viernes, 18 de febrero de 2011

Cómo enmendas a un corazón roto...

Los Bee Gees, con cara de oveja a punto de arribar al matadero, balaban la balada setentera, con ánimos de ayudar a todos los bigotitos y pestañitas que sufrían por tener hecho queik el corazón.
A todos nos ha pasado, no digan que no! Pobres y ricos, grandes y chicos sufrimos por igual que nos hayan pateado la lonchera y nos mandaran a la banca sin mediar explicación alguna.
Y los remedios empleados van desde el clicherísimo bote de helado de Ben 'n Jerry's, pasando por embriagarse hasta la inconciencia y rematando con hablarle al ser amado a las 3 de la mañana, en un neceo impresionante que no les deja a los padres del ser en cuestión más que mandarte judiciales a tu casa, a fin de que dejes de jeringar.
Los intelectuales (aquellas personas que pareciera que no van ni al baño) sugieren que escuchar a Beethoven es la mejor cura, pues sus acordes fuertes y decididos estimulan las áreas afectadas del cerebro, haciendo que de una vez por todas y ya para que te dejes de ...jaladas, te pares y compongas ese corazón tuyo de porquería (¡así lo dicen!)
Las mamás (si es que son como la mía) simplemente mueven la cabeza y te consuelan con un pat, pat, pat en la espalda.
Los papás únicamente alzan una ceja y vuelven a esconderse tras el periódico, pensando para sus adentros: "al fin nos deshicimos de ese buenoparanada".
Pero en general, encontrar un remedio para curar a un corazón roto es como encontrar un político mexicano honesto -y aquí obviemos la respuesta-.
Y bueno, puedo pasarme las horas, los días y hasta los años filosofando acerca de ésta cuestión, no por nada tengo 30 años y vasta experiencia en el tema. Pero finalmente no es mi corazón el que necesita reparación (pues estoy convencida de ser la única donante del órgano cardiaco, viva en el mundo) sino el de mi muy amadísimo hijo..... Sacrebleu!
Así es. Mi reTOÑO tiene su corazón hecho masita play-do. Aquella nenita de nombre Adrianita lo tiene bien despreciado y mi hijo de tan mimado y consentido, no puede con la pena.
Y es neta. Las misses muy serias me han dicho que se sienta a ver los niños jugar con mirada triste y que cuando le preguntan el por qué de su tristeza, él contesta que "a Adrianita ya no le gustan mis carritos".
Díganme si no es para llorar....
Ni modo, en parte karma y en parte ley de la vida, lo cierto es que de paso por el super me surtiré de sendos botes de helado...
Aunque mejor no, porque llevarlo al pediatra me saldrá más caro.
I can think of younger days when living for my life...

1 comentario:

Anónimo dijo...

PERO QUÉ COSAS....
ESPERO MATIUS YA ESTE UN POCO MEJOR....
YA HAS VISTO EL VIDEO EN YOU TUBE DEL NIÑO CON EL CORAZON ROTO? ASI TE IMAGINE PLATICANDO CON EL.
BESOS
DANNY FDEZ