viernes, 24 de julio de 2015

LIMPIEZA DE VERANO

Pues si, ni modos que ahí no haya...
Marmota no se queja de que la mayoría de lo que hay en la casa sea mío (libros, películas, ropa, pelos en la rejilla de la regadera) PERO parece que la idea de que haya libros hasta en el baño no es precisamente de su agrado. Ash, ¿quién en su sano juicio (y en su sano colon) no se lleva una lecturita al baño? 
Desde "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", pasando por "Juventud en Extasis" hasta el "Video Risa", todo es bueno para acompañar al ser humano al lugar donde se supone que debiese ir solo y ¡perdón! pero meter la Tablet para tal efecto es simplemente impensable. Solo piensen en que no está padre aventarse una película completa mientras la demás gente baila en una pata de tanto esperar su turno.
En fin, en fin... pues nada, en aras de procurar la felicidad doméstica me dispuse a desalojar -literalmete- mi ser del baño y pensando en que mi casa ya parecía nido de mapaches, me seguí con los libreros y mi escritorio... Debo confesar que ahora "entiendo" al Gobierno local y federal cuando se deciden a emprender obras de mejoramiento vial y empiezan tantito a escarbar, dejan la tierra durante meses, llegan las lluvias, todos caemos en los baches, demandamos, nos suben los impuestos para poder pagar los daños, nos dan largas para pagarnos, vuelven a subir impuestos pero ahora son para pagar las elecciones en las que nos prometen que van a mejorar nuestras vialidades y pagarnos los daños, votamos (porque no queda de otra), no arreglan un carajo y volvemos a caer en el mismo bache.
Así en mi casa, pero con libros y con la promesa de que si me compran más, entonces me desharé de algunos... (ajá).
Este gen de acumular está muy presente en mi y a pesar de que se su significado (el miedo a olvidar, a ser olvidada) a veces no puedo evitar que brote y se extienda cual verdolaga, haciendo que el popote del primer refresco que bebí con mi primer novio -formal- conviva con los boletos del primer concierto al que fui con Marmota y a la vez, con el primer diente de leche del Matius que el Ratón Pérez dejó en mi tocador... una orgía de recuerdos, cállense, ya se.
Por tal motivo y con todo el dolor tuve que ponerme seria conmigo misma y hacerme de tripas corazón para la cacería de recuerdos y su inevitable despedida; me armé de valor y saqué las ¡cajas! con cositas (souvenirs de la vida, les llamó yo) que representan ene mil momentos lindos, bellos, preciosos, etc, etc, etc, los miré por última vez y por fin les dije adiós.
Y como se que tales momentos inevitablemente están ligados a personas, en estos momentos pongo el inventario de tales efectos para que quien guste, pueda recoger su espíritu (porque los objetos están bien apertrechados en el camión de la basura de mi colonia...¡ay dios!, qué van a pensar de mi los señores de la basura!):
1.-Pedacito del disco "Aquamosh" que mi mamá me rompió en castigo por mi rebeldía adolescente.
2.-Acta de nacimiento de la tortuga que liberé en Tecolutla (Ay, "Almendrita", ojalá que sigas viva)
3.-Servilleta con el número teléfonico del guapo que me gustó en 1999
4.-Lista de útiles de kínder I, la primera lista de útiles del Matius (no se por qué carambas la guardaba)
5.- Cartas que juran amor eterno de A,B,C,D,E,F,G,H,I,J,K et al. (Sí, todavía las conservaba. Nop, no nos podemos ver para que puedan ser devueltas personalmente)
6.- Lápiz con el que una vez jugué gato con "X" mientras esperábamos el Pumabús.
7.- Boleto del metro con una dedicatoria muy amorosa de 2004
8.-CD's con música varia
9.-Peluches con nombres diversos
10.-tickets, servilletas, entradas de cine para películas que ya solo pasan por Golden.
Y mientras todo aquello se iba a la basura, me quedé pensando en lo difícil que era para mi desprenderme del pasado. Que prefería acumular en lugar de resolver el presente y meterle energía a lo verdaderamente importante. No es que aún guardara los mismos sentimientos hacia las personas con las que crecí y me desarrollé, más bien era el último recurso para aferrarme a tiempos felices, pero ¿saben? en realidad los tiempos felices solo son oasis en el largo camino que recorremos día a día, son un referente para que no desfallezca la esperanza y le demos la razón a Yuri con aquello de que "siempre vendrán tiempos mejores".
Yo sabía que en efecto, la he pasado muy bien en el pasado y que acumular tales recuerdos simplemente era por el miedo a que en el futuro no lo fuera a pasar igual de bien. Desprenderme de todos aquellos objetos solamente confirma la fe que tengo en mi presente, la maravillosa oportunidad que tengo de ser feliz y positiva con lo que a diario se me presenta y con las personas que cerca o lejos, están en mi vida.
Finalmente lo que importa es la experiencia adquirida y el compromiso de producir nuestra felicidad diariamente.
Los objetos a veces son el referente material del alcance de nuestras metas y otras veces son el testigo incómodo de nuestros fracasos o de lo que no pudo ser.

Que el Diógenes que vive dentro de cada uno se manifieste únicamente para acumular experiencias y no los haga aferrarse a lo material, porque en serio... los costales de basura son muy pesados para cargarlos toda la vida...

¡Feliz viernes, queriditos!




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