La primera vez que hablé con un hombre acerca del SPM (síndrome pre menstrual, por sus siglas en español), fue a la edad de catorce años.
Recuerdo que lo hice en un arranque de inútil sinceridad, al sentirme bastante extraña y por la simple razón de querer explicar algo que ni Dios padre puede explicar (así es, Dios. Lo siento, eres hombre también)
Obveo, su reacción fue de risa loca: sendos ojos pelados, seguidos por un rubor de colegiala y para rematar, mordida al rebozo. Y eso que era cuatro años más grande que yo.
A lo largo de la historia de la mujerez, se ha demostrado que nada causa mayor misterio que el famoso "periodo". Amado por muchas (como cuando inexplicablemente se ausenta, para aparecer dos semanas después, como cualquier marido borracho) odiado por otras más, los días en las que biológicamente te deshaces de lo que tu cuerpo no necesita son lo más cercano a precisar de una lobotomía.
Después del incidente con el chico aquel (que por cierto, me cortó...supongo que no soportó demasiada información) la relación entre mi periodo y mi pareja no es nada agradable.
Me molesta que el periodo sea un excelente pretexto para acallar las culpas, por ejemplo:
"Nooooo, tú no estás enojada porque se me olvidó recoger a nuestro hijo de la escuela, estás enojada porque estás en "tus días" (grgrgrgr)"; ó que tal ésta: "Mira, sereeeeenate. Aquel reguero en la cocina que provocó que mapaches salvajes te atacaran no fue enteramente mi culpa, a ver ¿por qué te molesta tanto?....¡Ah! ¡es que estás en tus días!
O sea, ¡ no!
Bastante difícil es lidiar con la cuestión de ser mujer, para encima lidiar con el chistecillo local...la broma estudiantil de la creación, en la que las féminas nos volvemos pura hormona y las menos -como yo- nos convertimos en hulk.
Sí, lo paso mal. La neura se apodera de mi en la mayoría de los casos.
Pero inexplicablemente esta vez, estoy super sensible y lloro de todo.
QUIERO MI CHOCOLATEEEEEEEE!
GRRRRRR.
Recuerdo que lo hice en un arranque de inútil sinceridad, al sentirme bastante extraña y por la simple razón de querer explicar algo que ni Dios padre puede explicar (así es, Dios. Lo siento, eres hombre también)
Obveo, su reacción fue de risa loca: sendos ojos pelados, seguidos por un rubor de colegiala y para rematar, mordida al rebozo. Y eso que era cuatro años más grande que yo.
A lo largo de la historia de la mujerez, se ha demostrado que nada causa mayor misterio que el famoso "periodo". Amado por muchas (como cuando inexplicablemente se ausenta, para aparecer dos semanas después, como cualquier marido borracho) odiado por otras más, los días en las que biológicamente te deshaces de lo que tu cuerpo no necesita son lo más cercano a precisar de una lobotomía.
Después del incidente con el chico aquel (que por cierto, me cortó...supongo que no soportó demasiada información) la relación entre mi periodo y mi pareja no es nada agradable.
Me molesta que el periodo sea un excelente pretexto para acallar las culpas, por ejemplo:
"Nooooo, tú no estás enojada porque se me olvidó recoger a nuestro hijo de la escuela, estás enojada porque estás en "tus días" (grgrgrgr)"; ó que tal ésta: "Mira, sereeeeenate. Aquel reguero en la cocina que provocó que mapaches salvajes te atacaran no fue enteramente mi culpa, a ver ¿por qué te molesta tanto?....¡Ah! ¡es que estás en tus días!
O sea, ¡ no!
Bastante difícil es lidiar con la cuestión de ser mujer, para encima lidiar con el chistecillo local...la broma estudiantil de la creación, en la que las féminas nos volvemos pura hormona y las menos -como yo- nos convertimos en hulk.
Sí, lo paso mal. La neura se apodera de mi en la mayoría de los casos.
Pero inexplicablemente esta vez, estoy super sensible y lloro de todo.
QUIERO MI CHOCOLATEEEEEEEE!
GRRRRRR.