viernes, 23 de marzo de 2012

Cosas contradictorias pero que perfectamente cohabitan en armonía (Y si no, la terapia lo arreglará)

Dios, sufro como Precious así, bien mal plan.
Ya se que debo abrazar mi ser con los dos brazos bien abiertos y libres de prejuicios (tal como Elizabeth Bennet NO hizo y ahí la tienen sufriendo, toda ella y de manera por demás ociosa por el orgulloso Darcy) y no andar cuestionando mis necesidades ni mis propias manías.
De hecho, sin nuestros muy particulares actuares, no podríamos hacer de este apestoso mundo lo que es: un lugar por demás variado y harto emocionante (sí, el día de hoy no lo criticaré porque con eso de que se sacude a la menor provocación, "no vaiga siendo" que en su próximo ciclo de lavado, me escupa con todo y chivas al infinito y más allá.)
Pero a veces es muy duro el aceptarnos tal y como somos. Corrijo: a veces es muy duro el aceptarme tal y como soy. Mi lado racional casi siempre anda de la greña con mi lado poético, hippiosón.
Y cuando una tiene una responsabilidad del tamaño de un Matius, la cosa se pone peor. Ya les he platicado mis múltiples cuitas donde casi siempre el "deber ser" se avienta un trompo con el "dejar pasar, dejar hacer". Es... ¡caótico!
Pero no solo como madrecita es que sufro a la hora de desiciones metacuamplusperfectas en materia educativa y formativa. También mis contradicciones de espíritu me juegan malas pasadas cuando mi parte racional me avienta el choro de que ya tengo 31 años y DEBERÍA ser como tal o cual mamá. Y es que (¡chales!) es gacho andar por la vida con minifalda y botitas para la lluvia, mientras la "sobriedad y la elegancia" son el "dress code" de la mayoría de las mamás del cole. O qué tal que soy la típica aquafiestas de  la ehmm... ¿fiesta? que quiere bailar Fey y la banda presente nomás quiere bailara a puro chunta ta chunta ta. O el leer -a escondidas, ¡por supuesto!- el TVnotas porque, o sea.. ¡qué oso, wey!. Aquello daría al traste con mi reputación de mujer de libros que -¡ay!- me encanta tener.
Pues sí, la parte racional casi siempre anda de regañona y pugna porque la hippie no se salga del huacal. Es por ello que, a pesar de que múltiples libros, personas, blogs y gurús de radio y televisión (exceptuémos a Sócrates), intenten hacerme entrar al aro del "conócete a ti mismo", se que al final seguiré mi instinto. Como los animalitos.
¿Que dónde queda el chiste de tener conciencia y ser un animal político y racional? No se, eso pregúntenselo a Aristóteles o a Mariano Osorio. Yo la neta es que cada vez que he seguido el "Libro de la vida" al pie de la letra me he dado unos santos riatazos que, mejor lo cierro y aplico el "¡sabiduria interna, dame poder...una mujer feliz quiero seeeeer!", tal como chillaba el alborotador hormonal de la infancia masculina llamado "caricatura de Gigi".
Sigo mi instinto y seguro que en el camino me pondrán los cuernos, me aventaré al drama de no ser el ama de casa perfecta, ni la abogada estrella de "Periozábal Martínez de Allende el Agua y Cante Jondo y asociados", ni la mamá super star a la que no se le moverá un pelo (ni de tonta ni de nada) de su muy estilizado peinado, ni tampoco la intelectual de ultra izquierda que se encuerará con todas las fotos de niñ@s desaparecidos y/o violados por curas pederastas en ésta visita del papa john's (y no por falta de conciencia, sino por salud. Mis bronquios no andan muy bien que digamos)
Se que no seré muchas cosas. Se que no llené los ideales románticos de mis ex novios ni las esperanzas de buenahija de mis apacitos santos. Que como esposa tal vez sea más desesperada que buena; que como amiga tenga el complejo de faro intermitente: que alumbro mucho para después permanecer en oscuridad total, sacando de onda al amigo más fiel. Que como mamita nunca llene los zapatos de Chepina Peralta-María Montessori-Martha Stewart-Pepita Gomiz et al.
Pero bueno, espero que la parte racional no se clave tanto en la textura y no exija un exorcismo de este cuerpo decadente que nomás no puede darle cabida a todos los gustos habidos y por haber. 
Y que al menos, ahorita cuando la temperatura en Ciudad de México anda en los 23° (en un amplio ejercicio democrático de la Primavera) y el de mi cuerpo está sobrepasando los 38° Celcius, mi parte hippie tenga a bien imponerse para hacerme "entrar en razón" y desconectarme del mundo y sus venturosidades, con el fin de proporcionarme un sano despeje mental y flemático.
Nop, parece que ya me voy a meter a bañar para luego ir al super y regresar inmediátamente a mis asesorías on-line, para posteriormente leer mis Libros -abandonados- del Rincón y terminar de elaborar el proyecto de "Promoción de la lectura en tu colonia".
Sip, la parte racional siempre tiene a su as bajo la manga...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comadre:
Bueno bueno.... cómo podría decirlo? Me encanto esta entrada..me identifico mucho contigo, yo soy la mas insegura para tomar decisiones, me cuesta mucho trabajo y antes de tomarlas siempre le doy vueltas a las miles de posibilidades y consecuencias que podrian traer dicha toma de decision.... Creo que yo deberia soltarme un poco y hacerle caso a mi lado hippie!
me encantaria ser la mejor en todo y poder con tooooodo lo que tengo que hacer pero sabes qué, en mi intento me di cuenta que me estaba desgastando demasiado asi que he optado por relajarme y darme chance un poquitin, eso si sin llegar a la hueva extrema o a la falta de interes total.... hay que llevarnosla trankis mi querida Dana...al final la que tiene que estar agusto con una misma pos es precisamente eso: una misma!
te quiero harto.... gracias por escribir lo que yo no podria porque no mas no soy buena pa esto! Danny Fdez.