Hace chingos de años, en el noventa y ocho precisamente, nació en mi LA NOSTALGIA.
Y querrán saber, oh amados menos cinco lectores, qué carajos es; LA NOSTALGIA, ¿no?
Bien.
Pues nada, que la nostalgia es un sentimiento que se ancla como chicle en el zapato, igual de absurdo, igual de molesto. La nostalgia es y será un arma de doble filo para aquellos que son románticos o prácticos. Será lo que te sobra de comida en el refri, que por ninguna circunstancia quieres comer, pero que te es imposible tirar a la basura.
En mi, tal ...mmmm... cosa, es una constante visita; es una perrrrrpetua afirmación de quién no soy y de por qué soy como soy. Bastante ridículo, ¿verdad?
Sí, pero yo hablaba del '98... ése fue el último año en el que cursé la prepa. El año en el que mi padre entró a trabajar a "Reclusorios". El año en el que tuvimos por primera vez "escolta" y mis viajes a Querétaro fueron decisivos (leanlo bien: decisivos).
Tambien fue el año en el que "me puse de novia" en serio, con un chico alto y guapo, que al final resultó ser de los amores más importantes de mi vida. El año en el que remodelaron mi casa, en el que mojarse bajo la lluvia era igual de importante que saber besar. Y claro, el año en el que se jugó el mundial en Francia... con triunfo de Francia, por supuesto, con gol de Emmanuel Petit. Y el año en el que "...y muevo la colita (uh uh uh uh uuuuuuhhhhh uh!) claro que siiiiiiiiiiiiiiiiiii" de Chancho en piedra hacía de mi soundtrack personal.
Tambien fue el año en el que me hice más amiga de Ale, Karina y "la gusana".
Por eso, a doce años y precisamente con el mundial como testigo, doy gracias a que estás de vuelta en mi vida.
Te quiero mucho, Kary.
lunes, 21 de junio de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
La Casa de Usher...o cómo me volví loca por un gato.
Muchos de ustedes han seguido mi desgracia, la de mudarme fuera de ésta, mi amadísima, contaminadísima, apestosísima, cagadísima Ciudat de México.
A varios ha extrañado que, de ser una auténtica amante de los gatos, de pronto he pasado a tomarles ojeriza, a declararlos mis enemigos naturales y sobre todo, a iniciar una cruzada en contra de todo felino doméstico que ose poner sus patitas en mi jardín (Y EN MI BOTE DE BASURA)
Nada, que estoy completemente desequilibrada por el asunto de mi mudanza y la locura, compañeros, creanme que no tiene nada de poética.
Apenas tengo una semana viviendo en una casota, no es presunción. La alucino por exactamente, su tamaño. Pero al márgen de eso, la alucino porque no es NADA funcional. Le falta ésto, le sobra aquello, no me permite moverme con comodidad y el desorden habitual en mi ya se ha convertido en un suceso alarmante, puesto que ahora es descomunal y no se limita a un sillón o dos, sino a toda la estancia.
Y y y y... pus en un nada bonito acceso de locura, rompí precisamente el vidrio enterito de la cocina.
Si antes le tenía inquina al gato que abusaba de mi basurero, ahora le tengo ¡PAVOR! puesto que en cualquier momento puede ingresar a la casa y hacerla como su rechingada gana le de.
Y es que no, no es siquiera bonito, pachonchis, lindo...noooooooooooo, es realmente un vil gato de basurero.
Pero güeno, con Mundial, pan y circo nos la llevaremos hasta que dentro de dos años pueda decirles a todos ustedes: "Ay miren, los invito a cenar huevito cocido a mi casa"
O sea!
A varios ha extrañado que, de ser una auténtica amante de los gatos, de pronto he pasado a tomarles ojeriza, a declararlos mis enemigos naturales y sobre todo, a iniciar una cruzada en contra de todo felino doméstico que ose poner sus patitas en mi jardín (Y EN MI BOTE DE BASURA)
Nada, que estoy completemente desequilibrada por el asunto de mi mudanza y la locura, compañeros, creanme que no tiene nada de poética.
Apenas tengo una semana viviendo en una casota, no es presunción. La alucino por exactamente, su tamaño. Pero al márgen de eso, la alucino porque no es NADA funcional. Le falta ésto, le sobra aquello, no me permite moverme con comodidad y el desorden habitual en mi ya se ha convertido en un suceso alarmante, puesto que ahora es descomunal y no se limita a un sillón o dos, sino a toda la estancia.
Y y y y... pus en un nada bonito acceso de locura, rompí precisamente el vidrio enterito de la cocina.
Si antes le tenía inquina al gato que abusaba de mi basurero, ahora le tengo ¡PAVOR! puesto que en cualquier momento puede ingresar a la casa y hacerla como su rechingada gana le de.
Y es que no, no es siquiera bonito, pachonchis, lindo...noooooooooooo, es realmente un vil gato de basurero.
Pero güeno, con Mundial, pan y circo nos la llevaremos hasta que dentro de dos años pueda decirles a todos ustedes: "Ay miren, los invito a cenar huevito cocido a mi casa"
O sea!
viernes, 4 de junio de 2010
DANA EN BELLAS ARTES (mientras su hijo berrea en una guardería apestosa, perdida en la inmensidad del Edomex)
Sublime y surrealista ha sido el día de hoy, pues yo, como muchas madres adolescentes tengo derecho a diversiones, ¿no?
La verdad es que mis suposiciones son bastante erróneas pues sabemos de antemano que hace casi quince ayeres que dejé de ser adolescente y que por supuesto no tengo derecho a diversiones, sino a andar buscando trabajo para mantener a una criatura hermosa (o al menos, para cumplirle sus caprichitos) y por ende, he actuado irresponsablemente al acudir a Bellas Artes a nutrir mi espiritu contemplando a René Magritte.
Pero es que la idea de tener tiempo propio fue tan seductora, tan dulce e inquietante para mi deleite que no pude decir "nel".
Y corrí, rauda y veloz hacia mi meta, al fin que la suerte ya estaba echada y ¿quien soy yo, vil juguete del destino, para desobeder al sino?
La exposición es excelsa y bastante entretenida; de los aspectos técnicos obviaré ante el temor de decir pifias, pero lo que dejó en mi es una nueva perspectiva ante la premisa de: "nada es lo que parece".
La belleza de una piedra bajo una nube, el rostro cubierto de un hombre, cualquier hombre, por una manzana verde y jugosa; el curvilíneo cuerpo de una mujer plasmado en una botella me hacen preguntar a qué le supo tal bebestible al maestro Magritte.
Y, la obra que me dejó sin palabras fue: "El mundo invisible".
Tal vez a algunos el contemplar una piedra que a su vez contempla el mar, no será cosa de gusto o de exhaltación, pero a nadie deja indiferente "El hada ignorante" y creanme, creanme de verdad, que algo, algo les moverá en las entrañas colesterosas suyas.
Ya, me rindo. Mi mundo real me jala de la manga diciendo que el viaje ha terminado y que por hoy, ya estuvo bueno de andar perdiendo el tiempo ajeno.
La verdad es que mis suposiciones son bastante erróneas pues sabemos de antemano que hace casi quince ayeres que dejé de ser adolescente y que por supuesto no tengo derecho a diversiones, sino a andar buscando trabajo para mantener a una criatura hermosa (o al menos, para cumplirle sus caprichitos) y por ende, he actuado irresponsablemente al acudir a Bellas Artes a nutrir mi espiritu contemplando a René Magritte.
Pero es que la idea de tener tiempo propio fue tan seductora, tan dulce e inquietante para mi deleite que no pude decir "nel".
Y corrí, rauda y veloz hacia mi meta, al fin que la suerte ya estaba echada y ¿quien soy yo, vil juguete del destino, para desobeder al sino?
La exposición es excelsa y bastante entretenida; de los aspectos técnicos obviaré ante el temor de decir pifias, pero lo que dejó en mi es una nueva perspectiva ante la premisa de: "nada es lo que parece".
La belleza de una piedra bajo una nube, el rostro cubierto de un hombre, cualquier hombre, por una manzana verde y jugosa; el curvilíneo cuerpo de una mujer plasmado en una botella me hacen preguntar a qué le supo tal bebestible al maestro Magritte.
Y, la obra que me dejó sin palabras fue: "El mundo invisible".
Tal vez a algunos el contemplar una piedra que a su vez contempla el mar, no será cosa de gusto o de exhaltación, pero a nadie deja indiferente "El hada ignorante" y creanme, creanme de verdad, que algo, algo les moverá en las entrañas colesterosas suyas.
Ya, me rindo. Mi mundo real me jala de la manga diciendo que el viaje ha terminado y que por hoy, ya estuvo bueno de andar perdiendo el tiempo ajeno.
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