lunes, 14 de febrero de 2011

Querido Diario...

Querido Diario:
El día de hoy fue especialmente raro.
Comencé la jornada con un entripado por encontrar mi bote de basura totalmente volteado. Los gatos hicieron de las suyas y esa gatita callejera no ha sabido traer más que problemas.
Después de mucho pensarlo, Marmota y yo decidimos que lo mejor era desayunar mixiotes y gelatinas de fresa. Un desayuno de campeones, diría la tía Blasita.
Al medio día, Mateo y yo dabamos vueltas en nuestro propio aburrimiento, puesto que cinco días enclaustrados ya habían mermado nuestra capacidad de esparcimiento en todas las formas posibles.En lo que él trató de agarrarle el gusto al rompecabezas de "Cars", yo preferí conectarme un poco al feisbuk, sólamente para discutiir (agradablemente, debo decir) acerca de las bondades físicas e intelectuales de Sofía Coppola.
Fue entonces cuando me decidí a tomar al toro por los cuernos y dar de alta a Mateo.
Enfilamos el camino hacia el mall, con la firme convicción de divertirnos y/o olvidarnos de nuestro tedio.
Debo decir, querido diario, que mi hijo es bien raro. No es fácil de entretener ni de animarlo a que pruebe cosas nuevas, a menos que vea a su madre intentarlo. No gusta de entrar al cine y le choca que le estén echando porras.
Aún así (y después de sobornarlo y rogarle para que lo hiciera) se animó a brincar en los famosos castillos inflables.
En una de esas, el encargado me indicó que el tiempo se había agotado y que ya, por favor, le llegara a la fregada con todo y mi baby.
Claro, el Matius cual niño obediente se negó a bajarse del aparato, con lo cual su abnegada madre, o sea yo mera, tuve que ¡subirme! para corretearlo y bajarlo de una buena maldíta vez. Qué oso.
Pero madre cuervo al fin y al cabo, lo invité al cine tentando a mi suerte. Para mi sorpresa dijo que si, con la condición de que le comprara sus palomitas. Ps va!
Compré unos nachos. Son mi placer culpable.
Y lo fueron aún más cuando para mi sorpresa, detrás de mi se encontraba ni más ni menos que ¡mi gastroenterólogo! ¡El mismo doc que dos años atrás me quitó la vesícula! Ayyyy, su cara de desaprobación lo dijo todo, pero inmediatamente la quitó cuando apareció en escena una rubia de categoría que ¡PARA NADA era su esposa! ¡Ah verdad, cabr...!
Pus ya, total que vimos la muvi (El oso Yogui,,,oh Dios, just shoot me!) y Mateo aguantó hasta el final.
Aquí fue donde me acordé de mi amiga Be, que bien me aconsejaba diciéndo que ya tuviera al hermanito, porque al rato ir al cine sería más difícil....
Y bueno, así estuvo el rollo.
Ahorita sólo espero unos segundos para fumarme el cigarrín y apagar las luces.
Querido Diario, mañana espero recordar el san valentín más hermoso de toda mi vida.
Y posteartelo, claro.


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