viernes, 14 de enero de 2011

SENSACIONAL DE MECANICOS

No se a ustedes pero a mi, la neta me agrada ir a los talleres mecánicos.
Ya se, están pensando en que me gustan los gañanes, que me chiflen y albureen, ¿verdad?
¿Por qué será que los mecánicos tienen una psicología tan retorcida y a la vez tan fácil de descifrar?
Todo taller que se precie de ser bueno, al menos debe contar con la siguiente indumentaria:
  1. Fotos de chicas pechugonas promocionando aceites, mangueras, llantas, carburadores, etc. Parece que entre más piel enseñan, mejor es el producto.
  2. Un perro de raza peleonera y bravucona, amarrado con una cadena de grueso calibre. Ladra a la menor provocación, pero en cuanto le cierras el ojito cae redondito a lamerte la mano.
  3. Los mecánicos deben tener apodos como "El chinto", "El uyuyuy", "El chaquetas". Entre más elaborado y con alta conotación setsual el apodo, mayor es la jerarquía del apodado.
  4. Altar dedicado a la Virgencita del Tepeyac y/o Santa Muerte. Amén de colguijos, amuletos, atreapasueños, herraduras con ajo y el infaltable "San Judas", santo patrono de todos los mofleros.
  5. Grasa, grasa y más grasa. Una Tina con agua, un gato hidráulico y harta imaginación para sorrajar diagnósticos como si se tratara de pacientes de verdad: "Uy no jefa, es que la manguera de la carburación está dañando el lotus de su chasis"....What the fuck...!!!

Casi siempre, si no es que la mayoría de las veces, las mujeres irritamos a los mecánicos. A pesar de tener su taller tapizado de "mamacitas", los mecas son bastante desconfiados de nuestro género aunque nosotras seamos las mayores proveedoras de trabajo para ellos. Es cosa cierta que a ningún mecánico le agrada la idea de que una mujercita sola llegue a su taller y le exija -por favor- que le arregle las terminales de la batería y le cambie el aceite. Tal pecado es pagado con un mutismo castrante, con unos ojos de asesino de perros y con un precio final elevadísimo.
Pero cuando te ganas su respeto, un mecánico se convierte en psicólogo, cocinero y hasta nana de los hijos.
Por eso, mujercitas, piérdanles el miedo a sus mecas, el resultado será gratificante. Eso sí, les recomiendo no llevar ni tacones ni minifalda porque podrán ganarse a uno, pero no a toda la jauría que les acompaña.
Feliz fin de semana.

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