Estaba viendo éste post de Pictoline sobre las hermanas mayores
y lloré un poco.
Soy la hermana mayor de un médico cirujano oncólogo, que
vive en Alemania y tiene una hija hermosa que aprende más rápido el árabe que
el alemán de su mamá o el español de mi hermano.
Mi hermano fue mi adoración a partir de los 4 años,
sinceramente. Antes, ni en drogas: era demasiado llorón, demandante, pesado
para cargar y llevarlo a todos lados en bus y ponía ultra histérica a mi mamá,
así que yo decidí hacerme cargo de mi y mis necesidades para no causar
molestias. Obvio, no supe gestionar correctamente y hubo cosas que no pude dármelas
ni tampoco pedí ayuda para obtenerlas. Preferí reprobar, pedir prestado
material, no participar en actividades o cancelar invitaciones por no causar
molestias de logística que perturbara la paz doméstica. Me inmolé varias veces
para protegerlo en situaciones de máxima tensión. (aquí quiero decirles que me acaba de explotar
la tacha, no se si sea el medicamento y lo estoy escribiendo para poder hacer
el auto análisis más tarde) Y luego creció y se volvió aún más gracioso e
inteligente y yo sentía horrible que no pudiera tener el acompañamiento de mi papá,
ni siquiera un poco de lo poco que yo tuve a su edad. Y creo que eso hizo que
lo adoptara y protegiera de más, que me sensibilizara ante sus necesidades
afectivas. Lo comencé a traer para todos lados, era mi compañía constante, mi
mejor amigo, mi cómplice, mi consuelo, mi hijo básicamente (sigo llorando).
Y bueno, luego comenzamos a crecer y yo me separé un poco de
casa, aunque no me separaba del todo de él. Mi papá tuvo un momento de cordura
y regresó al camino de la paternidad (no sin sus respectivas consecuencias) y
al parecer, mi hermano comenzó a disfrutar de ese comeback paterno.
Entré a la universidad, fui creciendo y de repente ya no
tuve tanta convivencia con él porque justo le tocó su adolescencia y un periodo
que, visto desde afuera por mí, fue buenísimo.
Posteriormente vino el Matius, él entró a la universidad, la
carrera, los hospitales, los viajes y finalmente, el volar lejos hacia el otro lado
del charco.
Yo he quedado algo confundida en mis sentimientos por mi
hermano, al parecer aún tengo cosas atoradas no sé si con él o con la etapa que
viví con él o what the fuck. La última vez que hablé del tema, mi psicólogo no
oficial (la oficial es Kary) me hizo ver muchas cosas y me calmó en otras. Pero
hoy me brincaron otros issues que no logro discernir si es por mi hermandad o
por un tema personal que va ligado con mi condición de hermana mayor.
Y bueno, obvio que el Dr. Mitocondria debe tener “otros
datos”, sin embargo solo puedo hablar de lo que me tocó vivir y experimentar y
procesar desde un sesgo que no pretende prender ningún cerro, sino explicarme a
mí misma lo que probablemente alguien más capacitado tuvo que cuidar en su
momento.
No se, no dejo nada abierto ni espero nada, únicamente quise
dejar constancia de lo que me dejó la experiencia de ser hermana mayor y de
cómo éste post de Pictoline me dejó bastante noqueada sin querer.
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