jueves, 31 de diciembre de 2015

Adiós, 2015...

Y ya para cuando iba a terminar el año, me puse sería.
Seria e intensa, combinación estúpida que ya se en qué va a terminar.
O sea que todo el azote del año terminó en un mini intento de... (suicidio marca el autocorrector, ¿pueden creerlo?) ...algo que al final deja más incógnitas que certezas (pero solo en mi, obvio.)
Y antes de seguir destilando cinismo, démosle un aplauso a Papita por haber aparecido en este mundo (tanto como haber aparecido... mmm) y darle a mi vida una nueva perspectiva, clap clap clap.
Gracias a todas las personas que han permanecido en mi vida, las que han llegado, las que amablemente usaron la puerta trasera y desaparecieron; a la salud, al amor, a los inevitables 'crushes' sabor limón e invariablemente a ustedes, queridos menos cinco fidelísimos lectores de siempre, por ser el motor para que este blog continúe... el próximo año hacemos cuentas, no, no me lo agradezcan.
2015: ya puedes morir en paz.
*Levanta su copa, brinda al estilo Jalisco. 

viernes, 25 de diciembre de 2015

BLUE CHRISTMAS.

Dicen todas las filosofías que no se debe hablar cuando se está enojado so pena de decir cosas de las que luego uno termina pagando caros arrepentimientos; de la misma manera una no debería sentarse a escribir cuando se trae el corazón en el estómago y el cerebro en sepa Dios dónde... pero aquí estoy, en la necia, tratando de rescatar un poco de dignidad por no haber escrito en veinte días.
Y bueno, en veinte días han pasado cosas realmente raras y variadas en mi usualmente tranquila vida: cenas, convivios, posadas, finales cardiacas de fútbol, peleas, reconciliaciones, libros leídos, sentimientos encontrados y otros francamente perdidos... todo un festín de emociones que al final, reducen mi existencia a una pregunta: ¿Quién soy?
A veces, con solo sentarme a escribir podía re descubrir, letra por letra, a la persona que habita mi cuerpo; las frases corrían locas de contentas a posarse frente a mis ojos y mi cerebro recibía el impulso dopamínico que necesitaba... en pocas palabras: escribir me devolvía la fe en mi, en la humanidad y el universo se equilibraba...
...pero hoy, en una fecha que se supone debe ser muy especial, escribir me produce dudas y dolor a más no poder.
Creo que hoy es uno de esos días en los que escribir me enfrenta cara a cara con mis demonios, mis limitaciones, mis sentimientos más oscuros y ocultos y con deseos que no quiero que salgan a respirar...

Saben que siempre los animo, queridos menos cinco navideños lectores de siempre, a que salgan y hagan lo que los hace felices, lo que los pondrá en la órbita del éxito personal; saben que me hace ultra feliz la sola idea de imaginarlos terminando de leer éstas palabras y corriendo a protagonizar un número musical en la calle (donde todos los transeúntes sospechosamente se saben la coreografía), mientras gritan felizmente "¡Estoy viv@!" ... (jajaja), pero hoy ¡ño! hoy no será así.
Vayan y abran sus regalos, atásquense de recalentado y luego, cuando sean las seis de la tarde y el día se ponga inevitablemente triste, piensen en los Rolling Stones y luego corran por más pavo...
En efecto: "...No, you can't always get what you want..."


viernes, 4 de diciembre de 2015

¿?

Cuando lean estas palabras, probablemente me encuentre colgada del árbol... que apenas está creciendo en el camellón de mi casa, no se espanten.
Las ruinas de la Navidad pasada esperan con ánsias locas las de este año; así probablemente no se sentirán tan solitas y, ruina con ruina, tal vez junten un pedazo concreto y todo sea felicidad la la la la la, la la la lá.
Un proyectil se estrella en el bosque y nadie se percata de ello. Ya dejamos de creer en la magia ¿o qué?
Si este año cenan salmón, estoy segura que no se preocuparán si fue cultivado amigablemente. Lo único que me hace "click" en éste pensamiento es el descubrir por qué existe el color "salmón" si el pez es más bien gris con tantito "rosita".
Como Rosita "la pegalona", la bully del kínder donde yo iba..
Era medio salvaje y ruda. Creo que ya se los he platicado. Una vez rasguñó la cara de una niña y luego se echó a reir desaforadamente ("como una loca" suena más apropiado, pero no es correcto dado que dicho recuerdo es de 1985).
Recuérdenme que el 12 de Diciembre vaya a recoger mi Diploma del curso "Escribir bien" o algo por el estilo, que impartió la UNAM y que yo tomé en línea. Exácto, como los cursos por correspondencia del Instituto Patrulla.
Ya llevo 16 líneas, ya déjenme ir ¿no? Demos el tema por visto y vámonos de vacaciones...
Los amo.


viernes, 27 de noviembre de 2015

SER Y TENER.

¿Somos lo que tenemos? Si no, ¿por qué lo tenemos? ¿Por qué escoger lo que tenemos? ¿Qué tenemos? ¿Podemos tener a "alguien" en vez de "algo"? ¿En realidad "algo" nos pertenece? Y si nos pertenece, ¿es algo o solo es un ente etéreo? ¿Es la idea o el concepto? ¿Es sustancia y materia o es unicamente la idea?
Yo no tengo tiempo para "esto" pero si lo tuviera, no lo sabría. 
Mejor hablemos de "Muchachitas", melodrama juvenil de la década de los 90's, periodo en el que yo no era  ni niña ni mujer. Es más, fue una época sumamente confusa de la que parece, aún no logro superar... pipipi.
Corría 1991, era más fea que un guiñapo, tenía dientes de conejo, usaba un peinado infame, iba en sexto año, en el "Yo no discrimino pero no aceptamos a cualquiera, gracias. Colegio Inglés Elízabeth Brock", el cual pagaba con mis calificaciones (y el dinero de las contribuciones de sus papás, queridos menos cinco lectores de siempre, porque estaba becada por la SEP) y a donde acudían compañeritos con mucha lana y cero pena para presumirla.
Mi mamá era estricta, mi papá medio ausente, mi casa era un depa sobre Avenida Insurgentes Centro y el edificio no era precisamente una belleza.
No teníamos carro, no había necesidad para ello puesto que vivíamos en el centro y el transporte público cubría todas las necesidades básicas de movilidad: se iba a la escuela, al super, a los scouts, al ballet y al mercado caminando; a Chapultepec, museos varios y al Liverpool del Zócalo en Metro y si necesitaba mi madre ir a CU, el camión pasaba exactamente frente a nuestra casa, lo mismo de ida que de vuelta. El trabajo de papá estaba en la Ciudadela y el de mamá, en el Metro Juanacatlán.
Así que pobre y fea me encontró el estreno nacional de la ya mencionada telenovela que cambiaría cánones en la manera de adoctrinar juventudes y que dejaría autoestimas y vidas destrozadas por no encajar con el modelo que proponía... nada que no conozcamos en nuestros días.
La trama (ahora que me doy el tiempo para analizarla) en realidad no era algo fuera de este mundo, pero supongo que para mi generación aquello supuso una ruptura entre las comedias pesadas de señoras encopetadas y sufridas y la necesidad de ver actrices jóvenes viviendo cosas de jóvenes. En teoría...
No tardó mucho mi salón en infestarse con el virus  "Muchachitesco": de repente toooooodas las niñas (porque aún eramos niñas...¡estúpidas!) se sentían "Mónica" (La ricachona pero de buen corazón. Oye, no es su culpa haber nacido en cuna de oro, ¿ves?), "Isabel" (La amiga no tan rica pero lo suficientemente pudiente pa' poder ser amiga de "Mónica"),  o "Leticia" (La buenona ambiciosa) pero nunca "Elena" (La pobre. Hasta en el intro de la novela la pone comiendo tacos al pastor y tepache ¡parada!, mientras las otras disfrutan manjares o una comida en una fonda aún más decente), que eran los personajes de dicho culebrón. Toooodas comenzaron a vestirse como ellas (vestidos de lycra en colores neón, bikers de colores con blusas en corte "peplum", jeans con blusas de manga gitana, bolsitas tipo "sachet" de cadena larga) y tooooodas se sentían en el cielo al repasar los capítulos y sacar conclusiones sobre quién era quién.
Sobra decir que a mi tales cuestiones ni me iban ni me venían: me aburrían las telenovelas, yo prefería ver caricaturas o jugar (todavía) a la Barbies con mi amiga Katia pero, no podía estar fuera de la realidad por mucho tiempo, tarde o temprano me alcanzaba y pues ni modo, paría chayotes para poder encajar.
En una de esas, las amigas con las que me juntaba también comenzaron a replicar el fenómeno juvenil y pronto nos vimos inmersas en el dilema kantiano de "¿quién es quien?" en la trama.
Y al parecer, encontraron una manera salomónica (y de la cual Adam Smith estaría orgullosísimo) para decidir los personajes: ¿quién de nosotras tiene mucho dinero y quién es la más pobre?
Adivinen qué personaje me tocó...
Con un cuestionamiento que empezó con un "¿Quién tiene carro?" y que terminó con un "¿Cuánto ganan tus papás?" mi autoestima quedó impactada y maltrecha sin siquiera ser conciente de ello.
Yo, que jamás le había dado un valor al dinero (solo sabía que servía para hacerme de dulces y para escuchar a mis papás discutir por la ausencia de él), de repente me encontraba doblemente relegada, primero por mi falta de interés en la moda juvenil y segundo, por mi estatus económico.
Y aunque me gustaría escribir que esa situación (la de la novela, porque la de vida...uhhhhhhh) duró bien poco, lo cierto es que esa marginación me acompañó por el resto de mis días en dicho Colegio.
Para todo, estuviéramos jugando o no a la novela, era considerada como "Elena", mis "amigas" realmente comenzaron a cuestionarse si era siquiera necesario el dirigirme la palabra y peor aún, llegó un momento en el que consideraron divertido dejarme de hablar. Fue...triste.
A los once años (o a cualquier edad) el rechazo está cabrón. Es triste que nada de lo que tú consideras valioso lo sea para los demás.
Y me dolía ver que mis papás en realidad se esforzaran por darme lo mejor de ellos y que nada de eso tuviera una réplica en el mundo escolar en el que me movía. 
Mucho ballet, muchos scouts, muchos museos, mucha Feria del Libro, muchos conciertos de Tania Libertad... nada. Aquello no era tan impresionante como tener un carro, casa grande, viajes a Disneylandia y Nintendo.
No se qué me salvó de tirarme a un pozo, pero supongo que es algo que aún vive en mi ser y que no ha dejado que el mundo me haga añicos...
Escribo esto en un momento en el que el zapping de ayer hizo que me topara con el canal por donde pasan telenovelas viejas y casualmente transmitían "Muchachitas".
Me quedé viéndola un rato, lo suficiente para cuestionarme el cómo estoy educando a mis hijos, cómo los estoy preparando para la vida, qué les estoy dando económicamente hablando, qué aprendí de esa experiencia, y ¿saben de qué me di cuenta? jajaja, hasta me da risa: el mayor va a los scouts, a los dos los arrullé con Tania Libertad, la pasada Feria del Libro les compré muchos libros (¡y en francés!), Papita  tal vez preferirá el fut al ballet...
Se que triunfé en la vida porque a pesar de conocer la diferencia entre tener y no tener, yo elegí el camino del Ser..
Por lo pronto, seguiré echándome mis tacos al pastor con tepache por siempre jamás.




viernes, 20 de noviembre de 2015

CHILDREN OF THE REVOLUTION

De entrada, a mi la Revolución no me ha hecho justicia.
Yo recuerdo que lo único para lo que servía "celebrar" la Revolución Mexicana era para faltar a clases, cuando el día caía entre semana, o para asistir a Paseo de la Reforma a ver el desfile deportivo que año con año nos regalaba joyas como el ver a los trabajadores del Estado desfilando en pants horribles. Oso mil ver pasar a varios papás de amigos haciendo monadas con listones o globos, mientras la banda de guerra tocaba éxitos del ayer y hoy... militar. Punto extra en la vergüenza ajena cuando tu papá era el que desfilaba; bonus doble si lo veías y te saludaba, rompiendo la solemnidad de la formación...
Un día de mil novecientos ochenta y tantos, llegó mi papá, que en aquel entonces venía manejando lo que llamamos "el luk jipi", con una extraña sonrisa y una credencial que en primer plano mostraba su foto (con aquel look incomprensible) y unos colores: "ay miiiiira, son los colores de la bandera", y en vez del escudo, las letras en negro formando la sílaba "PRI"... órales, partido de la revolución industrial...¡qué diga, institucional!... chale, ¿mi papá era priísta?
Ese día, cuchicheando con mi mamá soltó frases como "...era necesario" y "empiezo el lunes..."; posteriormente me entretuvo mientras declamaba equis poesía, de la cual se me quedaron las siguientes frases: "...a donde vamos, todo es tan turbio. Es el mundo, es el mundo". Sucedía que para continuar en su chamaba (trabajaba en CONACyT), había que afiliarse a las juventudes priístas o alguna madre por el estilo, so pena de darle su trabajo "a alguien más capacitado". Pus el puro vacilón, la verdad, pero lo cierto es que a mi no me cuadraba que aquello tuviera el nombre de "revolución" en sus entrañas. ¿Acaso los señores bigotones que venían en las monografías y que según la excelsa información al reverso, eran bragados y hombres de verdad, también tenían cabida en dicho partido? Años después aprendí que no, que nada tenía que ver con nada y sin embargo, parecía que le debía más mi futuro al mentado PRI que a un Pancho Villa o a un Zapata. Una pena, lo se.
Aún sigo cuestionándome el por qué un partido político tiene agarrado de la cola a un país entero.
No me explico cómo es posible que mis hijos estén viviendo igual o peor que yo. Peor, porque al menos yo recuerdo haber pisado una clínica del ISSSTE o del IMSS en mi vida; mis hijitos no. Y aunque muero por decir "gracias a Dios", lo cierto es que si no lo han hecho es porque  no tenemos derecho a la salud, como todos los que gozan de un trabajo amparado por el Estado (que de repente ahí mismo se petatee el mero mero director de dicha institución, bueeeeno, ese es otra onda), asi que debemos pagar muchos pesitos para que les receten un mejoralito *Justo en la División del Norte.
Entonces, la Revolución Mexicana, ¿verdad?... pues sí, creo que vivimos fuera de todo contexto histórico, social, político. La historia que nos hacían repetir como loros en la escuela se ha ido diluyendo hasta perderse en el marasmo de la indiferencia y la desinformación (¡con decirles que hasta feisbuk nos conminaba a celebrar el día de la revolución el lunes 17 de noviembre!) y el espíritu que alguna vez inflamó los corazones en "la bola" parece que huyó hacia regiones más aciagas.
Y nada, aquí seguro seguiremos peleando por ver quien adoctrina mejor en redes sociales o quién puso la mejor rola, la mejor foto, la mejor frase chistosa de algún simio que poco tendrá que ver con nuestra idiosincracia, pero que amablemente nos distraerá de ella.
Las luchas que libramos son las de mostrar nuestro escarnio por aquellos que se conmueven por tragedias ocurridas a mil kilómetros de aquí, o por repudiar los sentimientos de otros, que sencillamente sufren por el sufrimiento en si. Aplausos para todos, tenemos lo que nos merecemos, ¿o no?
Y si alguien se considera totalmente exitoso en la vida, felicidades; a esa persona sí que le hizo justicia la Revolución. Namás no se olviden de los pobres, no hay que ser...
Seguirá la vida como hasta ahora, con muchas desigualdades y peleas de cantina. Seguiremos defendiendo lo que queda de identidad nacional en alguno que otro blog de pacotilla y en cuanta red social se nos atraviese. Seguiremos mostrando la indiferencia ante la razón pura, porque sencillamente eso era lo que querían nuestros padres revolucionarios: "que mis hijos no padezcan lo que yo padecí".
Estense tranquilos, villistas, zapatistas, huertistas, carrancistas: hoy todos somos uno y no sufrimos. Tenemos internet y una estación del metro para conmemorarlos.
Feliz viernes, queridos revolucionarios menos cinco lectores de siempre.


viernes, 13 de noviembre de 2015

FRANCIA Y LO QUE NO ES JUSTO.

A Francia me ligan menos cosas de las que yo en realidad quisiera.
Nunca me enamoré bajo la luz rosada de sus atardeceres parisinos ni me propusieron matrimonio a las orillas del Sena. Mis perfumes favoritos no vienen de 31 rue Cambon y obviamente mis hijos no vinieron vía cigüeña desde París... pero mi historia y la de media humanidad (y eso es un cálculo muuuuy somero) tiene una deuda grande con Francia: libertad de expresión.
El día de hoy éste Blog estaba dedicado a la Feria del Libro (que irónicamente está dedicada a Francia) pero como señal de respeto hacia los acontecimientos que viven en estos precisos momentos, dejaré esta imagen aquí.
Encierra todo aquello que no está bien, no solo en Francia sino en el mundo. Donde creo que somos más las personas que queremos un mejor lugar para vivir...

viernes, 6 de noviembre de 2015

PRONÓSTICO: NUBOSIDAD A LA BAJA...

Dicen que bloggear no es literatura, ¡ni siquiera es escribir! ¿Ah si?, pues "¡poesía no eres tú!"
*Justo en tus ocho años de fósil en Filos, ¿eh?
Anyway, despues de esta bravata al estilo "qué te importa, come torta con tu hermana la gordota", procedo a sorber café, quemarme la lengua, maldecir y finalmente teclear que:
...je, no encuentro mis notas con los temas que pensaba analizar... *cara de mensa.
Pues es que ¡oigan!, aquí en mi escritorio me vienen a botar desde calcetines sucios hasta la maleta de natación ¡y eso me revienta! Mi escritorio es un lugar sagrado, es el templo donde viven los numina que me inspiran para escribir cada semana (CADA SEMANA, dije) y que lo traten con tan poca consideración es como si a mi me estuvieran diciendo: "no eres importante, ¡sírvenos más sopa!" (ay, solo por escribirlo me dieron ganas de chillar).
En fin, ya crecerán estos cab...ezones y entenderán muchas cosas (¡síiiiii, Evita, me arrepieeeento de haber sido mala hijaaaa!)
¿En qué ando?, se estarán preguntando... bueno, es de todos conocido que estas semanas no he andado  muy animada; hasta las Catrinas que salieron el día 1 y 2 de Noviembre andaban con más "vida" que yo y no ayuda mucho el que mi consorte esté tomando los cursos (¡MIS AMADOS CURSOS!) de Escuela para Padres y ahora se sienta como una mezcla de Chris Gardner y Bryan Mills, mientras yo me quedo viendo Telecinco y practicando el acento andaluz en una clara (¡clarísima) actitud de rebeldía, con todo y portazo e ida a la cama sin cenar.
Es tan triste decirlo pero tengo envidia de la postura privilegiada que vive ahorita Marmota...pipipi.
Para empezar, se está poniéndo buenísimo en el gimnasio; cada día entrena tres horas y su disciplina es verdaderamente admirable. Llega a casa y en lugar de jambarse unos huevitos con jamón o unos sopes o un plato de birria (bueno, tampoco es que se desayune así en mi casa; tampoco es que yo sea de mucho cocinar), se come sus pescados, su arroz salvaje, sus lechugas (con caracol), sus ejotes y pepinos y pian pianito, toma DOS litros de agua sin gestos. Es un héroe, me cae.
Por si eso fuera poco, está orientando sus baterías hacia el desarrollo humano y entonces todos andamos ya muy oshsos, muy dalailamescos y así. No fuma, no bebe, lleva al crío a la escuela, al fútbol, a los Scouts, a los partidos y por si eso fuera poco, se ha tatuado MI BELLO ROSTRO en el área donde se encuentra el flexor cubital del carpo...¡O sea, es un amor!
Pero... una que es envidiosa... una que siempre quiere más... una que sufre de distimia, pues.
Así que, generoso como es mi viejo, habló conmigo seriamente y dijo: "Gato, te ves del nabo, tu cabello se cae a pedazos, tu rostro ha perdido juventud y tus neuronas están muriendo de inanición. Es momento que hagas lo que en verdad deseas, yo te apoyo. Sírve sopa.". Claro, no con esas palabras ni de golpe pero esa era la idea: primero me animó a cortarme y pintarme el pelo; luego me dejó "al descuido" un flyer de un Spa con masajes holísticos y cavitación (cualquieeeeeer mamada que eso signifique y perdonen de antemano mi francés), más tarde me comenzó a enumerar mis cualidades y mis habilidades con la gente ("sabes escuchar, tienes intuición, tienes empatía con los demás...siempre te ven la cara de buena gente pero bueno, eso es otra onda") y cuando ya vio que bajaba la guardia, que dejé de mostrar los dientes y mi pelo dejó de erizarse, me dijo cariñosamente: "¿te apetece desbloquearte, cambiar de carrera y tener un nuevo futuro?"... *Aquí se escuchan los ángeles (y no precisamente azules) cantando celestialmente: ...aaaaleluuuuyaaaaamo su inocencia -¡17 años!- amos sus errores -¡17 años!-... jajaja, me acordé de ti, Bere *carita feliz)
Pos bueno, ya con la posibilidad de salir de casa, manque sea para tomar un curso de filatelia nepalí moderna, me había hecho el día, pero con una propuesta de ese calibre... simplemente no se que decir.
Vale decir que probablemente necesite un coach que me motive a tomar mi certificación como Coach (ironías de la vida) y me quite todo este miedo, todas las dudas, todos los obstáculos mentales y todas mis artimañas saboteadoras que me conozco.
Pero a pesar de ello y quizás lo más valioso de toda esta historia es el contexto en el que esto está sucediendo y precisamente tiene que ver con el hecho de vivir en pareja: es el saber que en casa hay alguien que me ha observado y ha decidido dar el primer paso para motivarme a salir de mi encierro...(¡Bueno, algunos maridos "animan" a sus esposas con diamantes y cruceros; el mío me manda a estudiar!)
 La historia de Gato y Marmota da para muchos volúmenes y no todos son amorosos, ni adorables, ni felices. Nuestra historia personal está llena de muchos desencuentros y sinsabores, pleitos y también de dolor... no hay pareja perfecta y el matrimonio no siempre es eso que tan bien actúa Sarah Jessica Simpson (¿o cómo chingados se llama?) en sus películas. Pero lo chido es saber recomponer el camino, valorar a tu partner y seguir adelante... Gracias, Marmota (aunque gruña porque te vas a tus -mis- cursitos y ahora tú seas the Teacher's pet u.u).
Pos bueno, esto apenas empieza... estoy en la etapa en la que ya pasó la emoción y me enfrento a la procrastinación PERO con los métodos que acá empleamos para motivarnos, se que pronto les estaré comentando otras cosas igual de agradables y hasta esté experimentando con ustedes, mis queridos menos cinco coacheables lectores de siempre...
Por lo pronto, gocemos con el simple hecho de sentir el jugo de la mandarina inundando nuestros labios...
¡Feliz Viernes!
"....¡¡Aargh!!, ¿de quién es y qué chingaos hace éste maldíto chupón en mi escritorio!"
El paraíso... *suspiro.


viernes, 30 de octubre de 2015

FRAGMENTOS.

"Tuve un sueño de lo más genial: estaba en una casa medio en ruinas con muchísimos amigos (que hasta ese punto de mi inconsciente supe que eramos amigos pues yo jamás en la vida los había visto), pasando un fin de semana onda "El casamiento de Raquel", con todas las intrigas, sinsabores y carcajadas que la amistad soñada trae consigo. Todo parecía risa y diversión hasta que no se en qué punto aparecieron los amigos de mi hijo con sus quejas y demandas (uno de ellos me pedía que lo llevara a su casa y yo me recuerdo pensando "No, no puedo llevarlo a su casa en este momento porque necesito ir al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial a entregar varios oficios y van a cerrar la oficialía de partes")...ok, demasiado para mi, era evidente que en cualquier momento mi frustración (aunque fuera de mentiritas) me despertaría pero, ¡increíblemente seguí soñando!. El siguiente escenario era nuevamente la casa donde vacacionábamos, en este punto ya ni me acordaba de mi hijo ni de su amigo Carlitos pidiéndome que lo llevara a sepa dios donde; en ese tramo solo estábamos la princesa Diana y yo caminando de compras. Yo me sentía muy feliz de que se probara zapatos (al parecer, la única característica que mi subconsciente recordaba de ella) y luego me recuerdo regresando a la casa en ruinas, buscando a mis amigos que seguramente llevaban varias horas alcoholizados. Todo ello mientras pensaba en un libro que yo había prestado y que nadie tuvo la delicadeza de devolverme. Un sueño muy lindo, muy diferente hasta que el maullido de la Peluss me despertó y aquí me tienen tecleando, volviendo a mi realidad y pensando ¿qué carambas significará todo aquello?"
...Eso lo escribí hace como dos meses y en la búsqueda de un tema me lo topé de nuevo.
Hoy es viernes y no tengo idea de qué hablarles porque simplemente no he salido de mi encierro personal.
Ya estoy evidentemente preocupada pero me resisto a hacerle caso a Gloria Trevi, así que distraeré tan funestos pensamientos con maratón de películas chocarreras y vaciladoras entre las que destacarán: "Santo contra las Momias de Guanajuato" y la que mi hermano me regaló una Navidad (¡ay, maldíto!), "Santo y 'Mantequilla' Nápoles en la Venganza de la Llorona".
Ja, mi hermano y yo hemos tenido a bien darnos regalos de broma alguno que otro año; una vez le regalé el disco de Charlie Montana Grandes Éxitos y él me la reviró con uno de Lagrimita y Costel.
Otro año le di la película de "Barney y sus amigos" y el me dio la mentada película del Santo... lo extraño (a mi hermano, obvio,  no al célebre enmascarado de Plata), seguramente ahorita ha de andar espantando a la muerte en el hospital mientras regaña a sus internos pidiéndoles que se quiten el traje de calaca cada vez que hacen sus recorridos por Geriatría.
Pensando en mi hermano y en la importancia que tiene en la sociedad me hace replantear mi propia existencia. No voy a obviar ni a comparar ni a darles la razón a los que me tienen reservada una placentera estancia en "La Castañeda" ni a provocar que volteen sus ojos hacia el cielo pensando en que no tengo remedio ni a lamentarme por lo mismo. Únicamente quería citar a Emma Thompson en "Love, actually" cuando dice: "the trouble with being the Prime Minister's sister is, it does put your life into rather harsh perspective..."
Y hablando de "Love, actually", quisiera hablar un poco del amor:
Existe, está en el aire, asfixia a veces, lo extrañamos, lo añoramos, nos vestimos apropiadamente para él, hacemos cosas en su nombre, conquistamos banderas y sitios por él, navegamos durante días sin agua y sin alimento en su búsqueda y leemos en las esquinas lo mucho que sufriríamos sin él.
El amor mueve montañas (pero no carretas, esas las mueven mejor un par de tet... ¡oigan!).
El amor es felicidad y tristeza, luz y oscuridad, daño y salvación. El amor anda buscándonos y también anda escondiéndose. El amor apesta y también huele a rosas silvestres; el amor da de comer y también quita el hambre Y SOBRE TODO: ha rellenado estos últimos renglones en los que en serio, no tenía idea de qué escribir. 
Con ello le doy la razón a ciertos escritorcillos que aconsejan que, cuando no sepas de que escribir, escribe de amor aunque desconozcas del tema. 
¿Habrá alguien que llame al amor por su nombre?
En fin, queridos menos cinco lectores de siempre, el clima está nervioso y no se decide a llover.
Café, una bufanda ligera y Cortázar diciéndo: "No puede ser que estemos aquí para no poder ser".
Pues sí, no puede ser pero así es.
Brindemos por ello.

viernes, 23 de octubre de 2015

¡Ay, ay, ay...cómo he cambiado! (Sí, escribí el título bajo el influjo de Selena)

06:57 a.m.
El título no ayuda a disipar la nubosa sensación de fracaso que últimamente me gusta exhalar.
Es ciertamente un tiempo difícil para mi alma soñadora, juguetona y valemadrista pero pienso: Si Drew Barrymore (y todos mis cultísimos lectores se preguntan "¿quiéeeeen?") se da el "lujo" de tenerla, yo también puedo. ¡Qué importa que ya hayan pasado casi 8 años de que el Matius nació, yo aún no me recupero de la depresión post parto de ESE preciso parto!... anyway.
Y gracias a que Feisbuc tiene la maldíta costumbre de recordarnos a diario cómo eramos y qué estupideces publicábamos hace 1, 3, 5 y hasta 6 años es que me di cuenta lo mucho, muchísimo, que cambié y lo poco que me reconozco hoy día. Y en estos días donde ya nada sorprende (ni siquiera el saber que alguien llegaría del pasado para decir que volvería al futuro y luego esperar a que llegara el día en el que volvió pero en realidad nunca llegó pero cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí, o algo por el estilo) y donde todo sigue igual excepto uno mismo, yo decido ponerme a escribir y explicarles (porque aman el chisme) en qué cosas he cambiado...

                            Es eso o se me largan a leer los posts viejos y lo descubren por ustedes mismos,                                           ¡chihuahuas!

He mudado de domicilio más veces que cangrejo ermitaño, ya tengo dos hijastros (je je, aportación de mi santo padre) y según "El principito", cuando domesticas algo, eres responsable para siempre de ello, so, Marmota y yo seguimos juntos forever and ever, para siempre jamás (o algo así dicen los cuentos).
Según las fotos, he cambiado de look más veces de las que mi Yo soltera hubiera permitido, he priorizado personas, lugares y actividades y simplemente dejé que el curso natural de la maternidad me dijera a dónde tengo que ir... por lo que ahora me encuentro metida en un hoyo. ¡Ja!
Síiiiiiiiii, es un hoyo muy cómodo y bonito, lleno de cobijitas mullidas y suaves; un hoyo donde hay olor a lechita y maullidos de gatito y partidos de fútbol y tardes con los Scouts y abrazos deliciosos y mañanas con café descafeinado y yo en pijama...pero un hoyo al fin y al cabo.
Y no reniego de ello, simplemente sigo esperando el momento para mi.
Solo para mi... pipipipi. Soy una madre egoísta, denme un manazo por preguntona (y quejona).
Y no supe si reír o llorar cuando Marmota llegó ese día con un recibo de pago y una extraña sonrisa, al tiempo que decía "Gato, me pediste tiempo para ti y yo que te amo, te acabo de inscribir al Gym"...
Weeeeeeey! Tiempo para mi significa dormir 10 minutos sin una niña prendida de la teta, o ir al baño en santa paz, o tomarme un café con cafeína y tener dos horas para desecharla antes de amamantar, o leer (¡ay mis libros!...snifff) o darme una ducha con la puerta cerrada... Pero ese día que subí la foto a mis redes sociales donde les informaba que volvía al gimnasio, alcanzó un promedio de 30 "me gusta" (hummm, ¿así que 30 "amigos" piensan que sí me urgía una buena sudada porque estoy obesa?).
Cuando algo tan inocente como lo es mirar viejas fotos te pone en perspectiva lo mucho que en realidad has avanzado (porque el cambio siempre significa movimiento...aún sean giros de 360°), la mente se shockea y el corazón se hace pasa (mientras no le de un infarto... ¡que resista las sanforizadas!).
De ahí a que aguantes vara (como se dice en el argot) por aquellas cosas que no puedes cambiar, está el asunto. Tal parece que el mundo te arrastra por su corriente a veces malinformada y consumista y te muestra cuadros que no puedes tener y ¡quieres tenerlos!
No es que culpe al mundo de mi desilusión, ¡simplemente que el muy maldito no ayuda!.
Con tanta publicidad a lo que debiese ser la vida de una, es lógico que de repente se me vaya el norte y por eso llore con todo esto de los cambios buenos, cambios malos...
Aunque, pensándolo bien...
Sigo siendo la misma cruel egoísta de siempre, queriendo ponderar su persona por encima de los demás.
Amando a su gato, meneando su café y leyendo sus libros raros (es que lo mío es el Werevertumorro, la neta.) o persiguiendo musas (o musos) para escribir (lo que no se escribe, se olvida) los sinsentidos de siempre.
Tratando de explicarse a si misma cada semana o cada que tiene la oportunidad de ducharse con la puerta cerrada. Delineándose de negro el ojo pa' resaltar las pupilas que le bailan cuando te mira o trepada en el brincolín de la fiesta, carcajeándose de la cara de vergüenza que ponen sus hijos (¡Sí, Papita!, ya vi que también te da oso!).
Y que a pesar de que se empeña en mantener las cortinas cerradas para perpetuar la oscuridad, no puede evitar mirar hacia la luz que entra por la otra ventana y que le anuncia siempre un día luminoso (memorándum  para mi: tapiar la maldíta ventana de la cocina)...
Soy yo para siempre con mis demonios, mis carencias y mis chispazos de buen humor.
No me encariñé con una piedra, pero al final del día en un hoyo también se construye un hogar... uno al que siempre es agradable regresar después de haber corrido aventuras.
Por último (porque ya son 09:28 a.m. y Papita anda rondando por aquí): qué diferente es escribir en la oscura complicidad de la madrugada a la mañana descaradamente luminosa y optimista que ya es; tal parece que el clima sí influye en mi ánimo... ¡y no tengo que viajar a Suecia para comprobarlo!
Ya en serio: sí, me sigo traumando por la falta de tiempo (y por escribir "de a dedito" cuando mis ideas vuelan); sí, estoy triste porque "pasean la carne frente a la chimuela" y porque pensar en ello me produce culpa (pero ese es tema para otro post) y sí, a veces a pesar de mi misma sigo pensando en el verdor del pasto ajeno PERO... se que mirar en perspectiva la vida ya sucedida es a veces benéfico y el añorar lo pasado o lo futuro es muchas veces la clave para continuar en movimiento.
Feliz viernes, queriditos... ¡aprovechen el tiempo!

Por lo pronto, así está el hoy:

viernes, 16 de octubre de 2015

CAFÉ CON CREMA... Y CIANURO.

Aquí es cuando maldigo el no haber estudiado ingeniería industrial en lugar de Derecho (¿notan cómo escribí "Derecho" con mayúscula e "ingeniería" con minúsculas? Licencias que se da una.).
Si hubiera estudiado ingeniería en estos momentos no estaría disculpándome como borracho empedernido (empedado pero es pleonasmo), jurando nunca más abandonar la escritura de este blog, pues en ese caso hubiera inventado una libreta usable en regadera y así tooooodas mis brillantes ideas que solo ocurren cuando estoy sola tendrían su registro, y yo tendría tema cada fin de semana de la misma manera en que si no fuera madre, tendría fiesta cada fin de semana; pero ya hablamos de los "hubieras" y pos ni modo, sin tema y con hijos es como ocurre el viernes...
¡Y qué manera de ocurrir, ¿eh?; uhhh, de fábula!
...
Mientras las neuronas se acomodan les cuento que la "embidia" me corroe.
No soy persona que guste de balconearse ni de ponerse de pechito, de tal manera que no diré las causas que han despertado al mounstro verde de la envidia. Diré que es inevitable ver cómo cosas lindas y buenas le pasan a la gente, mientras a mi solo me pasan la lista de cosas por comprar en el súper.
Pero vayamos por partes, ¿cómo es que hasta hace poco tiempo yo cantaba mis bendiciones y pululaba cual mariposilla de flor en flor, anunciando la primavera y de repente me hundí en el pantano de la desolación, maldiciendo todo lo maldecible? Ahhhhh pues supongo que el alma que me cargo es más negra que la de Belcebú y por ello, en vez de alegrarme por las alegrías de los demás, dejé que me invadiera ese gas venenosssssso que atontó mis neuronas (pobres, de por si atolondradas como son...) y me volvió un ente maligggggno que nada más anda escupiendo fuego, quejándose por los rincones y arrastrándose de panza por el suelo. Es eso o neta es que necesito vacaciones de todo y volver a reencontrarme con la buena mujer que se que soy... help me, me estoy volviendo mala.
Pero, ¿qué es la envidia, cómo se siente, a qué huele y de qué está hecha?
Científica y siempre al servicio de la comunidad ésta mala mujer se ha ofrecido como conejito de indias para diseccionar paso a paso tales preguntas y resolver un misterio más en esta calzada llena de ídems, de tal suerte que ustedes no, queridos menos cinco lectores de siempre, caigan en ese pútrido pantano y salven sus almitas buenas e impolutas. Dejen que yo, que ya de por si estoy condenada al averno, les muestre los efectos de tal pecado, al fin y al cabo ¡qué importa una mancha más al tigre! (Y de fondo se escuchan los ángeles y querubines cantando celestialmente "¡pecadoooooora... pecadooooora!")
Pos bueno...
La envidia comienza a bloquear el pensamiento en el momento que aparece; ese instante cuando descubres lo injusto que es el que alguien tenga algo que tú no y que solo por el hecho de ser tú, lo mereces más que nadie. Y puede ser que ni lo desearas o que ni siquiera te pasara por la cabeza, pero nada más verlo brillar en alguien más, despierta los instintos primitivos que has tratado de barnizar todos estos años a fuerza de leer la "Quién".
Pero una debe comprender que las cosas buenas no siempre le pueden estar sucediendo pues ya lo dijo Bon Jovi en "Como yio, nadie tiamado", que para aprender hay que caer, para ganar hay que perder y que él lo dio todo por ti, ¡chingao!
Y aprender que para mantener el equilibrio universal (y el pellejo a salvo) es necesario que TODOS ganen algo -aunque sea una sola vez en su vida-, es duro, más lo es para la niña berrinchuda que se acostumbró a tenerlo todo y de repente ¡bam! le nació un hermanito que la vino a destronar; no, para nada estoy hablando de mi y del Doctor Mitocondria, ¿cómo creen?, eso es tema cerrado en terapia...
Así que hoy, mientras dejo que se evapore el resto del veneno que me consumía, trataré de replantear mi existencia y de volver a mirar al mundo con los ojos tiernos e inocentes de un gatito, tal como lo hacía hasta ese repentino brote de envidia.
¡Que se llenen de triunfos, joyas y maridos guapos las demás! ¡Que se consigan a la vieja más buena, el auto deportivo de lujo y que beban chela sin empanzonarse los otros!

Algún encanto debe tener el comer sopa de col, andar en pijama todo el día y ver cómo crecen los madroños en el parque...

¿Que qué te envidio? ¿Sinceramente?...
Sólo el tiempo...

Sólo el tiempo.

¡Feliz viernes, ratas del mal!





jueves, 24 de septiembre de 2015

HOY CUMPLO 35 AÑOS...

Definitivamente no tengo los mismos ojos con los que veía al mundo a los quince años...
Si alguien (la típica gitana de feria gringa, maybe) me hubiera predicho que a los 35 me encontraría cuidando niños (los míos, exclusivamente) y casada (iba a escribir amarrada, pero dado que Marmota es un poco susceptible, dejémoslo en cazada), me hubiera reído tan fuerte (con esas carcajadas que solo me salen con mi prima Lluvia) que hasta lágrimas hubieran salido de la incredulidad...
Así que pulso "PLAY" en la lista "ONE LINE" de Edgarbage, en mi sesión de Spotify para crear ambiente y comenzar a discernir qué han pasado durante estos "últimos" veinte años y mirar si debo reír o llorar...
Hace 20 años, cuando probablemente ese mismo Edgarbage estaba cantando alguna jalada en el kínder, yo estaba cumpliendo quince años con torpeza adolescente y una timidez casi paranoica. Pensaba que entrar a la UNAM era una cosa buenísima, que la carta del entonces rector Sarukhán era la llave mágica a un reino donde sólo existían intelectuales en miniatura o sus némesis, los quarterback preparatorianos (de preferencia, estos últimos) y que todo serían fiestas y ligues y luego la Universidad, donde seguirían más fiestas (pero con Trova) y ligues (pero con maestros) y luego la vida adulta, donde seguramente la fiesta, diversión y ligues seguirían ad náuseam.
Ah, l'esprit de l'adolescence!
Pues bueno, con quince años y veinte libros leídos (es un supón, la verdad es que pueden ser más... o menos) estaba lista para darle el primer mordisco al mundo...
En resúmen, la vida sucedió: decisiones y amores fallidos, un lapso breve como homeless, amor a los gatos, más libros, una adicción a la coca...cola, pensamientos suicidas y una romántica estancia en el paraíso de los antidepresivos; la Uni, los amigos, la bohemia, las despedidas, los abrazos y promesas de "para siempre", los adióses, la aventura de lo desconocido, los tacones, las bolsas caras, los bueños vinos, la primera vez de muchas primeras veces, el poder; entonces: chico conoce chica, chica queda pregnant, chico se casa con chica, chica decide encarnarse en la piel de María Montessori, chica decide criar y despedirse del mundano mundo, chica cambia...chica ya no es TAN chica.
Chica cumple 35...
Y así, mientras este breve momento transcurre en soledad, mientras me tomo lo que queda de mi primer café matutino y escucho las respiraciones acompasadas de mi dulce Papita (oh si, lo olvidaba en el recuento: chica queda pregnant again...chica conoce chica), pienso con emoción que cumplir años es la oportunidad perfecta para meter la cabeza en el horno y darle vuelta a la perilla, pero también es la ocasión ideal para agradecer lo que día a día me ofrece la vida (all inclusive).
Cierto, ya no tengo la misma energía que a los 15 (y que tampoco era que digamos mooooy proactiva ¿eh?) y tampoco tengo espacio en mi agenda como lo tuve a esa edad (es que nadie me invitaba a salir, pa´qué más que la verdad). Se que mis "noches salvajes" han tomado una ligeríiiisima variante y si ahora me llegara a gustar alguna otra persona, contendría las ganas de coquetearle y me contentaría con mirarlo a través de mis gafas oscuras (de diseñador, ¡obvio!...tengo 35), porque la vida en pareja es bestialmente buena, pero la vida familiar lo es aún más... (¡mírenme, no pensaba eso a los 15 cuando le "bajé" el novio a mi ex amiga Alejandra!).
No puedo creer que he llegado a la edad en la que puedo decir "Hace 20 años..." y platicar alguna anécdota que ya no tiene que ver con papillas o bailecitos ridículos donde yo estoy vestida de princesa *Sniff.
He llegado a los 35 sin ganas de comerme al mundo porque me basta con una pequeña rebanada donde quepan mis hijos, mi Marmota, mi gato, mis papás, mi hermano, mis amigos, mis libros y ¡MILLONES DE PLANES POR REALIZAR!
¿O qué? ¿Acaso luzco como una mujer que está dispuesta a diluirse en los "hubiera"? Ja, ja, ja.
Feliz cumpleaños a mi, si, a mi. La que oserva y se azota por cualquier cosa, pero la que también quiere seguir experimentando y disfrutando el amanecer y los días grises, la que se puede envolver en su edredrón cual Juan Escutia y lanzarse al vacío de tristeza inexplicable para luego resurgir con bríos nuevos.
La que esto escribe, la que hoy escucha "One Line" de PJ Harvey y sonríe... 
(Sí, Edgarbage, eres el más nasty de mis amigos e inexplicablemente hoy has tenido un protagonismo ramplón en mi muy humilde blog, pero gracias por crear esa fabulosa lista musical)

Así la vida...así mis 20 años atrás...
Do you remember the first kiss?

Stars shooting across the sky
To come to such a place as this
You never left my mind

I'm watching from the wall

As in the streets we fight
This world all gone to war
All I need is you tonight

And I draw a line

To your heart today
To your heart from mine
A line keep us safe

All through the rising sun

All through the circling years
You were the only one
Who could have brought me here

And I draw a line

To your heart today
To your heart from mine
One line to keep us safe

And I draw a line

To your heart today
To your heart from mine
And pray to keep us safe

Watch the stars now moving

Across the sky
Keep this feeling
Safe tonight



Weeeey.... ¿¿¿¿¿¿¿neta, "Desesperado" de José José????????

viernes, 18 de septiembre de 2015

...

Primer café de la mañana: Me voy a disculpar con los menos cinco lectores de siempre (que a éstas alturas ya deben ser menos 6) por ser tan inconstante, tan huevas para asomarme por éstas ventanas a escribir mis desgracias y hacerlos reir. Prometo que ordenaré mi escritorio de todas las mugres que vienen a botar, desde los calcetínes de Marmota hasta los tópers del lunch del lunes, pasándo por las croquetas sin abrir de la Peluss... seguramente por eso está chillando, la muy ruidosa. Sí, eso haré. Yo me debo a mis lectores y son ellos los que merecen que me pula en mis habilidades gerenciales para poder librar CADA viernes una batalla contra la estulticia y entregar mi colaboración. ¡Ay, qué lindo suena!
Segundo café de la mañana: Mmmm... picar, picar, picar. La vida en esta casa es un eterno picar. Dietas, leche de almendras, el khale, la quinoa... papillas, la zanahoria, el arroz orgánico, la chía. Es demasiado.
Tercer café de la mañana: ¿Escribir? Ja, ja, ja, ...

Cuando comencé a escribir tenía sólo un dígito en mi credencial de la vida. 
Los primeros intentos por trascender los atesora mi mamá junto a mis dientes de leche y mi primer trenza; dice que le hacían mucha gracia mis cuentitos y hasta mis cartas a los Reyes Magos.
Observaba la vida, en verdad me ponía a pensar en "qué pasaría si..." (una vez me imaginé quedándome a vivir en una instalación del Museo Rufino Tamayo. Pensé que eso sería una cosa hermosa, durmiéndo bajo las serpentinas de colores que colgaban del techo y ¡hasta visualicé el espacio que tendría mi cocinita combo!)
Posteriormente escribía cuentos bajo la influencia de Borola Tacuche: quería que mi voz sonara con ese tonito arrabalero con el que me imaginaba que hablaba, con esa precisa claridad para arrancarme carcajadas. No se.
En secundaria llegué a colaborar en el periódico escolar (el muy prestigioso "Águila") bajo el seudónimo de "La tía Fulana" y en mi último año fui -durante un breve tiempo-  jefa de redacción. 
Y finalmente (y digo finalmente porque hasta ahí dejé de escribir de manera "masiva") intenté hacer una revista, "La chica panqué", que adquirió su nombre de mi (primer) apodo en la secundaria: "Panquecitos".
Básicamente eran ocho hojas tamaño oficio donde prácticamente me fusilé un ejemplar de "Eres Niños". Con todo y tests.

Todo apuntaba a que me dedicaría a escribir. Todos lo dábamos por hecho.

A veces, aún con toda la moustrosidad de eventos felices que pasan en mi vida, me cuesta trabajo venir a escribir... En mi muy interior (ese lugar donde guardo las palabras, los aromas, las miradas, los largos abrazos y mis momentos) siento que no merezco escribir.
¿Por qué?
Pues... no lo se.
Cuando te quedas en casa picando pepinos y recogiendo pares de calcetínes, es muy fácil poner tu vida en perspectiva al mismo tiempo que pones una carga de ropa en la lavadora. Y también es muy fácil ver los talentos de las demás personas y negar el tuyo por el simple hecho de que no lo dice un título universitario colgado en la pared del estudio de tus papás.
Yo no elegí dedicarme a escribir, elegí defender la justicia.
Y luego elegí crecer primero a un niño y ahora a una niña.
¿Cuáles serán los talentos que adornarán mi tumba? 
Tal vez ese rimbombante epitafio sólo estará grabado en dos corazones.
Y tal vez en un momento menos oscuro de mi vida -uno donde vea la luz en mis pepinos picados- ello sea suficiente.

Mientras tanto, "a veeeer... ahí viene el avion-citooooo..."

viernes, 21 de agosto de 2015

Y LLEGÓ EL FINAL...

Típico que te levantas de madrugada (a las 06:00 a.m. aún podemos considerarlo "madrugada", ¿verdad?) con hambre feroz, asaltas el refri para allegarte con las sobras de la noche anterior, bebes rápidamente el jugo que queda antes de que el gandalla de tu hijo mayor lo encuentre y se lo zampe y cuando estás en el décimo "munch" de tu primer bocado, sin haber escuchado los pasitos previos, te topas a tu hijito (el mismo al que le estabas dando baje con el juguito) mirándote fijamente en la oscuridad... ¡¡¡Ay Weeeey, no me espanten así!!!!
Y pues ya con eso hay motivo suficiente para que se me subiera el azúcar hasta el tinaco y se me borrara la idea que tenía para escribir, así que vámonos temprano que hoy es viernes y doy el tema por visto.

***

Ojalá fuera así de descarada, como esas mujeres que tienen blogs que prometen escribir cada viernes y luego se largan y no cumplen... pero no, mis queridos menos cinco abandonados lectores de siempre... una que es bien noble y no puede "desdecirse" de sus promesas y pues ni modos, aquí me tienen HOY... aprovechenme, gócenme, deléitense en mi candor porque así como están las cosas, no sabemos si mañana podremos siquiera prender un cerillo, ya no digamos la computadora.
Pues qué les cuento desde la última aventura de la que tuvieron conocimiento... resulta que para la Marmota fue más fácil vender mi nave que pagar la verificación (decisiones que toman los maridos, ya saben) y ¡sanseacabó! no más esconderme ni huir de la policía. Una medida muy eficiente pues me ha quitado un gran peso de encima... también me quitó la manera para moverme con un niño mayor, una bebé muy gordita y una mascota que sale poquito pero que también pide su paseíto de vez en cuando (parece que lo suyo es vomitar en vestiduras de piel y no en los ridículos sillones morados de mi sala), así que los días siguientes todo fue diversión y calor de hogar a raudales... ¿el lado B de la situación? Niños berreando de aburrimiento, una mamá peleando con absolutamente todos los taxistas del sitio y una mascota neurótica que escogió la actitud pasivo-agresiva de vomitar en mis tenis. Todo un poema, lo se. 
Con ese panorama y con las vacaciones a punto de terminar es que nos encontramos por estos rumbos, arrastrando unas ganas enooooormes de entrar a la escuela... que digo enooooormes, mega colosaaaaaales ¡carambas!. Damos de brincos porque ya empiecen las clases, qué bonito, qué agradable: Hola señora histérica con tubos, hola señor lentito y pazguato, hola niños corriendo cual caballos desbocados por las escaleras... que hermoso.
¿Soy yo o es que el verano terminó siquiera antes de comenzar?
Seguramente mi amargura veraniega se debe a que me resisto a creer que las vacaciones pasaron sin pena ni gloria para mi. A que finalmente llegó el momento en el que mi vida (o sea, MI vida) pasó de "awww, vacaciones de verano: fiestas, ligue, margaritas, alberca, besitos y mi bronceado perfecto" a "mamá: leche; mamá: llévame al fut; Gato: mis verduras; mmmma-mmmmá: dzúu guiiiiiii guuuuu".
Y no fue fácil ver las postales de toooodos ustedes en la playa, embarrándome en la cara su felicidad veraniega, ¿ehhhh?.
Jajaja, es cierto: a este verano le faltó irresponsabilidad, tontez, relajación... bueno, bueno...si tomamos en cuenta el incidente con la poli seguramente tuve eso y más pero, hablando en términos de vacaciones, supongo que el corralón no cuenta como lugar de veraneo.
Pienso que me he vuelto a dejar llevar por la corriente sin oponer mucha resistencia y ahora me quejo por que mi espíritu está un tanto "fofo" y lo resiento.
Muchas veces una cae en las mismas trampas con las que pretendemos engañarnos a nosotros mismos, sin querer escuchar lo que nuestro corazón grita con tesón. Personalmente soy desesperada (y desesperante, lo se u.u) y de repente quisiera correr -¡volar!- hacia la siguiente etapa de mi vida sin detenerme a pensar que estoy en el lugar indicado, que estos momentos con mis hijos todavía pequeños no van a regresar y que si mis raíces de repente se rebelan a hundirse más y más en la tierra, debo darles paz y esperanza de que ello me volverá una persona más fuerte.
Hoy es el verano, tal vez en otra ocasión será una pérdida diferente... la lección a aprender siempre es vivir y disfrutar con cada poro de tu ser el momento presente.
Aunque ese momento tenga un sabor agridulce a derrota, aunque la perspectiva sea escribir al lado de niños pegajosos y aburridos de los mimos sofocantes de su madre, aunque la vista sea una enorme pila de trastos sucios en la cocina...
Soy afortunada.
Feliz Viernes, queriditos... sigan chapoteando en su alberquita, mis niños, que algún día también se les acabará el verano... jajaja, nocierto manitos.

viernes, 31 de julio de 2015

YO, YO, YO ME LE PELÉ A LA POLI ... (y no estoy nada orgullosa de eso)

Me orillaron a la orilla unos policías de la Secretaría de Seguridad Pública en plena colonia "nais".
No fue NADA agradable ser voceada por su altoparlante, hacer la maniobra de estacionarse en la -msí- orilla, bajar los vidrios (polarizados, muy mal yo) y pensar "¡bueno, y ahora qué ching*dos hice!". Las autoculpas, ya saben...
Mientras el policia Nachito se presentaba, pedía ver mis papeles (ay jóven, ¿de qué papeles me habla?) y se acomodaba sabrosamente sobre mi puerta mientras metía media humanidad por la ventana (¡nooo, tacos con cebolla no!), vi por el retrovisor la cara de shock de mi muy amado hijo Mateo... si había regresado bronceadito de su campamento, en esos momentos estaba blanco.
Con tranquilidad y torpeza me identifiqué, repasé mentalmente mis clases de Derecho Penal (¿por qué cuando alguien está en problemas recuerda lo menos útil?) y simplemente dejé que el poli cacareara...
Que si la verificación del segundo semestre, que dónde está la calcomanía, que por qué traía aún los sellos del corralón, que un coche es una responsabilidad...etc, etc, etc. 
Sí, don Poli, tiene usted TOOOODA la razón, una no debe dejar de checar esas cosas en su lista de "Por hacer". Sí, don Poli Nacho, usted se ve que es a todas luces un hombre responsable, nada más dígale a su compañero que se aleje con su rifle a otro lado, que aquí me está espantando al niño...
Y bueno, como mujer valiente que soy le dije que órale, que llamara a la grúa porque en ese momento me iba a bajar de mi carro y yo personalmente lo iba a enganchar para que lo arrastraran -again- al corralón. Que al fin y al cabo me falta que me roben la salpicadera derecha y así por fin pueda estar pareja y estética mi nave, por que: ¡qué son esas cosas de nada más robarse una de ellas!
Don Poli Nacho nomás no se activaba, me repetía que cómo nos íbamos a arreglar. Pero a arreglar de qué o qué; ¡ni que nos estuvieramos pinchis poniendo de acuerdo para ir a un baile, carajos!
Para esto, el Matius ya lloraba francamente a lágrima viva (maldíta sea mi maldíta costumbre de escuchar noticias como si fuera el Discovery Channel; maldíta sea este maldíto tiempo violento en el que no estoy dispuesta a cooperar con corruptelas). Y bueno, nomás no me decía nada en concreto y la neta, la neta, si quería que le soltara unos pesitos pues le iba a tocar bailar con la más fea y no precisamente porque se fuera a topar con mi intachable calidad moral (ejem, ejem) sino que no traía ni un decente billete de a cincuenta en la cartera (pero qué tal los libritos).
O sea, que si se llevaban mi nave, ellos tendrían que darnos aventón a la casa porque ni para el taxi...
Supongo que las lágrimas y gritos desesperados de mis hijitos (porque a esas alturas Alondrita también estaba cooperando con lo suyo; más de hambre y sueño que de total comunión con su hermano, pero llanto al fin) ablandaron -o desesperaron, ¡bienvenido a mi club, hermano!- al poli, el cual amablemente me pidió que me sacara para la ching*da, que "sólo porque sus hijos están llorando y porque ya va a llegar a su casa, ¿verdad, señora?, ándele pues." Y pues si, ni bien terminó de decir "...y si la vuelven a parar, dígale que el comandante Ignacio ya la atendió"... cuando yo ya estaba en mi casa.
Ah caray, ¿en verdad dijo "la atendió"?


*   *  *

Lecturas varias: ¿tuve suerte? Tal vez.
¿Me gustó lo que me sucedió? Para nada.
¿Mis hijos me salvaron el pellejo? Definitivamente.
Conclusión: Mom fails again.

Y así voy por la vida...




viernes, 24 de julio de 2015

LIMPIEZA DE VERANO

Pues si, ni modos que ahí no haya...
Marmota no se queja de que la mayoría de lo que hay en la casa sea mío (libros, películas, ropa, pelos en la rejilla de la regadera) PERO parece que la idea de que haya libros hasta en el baño no es precisamente de su agrado. Ash, ¿quién en su sano juicio (y en su sano colon) no se lleva una lecturita al baño? 
Desde "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", pasando por "Juventud en Extasis" hasta el "Video Risa", todo es bueno para acompañar al ser humano al lugar donde se supone que debiese ir solo y ¡perdón! pero meter la Tablet para tal efecto es simplemente impensable. Solo piensen en que no está padre aventarse una película completa mientras la demás gente baila en una pata de tanto esperar su turno.
En fin, en fin... pues nada, en aras de procurar la felicidad doméstica me dispuse a desalojar -literalmete- mi ser del baño y pensando en que mi casa ya parecía nido de mapaches, me seguí con los libreros y mi escritorio... Debo confesar que ahora "entiendo" al Gobierno local y federal cuando se deciden a emprender obras de mejoramiento vial y empiezan tantito a escarbar, dejan la tierra durante meses, llegan las lluvias, todos caemos en los baches, demandamos, nos suben los impuestos para poder pagar los daños, nos dan largas para pagarnos, vuelven a subir impuestos pero ahora son para pagar las elecciones en las que nos prometen que van a mejorar nuestras vialidades y pagarnos los daños, votamos (porque no queda de otra), no arreglan un carajo y volvemos a caer en el mismo bache.
Así en mi casa, pero con libros y con la promesa de que si me compran más, entonces me desharé de algunos... (ajá).
Este gen de acumular está muy presente en mi y a pesar de que se su significado (el miedo a olvidar, a ser olvidada) a veces no puedo evitar que brote y se extienda cual verdolaga, haciendo que el popote del primer refresco que bebí con mi primer novio -formal- conviva con los boletos del primer concierto al que fui con Marmota y a la vez, con el primer diente de leche del Matius que el Ratón Pérez dejó en mi tocador... una orgía de recuerdos, cállense, ya se.
Por tal motivo y con todo el dolor tuve que ponerme seria conmigo misma y hacerme de tripas corazón para la cacería de recuerdos y su inevitable despedida; me armé de valor y saqué las ¡cajas! con cositas (souvenirs de la vida, les llamó yo) que representan ene mil momentos lindos, bellos, preciosos, etc, etc, etc, los miré por última vez y por fin les dije adiós.
Y como se que tales momentos inevitablemente están ligados a personas, en estos momentos pongo el inventario de tales efectos para que quien guste, pueda recoger su espíritu (porque los objetos están bien apertrechados en el camión de la basura de mi colonia...¡ay dios!, qué van a pensar de mi los señores de la basura!):
1.-Pedacito del disco "Aquamosh" que mi mamá me rompió en castigo por mi rebeldía adolescente.
2.-Acta de nacimiento de la tortuga que liberé en Tecolutla (Ay, "Almendrita", ojalá que sigas viva)
3.-Servilleta con el número teléfonico del guapo que me gustó en 1999
4.-Lista de útiles de kínder I, la primera lista de útiles del Matius (no se por qué carambas la guardaba)
5.- Cartas que juran amor eterno de A,B,C,D,E,F,G,H,I,J,K et al. (Sí, todavía las conservaba. Nop, no nos podemos ver para que puedan ser devueltas personalmente)
6.- Lápiz con el que una vez jugué gato con "X" mientras esperábamos el Pumabús.
7.- Boleto del metro con una dedicatoria muy amorosa de 2004
8.-CD's con música varia
9.-Peluches con nombres diversos
10.-tickets, servilletas, entradas de cine para películas que ya solo pasan por Golden.
Y mientras todo aquello se iba a la basura, me quedé pensando en lo difícil que era para mi desprenderme del pasado. Que prefería acumular en lugar de resolver el presente y meterle energía a lo verdaderamente importante. No es que aún guardara los mismos sentimientos hacia las personas con las que crecí y me desarrollé, más bien era el último recurso para aferrarme a tiempos felices, pero ¿saben? en realidad los tiempos felices solo son oasis en el largo camino que recorremos día a día, son un referente para que no desfallezca la esperanza y le demos la razón a Yuri con aquello de que "siempre vendrán tiempos mejores".
Yo sabía que en efecto, la he pasado muy bien en el pasado y que acumular tales recuerdos simplemente era por el miedo a que en el futuro no lo fuera a pasar igual de bien. Desprenderme de todos aquellos objetos solamente confirma la fe que tengo en mi presente, la maravillosa oportunidad que tengo de ser feliz y positiva con lo que a diario se me presenta y con las personas que cerca o lejos, están en mi vida.
Finalmente lo que importa es la experiencia adquirida y el compromiso de producir nuestra felicidad diariamente.
Los objetos a veces son el referente material del alcance de nuestras metas y otras veces son el testigo incómodo de nuestros fracasos o de lo que no pudo ser.

Que el Diógenes que vive dentro de cada uno se manifieste únicamente para acumular experiencias y no los haga aferrarse a lo material, porque en serio... los costales de basura son muy pesados para cargarlos toda la vida...

¡Feliz viernes, queriditos!




miércoles, 15 de julio de 2015

Viajar, Viajar: EloToño Best Day



Normalmente hablo de mi y de mi particular manera de enfrentar/dormirme/visualizar/fracasar/ en la vida, pero esta ocasión es para platicarles de mi primo Toñito, que a pesar de ser un señor de barba, casado y con hijito, sigue y seguirá siendo "Toñito" for ever and ever.

Pues resulta que Toñito  y su familia -Elo, su esposa y Toñito Jr. su hijito- son todos unos paseadores que lo mismo andan en Jojutla de Benítez que en Nueva York, así de internacionales, así de multiculturales...

Esta vez dejaron los Cancuns para irse a recorrer El Perú y nos dejan un video -padrísimo, por cierto- en el que narran sus aventuras.

Cuando lo vi, neta morí de envidia y no precisamente de la buena.

Ahora viene la parte en la que pido su apreciable ayuda para que lo vean, le den "me gusta" y entre todos, mis menos cinco lectores de siempre y yo, los mandemos muy lejos... quizá hasta Timbuctú.

Los quiero, feliz miércoles...

VIAJAR, VIAJAR...

Normalmente hablo de mi y de mi particular manera de enfrentar/dormirme/visualizar/fracasar/ en la vida, pero esta ocasión es para platicarles de mi primo Toñito, que a pesar de ser un señor de barba, casado y con hijito, sigue y seguirá siendo "Toñito" for ever and ever.
Pues resulta que Toñito  y su familia -Elo, su esposa y Toñito Jr. su hijito- son todos unos paseadores que lo mismo andan en Jojutla de Benítez que en Nueva York, así de internacionales, así de multiculturales...
Esta vez dejaron los Cancuns para irse a recorrer El Perú y nos dejan un video -padrísimo, por cierto- en el que narran sus aventuras.
Cuando lo vi, neta morí de envidia y no precisamente de la buena.
Ahora viene la parte en la que pido su apreciable ayuda para que lo vean, le den "me gusta" y entre todos, mis menos cinco lectores de siempre y yo, los mandemos muy lejos... quizá hasta Timbuctú.
Los quiero, feliz miércoles...
https://youtu.be/otb7aPf5Cus

viernes, 10 de julio de 2015

NO ES CULPA DE LA FELICIDAD

Cielos, tengo tiempo para escribir, no lo puedo creer ...oh-oh, olviden lo del tiempo: mis hijitos han tocado tierra y ya se escucha que despiertan. ¡CRAP!
Mientras comienza el ajetreo de cobertores en movimiento, piecitos corriendo y una batalla por mi atención entre un "mami, quiero avena"  y unos gu gus que seguramente han de significar "cámbiame el pañal", "dame teta", "méceme" y "déjame morder tu nariz" respectivamente, trataré de explicar cómo es que he vuelto al gimnasio (y el clamor general se une en un "¡ayyyyy, qué huevaaaaaa!")
Ok, ok, no platicaré de eso. Ya es bastante conocido que me cargo una panza horrible y que mi ánimo necesita a veces un empujón y por ello necesito ponerme en movimiento. Eso y que así puedo escuchar esas rolas que aún estando sola me daría pena escuchar ("mi chica virtual, mi chica sensual...").
Bueno, ya, ¡pongámonos serios!
Serios... seria... ser seria... "eres una niña muy seria... ¿estás enojada? ... uy, qué niña TAN seria"...
 ¡¿Qué le ha pasado a mi subconsciente que ha recordado esto?!, ¡¿quién ha despertado al monstruo?!
¡Oh!... (sollozo)
Cuando era chica, era una chica seria. O sea, seria-seria. De ese tipo de seriedad que con una mirada te pone quieto y te dice "a mi no me vengas con estupideces". Y tenía cinco años. O cuatro. No podían sacarme una sonrisa con tan solo acariciar mi mejilla y hablar con voz tipluda, no me reía fácilmente ante un cariño, una sonrisita, una pregunta amable... En serio, (osh) no recordaba nada de esto.
Si me siento a analizar mi vida (hueva mil en estos momentos en los que mis hijos lloran de hambre pues ni avena ni teta hay), podría descubrir por qué era tan seria, qué razón de ser tenía el que fuera tan hermética y en qué momento cambió aquello.
Si les preguntan a mis amigos, la mayoría diría que para nada soy así, que la sonrisa vive permanentemente en mis labios (sí, sueno a lunática pero básicamente así es) y que no hay momento alguno en el que yo actúe de manera seca y cerrada. Pero ¿saben qué?, debería.
A los treinta y cuatro años no es posible ser tan feliz, ¡bum, lo dije!
Acabo de darme cuenta lo culpable que me siento de ser tan feliz ¡bum, lo volví a decir!
Estoy pasando una etapa súper hermosa en mi vida ¡bum, again!
Y es por eso que no tengo tema esta semana, porque la desgracia vende pero la alegría apendeja y yo estoy muy alegre, ergo...
Platicaba con mi mamá una tarde de martes -entre un pozole y un café del Sanborns- que estaba viviendo un momento muy feliz de mi vida y que me daba miedo que aquello acabara, que algo llegara y empañara esa felicidad de película, que me diera cuenta que no era genuina y que tan solo era el precedente de una desgracia muy cabrona... todo eso entre chomp chomps y risas bobas por mi parte y una mirada baja y serena por parte de mi mamá. Y bueno, palabras más, palabras menos dijo: "Así es la vida, hijita, no puedes asegurar nada; solo puedes disfrutar cada momento".
¿Será que la niña seria que fui me hubiera dado aplomo para poder entender que la felicidad es y punto?
¿Fui seria por todas las circunstancias medio dolorosas de mi infancia y al liberarme de ellas al fin pude sonreir?
¿Necesito ir de nuevo al psiquiatra para que me ayude a darme cuenta que tengo permitido ser feliz?
¿Cómo dejo ir el sentimiento de culpa por tanta felicidad?
Pues son muchas preguntas y pocas respuestas en concreto. Por lo pronto lo único que se me ocurre para matizar tanta incoherencia (con el panorma actual) es una canción de Silvio Rodríguez y que de alguna manera da paz al sentimiento de culpa por ser feliz "Soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad..."

""Mamáaaaaaa...!"

¡Ok, ahí voy! (se esconde la felicidad por un momento)

viernes, 3 de julio de 2015

SOLO PALABRAS.

Una semana se iba a ver reducida a tres días en la vida y de repente, se juntó otra semana de manera tan grosera, como cuando lavas ropa negra y sorpresivamente al día siguiente vuelves a tener un tambache de ropa negra de nuevo, pero esta vez de mugre. No se, no me siento con ganas de explicarles esta metáfora de lavandería...
Es absurdamente extraño esto del tiempo, pero -bostezo- siempre es lo mismo conmigo y este espacio. Así que...don't.
El viernes pasado recreé mi pupila viendo "Steel Alice"...oh, perdón: "Still Alice" y fue una verdadera -pausa dramática- ¡epifanía!. Pero sinceramente lo fue hace una semana, estuve traumada como por cinco minutos con la idea de perder mis mejores atributos (y no me refiero a las chichis de canica que se me están haciendo gracias a la lactancia) sino a mis queridas memorias, recuerdos, conocimientos...al intelecto, pues.
Fue una cosa de sudor frío, básicamente. La sola idea de 1.- ser genial sin haber muerto en el intento pone la carne de gallina a cualquiera, pero el hecho de ser genial sólo en tu imaginación y que luego esa idea se borre de tu cabeza al parejo que se borran tus recuerdos, tu realidad...es como para chiflar y gritar "¡esquina, bajan!". Seriamente.
Amaneció, no escribí nada por congelarme ante el terror de que todo hubiese sido un sueño (y como no lo fue, pues simplemente me dediqué a ser mamá y a colgar la ropa en ganchos) y el sábado tuve la necesidad de sentirme intelectual, así que me amarré el rebozo y me lancé desde una despeñadero para caer en la sala número 1 del MUAC  donde dejé constancia de mi apoyo a la lactancia materna, a la ferberización, al libre albedrío y a alentar el progreso creativo del Matius que no dejaba de pegar estampitas en su mapa. Muy intelectual, lo se.
La muestra de Vicente Rojo hubiera sido un suculento bocado si hasta ese recinto de los dioses no hubiera llegado una noticia de nuestro más siniestro presente. Las cosas no funcionan tan bien en la constelación familiar pero... sinceramente eso ya me importa un carajo.
Marmota y yo apechugamos y disfrutamos de nuevo como novios los entusiastas intentos de nuestros hijos por evitar sustraernos de nuestra realidad con demandas de chicharrones, raspados y un filete de venado que el "Azul y Oro" prometía bastante bueno. Orita no, jóven, que solo vamos de paso (¿y quien no, dulzura?)
La idea de que esos momentos, hasta ese tiempo vividos, fueran a desaparecer seguía siendo una real posibilidad para mi. Mientras nos dirigíamos al cine me estaba imaginando entrando a una habitación llena de gente extraña y por supuesto desconocida y yo sonriendo estúpidamente, sin tener idea de nada... ay cielos, ¿no pudimos escoger mejor película que "Intensa Mente"? Marido, ¿qué no estás viendo la confusión pintada en mi cara? ¿acaso no luzco como toda una existencialista (con boina francesa y toda la cosa) mirando un punto fijo y pensando en que esta realidad es solo un espe...ok, sí, mis "Nachos" con todo y un Icee sabor uva/manzana...yupi, ya va a empezar...
Y todo este jaleo no es más que una cortina de humo para ocultar lo que en realidad me aterra en un plano más personal, más egoísta: la tal Alice comienza olvidando palabras. Palabras. ¡PALABRAS!... dios, las palabras son tan hermosas, tan parte de mi, tan yo, que la simple idea de perderlas, olvidarlas, no encontrarles un acomodo o una manera de moldearlas (como cuando juego con la play doh y desespero a Mateo con mis figuras sin sentido. Nunca un pene, obviamente) es muy sobrecogedora.
Yo se mis limitantes (o creo conocerlos) y no podría pretender siquiera que si llegara a olvidar palabras (mis palabras) el mundo sufriría una pérdida inconmesurable, pero a veces siento que si sigo colgando ropa o llevando mentalmente la cuenta de cuántas horas me faltan para que mis hijos duerman y entonces pueda venir a acariciar lentamente las sílabas, las yuxtaposiciones o las grafías, terminaré por volverme loca y mandar todo al diablo.
Ok... creo que a Alguien lo vino a visitar Alguien.
Muchas veces pasamos por alto las señales que nuestro inconsciente va dejando por ahí como miguitas de pan para que encontremos el camino de vuelta a nuestros anhelos o sueños. Si somos miopes, seguramente nos internaremos más y más en ese bosque de las cosas que no pedimos pero que ya no podemos eludir (como esa bendita hipoteca que...bueno) y si nos ponemos abusados terminaremos de vuelta al camino que nos trazamos y que sin querer (o por culpa del Alzheimer selectivo) olvidamos. 
Yo pienso que me hace falta dejar de comerme el pan y poner atención al camino. 
Por el bien de mis palabras y el mío. Y -of course-, el de ustedes, queridos menos cinco intensos lectores de siempre...

***

(¿Se aventó todo este rollo para justificar el hecho de no escribir la semana pasada? ¡Qué descaro!)


viernes, 19 de junio de 2015

Del "Luke: Soy tu padre..." al "Dile a tu mamá...que yo la quiero": issues paternos.

¡Buenos días, ojitos (de vidrio) y pestañitas (postizas)!
El día de hoy comienza temprano con una cálida y húmeda bola de pelo de la Peluss esperando ser pisada por mis ingenuos y adormilados pies descalzos (quisiera saber qué piensa Peluss al respecto) y un Matius híper activo que inexplicablemente se levanta temprano, justo hoy que no pienso llevarlo a la escuela. Exácto, hoy es el festival del día del Padre y precisamente el suyo se encuentra de viaje. Así que obedeciendo a toda lógica aristotélica, el hijo se queda en casa "pa no sufrir" la ausencia paterna mientras medio colegio se desgañita cantando "Hoy tengo que decirte, papá". Lo se, Mom rocks, right?
¡¿Qué onda con los asuntos paternos?! 
Mientras medio mundo se vuelca para reverenciar a las mamis en su día, la otra mitad se encuentra dispuesta a ignorar el día del Padre pues parece que todos tenemos una onda no resuelta con nuestros papás. Esta idea se me hace un tanto radical pero las estadísticas de banqueta no ayudan mucho *carita triste. Dichas encuestas afirman que el 87% piensa que su papá es un ser de otro planeta y el 13% restante afirma no haberlo conocido. 
Y bueno, no puedo hablar por los papás del mundo pero sí de los de mi generación y en especial del mío, mi amado Netzita, que tampoco me la puso fácil pero que con astucia (de mi parte) y un poco de terapia he podido recontextualizar mi relación con él, afirmando que mi papá es de otro planeta pero que su amor es incuestionable.
Los papás de mi generación son producto del priísmo más recalcitrante, del voto duro, de la defensa cánida del peso y de la bonanza aparente que trajo el salinismo. Tales padres sentían que el triunfo en la vida era tener su televisión a colores y su videocasetera Beta, un Topaz GLX y tener a sus hijos inscritos en colegios "de paga" para que aprendieran inglés y fueran "alguien" en la vida, no como ellos que casi casi tuvieron que hacerse a mano.
Los viernes por la tarde jugaban al dominó y llegaban a casa al sábado siguiente, mientras los hijos veían caricaturas comiendo cereal frente a la tele y la madre los esperaba histérica, con el rodillo en una mano y los tubos en la cabeza.
Escuchaban en secreto los cassetes con los chistes de Polo Polo (¡Páseme el volúmen III, compadre!) y se consumían junto a sus cajetillas de cigarros mientras Gonzálo Farfán intentaba meter goles para el América.
Si bien nos iba, el domingo nos llevaban a Chapultepec y ello dependía de qué tan bien nos hubiéramos portado con nuestra mamá en la semana, cabr...estos, hijos de la ching... En fin.
¡Eran bien cotorros, la neta!
"Paternidad" significaba para ellos el tener un aceptable nivel económico para sus crías y que mamá se ocupara del resto. Era un "No molesten a su padre que viene cansado de tanto trabajar" mientras la infancia discurría entre juegos de pelota y vidrios rotos, peleas con los vecinos y fiestas improvisadas con sanduichitos de jalea.
Pero en ese esquema no se ajustaba mi papá...
Para empezar, como bien lo saben, mis papás se casaron muy jóvenes y es obvio que a los 19 años (ni a ninguna edad) se está listo para ser padre. Así que con toda la euforia juvenil pero con las responsabilidades de una decisión "adulta", se embarcó junto a Evita en la aventura de sus vidas, remando en cajeta pero con la intención de darle a su nenita lo mejor de ellos.
De día trabajaba en la cocina de la Central Camionera de Taxqueña, por la tarde se iba a la en ese entonces ENEP Aragón a darle al Ius Abutendi. Por las noches llegaba a calmar mi inexplicable llanto, meciéndome en sus brazos hasta conseguir que me quedara dormida y así empezar de nuevo. *Pausa para enjugar una lagrimita traicionera.
Y bueno, como en toda historia hay partes oscuras pero la terapia las ha ido matizando poco a poco, así que sólo les diré que en mi infancia tuve momentos muy felices con mi amado padre: me construyó un columpio, me llevaba a Chapultepec (en eso sí coincidía con la mayoría de padres de aquella época), jugaba conmigo al beisbol, me hacía "teatro" con mis muñecas *otra lagrimita traicionera* y sobre todas las cosas siempre me hizo sentir lo importante que era (soy) para él.
Tal vez he cuestionado sus métodos o sus procederes, pero procuro que los momentos luminosos sobresalgan por encima de todo aquello que pudiera empañar la buena imágen que tengo de él. Nadie es perfecto, nadie puede dar lo que no tiene y aún así, se que él ha hecho todo lo posible para darme lo mejor de si...
Un día en el que Marmota y yo esperábamos a que el Matius terminara su actividad con los scouts, me percaté que él y mi papá no se parecen en nada. Aparentemente había escogido a alguien que fuera lo opuesto a mi papá contraviniendo la teoría de que toda mujer escoge como pareja a alguien parecido a su padre. Tal  cosa me causó curiosidad pero analizándolo fríamente me di cuenta que nop, ellos tienen algo en común y -sin que escuchen los violines, vean caer corazones o se salga la miel por la pantalla- ello es que ambos me aman tal y como soy... ¿O qué pensaban... que iba a decir que a ambos les gusta el chupe?...
Se que estos asuntos paternales seguirán y se perpetuarán hasta que alguien decida romper los patrones; por mi parte estoy satisfecha con el hombre que escogí como padre de mis hijos con todo y que en momentos cruciales se encuentre ausente; se que sus ausencias no están cargadas de malas intenciones y las mismas me han permitido demostrar mi propia fortaleza...
Sip, esa también ha sido una enseñanza de mi papá...
FELIZ DIA DEL PADRE, QUERIDOS MENOS CINCO PATERNALES LECTORES DE SIEMPRE...!
P.D. Luke, pudo ser peor.

viernes, 12 de junio de 2015

Mi mamá.

Mi mamá es una mujer sorprendente.
Me dio la vida cuando tenía 19 años y desde el primer momento en sus brazos me sentí a salvo.
Me enseñó a ser feliz con lo que tenía y vivía en el momento. A su lado nunca sentí anormal el hecho de vivir con mi abuela paterna -aunque ello no fuera de su total agrado- y no tener todas las cosas que luego descubrí "eran comunes". Mi mamá me llevaba a sus clases en la Universidad y luego me dejaba corretear en Chapultepec bajo los árboles. Ahora se que su vida conmigo no fue fácil (sin carro, sin laptops, sin internet, sin dinero extra para caprichos del momento) y aún así me dio todo lo que tenia: su tiempo, dedicación, energía... De todo lo cotidiano que había, ella lo volvió una aventura.
Siempre ha querido más de la vida para mi y mi hermano, el Doctor Mitocondria; para ello se esforzó en trabajar y ser mamá de tiempo completo. No solo nos enseñó a trabajar por el dinero sino por pasión: para ella el Derecho es una necesidad orgánica tanto como respirar. "¿Tu mami es abogada?" eran preguntas que siempre me enorgullecía contestar (ahora no tanto porquen son el preámbulo para asesorias payless). Nunca faltó a ningún festival escolar mío o de mi hermano, nos transmitió su vena científica y librepensadora, nos llevó de viaje, nos llevó a museos, nos enseñó a leer con criticismo y aguante, nos dio lo mejor de ella... 
Luego le crecimos y pues ni modo, vinieron los descalabros y sinsabores de sus ingratos y malagradecidos hijos. 
Ella en lugar de victimizarse y preguntarnos "¿En qué les fallé?" ha preferido ser más lista y soltarnos dos que tres madrazos metafóricos (y también literales, ¿por qué no?, dejaría de ser una Salazar...), pero ni por ello hemos sentido que su amor ha cesado. Es súper generosa, la verdad .
Ahora que ya no vivo con ella, creí que la vería tejiendo chambritas o haciéndose pato en su casa, (que no lea esto último porque seguro me va a madrear -metafórica y literalmente- hablando) pero nop, la verdad es que sigue siendo una abeja afanosa, litigando y dando sus clases de Maestría en Derecho. ¡Así de fregona es ella!
Como mamá pienso que ha hecho una tarea excelente: no solo nos dio una familia, casa, comida, una carrera universitaria para mi y para el Doctor Mitocondria, nos ha dado su ejemplo y obvio, cuando sea grande yo también quiero ser como ella (sin las clases, porque la neta, yo no les tengo paciencia a "los jóvenes").
En fin, que esta semana estuvimos de manteles largos celebrándole sus 50 y tantos años y si ahorita me leen desde la comodidad de su laptop (or any gadget) sépanse que todo es gracias a esa Evita hermosa que me alentó desde chiquita a escribir, primero cuentos y fabulitas, posteriormente azotes adolescentes y espero que alguna vez un libro. No pierde la fe en mi o en mi hermano. No pierde la fe ni en la humanidad.
Si hubiera más gente como ella seguramente yo tampoco lo haría... pero no soy lo suficientemente buena como ella.
Ojalá algún día lo sea...
Feliz cumpleaños, mamáaaaaaaa!!!

P.D. (Sí papá, tú también vas a tener tu reseña...)

viernes, 5 de junio de 2015

CRÓNICAS GATUNAS VOL. I

No tengo la menor idea de qué hora será; supongo que es una de esas tantas horas "inadecuadas" (como las llama "Ella"), en la que se me ocurre pedir mi alimento. ¿Qué quieren que haga?, no puedo abrir la bolsa yo solo... esperen... ¿les ha dicho ya que soy un "él" y no una "ella"? Oh si, su obsesión por tener una "ella"... jajaja... disculpen el atrevimiento pero ¡es tan gracioso!. Así es, soy un "él", con todo en su lugar. Cuando lo descubrió, se puso muy triste pero su histeria pudo más y aquí me tienen, padeciendo pacientemente a que me nombre "La...". En fin, mientras sirva de comer...
Me manifiesto vehementemente para hacerme notar, es un sonido largo y profundo, no me cuestiono de donde sale, simplemente sucede y yo soy feliz con el resultado: se para rápidamente, furiosa y desvelada a hacer lo que mejor se le da, darme de comer y si tengo suerte, quizá consiga que me haga un cariño. Ya no lo hace tan a menudo, no desde que llegó esa otra "Ella". Ahora entiendo al niño, sí, la pasábamos mejor antes. Tenía tiempo para nosotros, tenía tiempo para mi.
Aún así, se que no está dispuesta a abrir la puerta para dejarme ir, se que me ama y se que me necesita, ¡bien!; a pesar de ser una casa un tanto incómoda (¡no te subas a la mesa!, ¡no te subas a los sillones!, ¡bájate de la cuna!, ¡deja de rascar las sillas!) podría decirse que la paso bien. Poco trabajo, buena comida y aún así me doy el lujo de hacerme ovillo en la sala, dejando parte de mi en sus "hermoooosoooos" sillones púrpura. Ya lo había dicho "El Otro", que no escogiera un color tan complicado porque mis pelos se notarían más, ¿y qué hizo "Ella"? Su santísima gana, como siempre... en eso nos parecemos... quizá por eso nos llevamos tan bien (¿TAN?)
"El Otro" no me cae ni bien ni mal, la cosa es con "Ella"... "El Otro" de vez en cuando está de mi lado y a ratos parece que se exaspera ante mi estulticia. Oye, yo tampoco entiendo qué sucede cuando a "Ella" le da por azotar trastes, cosas, libros... yo no provoqué eso, ¿cierto?. Si "El Otro" me dejara a cargo de "Ella", le enseñaría cómo tratarla para obtener exáctamente lo que se quiere: el secreto es dejarla pensar que "Ella" tiene el control, la que decide cuando te quedas y cuando te vas, la que dicta cuando quiere mimos y cuando debes alejarte lo suficiente para dejarla con sus pensamientos. Lo dije, en eso nos parecemos... 
Si "El Otro" lo entendiera, a lo mejor "Ella" no azotaría tan seguido trastes, cosas y libros y no se percibiría tanto la atmósfera chillona y pegajosa que últimamente se respira. Le daré un recordatorio de tales reflexiones cuando duerma y le caiga encima "por sorpesa"... jajaja... es imposible no reírse cuando le doy recordatorios de este tipo: en medio de la noche, cuando más profundo se encuentra dormido y yo simplemente le caigo encima "sin querer queriendo". Soy muy buenito.
Bah, esto se está poniendo denso y yo no persigo la gloria eterna, simplemente quiero volver a su regazo, como antes, cuando se tumbaba a leer un libro o ver películas raras de gente rara hablando en un idioma raro. Recuerdo que en esa época hasta me llamaba para que me aupara en su panza y desde esa envidiable altura les recordaba a "Todos" quién es el que mandaba. 
Pero, como cantó alguna vez Luis Miguel, "Ya nunca más"...
No importa, soy paciente, tengo tiempo de sobra (tengo siete vidas)... se que cuando la otra "Ella" crezca un poco más podré ponerla de mi lado. Se cómo hacerlo, soy adorable. Ninguna se me resiste y entonces "Ella" volverá a mirarme con esos ojos hambrientos de ronroneos y al tiempo que me acaricie el lomo me dirá: ¿ERES MI GATITA BEBÉ?, ¿ERES MI GATA PELUSS?...
Y yo, magnánimo como soy, le concederé el placer de sentir que le pertenezco, que estoy allí para ella... y todo volverá a ser como antes.
Sí, con todo y su histérica manera de pensar que soy una "ella" y no un "él".
¿Y qué importa? El amor no siempre es perfecto.
Feliz viernes, menos cinco gatunos lectores -de "Ella"- de siempre...