viernes, 25 de noviembre de 2011

PROM QUEEN

"...Fucked around and turned me down.
'Cause she did'nt think I could play the part..."
Lil Wayne.
Es una imagen muy norteamericana el anhelar ser "La reina del baile".
¿Y qué significa ser la reina del baile? A los 16/17 años parece que lo es todo; significa que eres la encarnación de la perfección escolar, más allá de la inteligencia (¡ese estorboso "accesorio" que nadie quiere usar a esa edad!) y la aceptación popular.
Pues nada, que ser la prom queen es un estatus que en su momento, todas secreta y públicamente anhelan y que causa mucho desgaste emocional y enormes conflictos que se disparan a través de los años.
Pero no sólo es asunto de mujeres, caballeritos, permítanme tantito. El deseo de ser popular es un deseo sin sexo y sin distinción. El ser admirado es un atavismo tan arraigado en el humano (y en los pavorreales del museo Dolores Olmedo, debo aclarar... digo, porque no quiero tener problemas con ellos, tan fanses de ésta  H.H.H Gatería) al grado que sólo hubo un hombre que dijo "nel, a mi no me late ser popular, pero ps no lo pude evitar y ¡miren en dónde acabé!"
Y hago referencia a los bailes de graduación porque, según mis propias experiencias, la fiestas de graduados fueron los lugares en donde pude brillar con vestidos TAN lentejuelosos y ser todo lo extrovertida que mi maldita timidez me permitió.
En cada uno sentí que partí plaza y bailé, reí y me sentí admirada y reconocida.
Pero no fui la reina.
Y ¿saben por qué no? (no, no porque esté bien pinche fea... o sea, igual y sí, pero esa no fue la verdadera razón) sino porque ello no fue mi objetivo ni en ello se me fue la vida.
O sea, tranquilamente la vida me enseñó que mis amigos no estaban a mi lado por ser la más popular, pachanguera, fiestera y cachonda del grupo, amén de la más desmadrosa. Los enemil novios que tuve en mi haber no me siguieron por mi físico (que sin temor a la verdad es bien average), ni por mi cueeeerpazazo exhuberante (el cual, sin hacerme menos o más es tirándole a gordibuena), ni por tener unos super mega ligerísimos cascos (expresión que a la fecha no se que signifique pero que los literatos populares del siglo pasado la usaban a la menor provocación, sobre todo al describir a la mayoría de sus musas).
Se que todos ellos estuvieron (están) conmigo por una bien sencilla razón: AMO SER DANA JUAREZ SALAZAR, con defectos y virtudes, suave como gaviota pero felina como... jajaja...¡ya, en serio! me encanta la persona con la que me acuesto y despierto los 360 y tantos días del año, desde hace 31 años.
Aunque a veces no esté de acuerdo conmigo misma, o me haga llorar o me mate de la risa.
Gracias al cielo pude darme cuenta del enorme trabajo que significa el tratar (ya no digamos lograrlo) de ser la más pipiris nais de la elementary school de la vida. 
Pa' pronto, que yo -aunque lo hubiese deseado- no tenía material de prom queen. 
Sin embargo, se que lo más sexy de mi son mis neuronas, a las cuales pido mil veces perdón en el día por hacerlas trabajar tanto en la comprensión de un mundo mejor (para mi y Mateo, mayormente) y en el eterno deshoje de la margarita "le gusto/ no le gusto".
Y fuera de la uña postiza, el bra que levanta chicharrones, la faja que aplasta la panzota llena de tamales & tortas, mujercitas (y hombrecitos) en serio, en serio... la vida SIEMPRE es una eterna pasarela, sí. La vida es el eterno vernos bien/vernos mal, pero no por ello signifique que somos y existimos gracias a nuestra apariencia física. Qué padre contar con un bello rostro y un hermoso cuerpo a los estándares de la realeza europea. Qué padre contar con ese físico bajo los estándares de belleza de las tribus de Papúa- Nueva Guinea.
Finalmente, cada quien es la reina de su propio baile de graduación que se llama "vida diaria" y -creánmelo- cada una tendrá a la pareja soñada del "ball". (¿Ya?)
Y por si aún lo dudan, salgan este día y dénse el chance de que alguien les dedique una mirada bonita -y luego no lo denuncien por acoso sexual, dije "mirada bonita"- para confirmar eso que ustedes mism@s ya lo saben:

"You can dance, you can jive,
having the time of your life.
Ooh see that girl, watch that scene,
dig in the dancing queen..."


P.D. Mañana bailaré, brillaré y disfrutaré lo que mis 31 años me permitan en la prom de la Facultad de Medicina de CU, generación 2007-2011. Y sí, aunque les lleve casi 10 años de diferencia a las amigas de mi hermano David, ésta treintona será la dancing queen...
JA!


miércoles, 23 de noviembre de 2011

CORRO, VUELO, ME ACELERO...

Formula: DANA (u.u) + ¡UY! (o_O) = DESPISTE SEGURO (O_O)
Ya es algo bien probado, algo bien sobado; es el detalle sine qua non que me acompaña desde que, en prepri "A", el cumpleaños de Israel -el compañerito que me gustaba- se acercaba y a mi se me caía el regalo en el metro (¡Oigan, no frieguen! ¡Chútense el recorrido desde Cd. Neza si progreZa hasta Gelati, en Chapultepec y me dirán si no se pierden hasta virginidades en el apachurrón de Pantitlán a las 06:00 de la mañana!)
O sea, que a mi me pierden mis emociones.
Pero no se espanten, tampoco es que de repente me vean toda emocionada y ya se me está olvidando hasta respi...ok, si. También se me olvida respirar. (De ahí la razón de ser de los suspiros cuando uno se encuentra, pues digamos..."ilusionad@" con un@ chamac@")
Ya estoy viendo algunas cejitas arqueadas, eh? Seguramente se están preguntando -porque yo se que esas son cuestiones bastante más importantes que el oso de Elbis Esthercita en el velorio de su mero valedor y posterior vapuleador "Jongui"- que qué rayos ocurre en el penthouse de mi ser.
Pues, amigos, nada más y nada menos que... eso. Emoción en estado puro, emoción en colores que al nombrarlos, te dejan el sabor de la fruta recién cortada. Como cuando paladeas lenta y voluptuosamente una copa de vino tinto, con dejos de chocolate y frutas rojas.
Y bueno, no es que sea irresponsable y que en cinco minutos tendré por enésima vez a mi celular flotando en el tinaco, o que sin querer vaya a poner una manta en el periférico diciendo: "¡Hey mundo, estoy MUY feliz!". O sea, #Not. Pero finalmente las emociones traen consigo música nueva, intoxicante y...
¿Que ya le baje cinco rayotas a mi entusiasmo, de favor?
Ah, ok.
.............................
.............................
¡Awwwwwwwww!
......
Nomás pa' que se den un quemón:

Ya, me largo a dormir...

lunes, 21 de noviembre de 2011

EL ABUELITO MURIÓ.

Es difícil entender la vida cuando los trancazos de la misma te revuelcan una y otra vez, ya lo he dicho, pero cuando llegan noticias de éste tipo, la vida adquiere un significado que no necesariamente puede catalogarse como bueno o malo. Será algo tan neutro como Suiza o la grasa para bolear zapatos; será una idea preconcebida en la cabeza de cada ser vivo en el mundo o simplemente el conocimiento diario de que no es tan fácil inhalar y exhalar en esta tierra sin pagar una cuota de sacrificio.
Será el sereno, la verdad es que el abuelito murió y yo estoy tratando de descifrar lo que siento en estos momentos. Momentos en los que me encontraba tratando de pasar desapercibida, sin brillo y sin demostraciones de mucha existencia por alcanzar la paciencia de algún santo, que me diera un poco de paz a mi alma recién agitada.
Y de repente ¡cuaz!
Que me dicen: "El abuelito murió desde hace 20 días..."
¿Veinte días?
¿Qué estaba yo haciendo hace 20 días? Seguramente azotándome por el precio de los tomates y las acelgas, o contando obsesivamente los minutos faltantes para sacar el pollo a la naranja del horno.
Veinte días es casi como decir "El abuelito murió hace 20 años y tú nunca lo supiste".
Porque es cierto, me formé cómodamente en la fila de los "al fin que ni es mi bronca" y dejé que "los mayores" hicieran el trabajo sucio.
El abuelito que murió fue el papá de mi papá. Claro que lo conocí, ya de grandecita a los cinco años, tal vez.
Mi hermano y yo somos los únicos nietos que lo conocimos y tal vez los únicos cuyas bocas chimuelas adornan las pocas fotos que hay del abuelito David.
No se, fuera de platicas sueltas en donde aparecen esbozos de situaciones como la abuelita Ofe embravecida, yendo a quemar la ropa de él y su nueva mujer, lo que realmente haya ocurrido en esa vida. Sólo se que cuando tuve conciencia, mi mamá me dijo que "de eso no se habla, tu papá no lo dice". Y así es que dejé de indagar y de extrañar el porqué mi papá no tenía papá.
Ahora, el abuelito murió y me da vergüenza la pena que siento, porque nunca fuí para buscar a un ser que en vida ya llevaba el estigma de fantasma. Y me duele más mi papá, que en vida nunca quiso saber del ser que se desvaneció entre bruma y sueños infantiles, dejando una cicatriz otrora invisible y hoy, francamente muy presente.
Veinte días nos separan de la vida y la muerte. ¿Cuántos días más dejaré pasar por esperar a que ocurran las cosas?

viernes, 18 de noviembre de 2011

El Ocaso de los Dioses (Post amenizado con música del Grupo tropical "Nietzsche"... se pronuncia "NICHE", gracias.)

¡Oigan ya, ¿no?! ¡Déjenme descansar tantito, no sean ingratos!
¿Cuántas veces nos hemos leido en ésta semana? Como muchas, yo diría...
Larguémonos todos a despilfarrar el dinero en el Buen fin del mundo. Total, antes de que termine el año a todos nos cargará Pifas y no habrá necesidad de pagar lo que ya nos chutamos. (Me acordé de la palabra "chutódromo"... casi como "dopádromo"... jajaja!!... Cucú!)
Bueno, pues en vista de los acontecimientos políticos de la semana, en donde regresa el hombre que unió a México en una sola voz al grito de "¡Que se quiten de Reforma!", quiero aprovechar para contarles una anécdota que me está quemando el alma desde 1988.
Resulta que mi infancia transcurrió entre Nezayork e Insurgentes Centro (así o más cosmopolita, ¿eh?). Así que la ingenuidad que se gestó en mi desde los 2 años, tiempo que viví en Cd. Neza, vivió su pico más alto cuando a los 7 años y ya viviendo en la city, se aproximó el periodo para reelegir ¡ah, no, perdón! para elegir Presidente de la H.H.H. República de las letras de cambio y artefactos voladores no identificados (AVNI), osease, de México lindo y querido.
Bien, pues resulta que mi locura e ineptitud social no son de gratis -¡faltaba más!- sino que son el resultado de una serie de eventos, si no desafortunados, si bastante chabacanos.
Que, viéndolo ya a la distancia y sobre un diván de psicoanálisis, ahora ya me causan risa. Cosa que no pasaba cuando los padecí sin decir "agua va". Y es el caso que de niña, mi padre era -como yo creo que el de la mayoría de los niñ@s- mi súper ídolo infantil (o sea, el papá de cada quien, no vayan a pensar que mi apá era el "Chucho Cuerero" de toda la infantada ochentera) y cualquier cosa que dijera era LEY para mi (*ella contiene un suspiro y una lagrimita asoma a su ojito Remy)
Pues nada, que por esas épocas cuando yo le preguntaba a mi papá que qué quería hacer de su vida (además de un papalote...jajaja!) o algo parecido (no creo que tal profundidad heggeriana fuera propio de una niña de siete años), él respondía muy seguro que "sería Presidente de la República".
Y no sólo me lo decía a mi, sino que toda SU familia estaba en conocimiento de tal anhelo, ¿verdad? y si no lo alentaban, por lo menos no se lo desmentían.
Quiero aclarar que mi papá no es el lunático que se están imaginando -y que yo creo que erróneamente estoy describiendo-, simplemente es súper bromista. Y claro, mi ingenuidad era el blanco perfecto para sus siempre constructivas y jocosas bromas.
Así que imagínense a una Dana chiquita, con su faldita tableada, sus dientitos de conejo y de trencitas, yendo a la escuela a repetir como lorito, que su santísimo padre iba a ser Presidente de la Nación, como lo cantaba Miguel Mateos.
Claro, aquello fue todo un acontecimiento. Las compañeritas envidiosillas me malmiraban, pero ni así lograban captar el sarcasmo porque yo misma estaba creída de tal cosa. ¡Bueno, ni la maestra pudo tener el sentido de común de despertarme de mi fantasía, carambas! Cada que sacaba a relucir el tema -que era en todo momento pues el país entero era un hervidero de comentarios politiquillos-, mis amiguitas envidiosas trataban de razonar conmigo con preguntas retóricas del tipo: "Y si tu papá va a ser presidente, ¿por qué vienes a ésta escuela? (porque en ese año asistía a  la muy famosa "Florencio M. del Castillo, escritor y gran patriota") y ¿por qué no te compra una mochila más bonita (que en ese tiempo usaba un adefesio de cuero café HORRIBLE, elegido por mi mamacita, que era "mucho más útil y duradero" que la simplona bolsa de Snoopy), eh?"
Puuuuts!!
Total, que llega el día fatídico en donde, como media de señora fodonga, se cae el sistema...
¡Ay!
¿Y quién resultó gandor, queridos menos cinco lectores de siempre?
Obviamente no fue mi papá. Eso lo sabemos de sobra.
Los efectos colaterales no los iba a racionalizar hasta ya bien entrados mis veintipico años, pero en ese momento maldije a Salinas de Gortari por, no sólo ser el presidente más raro que había visto (ok, sólo tenía conocimiento de Miguel de la Madrid y se me hacía un señor bien guapo) sino porque gracias a su "triunfo", me gané la burla y la rechifla de la clase (y no política... de ella sólo hubiera obtenido una miradita de lástima) que, en un claro ejercicio de democracia, me aplicaron la ley del hielo por bocona.
Obvio, llegué a mi casa hecha una furia, ya ni me acuerdo si lloré o no -I guess so- pero recuerdo perfectamente el sentimiento de impotencia y desilusión por tener un papá que NO iba a ser presidente.
No se cuanto me duró la decepción y el enojo hacia mi papá. Yo creo que no mucho pues el siempre ha sabido cómo llegarme para no estar alejada de él por mucho tiempo y hasta reirme de sus disparates.
Lo que me queda como moraleja, en este punto de mi vida, es que los niños no sólo son seres crédulos o inocentes. Son los únicos que creen ciegamente que los sueños- por más absurdos que éstos sean- son posibles, sin cuestionarse el qué, cómo, cuándo y por qué. Y que tan maravilloso don lo llegamos a perder con los años, cuando a fuerza de tropezarse una y otra vez con "la realidad", dejamos que la inercia nos lleve hacia donde su inerciosa gana le de.
Ya se, no a todos les pasa esto y que no todos lo comparten. ¡Bien por los que persiguen su sueño diariamente, sin importar qué tan descabellado u imposible suena! ¡Bien por los que conservamos el espíritu juguetón de la infancia y podemos imaginarnos en escenarios tan distintos de los que nuestro panorama nos ofrece!
Sólo por hoy ahorrémonos el sarcasmo y la ironía hacia los sueños de los demás.
Recordemos: calladitos nos vemos más bonitos y el silencio siempre nos deja conectar con nuestros más puros anhelos, aquellos que no se atreven a salir tan seguido por temor a una rechifla...
Feliz fin de semana, queridos!





miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL PURO VACILÓN...

¡Ratas!
Hoy fue un día particularmente weirdo.
No me explico el hecho que, habiendo cursado seis años de primaria, tres de secundaria, cuatro de preparatoria (cof, cof, cof) y cinco años -en teoría, recuerden la holgada huelga en la UNAM- de la carrera, amén de cursos de lectura veloz (ardo de la vergüenza, Kary Márquez), cursos de inglés, de francés, de análisis transaccional, de pruebas psicométricas, de macramé occidental (cualquier cosa que eso signifique) y de Palitos 1 y 2,¡¡ aún siga sin distinguir los númeroooooos que me enseñó mi santa madre a punta de escobazos a la tierna edad de 3 añoooos!!
Este post debería llamarse "El efecto pirámide a la inversa".
Todo comenzó por mi estrambótica y muy resobada manía de querer resolver el mundo en dos minutos (¡Bueno, carajo! ¡Ni el Vichente Fots con lo de "Chapas"!) cuando en realidad ya llevaba dos horas de retraso y perdida crasamente en el laberinto de mis impulsos.
Para no hacer más iris, les diré que el número telefónico más importante de las nueve de la mañana, iba MUY MAL ANOTADO en mi libretita (en el celular no, porque ya ven cómo soy para perderlos.) Y por eso digo que no me explico cómo habiendo pasado más de la mitad de mi vida anclada a un pupitre, a la hora de las complacencias mi vista me jugó una pésima pasada.
Total que muy segura de las cosas, me lanzo a otra cita que tenía a las diez de la mañana y que por mi salud mental, era de basta prioridad acudir. No se por qué me sorprendí pero, el periférico a esa hora era ya el estacionamiento de siempre y no tenía manera de avanzar; simplemente parecía que lo que había comenzado con un prometedor día, se estaba convirtiéndo paso a paso en el día más apestoso de mi vida.
Ps qué les digo que les suene diferente al pensar en mi... Se me terminó la gasolina, venía con el foquito prendido y la alarma zumbando a todo volúmen y yo sudando de desesperación, con el teléfono en la mano para avisar que no llegaba, sin poder comunicarme con el teléfono mal anotado, a punto de quebrárseme el chasis... o lo que se quiebra cuando una se queda sin gasolina... y con ganas -no, ganas no- perdón, ya llorando de la desesperación porque el túnel se me estaba haciendo cada vez más pequeñito, Alicia, y no tenía un jarabito milagroso a la mano.
Yo se que esto y más le sucede a la gente todos los días, que no es raro apuntar mal un teléfono, ser coda y no poner gasolina a tiempo, ser mortalmente procrastinadora y no salir a tiempo de casa cuando se tiene una cita importante, etc, etc, etc.
¿Por qué me tiré al drama chillando a todo pulmón en medio de Insurgentes sur y no inhalé y exhalé como siempre que me suceden tragedias, y en vez de llorar trato de pensar como Pinki Dinki Doo? No lo se, supongo que hay cosas que me vuelven más susceptible y escribirlo -y compartirlo- es una mejor forma para comprender que ya no tengo 20 años y que los impulsos de este tipo los tengo que pensar mucho mejor.
(Pero es que así se quita toda la emoción!... Help!)
Voy tratando de cambiar, mis impulsos sobre ti... (en "Aleks Sintek" mood)



lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Tú por aquí?

Ya se que no es usual que yo escriba en estos días porque usualmente lo hago los viernes (lo de escribir en La Gatería, porque de lo demás... hummm, pues ¿qué les digo?, no daré más pie para "compadecencias", jajaja)
pero como usualmente anda dispersa la mayor parte del tiempo (gracias, fuck'n DAT), es menester que ordene mi usualmente revuelta cabeza porque con tantas ideas en ella, lo más seguro es que termine con dolor intenso migrañoso y un humor de perros pulgosos que me durará hasta bien entrado el día de mañana.
Y bueno, ¿queeeé eeees lo que le aqueeeeja a ésta mujer, otra vez, se preguntarán mis siemprefielesnuncarecompensados menos cinco lectores de siempre?
Pues nada, fíjense.
La verdad es que ando dispersa por estar extraña e inusualmente feliz.
Tan es así que ¡por fin! he encontrado mi ricón favorito en mi departamentito chiquito como huevito donde -a falta de espacio- no caben dudas, complejos, culpas ni sinsabores (Ayayayayay, ¿a poco sí?) y me encuentro estrenándolo.
Es un lugar bastante cómodo, tiene buena señal para "robar" la señal de internet del vecino, le cabe re bien mi usual tiradero de hojas, plumas, lápices, libretas, crayolas y libros míos y hasta sobra un cachito para que Mateo ponga un carrito y su cuento de "Mateo el ciempiés" (que lo ODIA, yo creo que por eso lo deja aquí... maldíta sea, ¡tan caro que me costó!).
Tiene espacio para mi taza de café y el plus lo pone la cercanía con la puerta, por si quiero fumarme mi cigarrín sin molestar a nadie.
Y pues nada, como usualmente pasa, éste post no tiene ni cabeza ni pies (pero sí un "ciempiés" #guiño_y_risa_nerviosa) así que los dejo, porque todavía queda mucho por hacer por esta noche...
(Como ponerme mis paNtuNflas, aplicarme una mascarilla, comer cereal y... procrastinar el proyecto de la Bibilioteca de Aula y de Preescolar...)
En buen lío me he metido...
Como usualmente ocurre!




domingo, 13 de noviembre de 2011

Don't let me down, Lennon!


La noche del viernes fuí a dejar a mi hermano al Estadio Olímpico de CU, pues partió hacia su anhelado viaje de de-Generación.
Llovía y con la vista de topo que me cargo, pues venía rezandole a toda la corte celestial para que por favor me permitiera llegar con bien a mi destino o en su defecto, que cualquier aparatoso acccidente al que estuviera destinada a sufrir, fuera culpa de otro conductor y así poder pasar gratis unas noches hospitalizada en los mejores nosocomios del país (#AyAjá)
Ps ahí venía yo, toda tembleque, fume y fume Delicados/bien diferentes, cuando se me ocurrió sintonizar Mix FM (gusto culpable microbuseril).
La canción que estaban tocando era la sobadísima “IMAGINE” del buen Lennon.
Dicha rola no sólo se me hace de una chabacanísima ingenuidad, sino que además ¡la alucino! y tales juicios provienen de mi infancia terrible donde yo era la ñoñez andando (ok, aún sigo siendo ñoña pero ps eso es algo que JAMAS confesaré!) y me creía todo todo todo lo que saliera de la boca de los adultos. Amén de que me obligaron a aprendermela de memoria en 6° de primaria para cantarla como “despedida” de mi primer alma mater, el muy inglish Colegio Inglés Elizabeth Brock.
Y ahí me tienen, cante y cante la rola –que además la ensayaba en mi casa, con el disco original en acetato del mismo nombre, robado a mi tío Gustavo, o sea: ñoña, ñoña pero bien ratera, no?
Y haciendo especial énfasis en el “iuuuuujuuuu-uuuu” (ay dios, hasta con ojito cerrado y toda la pesca).
N’ombre, yo me sentía la próxima Lucerito en “Juguemos a cantar” o que mínimo en un viaje en camión con las gacelas del grupo Scout 137, me toparía con algún productor musical ávido de talento nuevo y cansado de artistuchas prefrabricadas como... no se, ponga el nombre de cualquiera.
Pero nel, la verdad es que la cantada no es lo mío. Pónganme a escribir un obituario pero no me pidan que cante porque, aparte que ni se y desafino peor que gorrión sordomudo, me da por posesionarme del papel y hacer bailecito y toda la onda.
Pero bueno, decía que venía escuchando la rola y dije: “ya vas, Lennon, te voy a dar chance de que me convenzas de una vez por todas de que es posible un mundo mejor”.
No se si fue porque en el trayecto me pasó de todo, desde mucha lluvia hasta acordarme que debía manejar con prudencia pues una marmotita bebé dormía en su camita, esperando mi besito de buenas noches, el caso es que ya traía el nudito en la garganta.
¿Qué pasa en este mundo que mucha gente ya dejó de soñar?
¿Dónde están los que algún día despertaron conciencias y prometieron hacer de éste un lugar mucho más acogedor?
Creo que sabemos la respuesta y que por respeto a su inteligencia (la suya de ustedes) no obviaré más en este tema.
Sólo quiero que conste en actas que cada canción que hacemos nuestra, cada libro al que desgastamos poco a poco con la mirada, cada sonrisa que provocamos –de ternura o de ironía-, es un paso que damos en pos del bien propio.
Y cuando uno se siente muy bien, pasan cosas buenas alredeor.
Como ese día en el que Lennon me dijo “...you may say I’m a dreamer, but I’m not the only one. I hope someday you will join us... And the world will be as one”
Iuuuuuujuuuu-uuuu.

viernes, 11 de noviembre de 2011

DANA ES TAN RAVEN!

Aquí me tienen, metiéndome en problemas como siempre.
Al paso de mi vida me he dado cuenta de mi capacidad para dejarme arrastra por muy obvias causas perdidas.
Qué gano con tratar de ajustar cuentas todo el tiempo? Cual es ese secreto martirio al que soy tan leal?
Como  siempre, no tengo la más remota idea y lo que es peor, tengo mucha cruda moral por no saber controlar mis impulsos y dejar salir de mi bocota las más absurdas quejas y reclamaciones archivadas en mi disco duro durante años.
Y saben qué? Ya ni importa si tenía razón en reclamar o no, porque finalmente nada he resuelto y sólo me he hundido un poquito más. Sólo me he puesto otra vez el pie. Yo solita y sin ayuda de nadie.
Hoy me paré un rato por la 31ª Feria del libro, allá por el Cenart (que por cierto, lo están remodelando. Ni falta que hace, mientras la cultura de este país siga en manos de unos poquitos) y mientras merodeaba por los stands, atiné a acercarme a un foro donde la cuentacuentos Ástrid Perellón narraba la historia de "Ricardo", un cuervo peleonero a más no poder quien en su última batalla, sale herido y vapuleado por alguien igual de gandallita y fuerte que él: el propio cuervo Ricardo o más bien, su reflejo en la laguna.
Ay!
Cumplo con el lugar común de "...todos somos nuestro peor enemigo", pero ya no quiero.
Hasta cuando me seguiré dando de madrazos yo so-la?
En fin, seguramente ni hoy ni mañana podré contestarme ésta y otras preguntas igual de ontológicas pero, los conmino a que visiten la feria y compren libritos infantiles para sus hijos, sobrinos, primitos o ahijaditos.
Procuremos que lo que caiga del cielo sean letras, rimas y versos y no funcionarios públicos.
Si se puede! Si se puede!

domingo, 6 de noviembre de 2011

PONIÉNDONOS AL DÍA (¿Y A LA VANGUARDIA TAMBIÉN?)


Caminaba cual gacela salvaje sobre Av. Insurgentex. Un abrigo rojo resguaraba mi cuerpo del frío
Era el ruido de mis tacones a paso seguro lo que el pavimento agradecía y no la turba de mushashillas sin oficio ni beneficio, paseantes del hundido Parque Hundido.
Sentíame segura del mundo glamourouso en el que habitaba, donde seducir online era, no un capricho juvenil, sino un modus operandi para glorificar lo que Jasquiere llamaba “el status quo del bon vivant”.
Pero nada, nada me hacía pensar que un día viviría de manera antípodamente real.
O sea:
Me encuentro escribiendo esto en domingo cuando debí hacerlo en viernes (gracias maldíta úlcera péptica de merde).
Que ahora divido mi semana entre los días que me tiro al drama y los días en que hago actividades que me permiten tirarme al drama.
Lo más fabuloso de mi extraña semana fue comer la oaxaqueñísima (y por lo tanto MORTAL) comida de día de muertos de mi abuela Ofelia.
En estos precisos minutos estoy sufriendo las consecuencias de ser una madre descuidadísima y cero multitask porque, imagínense que yo, trepada en la ola llamada “soy una mamá bien cool que lleva a su hijito a merendar al Jarocho de Coyo, porque no sólo es su hijo, sino que también es su partner, su  brother, su cómplice del crimen; aquel al que le platica ondas bien filosóficas y ven juntos las estrellas, poniéndoles nombres como “La Gran Panchita” ó “Changuito 22””... ¡¡resulte bien torpe a la hora de asignar el chocolate y el capuchimoka y termine dándole cafeína a su querido vástago!!
¡¡Razón por la cual el pequeño Mateous se encuentra hiper activo cual hámster en ruedita y yo me estoy jalando de los cabellos porque estoy hasta el sóquet de la putísima semana que me tocó protagonizar y todavía estoy trabajando horas extras en la chamaba llamada: “mami juega conmigo a lo que se me ocurra y si no, ps lloro”!!
Arghhh!
Creí que con el Vextor vería las cosas de color rosa, pero nel.
Cuando se toman antidepresivos después de años de jurar que “ahora sí los tomaré, porque me esta llevando el carajo... ok, puedo vivir otro tiempo más así”, espera que éstos solucionen aquello que uno no quiere cambiar. Y me da tanta risa haber pensado así al principio, porque sin más ni más, casi estoy volviendo a creer que los reyes magos me traerán (ahora sí) la casa de la Barbie ochentera (sí, ya saben! Aquella que tenía elevador y era en forma vertical porque ... lalala...)
Duro ranazo es el tener que afrontar la más realosa realidad, sin las armas a las que yo ya estaba acostrumbrada (como la negación, la disociación, el narcicismo...et al) y de paso verme envuelta en  los eternos problemas de toda la vida: el de madre vs hija, suegra vs nuera, buena amiga vs mala amiga, mal esposo vs buena esposa (que no solo es buena sino buenísima. Carambas, si no lo digo yo, ¿quién?)
En fin, hay tanto que quiero contarles pero una bala de pintura ha hecho diana en la pantalla de la lap justo en éste momento y si no cuento hasta diez mientras inhalo y exhalo por la fosa nasal izquierda, un pequeño niño terminará durmiendo en el jardín.
Con su madre haciéndole segunda, claro está.
¿A poco creen que soy tan desnaturalizada?
(Ok, guárdense su respuesta, gracias.)