miércoles, 25 de septiembre de 2013

GRACIAS VIDA, VA DE REGRESO...

El día de ayer cumplí la fabulosa edad de 33 y, como dice mi abuela Ofe, "...entré a 34".
Ha sido un año en el que -pueden apostarlo- me he dado los madrazos más duros en mi estúltica existencia, pero Pero PERO (¿qué sería de esta vida sin los "peros"?) me los merecía.
Y como una no es de palo, lo menos que se puede hacer es sobarse, sacudirse las pompas y mirar a todos lados para ver quién carajos se dio cuenta.
Y así me encontraron estos años... por más que me les escondí.
Pero esta vez no es para tirarse al drama, al contrario. Si abres la panorámica sabrás que soy una persona común y corriente, rodeada de gente nada común ni corriente (bue...dejémoslo así) y que lo único que pide es vivir y dejar vivir.
La situación está del cocol, pero yo quisiera aportar mi grano de arena en vuestras conciencias y, si es posible, hacerlos pasar un momento agradable para después soltarles mi discurso político...
Resulta que cuando cumplí 23 años, "Las Mañanitas" me sorprendieron en un camión foráneo, el cual enfilaba el camino hacia la Huasteca Hidalguense. El por qué me encontraba en ese lugar es simple: estaba enrolada en las brigadas médico-dentales que el Movimiento de los Focolares organiza.
 (Si gustan más información, puchen www.focolaremex.org)
Y bueno, acompañada de Pollo y Elena, y con la lluvia proyectándose duramente sobre las ventanas, le di la bienvenida a dicha edad.
Al llegar a la comunidad de Santa Cruz, la gente ya nos estaba esperando. Rápidamente nos dirigimos hacia la escuela rural, pues ahí se montaría el comedor, la unidad dental y los consultorios médicos. Como la panza es primero, disfrutamos de un delicioso pedazo de zacahuil, especie de ¡tamalón! de pollo con salsa de jitomate, acompañado de café caliente de la región.
Señores, se que el ritmo de la vida es imparable, pero si ustedes en algún momento zen pueden imaginar un paisaje verde, con mariposas celestes transparentemente aladas y un aroma a naturaleza en estado puro, sabrán que vale la pena detenerse un momento para contemplar por instantes (pues la belleza es inasible) lo que uno simplemente es incapaz de concebir.
Así de extasiados nos encontrábamos, mientras desparasitábamos niños y llenábamos encuestas, mientras escuchábamos en una mezcla de náhuatl y español lo que la gente quería venir a decir, a pedir, a solicitar.
Y no sólo eso, también lo que estaban dispuestos a ofrecer y a aportar, con sus sonrisas de maíz tierno y la música de un idioma que nos hemos empeñado en borrar.
Las horas pasaron volando y fue necesario dar reposo al cuerpo. Esta vez, Elena y yo corrimos con suerte de que una familia nos adoptara y evitamos la dureza de las bancas de la iglesia. Son estas bendiciones y regalos lo que le dan sentido a cumplir años...
Al día siguiente, la lluvia dio paso al día soleado, los niños se acercaron curiosos a ver caras nuevas, amables o serias, a probar los "menjurjes" de la cocina; dulce, seco o salado, no importa si la compartímos juntos.
Como todo, llega la hora de partir y esa vez, la última que conviví con los niños de esa comunidad, sentí la necesidad de que todos conocieran esa realidad que se desparramaba llena de vida y de oportunidad de ayudar y por ello, les comparto esta experiencia. No para que digan "ay qué bonito", más bien para hacerles de su conocimiento que probablemente esta y otras comunidades se encuentran hoy más que nunca, en un estado de extrema necesidad.
Queridos menos cinco filantrópicos lectores de siempre: DONEN LO QUE PUEDAN, pues es innegable que en estos momentos en los que yo escribo esto y ustedes lo leen, alguien los está necesitando. Para que los miren, para que los consideren o siquiera les dediquen un pensamiento.
Por favor, queridos. DONEN y sientan cómo mágicamente sus endorfinas se ponen a trabajar.
Es por ellos y por todos nosotros. No olvidemos que todos somos uno.

Gracias por sus felicitaciones, son un público excelente. ¡Qué vengan los 34!

viernes, 13 de septiembre de 2013

AMOR A LA PATRIA

Esto no es una elegía, no es un romance ni un verso... como lo cantó Silvio Rodríguez; más bien es un discursito que viene molestándome como callo en meñique.
El amor a la patria ¿se aprende o se trae? Sepa la bola, queridos menos cinco patrióticos lectores de siempre. De lo que le he aprendido a la vida, -si es que algo le he aprendido- es que se conoce, se interioriza y luego lo adhieres a tu ADN o simplemente lo desechas cual toxina.
De niños en el jardín de infantes te enseñan a que hay que ir de blanco los lunes, cantar muy fuerte "Mexicanos al grito de guerra...", hacer el saludo a la bandera con los dedos muy extendidos y el brazo muy derechito. A marchar "como soldaditos" y tocar pitos y matracas sin miramientos ni recatos. Todo ello, aderezado con unas trenzas o bigote postizos, pa' verse muy monos, muy patriotas...
En la primaria, los maestros quieren que a huevo participes en el Concurso de Coros de Escuelas Primarias; bueno, pase. Consideré que con dos años consecutivos, el tercer lugar de la mano del genial músico Armando Rosas era algo digno de mencionarse, así que ahí tienen mi contribución al bad romance con México.
Y en la secun, qué mejor bienvenida a la adolescencia que comenzar la primera clase de "Civismo" con una profesora a la que apodaban "La Chilindrina", soltándonos la verdad, la neta: que los Niños héroes ni eran niños, ni eran héroes. Que eran unos auténticos labregones que se quedaron ese día en el castillo-colegio castigados, por andar embriagándose con los licores de la patria.
Claro, al rato nos cambió la jugada y por supuesto, fui una de los 6500 alumnos que abarrotaron (el mero día de la clausura) la exposición "Símbolos Patrios" que la Segob tuvo a bien organizar, con cola kilométrica y toda la cosa y aún así, ello no puede considerarse una absoluta prueba de amor patrio pues asistímos más a fuerzas que de ganas, por ser considerado como el 80% de la calificación de "Civismo". ¡Háganme el usual rechiflado favor!
Ya en prepa y Universidad, la patria era un ente al que sólo se tomaba en cuenta al iniciar una competencia deportiva o en temas de política. Dejó de ser atrayante, mística, musical...
Con ironía o sin ella, vi como algunos consideraban partir hacia otro país, en busca de un poco de calor que -ellos decían- sólo se sentía al escuchar algo sobre unas "barras y unas estrellas".y de pronto quedamos solos, con todas las enseñanzas de lo bueno y lo malo, pero con una confusión que a veces solo lograba tener sentido cuando se escuchaba en el Angel "¡Nos vamos al mundial, nos vamos al mundial!
"Ahoy", yo les puedo asegurar que México, el país, el espacio geográfico, la zapatilla de dama que se alcanzó a vislumbrar desde la Estación espacial Mir se encuentra esperando a que alguien lo quiera. A que alguien se fije en su forma de ser, en su interior y no se vaya con la finta de una voluptuosa Sierra Madre Oriental o un super sexy Golfo de México. Está ansioso de que alguien note lo chulo que se puso su Itsmo de Tehuantepec o lo bien torneado de su Bajío. Y que esos bichitos que circulamos en manada o de a soldado, es lo más bonito que puede brindar al mundo. Quiere novia, México. Una novia que lo subyugue con sus besos y que le diga al oído frases subiditas de tono...
Y ¡maldíta sea! yo les juro que venía con el ánimo de quejarme de lo podrido que está este país, su gente, sus baches, su aire enviciado y su cochina clase política. Pero cuando te enamoras de alguien -¡cuando te enamoras de a de veras!- poco importa su pasado, su origen o su lana. Lo amas y ya.
Y yo, si no te amara México, no estaría agradeciéndote el haber nacido de ti.
Vive, México.
¡Vive!

viernes, 6 de septiembre de 2013

ET MUSICA LITTERATURA.

Muchas veces en la vida se trata de lo que tienes y de lo que no.
En el sentido práctico, se puede presumir que todos tenemos una idea de carencia relativa en la cabeza: nunca es suficiente lo que se tiene, pero tampoco se sufre por ello. Al menos, no a nivel del poeta José Asunción Silva (A very serious deal, if you know what I mean!)
Pero bueno, como aquí tratamos los temas con la profundidad de un charco en Periférico, les platicaré que la  mancanza es responsable de que yo sea así, de veras.
Si no, ¿por qué estaría explicándome -justificándome- cada viernes por todo lo que he pasado en la vida, por cada punto que es como herida costrosa en mi corazón? Por ejemplo, la música.
Ya les he platicado infinidad de veces que la mía fue una niñez bastante sui géneris, con mis papás medio hippies/revolucionarios, celebrando mis cumpleaños rodeada de la plática de tíos y tías intelectuales que lo mismo hablaban de feminismo que de los Bitles, pero donde los "gadgets" y la tecnología brillaban por su ausencia. Había carencia de electrodomesticidad, pues; tanto, que los CD's los vine escuchando en casa cuando el iPod ya se había inventado, ¡por favor! ¿de qué me hablan?
Y como la mía es una generación a la que le entra la música antes que la letra, tranquilamente puedo decir que yo estaba totalmente fuera de onda. 
Sin reproductor de CD, sin televisión por cable y sin amig@s en mi misma situación (pues la gran mayoría disfrutaba de contemplar en la sala de su casa, el mueble donde otrora estuviera la consola y ahora se miraba un magnífico CD player), por supuesto que yo estaba condenada al ostracismo, al oscurantismo musical; de tal suerte que no sólo me libré de caer en las garras de cuánta guarrada se tocaba en esa época (80's-90's) sino que además me perdí de joyas como el grunge, el indie, el _______ (ponga en este espacio el género musical  que mejor le parezca).
En serio, me hubiera gustado muchísimo ser muy fan de, no se... un Oasis, o una Courtney Love en el preciso momento en el que gestaban la rola, la melodía, el concepto. Pero, nada... la mancanza era la mancanza. 
Por ello, me avoqué a los libros. 
Con los libros, nadie me tachaba de "pasada de onda" si me pillaban por ahí leyendo a Pushkin o a Emmerson; en primera, porque ni los conocían y en segunda, porque los libros son atemporales, no tienen fecha de caducidad (a menos que sea el "Almanaque Mundial de 1974", ¿verdad? porque ahí sí, ni cómo); los libros no obedecen a tiempos terrenales, a modas pasajeras ni a filosofías hipster, trendy o whatever.
Que de repente algún tema se pone de moda (como los magos, los vampiros o el crecimiento personal), bueno, pase. Pero que se escuche decir a alguien: "Ay no, fíjate que ya no leo a Borges porque se volvió muy como 'pop', ¡no?", es rarísimo. 
Y por favor, ¡que no se entienda que ésto es un Celebrity Death Match entre la música vs la literatura, es ocioso comparar o poner a competir a dos artes tan distintas! 
Sólo quiero decirles que a falta de medios para allegarme de música, me refugié aún más en la literatura y no saben cómo me hubiera gustado sentir esa pasión que muchos de ustedes sienten cada vez que escuchan un riff o un solo de guitarra o requinto jarocho. 
Claro, ello no impide que no tenga mis gustitos y mis manías en cuanto a la música, ¿eh?, porque lo mío, lo mío es la tambora zacatecan ¡y qué y qué!

Feliz viernes, queridos menos cinco musicales lectores de siempre. Los quiero!