Corría el año de 1998, un año importante en mi vida puesto que ya me hacía mayor de edad y mis maletas ya estaba en la puerta para emprender el viaje (imaginario) a la independencia.
En aquel convulsivo año, cursaba los últimos semestres de la siempre olvidada nunca suficientemente vapuleada Preparatorísima #4 de Tacubaya "Vidal Castañeda y Nájera" (nombre que hasta la fecha y pese a contar con el oráculo de la modernidad llamado Google, aún sigo desconociendo quién fué y pa qué sirvió) y como ya lo he platicado en otro post que lleva por cierto, el atinadísimo título de (Púche aquí----) "El '98", ese fue de los mejores años de mi vida por las personas que me rodearon, como Kary y las demás chicas.
PERO, fue más especial porque en ese año se celebró el primer Vive Latino en la historia del mundo mundial. Aplausos...
No se, hay partes en mi historia personal que parecen explicar los sucesos discordantes a los que me enfrento día a día en terapia. Por ejemplo, el hecho de que lo mismo llore con Fey y sus "Gatos en el balcón" a que me sienta la chica más mala del mundo mientras atropello viejitas al ritmo de Slayer o su versión chilanga: Moderatto (#Nooooot!!)
Por ello, no es de extrañar que para mi el rock en español o "latino" sea una fuente constante de buenos recuerdos, de buena vibra y sobre todo, de inspiración y aprendizaje de vida (ehm, en este punto exageré).
Así que cuando a mediados del noventayocho supe el cartel de las bandas a tocar, no dudé ni un momento en pedirle a mi papá que me adelantara la navidad, santo, matraca y judas para poder hacerme de mi boletuco y asistir a aquello que prometía ser el paraíso.
Por aquella época, en la que vivía donde da vuelta el aire y todavía le avanza un trecho más, apenas y se sintonizaba "Orbita 105.7", la estación que según patrocinaba el evento y la que repetía sin cesar un día sí y el otro también que "los boletos se encontraban a la venta en tíckers masquen y taquillas a razón de $400 varos "hasta adelante" o $120 bolas "preferencial".
Sobra decir que ésta ingenua de pacotilla rogó para que le pagaran el boleto de $400 pesos para que pudiera disfrutar de los gargajos en vivo de sus bandas favoritas: Café Tacvba, principalmente, Molotov, Control Cachete, La Lupita, El gran Silencio, Todos tus muertos, Illia Kuriaky and the Valderramas y los Aciertopelados, entre otros. Y sí, parece que le conmoví el corazón a mi pater familias puesto que desembolsó sin chistar el varo soñado.
N'ombre, como rayo me lancé al Auditorio Nacional, me sentía el ser humano más afortunado del mundo, pues aparte la taquillera me mostró la ubicación de la plaza y yo escogí mi asiento, pensando en la glotonería de estar "hasta mero adelante"... ¡Oh, ilusa!
Faltándo poco para el evento, había que resolver cuestiones de logística elemental como: ¿quién rayos iba a pasar por mi y cómo carajos me iba a regresar a tan altas horas de la noche?
La ida no era problema, pues el desgarriate empezaba temprano y como fuera, podía llegar sin problemas al Foro Sol ataviada con un overol enooooooorme, top de tirantitos, zapatos gomosos de color azul, mochilita backpackera y sudadera GAP en color amarillo enooooorme, o sea, toda una Cloë Sevigny de Petatiux.
Por aquel entonces, mi papá purgaba sus fines de semana en la cárcel, es decir, como Coordinador Operativo de la dirección de reclusorios de la city. Así que era imposible que él o su escolta dejaran el importantísimo y placentero trabajo de organizar operativos para pasar por la muppet hija del jefe a un concierto donde, seguramente, no habría necesidad de recogerla porque ella solita encontraría modos para que una patrulla la apañara y la trasladara a cualquier delegación (y ya de ahí sería más fácil dar con ella, verdad?)
Pero bueno, el chiste es que me lancé al concierto como El Borras y dejé que el mundo rodara...
No saben la sensación de libertad que aquello me generó. El estar completamente sola, acompañada de más de 30 mil almas, escuchando las rolas que me hacían sentir única y superior en el universo, mientras dejaba que la atmósfera juvenil de mis núbiles años se intoxicara de aquel sentimiento de eternidad, de trascendencia.
Estaba siendo parte de un movimiento que lo mismo se hermanaba al EZLN, que al de Acteal. Que lo mismo gritaba consignas al "pinche gobierno de mierda que nos tiene así" (¿así?, ¿bailando y toda la cosa?) que vivas a los héroes del momento como "Marcos" y su pandilla.
Estaba viviendo MI momento histórico. Mi momento en el que habría de decidir el resto de mis días subsistiéndo en este precioso planeta. Era tiempo de romper con el pasado inmediato de ñoñez y nihilismo para abrazar la causa, cualquiera que fuera, mientras bailaba al ritmo del cántico que ha definido a mi generación: "Paparepapa eu eoooo..." Sí, "El baile y el salón" de Café Tacvba...
En aquel momento yo decidía ser siempre de la chilanga banda, defender a ultranza las creencias de la gente citadina que busca pluralidad, seguridad y justicia social, amén de cultura y oportunidad. Y sip, en parte por ello me hice abogada...
Nunca se me va a olvidar aquel festival, ni aquel noviembre de 1998.
Era el principio de un proyecto que, aún sin dar frutos inmediatos (habrían de pasar varios meses, una huelga en la UNAM y varios extraordinarios) ya estaba definiendo a la persona que soy ahora.
Porque lo mío, lo mío, lo mío, no es estar guardada en mi casa mientras escribo esto. Lo mío se trata de dar voz a los que con justa razón exígen su reconocimiento. Pero no hablemos más, nos vemos en las "pluris" y ¡por supuesto! nos vemos el 24 de Marzo de 2012 en el Foro Sol, para cantar -tal vez por última vez- el "paparepapa eu eooo"...
Feliz Viernes.
En aquel convulsivo año, cursaba los últimos semestres de la siempre olvidada nunca suficientemente vapuleada Preparatorísima #4 de Tacubaya "Vidal Castañeda y Nájera" (nombre que hasta la fecha y pese a contar con el oráculo de la modernidad llamado Google, aún sigo desconociendo quién fué y pa qué sirvió) y como ya lo he platicado en otro post que lleva por cierto, el atinadísimo título de (Púche aquí----) "El '98", ese fue de los mejores años de mi vida por las personas que me rodearon, como Kary y las demás chicas.
PERO, fue más especial porque en ese año se celebró el primer Vive Latino en la historia del mundo mundial. Aplausos...
No se, hay partes en mi historia personal que parecen explicar los sucesos discordantes a los que me enfrento día a día en terapia. Por ejemplo, el hecho de que lo mismo llore con Fey y sus "Gatos en el balcón" a que me sienta la chica más mala del mundo mientras atropello viejitas al ritmo de Slayer o su versión chilanga: Moderatto (#Nooooot!!)
Por ello, no es de extrañar que para mi el rock en español o "latino" sea una fuente constante de buenos recuerdos, de buena vibra y sobre todo, de inspiración y aprendizaje de vida (ehm, en este punto exageré).
Así que cuando a mediados del noventayocho supe el cartel de las bandas a tocar, no dudé ni un momento en pedirle a mi papá que me adelantara la navidad, santo, matraca y judas para poder hacerme de mi boletuco y asistir a aquello que prometía ser el paraíso.
Por aquella época, en la que vivía donde da vuelta el aire y todavía le avanza un trecho más, apenas y se sintonizaba "Orbita 105.7", la estación que según patrocinaba el evento y la que repetía sin cesar un día sí y el otro también que "los boletos se encontraban a la venta en tíckers masquen y taquillas a razón de $400 varos "hasta adelante" o $120 bolas "preferencial".
Sobra decir que ésta ingenua de pacotilla rogó para que le pagaran el boleto de $400 pesos para que pudiera disfrutar de los gargajos en vivo de sus bandas favoritas: Café Tacvba, principalmente, Molotov, Control Cachete, La Lupita, El gran Silencio, Todos tus muertos, Illia Kuriaky and the Valderramas y los Aciertopelados, entre otros. Y sí, parece que le conmoví el corazón a mi pater familias puesto que desembolsó sin chistar el varo soñado.
N'ombre, como rayo me lancé al Auditorio Nacional, me sentía el ser humano más afortunado del mundo, pues aparte la taquillera me mostró la ubicación de la plaza y yo escogí mi asiento, pensando en la glotonería de estar "hasta mero adelante"... ¡Oh, ilusa!
Faltándo poco para el evento, había que resolver cuestiones de logística elemental como: ¿quién rayos iba a pasar por mi y cómo carajos me iba a regresar a tan altas horas de la noche?
La ida no era problema, pues el desgarriate empezaba temprano y como fuera, podía llegar sin problemas al Foro Sol ataviada con un overol enooooooorme, top de tirantitos, zapatos gomosos de color azul, mochilita backpackera y sudadera GAP en color amarillo enooooorme, o sea, toda una Cloë Sevigny de Petatiux.
Por aquel entonces, mi papá purgaba sus fines de semana en la cárcel, es decir, como Coordinador Operativo de la dirección de reclusorios de la city. Así que era imposible que él o su escolta dejaran el importantísimo y placentero trabajo de organizar operativos para pasar por la muppet hija del jefe a un concierto donde, seguramente, no habría necesidad de recogerla porque ella solita encontraría modos para que una patrulla la apañara y la trasladara a cualquier delegación (y ya de ahí sería más fácil dar con ella, verdad?)
Pero bueno, el chiste es que me lancé al concierto como El Borras y dejé que el mundo rodara...
No saben la sensación de libertad que aquello me generó. El estar completamente sola, acompañada de más de 30 mil almas, escuchando las rolas que me hacían sentir única y superior en el universo, mientras dejaba que la atmósfera juvenil de mis núbiles años se intoxicara de aquel sentimiento de eternidad, de trascendencia.
Estaba siendo parte de un movimiento que lo mismo se hermanaba al EZLN, que al de Acteal. Que lo mismo gritaba consignas al "pinche gobierno de mierda que nos tiene así" (¿así?, ¿bailando y toda la cosa?) que vivas a los héroes del momento como "Marcos" y su pandilla.
Estaba viviendo MI momento histórico. Mi momento en el que habría de decidir el resto de mis días subsistiéndo en este precioso planeta. Era tiempo de romper con el pasado inmediato de ñoñez y nihilismo para abrazar la causa, cualquiera que fuera, mientras bailaba al ritmo del cántico que ha definido a mi generación: "Paparepapa eu eoooo..." Sí, "El baile y el salón" de Café Tacvba...
En aquel momento yo decidía ser siempre de la chilanga banda, defender a ultranza las creencias de la gente citadina que busca pluralidad, seguridad y justicia social, amén de cultura y oportunidad. Y sip, en parte por ello me hice abogada...
Nunca se me va a olvidar aquel festival, ni aquel noviembre de 1998.
Era el principio de un proyecto que, aún sin dar frutos inmediatos (habrían de pasar varios meses, una huelga en la UNAM y varios extraordinarios) ya estaba definiendo a la persona que soy ahora.
Porque lo mío, lo mío, lo mío, no es estar guardada en mi casa mientras escribo esto. Lo mío se trata de dar voz a los que con justa razón exígen su reconocimiento. Pero no hablemos más, nos vemos en las "pluris" y ¡por supuesto! nos vemos el 24 de Marzo de 2012 en el Foro Sol, para cantar -tal vez por última vez- el "paparepapa eu eooo"...
Feliz Viernes.
4 comentarios:
MI PRIMER Y UNICA EXPERIENCIA EN EL VIVE LATINO NO FUE TAN PLACENTERA COMO LA TUYA, CASI MUERO APLASTADA PRO LA MULTITUD Y GRACIAS A ELLOS ME GENERO UN TRAUMA A LA MULTITUDES...ME PROMETI JAMAS VOLVER A IR A UN MASIVO.
GRACIAS POR ESCRIBIR TAN PADRE CADA UNA DE TUS VIVENCIAS...SOY TU FAN!
ME ENCANTA TU NARRATIVA Y REDACCION HACES QUE IMAGINE EL MOMENTO QUE PLATICAS... TQ DANNY FDEZ
Gracias, mana.
La verdad es que me encanta escribir en La Gatería, no creo que pudiera hacerlo mejor en algún otro lado pero ps tengo que hacerle la lucha en las demandas... jajaja!
Te quiero!
Como siempre es un honor ser nombrada en la HH "La Gatería",1998 - 2012 VL, ahí les va una "pequeña rata"...te quiero!!!
Kry
Yo también te quierou, Kary Lary!!
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