viernes, 30 de marzo de 2012

Ruqueando en el Bar Tacvba.

Pues ahí tienen que eran tres amigos ya entrados en los treintas. Con unas patas de gallo que apenas asomaban la cresta pero que en términos prácticos, los ponía al mismo nivel de autoestima que el que gozaba Kurt Cobain minutos antes de ¿dispararse? un escopetazo.
En fin, la evidencia mostraba que ni con bótox mental aquellos tres amigos podrían revivir viejas glorias universitarias. 
Hasta que ELLOS emergieron de la tierra para hacerla cimbrar y al mismo tiempo, calentar sus viejos corazones ansiosos de más vida que la que los tribunales, escritorios carítzimos de caoba o camionetas de lujo pudieran ofrecer. Entre otras cosas.
Si la vida se trata de juntar momentos memorables -buenos o malos- quiero hacerles patente uno de los mejores conciertos que he vivido en mi tuberculosa vida (sí, aún no me compongo): El "Vive Latino 2D" con Café Tacvba y mis compadritos Carmen Pimentel y Angel Ocampo.
Aquello fue totalmente apoteósico. Y no sólo porque darse cita en un lugar emblemático para toda la fauna rockera -aunque los gruperos nos peleen la plaza cada año con su vitupereable "Vive Grupero"- es el principio del placer (aunque al final suframos como borregos alejados del rebaño por no encontrar nuestro carro) sino porque simplemente aquello siempre es una fiesta, una celebración al espíritu juvenil y a la música.
Dejando a un lado las diferentes ideologías políticas, los gustos musicales varios, las propuestas honestas o no, los problemas cotidianos, la situación económica y social, pero sobre todo los propios temores y carencias de espíritu, lo importante de aquello fue dejarse llevar por el momento, el mood desenfadado y sin preocupaciones, excepto la de encontrar el mejor lugar para gritar y brincar con la banda. Y claro, el sitio menos vulnerable para recibir baños de agua de riñón (como finalmente nos sucedió)
Después de disfrutar de un menú que lo mismo incluyó jochos que tacos de canasta y coca colas "al tiempo" que chelas bastante mal servidas, el único problema fue el dirigirnos a la carpa "fresa" para escuchar a la tal Carla Morrison, que si bien tiene dos que tres rolas chidas, lo cierto es que berrea que da gusto y se emociona hasta las lágrimas mientras unos la miramos excépticamente (lo siento, Angelito)
Se empezaba a sentir el run-run en los pies, como cuando en la cama te quieres brincar los preliminares y quieres pasar al "clinch" (quihubo con mis metáforas, eh?) directo y sin escalas; así se sentía la atmósfera previa a Cajeta de Uva.
Aún hubo que esperar a que el corito de "Pumped up kicks" con mariachi terminara de prender los aulladores ánimos y el bailecito de Kasabian nos pusiera en un estado semi erótico tal, que tomarse fotos con extraños parecía lo más normal del mundo (y aquí debo decirles que hay una donde un tatuaje hace las delicias visuales de las damitas...incluída yop, of course!)
Y como la naturaleza no nos dotó ni de altura ni de complexión, hubo de conformarse con acampar a un lado de las luces y una especie de ring de box metálico donde, supusimos, cabían los instrumentos más "acá" para que no se maltrataran (?). Al mismo tiempo que nos tomámos fotos con extrañ@s, hicimos buenas migas con otro grupo de treintones que, como nosotros, se encontraban perdidos en la marejada humana que aquello se iba convirtiéndo. Muy buena plática y desmadre con ellos, amén de que la "lluvia dorada" siempre une en esos momentos (¡Qué puercos son algunos, me cae!)
Las luces se apagaron y en el escenario principal se comenzaron a prender luces que semejaban lassers Jedi... los aullidos comenzaron a escucharse y la chilanga banda ya estaba lista para bailar... de repente, como un premio a nuestra constancia y pobre constitución física que nos mantuvo al lado del ring de box ya mencionado, emergieron, como dioses aztecas amenzadores, los Tlatoanis de éste y todos los corazones roqueros: los mismísimos Meme, Joselo, Quique y Mon Amour Rubén Albarrán -quien, debido a la cercanía, gozó y agradeció el beso ansioso que la suscrita le mandó, en pleno arranque de espíritu adolescente-. Señores, con ustedes... Café Tacvba.
Grande fue el momento de ver cara a cara/frente a frente a los culpables de muchas de mis desviaciones. Sublime fue compartir con Carmen y Angel aquellos acordes que me remontaban a momentos tales como la prepa y sus derivados, la Uni y sus barecitos de enfrente, noches de insomnio a la luz de vino y ate y sobre todo, el soundtrack de mi vida. Sí, cada canción es como una piedra en mi camino.
Por momentos como éste, vale la pena arriesgar el pellejo diariamente, ser un esclavo corporativo o soportar las lobotomizantes canciones infantiles con las que discurre nuestra existencia. Pero sobre todo, por amigos con los cuales compartir los sinsabores y placeres de la vida, vale la pena cada centímetro cúbico de oxígeno que respiramos. No sólo fue el concierto de tres escuálidas ratas treintonas, fue el espectáculo de toda una generación que está en movimiento, tratando de hacer de éste, un mundo mejor.
No lo olviden, queridos menos cinco lectores de siempre, desde su lugar ustedes siempre podrán hacer la diferencia.
El mundo nos pertenece.
Ahora y siempre...





2 comentarios:

Anónimo dijo...

wowwwwwwwwww...comadre, si que lo disfrutaste y hasta se antoja haber estado ahi! que bien que puedas pasar momentos como estos, escaparte de vez en cuando!
Podrias subir la foto de aquel tatuaje que mencionas?
Como sigues de tugargantita, te ayudo la orinoterapia que recibiste? jajajajajajaaja te quierou, besos danny fdez!

Anónimo dijo...

y como no...ese tatuaje si debio haber robado varios suspiros y mira que yo no soy fan de los tatuajes ehhh.....!
danny fdez