Parece la rutina del pato y David Copperfield: David abre una compuerta para descubrir al pato, pero éste astutamente se cambia de lugar y deja una gran nada tras de sí. Luego entonces David recompone y abre la otra compuerta, pero el pato ya caminó hacia la primera... risas, aplausos y la eternización de un gag convertido en loop: te quitas y te pones y casualmente siempre estás del lado equivocado de la historia.
Hace tiempo les contaba sobre como crasheé un cumpleaños con Cepillín como atracción: me dieron mal la información y mi espectro autista me condujo a una situación super vergonzosa, donde Cepillín me estaba cantando "Las Mañanitas" y el respetable lo acompañaba con gritos de "¡ella no es!", mientras mi mamá reía con el resto de la gente. Seguramente le di oso y ternura, como cantaba Lucerito.
Así que esta vez no voy a crashearle el cumple a nadie, solo diré que sin querer acabé en una fiesta donde el festejado es un tipo (y odiará que le diga así) super simpático y amoroso, el cual cayó a esta otra fiesta, donde hay pastel y gatitos y tampoco tiene idea de cómo llegó allí.
Feliz cumpleaños. Espero que en lo que vemos cómo fue que llegamos al punto, abramos las escotillas al mismo tiempo para que no se nos escape el pato de la felicidad.
Chop, chop.
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