martes, 31 de diciembre de 2013

¡VÁMONOS YENDO! (Pa' luego regresar)

Un olor dulzón proveniente de la cocina comienza a intoxicar los espíritus siempre curiosos de la casa.
Susurros, pláticas quedito y carcajadas francamente empachadoras se pueden escuchar desde todos los rincones de mi hogar. Si, creo que todos nos sentimos emocionados por pasar la última noche del año de manera bulliciosa, pues de tal mamera el próximo año nos encontrará muy animosos.
La escencia femenina de mi familia se ha imantado a la cocina; claro, nadie guisa el pavo relleno como Evita,  nadie prepara el agua hervida como yo...
Son esas pequeñas bendiciones que yo agradezco en esta fecha, el aprendizaje (a jalones y estirones), la rebeldia siempre latente en mi corazón pero que se aplaca y se templa en las adversidades y mi algarabía juguetona que me hace pensar: si, tal vez el pasto en otro lado sea más verde, pero este es mi pasto, es mi espacio, es mi vida y yo la estoy construyendo paso a paso,  con la frente en alto y contando con el cariño de todos ustedes, mis queridos menos cinco festojosos lectores de siempre.
Tenemos el 2014 por delante y ¿saben qué?  Recibámoslo con los brazos abiertos, aunque mañana nos quejemos del aumento de los impuestos...
¡FELIZ NOCHE VIEJA, QUERIDITOS MIOS, NOS LEEMOS EL PRÓXIMO AÑO!

martes, 24 de diciembre de 2013

Yingol bels

¿Saben? Hoy pasé gran parte de mi día buscando un lugar de estacionamiento, un espacio para poder pasar entre dos tráilers, un kilo de buenas pechugas, mi identidad debajo de capas de cebolla, un balón de la champions league y esos años despreocupados que se han ido escurriendo poco a poco, sin saber a bien a dónde han ido a parar.
Gracias a la máxima deidad existente por mi poca tolerancia al alcohol,  pues con pensamientos tan funestos, no me extrañaría terminar pidiendo posada en La Europea más cercana, exigiendo mi "panalito" (Poca tolerancia pero chequen lo bien que les manejo el argot etilico, eh? Ahí nomás! ).
Pienso que en realidad, a mi no me gusta la Navidad...
O sea, ese ritual post moderno que nos empeñamos en llamar navidad.
Para empezar,  ponerse de acuerdo sobre cómo, dónde y con quién celebraremos dicha fecha ya es señal del suplicio que será el resto de la festividad. Los que estamos emparejados generalmente nos echamos un  volado para sortear el 24 y el 31 de diciembre.
Empiezan las negociaciones desde abril: "Ay Ruperta, me choca ir a tu casa en Nochebuena, tu papá siempre me echa de habladas... Pues tú que te dejas... No, pues si..." Y bueno, ya decidida la sede, pareciera que lo siguiente en la lista es buscar la Sidra Santa Clós para brindar, aunque sea nomás de puro pretexto, pues quiero ver a algún borrachín que se respete, sostener con orgullo su vaso de unicel con fondo rosita y pararse a arrullar al niño. ¡Jamás!
Ya con sidra en la mano, trépense todos al vocho y a manejar durante cinco horas para trasladarse de Coyoacán a Iztapalapa, mientras todos cantan villancicos clásicos del tipo "Que triste se ve mi arbolito, el heno que cuelga son lagrimas tristes y llora porque tu te fuiste y juntos lloramos nuestra soledad" o ... (Jajaja, estoy gugleando "canciones tristes de navidad" y el buscador -bien lindo- me sugiere "depresión,  terapias, grupos de auto ayuda..." Ternura!) "Por esa y muchas cosas más, etc..."
Fuck!
Ya todo el repertorio navideño nos hemos chutado, ya estamos asándonos con nuestros sueteres de lana, la mitad de la cena ha sido engullida y por fin, hemos llegado a Belén... ¿Qué sigue? ¡Arrullemos al niño! Pero al Matius, que seguramente a estas horas ya andará todo hiper, buscando en qué gastar su energía malsana, no le hace que lo amenacemos con que "Santa" no le traerá nada si se porta mal (Y ni se porta bien, la mera verdad. Lo que sucede es que su padre y yo no nos pusimos de acuerdo y ps mejor que reciba una beca para estudiar a las marmotas en su hábitat natural. #PosMeSalto)
Ok, respiremos...
Aun falta el abrazo, el intercambio de regalos,  la cena... esto va demasiado rápido y para cuando me quieran dar cuenta, estaré otra vez formada en una fila interminable de "abrazables", diciendo cosas que -irónicamente- la logística de la fecha me ha impedido sentir.
Y entonces vendrá esa sensación inexplicable en el estómago,  ese nudo en la garganta, esas lagrimas que se me salieron el sábado,  al darme cuenta que el Mustang que Santa le trajo al Matius hace dos navidades (y que estuvo arrumbado pues "no tenemos tiempo, cielito... Hoy no, chiquito...Pesa mucho, cuando venga papi, ¿si?) ha dejado de quedarle...
Cielos, la vida se evapora rápidamente, rápidamente. Y pareciera que uno la ve pasar mientras se encuentra formado en una fila interminable de turnos que no llevan a nada, pensando que allí sí se encuentra la felicidad. 
Por eso no entiendo la Navidad.
Al menos, no la de este año...

No les puedo mentir, esta vez no hay "Pero hay que ver el lado feliz...", #LoSientoMiAmor.
Sólo les deseo paz espiritual y muchos regalos de amor.
Feliz Navidad, queriditos...



viernes, 20 de diciembre de 2013

Os pido Posada.

Miren, francamente iba a deprimirlos por ... mmm ... centesimovigésimoséptima vez consecutiva (mi vida, otrora TAN perfecta, ahora es muy triste) pero pienso que, si de por si son menos cinco, con mis escritos depres serán menos dos o cero. Y como el ráting es el ráting, mejor será que me esnife una raya de optimismo y ponga mis deditos a trabajar, que de y por esto vivo.
Con que estamos ya muy navideños, ¿no?
Seguro que ya andan usando sus suéteres de renos y santacloses o andan en el Metro Pantitlán en hora pico con sus largos abrigos Muy berry y mitones neoyorquinos. Qué bien, la navidad -como el amor- está en el aire y todos nos trepamos en el trineo de la felicidad, fa la la la lá...
Da gusto ver cómo los espíritus de las navidades pasadas se dan vuelo visitándo a cada uno de nosotros, donde en un espejismo fantastico podemos vernos en retrospectiva, no para aprender una lección moralista, sino para darnos cuenta que en dichas navidades pasadas aún cabíamos en esos fabulosos jeans que ahora se encuentran arrumbados en el fondo de nuestro clóset, esperando una oportunidad -que jamás llegará- para volver a brillar en la pista de baile.
Y qué decir de ese ánimo pícaro y juguetón que se palpa en cada oficina de éste mundo, donde los empleados, intoxicados por la época (o el alcohol disfrazado de "taza de té verde") se deshiniben y dejan atrás el pudor frente a la plana mayor en el baile de fin de año de la compañía, tirando por la borda su  reputación al ritmo de "...Voy a cantar suaveciiiiiito...". Una joya que seguirá perpetuándose de generación en degeneración.
Pero no olvidemos lo que ocurre en la colonia -o bueno, en el fraccionamiento-. Nunca falta la vecina buena onda -o recién llegada- que ofrece su casa para dicho jolgorio sin pensar en el aquelarre que se convertirá lo que se supone es una representación religiosa.
No sospecha que las vecinas han suspirado aliviadas y maliciosas, a sabiendas que quien pone la casa está poniendo a dorar su alma en el infiernito llamado "maledicencia pública". No adivina que tras esas sonrisitas benévolas se encuentran escondidos los más negros pensamientos y actuares y jamás podría imaginar que lo que ella calculaba como "petit comitè", se transformará en un gentío peor que el de los bailes de algún cantante grupero... (no sabría yo decirles, ¿verdad?)
Y de repente, sin decir "agua va", la muchedumbre iracunda se deja sentir en su salita de 2x2 y como si se tratara de "Titanes del deshielo", la horda de mamuts (o sea, doña Pancha y demás comitiva) se dan vuelo con el baile, la comilona, el descorche y el ora pronobish. Fatal.
La buena vecina verá como sus buenas intenciones han quedado hechas añicos, como los restos de las piñatas (que ella apoquinó) y para colmo descubrirá que sus hijitos han sido amarrados en su propio cuarto y sus juguetes han sido saqueados.
Pero bueno, doña Pancha y compañía se han puesto la divertida de su vida en eso que nosotros seguimos empeñados en celebrar: las famosas posadas. Seguro que alguno de ustedes también se encuentra muy apresurado para asistir a alguna, así que seré breve: ¡Respeten la casa ajena, chihuahuaaas!
Feliz viernes posadero, queriditos...


miércoles, 11 de diciembre de 2013

DEJA DE LLORAR, CHIQUILLLAAAA (Deja de lloraaaar)

Hoy, mientras cocinaba un rico pulpo Pol a la Dana, unas lagrimillas estúpidas casi cortaban la emulsion de coliflor que tenia reservada.
Ya saben, de esos dias (o semanas, o años) que uno amanece mas perceptiva (u ociosa) que de costumbre, en los que el inconsciente se manifiesta y todos los recuerdos salen atropelladamente,  como cuando rompes una piñata y que, si no estás preparad@, te caen con saña y sin miramiento, (¡exácto,  como cuando te caían las jícamas y cañas en la cabeza!), asi cayeron algunas memorias dolorosas.
Y miren, la cosa no es que recuerdes cosas tristes, llores, eches a perder tu comida y ya; el chiste es que un@ solucione aquellos sentimientos de dolor que dichos recuerdos han desatado. O sea que, mamita, pónte a trabajar.
Lo primero que sentí al recordar aquellos mentados momentos fue tristeza, obvio. Y mis lagrimitas ya se asomaban y la garganta ya se me estaba cerrando y ya sentía esa opresión en el pecho, esa falta de aire...
Y me dije tal como mi mamá alguna vez me dijo: "Si vas a llorar, llora. O si no, te "doy" una razón para que llores". Tan linda mi amá.
Y pos que me suelto. Todo de manera instintiva y primitiva, cero racional.
Primero, conecté con mi niña interior (la que en ese momento era la que recibía el dolor por las ofensas del pasado) y luego lloré y lloré y me interné en ese dolor que quemaba mi ser. Me sumergí en mis sentimientos de injusticia; maldije la envidia, el dolor, la ponzoña que me corría por mi alma.
Mi teoría,  hasta ese punto, era que una vez que conoces a alguien y le procuras cariño,  atención y amor, no puedes dar marcha atrás y olvidarlo. Específicamente si es un niño. Específicamente si yo era la niña y en algún punto de tu vida me quisiste y te importé y luego te fuiste y jamás volviste. (No manchen, si que me estaba azotando gacho) Y seguí con mis teorías y mis negociaciones; no me explicaba que me sintiera tan abandonada, tan ofendida,  tan lastimadaHASTAQUEMEDICUENTAQUEEEEEE....¡Con un demonio, ya tengo 33 y ya no soy esa niña ofendidaaaaa!
JA JA JA...
U.U
Crecer implica que tu cuerpo va mutando de forma, se va adaptando a las condiciones de vida que le vas procurando (con un poco de ayuda de la naturaleza) y se va convirtiendo en tu vehiculo para conocer el mundo. De repente, te miras al espejo y encuentras redondeces, protuberancias y canas donde nunca las hubo. Tu cuerpo sabe que no hay marcha atras, que nunca te volverán a quedar esos jeans que usabas en secundaria o que los zapatitos de bebé son para colgar en los microbuses...Tu cuerpo crece y lo sabe...y también deberia saberlo tu mente.
O sea, que me tiré al drama espantosamente por equis situación que ofendia a mi niña interior y la padecí -por breves minutos, ejem, ejem.- con tal intensidad que por un instante se me nubló la conciencia y casi tiro por la borda mis años de terapia.
Darse cuenta de que el cuerpo cambia es fácil,  lo difícil -y que es donde uno debe ponerse a trabajar- es educar a la mente para que entienda que aquellas situaciones dolorosas del pasado son el tronco donde una cachorro ha sido encadenado. Y, si ponemos atención,  nos percataremos que  el cachorro ha crecido y lo ha rebasado...
Tal como nuestro doloroso pasado.

Enjugándonos las lagrimitas, procedamos ahora a cortar la cebolla.
A ver si ésta sí me hace reir...

martes, 10 de diciembre de 2013

U TURN.

No se que está sucediendo con la vida del dia de hoy.
Lo que parece un martes cualquiera (o en nuestro caso, un "lunes para perdedores"), de repente se ha tornado inquietante.
Ya alcancé a otear el caos mental que está por venir: la estructura de mi vida ha rotado unos 145 grados en los ultimos días y yo se que, sin mi rutina, lo unico que alcanzo a salvar en la crecida del río es mi sentido del humor.
Y como si "el universo estuviera conspirarando contra mi" (en lo que parece ser una ofensiva tipo "D day") el equilibrio danagatil ha comenzado a oscilar rápidamente.
06:00 A.M.
Despertador  sonando; mi sensual brazo estirándose para alcanzarlo y delicadamente estrellarlo contra la pared. Mala señal pues esto es tarea de la Marmota, quien mitad galantería mitad narcolepsia de mi parte, cada mañana realiza dicha operación.
Pero esta mañana dicha Marmota no se encuentra en casa y yo debo enfrentarme al primer round del dia: alistar al Matius, con el extra de ducharme y ponerme cara para llevarlo a la escuela (es lo malo de no confiar en la belleza natural, ¡chihuahuas!)
07:15 A.M.
Dana e hijito trepados en la camioneta -noten que vivo a escasos 10 minutos de la escuela- y yo ya vengo totalmente absorta en la consabida histeria matutina y colectiva, dialogando conmigo misma mientras no se qué carámbas canta el Matius atrás..."tengo que pagar la colegiatura, tengo que hacer el super, que el  niño no olvide el lunch...que agarre bien su maquetita que no entregó ayer...¡pero cómo la va a entregar si no fue a la escuela!...no olvidar su justificante médico...que no se me olvide darle su medicina...¿le dejé de comer a la Peluss?...este ruido no lo traia ayer, debe ser el clutch...no puede ser el clutch porque es automático...¿o no?...ay ese babas ya se quedó en medio,  qué bueno, por pasarse el alto...¿si le dejé de comer al gato?... adiós mi  cielo, besitos, pórtate bien... ¡No le di su medicina!  FUCK!
07:35 A.M.
Ejercicios de respiración...inhalo....exhalo... Creo que después de todo, me merezco un café.
Momento de debilidad número 21
¡Epa, qué sucede! Estoy en el Starbucks de siempre, clamando por un poco de normalidad en mi día y me encuentro que han cambiado a los baristas. Estos nuevos muchachitos no saben que si me dan el machiato con leche normal y un solo shot de cafeína,  acabaré por irme a la barranca, ¡maldiciendo eternamente mi intolerancia a la lactosa! Y para colmo-y esto es lo espeluznante-, se llevan de a cuartos con las personas que están delante de mi. Oigan, apenas el jueves vine, no es posible que en un fin de semana las cosas cambien radicalmente...oh, esperen...
Hago un recuento rápido de los últimos dias...
Si, las cosas sí cambian. El universo (el mismo que me asusta con sus conspiraciones arbitrarias) está en continuo movimiento.
Y parece que yo nomás no aprendo la lección, ¡caray!
Casi concluyendo el año,  la vida me ha mandado a extraordinarios  otra vez y ¡miren que yo se del tema!
Reflexiono un momento: ¿que tal que las cosas siempre han sido como son y yo he tratado de adaptarlas a mi realidad? ¿Es esto cierto? Y si lo es ¿de qué manera lo voy a enfrentar?
Ni mil cafés bien preparados me van a devolver la paz interna ni el confort.
Es hora de moverse al ritmo y timin del universo.
¿Será ésta la prueba final? ¡Cómo saberlo!
Con suerte, quizás alcance a graduarme este año...
Feliz martes, queriditos míos.
....
¿Si le dejé comida a Peluss...?

miércoles, 4 de diciembre de 2013