sábado, 22 de mayo de 2010

CAMBIOS

Doce días han pasado desde mi último reporte desde el frente y aún no termino de recuperarme de aquel fatídico diez de mayo. Antes de ser mamá, ya lo saben, la vida era diferente. Yo era diferente. Nunca he sido muy amiga de los cambios; éstos me producen una sensación nada agradable en toda mi espina dorsal. Lo más seguro es que se trate de traumas de la niñez y a estas alturas del partido, es de franca hueva hallar una explicación científica. Pero así es. Le temo a los cambios.
Ahora, mi pequeño mundo se cimbra ante nuevas vueltas de tuerca: me mudo de casa y Mateo entra a la escuela...sniff.
Ayer fuimos a inscribir a Mateo a "Mi casita". Mientras la miss Sofía me explicaba cómo es que los niños berrean la primer semana de clases, mis ojitos se humedecían ante lo inminente: que el Matius estará lejos de mi y yo debo empezar a vivir de nuevo mi vida...aunque sea por 6 horas.
Rayos, secretamente añoraba el hecho de volver al mundo laboral, el relajo del messenger y ocuparme un poco más de mi; pero obviamente que no estoy preparada para ésto. Claro, se que es lo mejor, que es bueno, que seremos felices y shalalá.
Pero siento ya dolor.

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