jueves, 28 de julio de 2011

Lecturas y lágrimas.

Yo tenía diez perritos...
No, en realidad no tengo uno, mucho menos diez. Es que no se cómo empezar a describir el nudo en la garganta que tengo atorado desde el martes.
Resulta que mi mayor placer en la vida es leer (sí, dije el MAYOR, imaginen lo aburrida y poco hot que soy).
Ya he disertado mucho al respecto, he elaborado numerosas tesis y monografias acerca de cómo mi sacrosanta y gateriomnipresente madre me inculcó tal hábito (y no, no fue a punta de nopalazos y demás métodos salazaresco) llevándome a la eternamente divertida Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil desde, prácticamente, siempre.
Tonces, no es raro que mi malograda imaginación se decante con historias de aquí y acullá, dejando generalmente un márgen para mi muy peculiar interpretación.
Tal fue el caso de la saga "Harry Potter" *aquí Dana empieza a llorar y a moquear sin razón aparente, dejando perplejos a la mitad de parroquianos del ciber café*
Cómo les decía, "Harry Potter" (en adelante "HP") ha sido motivo de numerosas manifestaciones de diversa índole. Desde un fenómeno editorial hasta amenazas para iglesias de lugares alejados de la civilización.
Pero eso no me importa, porque para mi HP es como cuando de niño te inventabas amigos imaginarios: eran una compañía constante e incondicional. Sabían cómo levantarte el ánimo, cómo inspirarte y cómo nutrir tu mundo interior, aquel que te define como individuo y permite que te relaciones con el resto de la humanidad.
Si el público en general no comparte mi sentir, la verdad es que lo siento. Lo que quiero explicar es que HP es como esa cosquilla que los creyentes llaman "fe" (¡Sacrilegio!)
En la época que mi mamá tuvo a bien comprarnos el primer libro, mi vida era poco menos que ir a la universidad, medio trabajar en una profesión que poco a poco me revelaba sus secretos pero que también me mostraba su lado duro (soy abogada) y medio tenía una relación que medio me llenaba. 
Así que "HP y la piedra filosofal" junto con mi gato Toris, (y obvio, mi familia) sumaron puntos para enriquecerme en ese preciso momento en el que tanto lo necesitaba.
Y su lectura fue tan agradable, tan tersa, suave y deliciosa (oh por Dios, así o más nerd) que el segundo libro y el tercero y el cuarto y el quinto, fueron poco menos que una droga poderosísima.
Para el sexto libro ya había concluido la carrera, trabajaba en algo totalmente diferente a mi profesión y ps ya había cambiado de galán. 
Conforme la trama de HP se fue volviendo más compleja, mi vida coincidentemente -no soy tan ingenua para asegurar que gracias a ello- también.
Tan es así que para el séptimo libro, alguien me acompañó día y noche en su lectura. 
Ya no era la vida en casa de mis padres, ya no era un gatito lindo el que se acurrucaba a mi lado mientras leía (¡ni tampoco el galán! #Escándala)
Era Mateo, que nació unas semanas antes de que el libro estuviera a la venta.
Y sí, así como en el libro marca que HP tuvo que... (lean el libro), así también su servilleta ha tenido que crecer como mujer (y mamá y amiga y esposa y amante y shalalá)
Por tanto, el martes HP y yo nos dijimos adiós, con lágrimas y sentimientos encontrados. Tal como me tuve que despedir de mi soltería, de mis amigos de la Uni y de muchas costumbres BM (Before Matius).
Pero con la fime convicción de que, como cantaba Yuri, "siempre vendrán tiempos mejores"...
¡Hoy es un nuevo día y eso hay que celebrarlo!

lunes, 25 de julio de 2011

Domingueando...

Ya se que  desde hace una hora dejó de ser domingo, pero aún no cambio la sensación de relax por la de pánico, angustia y franca hueva del día lunes.
Así que, mientras me dure mi "domingo mood", valdrá la pena que escriba lo feliz que me siento en casa de mis papás.
No se qué sucede conmigo si años anteriores (bastantes muy anteriores) yo moría por dejar ésta precisa casa, donde mi libertad creativa e independencia sentían un sofocamiento parecido al del metro Pantitlán a las 06:00 de la mañana.
Debe ser que cuando uno se avejenta, le empieza a entrar la nostalgia por el revival o de otro modo no puedo explicarme cómo es que soñé con mi amor de juventud (el de los trece años) y mi amor de los 25 años...
Cosas que sólo echándome un clavado a las fotos pude resolver.
Sí, porque cuando estoy en casa de mis padres gusto de revivir un poco mi pasado para -segíun los historiadores- entender mi presente y mejorar mi futuro.
Pero ps creo que eso no aplica conmigo, puesto que soy muy feliz de tropezarme muchas veces con la misma piedra. ¡Y lo hago taaaan bien!
En fin, lo malo de éstos reencuentros mentales es que, lejos de dejarme varo, fama y popularidad efímera como les ha sucedido a los timbirichos, magnetos y caifanes, lo mío es tal que si a una herida le echaras chamoy y Tajín al mismo tiempo (arde, pero sabe BIEN rico).
Sí, estoy muy a gusto en estos momentos desmenuzando recuerdos y sintiéndome protegida en el nido materno. Creo que de vez en cuando necesito estos apapachos parentales: el sentir que sólo por unas horas, otro más se encuentra al mando y a cargo de las catástrofes orwellianas.
Digo, necesito estos cariñitos justo ahorita que estoy recordándote, pensando en ti, imaginándo qué estás haciendo y sobre todo, añorando esos ricos besos que nos dimos.
Porque a veces -sólo a veces- me gusta sentir que nada ha cambiado y que la chica que sonríe en la foto, con unos converse negros y lentes oscuros es la misma que ésto escribe.
A escondidas y rogándo porque tú no leas esto.


viernes, 22 de julio de 2011

¿Por qué a mi?

No se si la bestia del apocalipsis ya ande por éstos rumbos, pero lo que es yo, no he visto la mía desde hace dos semanas. Me la he pasado de episodio surrealista en episodio surrealista y la verdad es que no entiendo nada de nada. Ahora sí requiero de curanderas, oshos, brujos de Catemaco y trabajadores de la limpieza de auras, para que me explíquen qué coños pasa conmigo.
La semana pasada (específicamente el jueves) al estacionarme de reversa en el garage de mi casa, tumbé impunemente el tubo del drenaje del piso superior. Y no sólo eso, por un pelo de rana estuve a punto de llevarme la bomba de agua.
Pero yo no me di cuenta, yo no lo sentí, yo no lo alcancé a "vibrar". Y tuve que ir con todo el dolor de mi corazón, a pedirle al vecino Don Ruco -el mismo al que le atropellé un perro de nombre Fluffy- que si por favor me podía ayudar. Para nada contemplé a la Marmota, no manchen, no me fuera a regañar.
Y bueno, supongo que me vio francamente desesperada pues hizo caso omiso a los gruñidos del Fluffs, para ir a ayudarme en tamaña emergencia.
Ya somos amigos y mi hijo lo adora. Comen higos juntos y le enseña a Mateo la importancia de saber usar herramientas. No sean malpensados, don Ruco es efectivamente ruco.
Bueeeeno, pensé que al haber sufrido un percance así mi suerte cambiaría y que mi vida volvería a su estúltico lugar de siempre.
Yo no se qué carajas cuentas estoy pagando (bueno, en cierto punto sí sabré) pero el chiste es que el sábado, camino al baby shower de mi amiga Danny Fernández topéme de frente con el destino. O con mi ex novio Jorge, pa ser más precisos. ¡Cháaaan-cháaan! #Escándala!
Aquello fue una escena sacada de la mismísima "Eterno resplandor de una mente sin recuerdo" pues yo francamente no pude aguantar las ganas -toda nerviosa y tembleque, cual vil colegiala- de saludarlo y preguntarle por su retoño. Y ps ya, parémosle de contar. Por cierto, no le conté a Marmota, no me fuera a regañar.
Total que después de un buen rato en caos vial, arribé a la fiestiki únicamente para darme cuenta que la vida aún tenía sorpresas para darme.
Con treinta años y contando casi treinta y uno, el saber que -fuese cierto o no- fungiste como "el gusto secreto" del chico popular/guapito del salón, cuando tú misma te considerabas "la mopet number one", es algo que no tiene explicación alguna. Ni razón de ser, ni lógica aristotélica. Pero cuando ves las botellas de ron y tequila... ahhhh, entonces todo tiene sentido.
Así fue. Confesión amorosa de un hombre entrado en licores, que sin soltar mi mano (y sin dejarme participar en los juegos de medir la panza de la mamita) se la pasó asegurándome que le gustaba muchísimo en la secundaria. Pero muchísimo... Bla!
Porrrr supuesto, de eso ni hablar con la Marmota, no me fuera a regañar.
Ay dios, como decía Raúl Velasco, aún había más en mi noche.
Al sacar mi camioncita del estacionamiento ¿por qué no? le di un ligero rayón a un Mazda
Mil quinientos pesos y que le consiga el portaplacas (WTF!) Ni una palabra a la Marmota, no fuera... ya saben.
No conforme con eso, claaaaaro, tenía que faltarle agua al radiador. Párate en Puente de Alvarado a las 21:00 hrs, busca un lugar iluminado y con gente... ¡Puts!, lo único iluminado y con gente es un changarro donde asegún venden tacos, pero hay muchas muchachas de vestiditos cortos color fucsia ¿A caso son porristas?
Me bajé, con taconcitos y todo, a levantarle la tapa al cofre. El taquero ligador que nunca falta me hizo favor de regalarme agua, quitar el tapón del radiadoreitor e invitarme un refresco. Ahí si hablé con Marmota, pero ps de qué servía. A esa hora orbitábamos en galaxias diferentes...
Me aguanté como las machas, me tragué mi orgullo y emulando a la Cristi Pacheca, me dispuse a hacer labor de investigación con las "señoritas de vestidos cortos y tacones largos".
Son la neta, de veras. Solidarias como las que más a la hora de maldecir a los hombres. Muy comprensivas cuando se trata de entender a la madre de familia sufriendo percances "por culpa de esos pendejos".
Cero cooperativas cuando les pedí que me pasaban algunos "tips" de belleza. Ni hablar de intercambiar números.
Para ésto ya eran las once de la noche y mi hijo soñaba con "Witsi witsi araña" muy lejos de mi.
Las ganas de llorar aparecían a cada instante, más que nada por mera estúpidez de no revisar mi coche antes de salir, de no poder compartir tantos sinsabores y sobre todo, de que mi ánimo estaba pero si hasta el tope y de repente, los chingadazos de la vida aparecían sin decir "agua va" (y tan carente que estaba mi radiador de ella).
Supongo, quiero pensar, que éstas son las malditas pruebas que te pone la vida. Como para ver si estás listo para pasar de año (?)
Lo único que quiero saber, antes de graduarme de la Scuola di Vita, es si de casualidad soy el amor imposible de algún compañerito de clase.
Creánme que no me quiero ir de éste mundo sin saber semejante información porque es bien feo enterarse de esas cosas cuando ya nada puede hacerse.
(Ni te emociones, Roger.)





viernes, 15 de julio de 2011

Buena chica.

De todas las cosas que me intrigan de los hombres, la que más llama mi atención es que sepan tapar re bien sus "travesurillas"
Tan bien, que hasta un niño pequeño de tres años es capaz de descubrir sus coartadas y sacar conclusiones del tamaño de Elliot Ness.
Tan bien que dejan en el carro evidencia que salta a la vista y con la que una puede -ahora sí, con los pelos de la burra en la mano- portarse diva y hacerse hasta la enojada.
Y yo pregunto, pa qué tanto circo si bien puedes decirme: "¿Me dejas ir con mis amigos a echarme unas chelas?"
¡Ay, éstos hombres!
Pero yo soy buena chica.
Una chica buena, una chica que no necesita triquiñuelas para hacer las cosas porque sencillamente no las hago.
Una mujercita de su casa que no mata a una mosca (pero que bien que se escabecha a los gatos del basurero)
Una nenita linda que no le echa ojitos a nadie, que no dice más de lo que piensa, que no levanta la vista mas que para decir "sí señor"...
Mi mansedumbre y obediencia causan admiración a las señoras de buen tono pues dicen: "Esta chica sí que es una buena chica".
Y yo abanico mis pestañas suavemente y todos dicen: "aaaaaaaaayyyy, cosita".
No me conecto al interneps puesto que eso es un invento del diablo y sólo sirve para corromper doncellitas como yo.
La tentación se encuentra a la vuelta de la esquina y por eso es que me encierro en mi casa a cal y a canto.
Jamás verán fotos mías en donde insinúe mi escote o siquiera asome las piernas.
Porque soy una buena chica...
U_U
¿Entendido?
P.D. (jjjjjj....ya no aguanto la risaaaaaa!!!)

viernes, 8 de julio de 2011

The worst time of my life...

La Prepa.
Sin duda alguna.
Siempre he sido papalotera y con una fuerte tendencia a despegarme de la realidad. Así que cuando la secundaria me hacía llorar, yo soñaba con que en la prepa me reivindicaría. Sería la prom queen y también saldría con el QB del equipo de americano.
La vida sería deliciosa y los fines de semana estarían llenos de fiestas, idas al cine y limonadas en la refresquería de la esquina.
Quiero decir algo a mi favor: aparte de la obnubilación que me caracteriza, también las publicaciones de esa época como "Eres", "15 a 20" y "Tú", tuvieron MUCHO que ver en cuanto a mi malformación social ya que relataban la prepa como un contínuo carrusel de citas, amistades verdaderas y amores de película.
Nada más alejado de la verdad.
Cuando supe que había sido aceptada para entrar a la prepa 4, lo único que tuve por meta fue el de ligarme a los más "acá".
¡O sea, pobrecita-pobrecita! jajaja, la neta es que no había nadie más muppet que yo pero ahí'stoy, de necia y rejega para tratar de colocarme en el top de popularidad del Instituto.
Vaya madrazos que me llevé.
¿Qué les puedo decir que muchos no lo sepan ya? La prepa para mi fue la peor época de mi vida. No solo la cursé en cuatro años, por floja y nihilista, también tuve una de las relaciones más desastrosas de todos los tiempos (ironías de la vida, era un QB) y por coqueta y bitchie, perdí a mi mejor amiga al darle unos cuantos besitos a su novio.
También por aferrarme a aquel terrible amor, perdí oportunidades de conocer más personas, más amigos y sobre todo, de echarle más ganas a la escuela.
Se que la culpa de todas aquellas erradas decisiones es mía y absolutamente mía y no estoy muy orgullosa de ello.
Lo que puedo decir a favor de aquella época es que conocí a Kary, que es una de mis mejores amigas; a Bere, que nos reencontramos hace dos añitos y amablemente me pasa tips de mami a mami; y a todos los amigos del grupo 414 (¿sí iba en ese grupo?...Raaayos, tengo más lagunas mentales que José José) como René, el Niñogourth (que no le digan, pero la verdad es que me gustaba u.u) y las chicas aplicadas del grupo, como Chío y Jannet.
Y pues ya. Sólo espero que cuando Mateo vaya a la prepa, no quiera yo revivir (y reivindicar) todas estas malas experiencias llegando por él a la escuela, comportándome como las chavitas preposas y apareciéndome en sus fiestas sin invitación.
Sip, creo que será una tentación que habrá que vencer.

viernes, 1 de julio de 2011

La lluvia me descompone.

Algo que no saben de mi (?) es que soy bastante intolerante.
Cuando hay lluvia me torno introspectiva; analizo épocas pasadas y sus consabidas metidas de pata. Es un ejercicio terapéutico, algo así como cuando escombras el clóset para sacar todos tus "porsis" (por si enflaco, por si engordo, por si me vuelvo a embarazar, por si tomo clases de tubo...) pero en vez de trapos y bufandas, tomas tus "áreas de oportunidad" y las haces bolita.
Así que en éste día -que llueve y la verdad no se antoja salir de casa- me he dedicado a explorar mi subconciente... Sí, se que me he metido en un follón y que si estuviera explorando el Everest con una caña de pescar, no estaría tan en problemas como en éste momento, peeeero ¿qué le hago? Soy necia y blá.
Les decía, soy intolerante y no sólo a la lactosa.
A veces creo que mi maternidad fue caso fortuito puesto que en general no soporto a los niños.
Sí, así es. Los niños me causan urticaria, me ponen los pelos de punta. Sus preguntas no tienen fin y hacen una especie de ruido que es difícil de describir...Y no, no me importa que me llamen "Herodes", la verdad es que a mi los niños ajenos nomás no me encantan y qué y qué.
Pero en nada se comparan con las comadritas.
Ay, las comadritas. ¿Quienes son las comadritas? Pues doña Lucha y doña Bartola, que no importa que su casa se caiga, se les quemen los frijoles y a su marido se lo lleven preso por andar robando conejos. Ellas no dejan para nada que el chisme decaiga. Pueden pasarse las horas, los días y los años en un perpetuo coloquio; desmenuzando al prójimo y resolviendo vidas. Yo creo que deberían meterse a dar Coaching personal porque son muy buenas para analisis personales.
Ya se, estoy de amargosa. Es que en serio, tengo un déficit de tolerancia a todo aquello que rompa el equilibrio y la inspiración para escribir la gatería del día de hoy.
Dénle las gracias a un chamaquito ruidoso que anda acá en el cíber de @Vafta.
Pero bueno, aparte de introspecciones, también quiero platicar acerca del desayuno del sindicato de maestros al que mi padre tuvo a bien invitarme.
Para empezar, la simple idea de ir a un desayuno a las 9:00 de la mañana en "Le Crillon" ya era bastante temerosa. Imaginen la desvelada para llegar desde mi pueblo, primero a las villas coapas por mis papás y luego correrle hasta la colonia del vallefrut. Era una misión suicida, por dónde lo quieran ver.
Bué, ya que arribamos al lugar, pelear con el vales parkis para que no me encerraran ya que iba a aplicar el muy famoso "comes y te vas" pues ¡cóoooomo me voy a quedar a bailara con semejante gente! (todo lo que huela a Elba Esther me da repelús) Pero ahí voy yo, ¿verdad?
Total que el desayuno...
De repente que se sueltan los discursos elaborados por doctos maestros de la oratoria universal. ¡Qué Platón ni qué la chingada! Don Benito el Secretario General que se descose con el lugar común de "compañeros", "la  institucionalidad", "el prestigio de nuestra Secretaría de Educación Púbica", y de repente que suelta "no se apenen, compañeros, de ser profesores del Poli. Porque ahora ¡UN PROFESOR DEL POLI GANA MAS QUE UNO DE LA UNAM!... ¡Y QUE CHINGUE A SU MADRE LA UNAM!...
No pus aquello fue peor que cuando Pancho Villa arengó para levantarse en armas...
Los "huelums" se escucharon a todo lo que dió el muy pringoso "Le Crillón" y la verdad es que me dolieron más que las mentadas de alma máter.
Pero quién me manda, ¿verdad?
Colada y mal colada.
(¿ah si?, ¡pus que ching%&$ a su máuser la Elba Esther!)