Aquí me tienen, metiéndome en problemas como siempre.
Al paso de mi vida me he dado cuenta de mi capacidad para dejarme arrastra por muy obvias causas perdidas.
Qué gano con tratar de ajustar cuentas todo el tiempo? Cual es ese secreto martirio al que soy tan leal?
Como siempre, no tengo la más remota idea y lo que es peor, tengo mucha cruda moral por no saber controlar mis impulsos y dejar salir de mi bocota las más absurdas quejas y reclamaciones archivadas en mi disco duro durante años.
Y saben qué? Ya ni importa si tenía razón en reclamar o no, porque finalmente nada he resuelto y sólo me he hundido un poquito más. Sólo me he puesto otra vez el pie. Yo solita y sin ayuda de nadie.
Hoy me paré un rato por la 31ª Feria del libro, allá por el Cenart (que por cierto, lo están remodelando. Ni falta que hace, mientras la cultura de este país siga en manos de unos poquitos) y mientras merodeaba por los stands, atiné a acercarme a un foro donde la cuentacuentos Ástrid Perellón narraba la historia de "Ricardo", un cuervo peleonero a más no poder quien en su última batalla, sale herido y vapuleado por alguien igual de gandallita y fuerte que él: el propio cuervo Ricardo o más bien, su reflejo en la laguna.
Ay!
Cumplo con el lugar común de "...todos somos nuestro peor enemigo", pero ya no quiero.
Hasta cuando me seguiré dando de madrazos yo so-la?
En fin, seguramente ni hoy ni mañana podré contestarme ésta y otras preguntas igual de ontológicas pero, los conmino a que visiten la feria y compren libritos infantiles para sus hijos, sobrinos, primitos o ahijaditos.
Procuremos que lo que caiga del cielo sean letras, rimas y versos y no funcionarios públicos.
Si se puede! Si se puede!
Al paso de mi vida me he dado cuenta de mi capacidad para dejarme arrastra por muy obvias causas perdidas.
Qué gano con tratar de ajustar cuentas todo el tiempo? Cual es ese secreto martirio al que soy tan leal?
Como siempre, no tengo la más remota idea y lo que es peor, tengo mucha cruda moral por no saber controlar mis impulsos y dejar salir de mi bocota las más absurdas quejas y reclamaciones archivadas en mi disco duro durante años.
Y saben qué? Ya ni importa si tenía razón en reclamar o no, porque finalmente nada he resuelto y sólo me he hundido un poquito más. Sólo me he puesto otra vez el pie. Yo solita y sin ayuda de nadie.
Hoy me paré un rato por la 31ª Feria del libro, allá por el Cenart (que por cierto, lo están remodelando. Ni falta que hace, mientras la cultura de este país siga en manos de unos poquitos) y mientras merodeaba por los stands, atiné a acercarme a un foro donde la cuentacuentos Ástrid Perellón narraba la historia de "Ricardo", un cuervo peleonero a más no poder quien en su última batalla, sale herido y vapuleado por alguien igual de gandallita y fuerte que él: el propio cuervo Ricardo o más bien, su reflejo en la laguna.
Ay!
Cumplo con el lugar común de "...todos somos nuestro peor enemigo", pero ya no quiero.
Hasta cuando me seguiré dando de madrazos yo so-la?
En fin, seguramente ni hoy ni mañana podré contestarme ésta y otras preguntas igual de ontológicas pero, los conmino a que visiten la feria y compren libritos infantiles para sus hijos, sobrinos, primitos o ahijaditos.
Procuremos que lo que caiga del cielo sean letras, rimas y versos y no funcionarios públicos.
Si se puede! Si se puede!
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