener la esperanza de que tanta exquisita prosa fue producto de una fuerza superior a la inteligencia.
Es eso o me mato. Me mato, queridos, porque se que a pesar de lo vapuleado, escupitajeado y demás ofensas, el amor... EL AMOR es la fuerza que debería mover al mundo. Ya, ya lo dije y ¡demándenme!
Se que muchas veces he cometido la torpeza de renegar de él, de tratar de verlo lejos de mis terruños bajo el precepto de que el pasto del vecino es más verde que el mío o de suspirar por el mismo, bajo el influjo de un aburrimiento terrible... pero de que el amor se encuentra en mi vida, ¡ni dudarlo!
Porque cuando una ya pasa de los veintes (y más) se debe hacer un alto, tomar aire y ser brutalmente honestas (u honestos, perdón.) con un@ mism@ y decir: "A ver, me la paso chillando por no sentirme amad@ pero ¿qué tan cierto es eso, en realidad?"
Para los "solitarios": Ámense así mismos como nadie los ha amado y los amará.
Para los creyentes: Amen a Dios por encima de todas las cosas.
Para los papás y mamás: Ámense, amen a Dios y amen a sus hijos.
Para ustedes mis menos cinco amorosos lectores de siempre: Ámense, amen a La Gatería y lean a Jane Austen, que si bien no tiene nada que ver con mi discurso amoroso (y que seguramente lo criticaría por ser sobradamente cursi y fuera de lugar), si les va a procurar una nueva* perspectiva del amor...
Feliz jueves, los amo.

*Nueva en 1800...

viernes, 12 de julio de 2013

DIA DEL ABOGADO.

A petición del respetable:
Hoy viernes es un día muy especial para nosotros los abogados; no sólo por ser "nuestro día", ni porque los Tribunales salen de vacaciones y con ellos, nosotros también (así es, señora Chucha: en dos semanas no podrá marcarme al celular las veces que se le pegue la gana, preguntándome lo mismo de siempre.), sino porque es el día en el que el .1% de la población en general puede reventarse a gusto en la cantina, sin pretender que se está "en una junta muy importante con el cliente" o ¡peor!, en una "audiencia" (ajá, a las dos de la mañana, ¿no?)
...
¡ESPEREN! ¡Pero si eso es cosa de todos los días!

No es cierto, colegas. La verdad es que alrededor de nuestra profesión existen muchísimas leyendas urbanas, chistes y malos entendidos. Al abogado se le considera una especie de "mal necesario", cuando en realidad la sociedad debería reflexionar sobre lo útil que resultamos a la hora de componerles la existencia. Y es como en todo: naces, creces, conoces y respetas las leyes (tanto jurídicas como las de la vida), te reproduces (o no) y mueres (¿o no?). A ver, ¿en qué momento dije: "naces, creces, te reproduces, abandonas a tus hijos, te demandan pensión alimenticia, te niegas a proporcionarla, te denuncian por abandono de menor (o lo que resulte), te meten al bote, llamas a tu mamá, tu mamá me llama a las cinco de la mañana para que te vaya a sacar del bote, prometes hacer todo lo que te digo, sales del bote, no me pagas y ¡encimas dices que soy un "canguro", por ser una ratota de (aquí alzas tu brazo derecho hasta sobrepasar tu propia estatura) "este tamaño""...? O sea, no.
Quienes elegimos ésta carrera de antemano sabíamos que cabía la posibilidad de hacerlo por amor al arte, por el puro y llano deseo de "acabar con las injusticias" (cualquier cosa que eso signifique), por escalar una posición política y/o económica o por que "las matemáticas no se me dan". 
Como haya sido lo cierto es que -unos más y otros menos- nos pusimos a las ordenes de esa fuerza oscura llamada "justicia" y, como en cualquier trama de espionaje, super héroes o ficheras, a veces eres el "héroe", el "villano" o "la guapa de dudosa reputación por conseguir sentencias favorables a través de una vasta experiencia en juicios ...orales".
Y miren, sin afán de sonar a queja o sha la lá, la verdad es que TODOS (si, también ustedes, queridos menos cinco lectores jurisconsultantes de siempre) en algún punto de su vida han necesitado o necesitarán a un abogado. Que lo hagan en términos felices o desagradables será su responsabilidad o su suerte.
Sólo les pido que antes de despotricar contra el gremio recuerden que: nosotros NO los metimos en ese brete, que no esperen a que trabajemos gratis pues ustedes no se meten a un restaurante y esperan a que les regalen la comida, que efectivamente queremos estar en contacto con ustedes pero que ello no significa que nos hablen el sábado a las diez de la noche "para ver como va mi asunto" y que sin dudarlo, haremos lo que esté en nuestras manos para que ustedes puedan recuperar la paz y la digestión en sus vidas.
De lo demás, dejemos que se ocupe la justicia divina, que si bien es "más tardada", lo cierto es que de esa nadie escapa.
Y si aún penden sobre nuestras cabezas ideas macabras acerca de nuestro oficio, déjenme aclararles que al final del día los abogados siempre estamos con la duda sobre si hicimos lo "justo" y lo "correcto".
Pero para ello, nada mejor que éste galimatías, que es la base de nuestro sistema jurídico nacional (y si no lo es, pues ¡debería!):

"Se encuentran dos abogados en la entrada de un Hotel y se dan cuenta que cada
uno anda con la mujer del otro...
Pasada la incomodidad inicial,
uno le dice al otro en tono algo solemne y con cuidada dignidad:

'Estimado colega, creo que lo correcto sería que mi mujer venga conmigo a mi coche y que
su mujer se vaya con Ud. a su coche.'

El otro le respondió:
-'Coincido en líneas generales con su planteamiento, querido colega.
Quizás eso sería lo correcto, pero no estoy seguro que sea lo justo...........
Por que ustedes están saliendo del Hotel y nosotros vamos llegando!!!!"


¡FELIZ DIA, COLEGAS!

viernes, 5 de julio de 2013

HOTEL DE PASO

Vieran de ver el revuelo que está causando la próxima inauguración de un hotelito de paso en el mero corazón de mi zona "residencial". Mero enfrente del supermercado, del centro comercial que es "parte de tu vida" y de varios colegios nais. ¡Es desconcertante! No ha habido día en el que "las buenas conciencias" opinen que esto es una tragedia y que "por qué no nos juntamos, mana, para ir a hablar con el delegado, porque esto no puede ser".
No crean que les voy a salir con el discurso fácil de la moral y las buenas costumbres y bla bla blá. 
Muy al contrario, se agradece que las personas encargadas del encamamiento capitalino dispongan de un abanico de opciones que contemple toda la geografía del De Efe, porque no es nada bonito vivir en el sur y que tus únicas oportunidades de salir de la rutina te las ofrezca el "Cuore" (¡Ay, no se hagan!)
Con esto de que andamos llevando la sexualidad a otras dimensiones a través de lecturas tipo "Cincuenta sombras de Grey" (¿ya leyeron "Cincuenta sombras de Gregorio"?), una se siente con la confianza suficiente para poder venir ante ustedes, mis muy amplísimos de criterio menos cinco lectores de siempre, a desmenuzar sendos temas que regularmente se esconden bajo la alfombra y que por ende, se deforman con el paso del tiempo.
Hablar de sexualidad, de manera abierta y sin tapujos es liberar un poco la presión que se acumula al paso de los años, bajo predicamentos obsoletos que han marcado a generaciones enteras... por lo mismo, hablaremos de todo menos de conceptos, definiciones y presiones, a menos que se trate de la presión del jacuzzi de la habitación número 435.
La primera vez que pisé un hotel de paso, no tenía la menor idea (ni intención) de acabar ahí.
Digamos que "me chamaquearon" de mala fe. Y no dudo que esa primera vez (de visitar un hotel, aunque...) tan a la malagueña, tan a la sorda, haya sido el detonante para perder el pudor (y otras cosas) y la pena ante situaciones bastante peliagudas; si ya había conocido un lugar de esos, pues qué más daba correr tal o cual otro riesgo en la vida. ¿Pena? Pena robar y que te cachen, ¿si o qué?
Y una se va curtiendo, ¿saben?
De pronto desanudas la rigidez de las emociones, de los sentimientos; te vas conociendo poco a poco y lo que descubres es alguien maravilloso, que ha podido dejar afuera los temores y que ahora se lanza (responsablemente) a la aventura. No importa el mañana, solo el "aquí y ahora", el "tú y yo, pa' siempre"...
La primera vez en un hotel de paso es sencillamente terrorífica; el simple hecho de pasar por la recepción, donde el encargado te dirige una mirada torva que tú descifras muy bien, hace que recuerdes todas las jaculatorias que Hermana María se empeñó que memorizaras, so pena de no promover tu Primera Comunión (y que justamente viene TAAN al caso en estos momentos...).
Para el momento en el que te encuentras en el elevador, tu color ha cambiado de "marfil" a "blanco ostión" pero piensas que ello se debe a la pésima iluminación y que seguramente en unos momentos más, te saldrán las "chapitas" más encantadoras de tu tierna infancia.
Con nerviosismo, abarca la estancia con la mirada, tratando de contener las primeras lágrimas del momento al darte cuenta del lugar en el que te encuentras. Quizá no era del todo mala la idea de haber ido al Museo de las Intervenciones, finalmente. Suspiras... observas al "papazote" que te está mirando exáctamente igual que el encargado y ya, instantáneamente tu mood cambia. Decides que tú y sólo tú pondrán el ambiente para la fiesta, (porque los globos...esos se los pone "Él") y comienzas a pasear tu silueta desnuda frente a los chorrocientos mil espejos de la habitación (¡bueno, hasta en el excusado, carambas!) y en un arranque de valentía, prendes la tele para comprobar que si es cierto, que oficialmente estás en un hotel de paso encuerada y tumbada frente al canal de películas porno... En serio, ¿era necesario venir hasta acá para darte cuenta que a los veinte, junto a un galán igual o peor de teto que tú, la vida se trataba de ESTO?
Pero a los treinta...
¡Ajajay!
A los treinta lo mejor de la vida está sucediendo y ¿qué creen?
¡Que seguramente muuuuchos estaremos el día del corte de listón y ahora sí, con pleno conocimiento de para qué sirve el silloncito en forma de "resbaladilla"...!
¡Feliz viernes y no digan que no se los advertí!