Últimamente el cine me ha decepcionado un poco.
Antes, mi criterio era súper laxo pues me la vivía practicamente ahí. En realidad, no me ponía roñosa si la trama era buena o mala. Simplemente disfrutaba el momento y ya.
Hoy día la cosa es bien diferente puesto que ahora escatimo cada centavito y cada minutito que empleo en el cine.
En primer lugar, casi no tengo tiempo para ir; las veces que acudo es porque inventamos una ida al súper, ya sea con los papás marmotescos o con los míos. Otra opción es cuando Mateo está en la escuela, pero esa es de las menos probables puesto que en nuestro pueblo, los cines deducen que la gente trabaja por las mañanas (¿¡a quién se le ocurre una idea tan tonta!? y por esa razón, las muvis son por la tarde.
Ya con el tiempo en contra, la película a degustar es la primera que se exhiba al momento de nuestra llegada. Así que ni modo, si está una de acción o de romance ranchero, esa es la que nos chutaremos (claro, con sus honrosas excepciones)
Bueno, luego viene el ritual de los nachos. Mis favorítos son los del Cine Polis, el quesito es generoso y calientico. Pero, aguarden: a raíz de mi enlace con Marmota, los nachos no sólo son queso y jalapeño. Estos son aderezados con cebolla, jitomáte y catsup (por cierto, el domingo que llevé a Mateo al cine, sin querer -y por mi nerviosismo, debo añadir- lo salpiqué de catsup en el ojo...jajajaja! la verdad es que fue muy gracioso)
Antes, mi criterio era súper laxo pues me la vivía practicamente ahí. En realidad, no me ponía roñosa si la trama era buena o mala. Simplemente disfrutaba el momento y ya.
Hoy día la cosa es bien diferente puesto que ahora escatimo cada centavito y cada minutito que empleo en el cine.
En primer lugar, casi no tengo tiempo para ir; las veces que acudo es porque inventamos una ida al súper, ya sea con los papás marmotescos o con los míos. Otra opción es cuando Mateo está en la escuela, pero esa es de las menos probables puesto que en nuestro pueblo, los cines deducen que la gente trabaja por las mañanas (¿¡a quién se le ocurre una idea tan tonta!? y por esa razón, las muvis son por la tarde.
Ya con el tiempo en contra, la película a degustar es la primera que se exhiba al momento de nuestra llegada. Así que ni modo, si está una de acción o de romance ranchero, esa es la que nos chutaremos (claro, con sus honrosas excepciones)
Bueno, luego viene el ritual de los nachos. Mis favorítos son los del Cine Polis, el quesito es generoso y calientico. Pero, aguarden: a raíz de mi enlace con Marmota, los nachos no sólo son queso y jalapeño. Estos son aderezados con cebolla, jitomáte y catsup (por cierto, el domingo que llevé a Mateo al cine, sin querer -y por mi nerviosismo, debo añadir- lo salpiqué de catsup en el ojo...jajajaja! la verdad es que fue muy gracioso)
Y bueeeno, estoy frustrada porque no vi Harry Potter parte 33 y 1/2 y en cambio vi bodrios tales como:
"Una pareja de tres" : donde Meg Ryan se empeña (¡y lo hace muy bien!) en demostrar que no actúa para ni madres, por más que Justin Long intente hacerla lucir sexy.
"Los mini Fockers": Sin comentarios.
"El Turista": bueno, aparte del vestuario, maquillaje y sofisticación de Angellina Jolie, nada de rescatable hay en esa película que no tiene la más elemental lógica (Ni tú, Johnny "no soy nada sin mi eye liner negro" Depp)
"El Oso Yogui": oh dios, dame el shoot acostumbrado, por favor!
"Cisne Negro": ya hice su ¿reseña?
y por último: "Una esposa de mentiras", milagrosa película que le arrancó un mote romántico-espontáneo a Marmota.
En fin, así las cosas con el cine.
Ya, adiós.
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