No tengo la menor idea de qué hora será; supongo que es una de esas tantas horas "inadecuadas" (como las llama "Ella"), en la que se me ocurre pedir mi alimento. ¿Qué quieren que haga?, no puedo abrir la bolsa yo solo... esperen... ¿les ha dicho ya que soy un "él" y no una "ella"? Oh si, su obsesión por tener una "ella"... jajaja... disculpen el atrevimiento pero ¡es tan gracioso!. Así es, soy un "él", con todo en su lugar. Cuando lo descubrió, se puso muy triste pero su histeria pudo más y aquí me tienen, padeciendo pacientemente a que me nombre "La...". En fin, mientras sirva de comer...
Me manifiesto vehementemente para hacerme notar, es un sonido largo y profundo, no me cuestiono de donde sale, simplemente sucede y yo soy feliz con el resultado: se para rápidamente, furiosa y desvelada a hacer lo que mejor se le da, darme de comer y si tengo suerte, quizá consiga que me haga un cariño. Ya no lo hace tan a menudo, no desde que llegó esa otra "Ella". Ahora entiendo al niño, sí, la pasábamos mejor antes. Tenía tiempo para nosotros, tenía tiempo para mi.
Aún así, se que no está dispuesta a abrir la puerta para dejarme ir, se que me ama y se que me necesita, ¡bien!; a pesar de ser una casa un tanto incómoda (¡no te subas a la mesa!, ¡no te subas a los sillones!, ¡bájate de la cuna!, ¡deja de rascar las sillas!) podría decirse que la paso bien. Poco trabajo, buena comida y aún así me doy el lujo de hacerme ovillo en la sala, dejando parte de mi en sus "hermoooosoooos" sillones púrpura. Ya lo había dicho "El Otro", que no escogiera un color tan complicado porque mis pelos se notarían más, ¿y qué hizo "Ella"? Su santísima gana, como siempre... en eso nos parecemos... quizá por eso nos llevamos tan bien (¿TAN?)
"El Otro" no me cae ni bien ni mal, la cosa es con "Ella"... "El Otro" de vez en cuando está de mi lado y a ratos parece que se exaspera ante mi estulticia. Oye, yo tampoco entiendo qué sucede cuando a "Ella" le da por azotar trastes, cosas, libros... yo no provoqué eso, ¿cierto?. Si "El Otro" me dejara a cargo de "Ella", le enseñaría cómo tratarla para obtener exáctamente lo que se quiere: el secreto es dejarla pensar que "Ella" tiene el control, la que decide cuando te quedas y cuando te vas, la que dicta cuando quiere mimos y cuando debes alejarte lo suficiente para dejarla con sus pensamientos. Lo dije, en eso nos parecemos...
Si "El Otro" lo entendiera, a lo mejor "Ella" no azotaría tan seguido trastes, cosas y libros y no se percibiría tanto la atmósfera chillona y pegajosa que últimamente se respira. Le daré un recordatorio de tales reflexiones cuando duerma y le caiga encima "por sorpesa"... jajaja... es imposible no reírse cuando le doy recordatorios de este tipo: en medio de la noche, cuando más profundo se encuentra dormido y yo simplemente le caigo encima "sin querer queriendo". Soy muy buenito.
Bah, esto se está poniendo denso y yo no persigo la gloria eterna, simplemente quiero volver a su regazo, como antes, cuando se tumbaba a leer un libro o ver películas raras de gente rara hablando en un idioma raro. Recuerdo que en esa época hasta me llamaba para que me aupara en su panza y desde esa envidiable altura les recordaba a "Todos" quién es el que mandaba.
Pero, como cantó alguna vez Luis Miguel, "Ya nunca más"...
No importa, soy paciente, tengo tiempo de sobra (tengo siete vidas)... se que cuando la otra "Ella" crezca un poco más podré ponerla de mi lado. Se cómo hacerlo, soy adorable. Ninguna se me resiste y entonces "Ella" volverá a mirarme con esos ojos hambrientos de ronroneos y al tiempo que me acaricie el lomo me dirá: ¿ERES MI GATITA BEBÉ?, ¿ERES MI GATA PELUSS?...
Y yo, magnánimo como soy, le concederé el placer de sentir que le pertenezco, que estoy allí para ella... y todo volverá a ser como antes.
Sí, con todo y su histérica manera de pensar que soy una "ella" y no un "él".
¿Y qué importa? El amor no siempre es perfecto.
Feliz viernes, menos cinco gatunos lectores -de "Ella"- de siempre...
"El Otro" no me cae ni bien ni mal, la cosa es con "Ella"... "El Otro" de vez en cuando está de mi lado y a ratos parece que se exaspera ante mi estulticia. Oye, yo tampoco entiendo qué sucede cuando a "Ella" le da por azotar trastes, cosas, libros... yo no provoqué eso, ¿cierto?. Si "El Otro" me dejara a cargo de "Ella", le enseñaría cómo tratarla para obtener exáctamente lo que se quiere: el secreto es dejarla pensar que "Ella" tiene el control, la que decide cuando te quedas y cuando te vas, la que dicta cuando quiere mimos y cuando debes alejarte lo suficiente para dejarla con sus pensamientos. Lo dije, en eso nos parecemos...
Si "El Otro" lo entendiera, a lo mejor "Ella" no azotaría tan seguido trastes, cosas y libros y no se percibiría tanto la atmósfera chillona y pegajosa que últimamente se respira. Le daré un recordatorio de tales reflexiones cuando duerma y le caiga encima "por sorpesa"... jajaja... es imposible no reírse cuando le doy recordatorios de este tipo: en medio de la noche, cuando más profundo se encuentra dormido y yo simplemente le caigo encima "sin querer queriendo". Soy muy buenito.
Bah, esto se está poniendo denso y yo no persigo la gloria eterna, simplemente quiero volver a su regazo, como antes, cuando se tumbaba a leer un libro o ver películas raras de gente rara hablando en un idioma raro. Recuerdo que en esa época hasta me llamaba para que me aupara en su panza y desde esa envidiable altura les recordaba a "Todos" quién es el que mandaba.
Pero, como cantó alguna vez Luis Miguel, "Ya nunca más"...
No importa, soy paciente, tengo tiempo de sobra (tengo siete vidas)... se que cuando la otra "Ella" crezca un poco más podré ponerla de mi lado. Se cómo hacerlo, soy adorable. Ninguna se me resiste y entonces "Ella" volverá a mirarme con esos ojos hambrientos de ronroneos y al tiempo que me acaricie el lomo me dirá: ¿ERES MI GATITA BEBÉ?, ¿ERES MI GATA PELUSS?...
Y yo, magnánimo como soy, le concederé el placer de sentir que le pertenezco, que estoy allí para ella... y todo volverá a ser como antes.
Sí, con todo y su histérica manera de pensar que soy una "ella" y no un "él".
¿Y qué importa? El amor no siempre es perfecto.
Feliz viernes, menos cinco gatunos lectores -de "Ella"- de siempre...
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