viernes, 21 de junio de 2013

¡En eeeeeeesta esquina....!

Por enésima vez me va a tocar balconear a mi familia (chale, piensan) y es que es inevitable, manitos.
Con tres abogados en la familia y un doctor, es difícil imaginar que mi familia primaria es del tipo de familia "calmadita".
Si ustedes piensan que la suya de ustedes es una familia escandalosa o revoltosa, basta con que vengan un día a tomar tecito con la mía para que de veras se les caiga esa maldita venda de los ojos y se den cuenta del error en el que han vivido todos estos años.
Creánme, no les estoy platicando esto para que digan  "ay, la Dana es rete exagerada" -porque ya se que lo piensan el 99% de las veces que leen éste, su blog de confianza-, sino para sentar un precedente en caso de que un día me vean en las noticias protagonizando un pleito por la defensa de los derechos de las diatomeas o en su defecto, en protesta por lo caro que está todo en el mercado; ello por provenir de una familia que es en extremo rijosa.
Y bueno, aquí vale aclarar algunos puntos y uno de ellos es que principalmente peleamos por el puro placer de debatir, de hacer del conocimiento del respetable nuestro muy particular punto de vista y en aras de probar que cada uno es poseedor de la verdad absoluta.
Y en esas "tardes de debate" lo mismo podemos discutir -con argumentos y toda la cosa- desde el final de la telenovela (que seguramente ninguno de nosotros vio, pero ello es para probar que en todo tema nuestros chicharrones son los que truenan) hasta de la última reforma al Código de Procedimientos Penales de Ajijic, u otra cosa igual de bonita.
Hablamos, gritamos, nos interrumpimos, pedimos tiempo fuera para ir al baño, seguramente alguien ya se paró a servir agua que refresque los gaznates, apagamos el celular o dejamos que el niño llore: todo se vale para perpetuar el breve momento de lucidez mental (en mi caso) al defender una idea y hacerla prevalecer por encima de las ideas de los demás. ¡Una belleza!
Y seguramente han de estar pensando ustedes, mis querúbicos menos cinco lectores de siempre, que qué hueva estar agarrados de la greña todo el tiempo, en vez de convivir de manera más convencional, como cualquier familia, pero lo cierto es que ello es un ejercicio muy sano pues estamos conscientes que discutimos sobre cosas que no vale la pena discutir, para preservar en armonía aquellas que requieren toda nuestra delicadeza y ternura.
Sabemos de sobra que si no hay ser humano perfecto, mucho menos habrá familias perfectas, pero si nos han enseñado que la familia es el primer eslabón de la sociedad, entonces seamos conscientes que lo mejor que podríamos hacer por el bien de ella es el de pulir nuestras habilidades en la familia, con miras a mejorar la sociedad.
Claro, habrá familias donde las conductas a perfeccionar serán las del tipo criminal y no dudo que ello sea motivo de unión, pero mi punto es que la familia es el laboratorio donde desarrollas tus habilidades sociales, donde te nutres del conocimiento ajeno y te forjas esa chispeante personalidad que te procurará una vida hermosa.
En nuestro caso, el discutir y pelear por defender nuestro punto de vista ha traído grandes beneficios, pues al dedicarnos al ámbito jurídico (¡bueeeeeno y al de la salud también!) la gente puede tener la confianza de que no tendremos miedo de iniciar un buen pleito (o una cirugía) y, si las circunstancias lo permiten, ganarlo (u operar con éxito).
Por lo pronto, me han dado una arrastrada en la última discusión y ello es síntoma de que me encuentro un poco oxidada en temas como administración pública federal y maestros del Impresionismo y mi orgullo se encuentra un tanto herido. Así que en cuánto termine de escribir este post, me lanzo a mis libros de Historia del Arte y a la Ley Federal de la Administración Pública...
Es eso o darle el gusto a mi hermano de pelear por saber quién es el más inteligente de los dos...
¡Y eso sí que no!



1 comentario:

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA COMADRITA... SOY TU FANSESEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!

DANNY FDEZ.