Confía en
el futuro, Amanda,
El agua que
se presenta clara no lleva sales ni metales consigo; no te hará daño por
beberla, al contrario. Se presentará fresca y simple. Sin ninguna clase de
truco o engaño.
El agua,
Amanda, es lo que nutre la fuente dadora de vida que brota dentro tuyo y moja
campos y sembradíos. Es quien limpia las ventanas de recuerdos y miradas
colgadas al pasado.
El agua se
echa a correr cuesta abajo y no para, no para. Nadie la detiene porque a nadie le
pertenece, Amanda. Nosotros no le pertenecemos a nadie, ni a nosotros mismo.
Somos irresponsables
y difíciles de pastorear, somos bestias de carga y embiste.
Sin embargo,
la caída del agua sobre nuestros cuerpos nos bautiza y cristianiza hasta
volvernos un poco menos animales y un poco más semejantes.
Aún así, Amanda,
nadie ha nacido para ser encerrado en un sueño de cristal y eso debes entender,
antes de que vuelvas a echar raíces que sean varas secas por la espera.
No hay en
este mundo un milagro más grande que el del agua que penetra en dichas varas,
haciéndolas florecer.
Es un
momento, Amanda; tienes tierra y minerales que hacen crecer lo verde de tus
tallos. Tienes calor en tus entrañas y floreces sin poderlo evitar.
Así es amar,
Amanda… abrirte al agua que inevitable se cruza en tu camino; al agua que se
introduce en tu suelo poroso y te hace florecer las varas secas de la espera.
No se por
cuánto tiempo, Amanda… la primavera no se hizo para aprisionarla ni para
esperarla.
Allá los
pájaros cantarán a su tiempo y tú volverás a tus raíces llena de vida, llena de
agua, fresca, limpia y purificada. Seguirás en tu sitio pero en otra parte. Tus
semillas se irán volando por los cielos infinitos esperando caer en tierra
fértil.
Las
campanas doblarán sobre sí y sacarán las notas que ya sabes, pero que nunca te
han tocado a ti.
Entonces
echarás a andar, Amanda; porque el destino está en otra parte, porque las ramas
han enverdecido, porque el agua se ha hecho pozo y tú estás lista para llegar.
Amanda: los
sueños se hicieron de algodón y no se hilan, se dejan hinchar y desparramarse
sobre todo lo conocido. Las canciones no suenan igual, aquí nada es igual.
Esto es el Paraíso,
Amanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario