Hace cosa de dos minutos estuve husmeando algunas fotos de las noticias que me he perdido en los últimos días y me topé con una en especial que llamó mi atención por la manera en que reaccioné.
Se trata de la foto de la liberación de la Torre de Rectoría, en Ciudad Universitaria, el primero de mayo de 2013.
Al principio no distinguí de que se trataba la foto; incluso llegué a creer que se trataba de la imagen de algún país en conflicto, hasta que leí el pie de página y me acordé de todo este asunto.
Sentí mucho coraje...
Ya se que ha pasado bastante tiempo de aquello, pero no pude dejar de pensar en la vez que la UNAM fue cerrada durante casi un año. No pude dejar de pensar en la cantidad de eventos que cambiaron a partir de que un grupo de ... ¿alumnos?, ¿encapuchados?, ¿subvencionados?, ¿universitarios? ... tomaron las instalaciones de la universidad para clausurar los sueños de muchos de nosotros.
En esa época tenía 18 años y cursaba el último año de la prepa. Un lunes me encontraba embrollada con la perspectiva de que ya tenía los trámites de pase automático encima, de no poder creer que en poco tiempo estaría dando "el gran salto" hacia la universidad y al miércoles me topaba con la sorpresa de que la prepa estaba "tomada" y que sólo dejaban pasar a los estudiantes que tuvieran credencial vigente...
En días previos, la noticia de que las cuotas universitarias adquirían el carácter de obligatorias puso a hervir a todo el país. Las miradas se enfocaron en el entonces Rector Barnés y todo México sintió que le tocaban uno de sus íconos más preciados, me refiero a la UNAM, claro. De Barnés, como dicen de Camelia la Texana, ya jamás se supo nada.
A la edad de 18 años es muy fácil creer que la vida es injusta y que todo lo que sea impuesto por "los mayores" es una provocación para desatar la furia de un espíritu adolescente.
Yo vi claramente como una institución se fue a pique a manos de los que se supone, debían ser instruídos en los altos ideales en que la Universidad está cimentada. Vi en los ojos de los que taloneaban en los pasillos y que organizaban anualmente "la quema" un brillo triunfal, un sentimiento gozoso de saber que aquello que más odiaban (por encontrarla completamente inaccesible) era derrumbado por un pésimo manejo de la administración pública.
Desde ese día, todo fue ir cuesta abajo...
Instalaciones quemadas, vejadas, puteadas... Gente que había sido expulsada de la prepa nadando en la alberca impunemente... La suciedad trepando las paredes... Los estudiantes resolviendo exámenes finales en el Parque Hundido, en la Biblioteca México, en el Bar 69 de la Colonia Cuauhtémoc (Y a donde un grupo de paristas llegó a impedir el que recibiéramos calificaciones de francés)...
A los 18 puedes caer en la trampa de creer que el que se preocupen por ti es señal de dominación inminente...
Mi maestro de Sociología y Derecho Positivo Mexicano, el genial Dr. Enríque Martínez y Martínez -que, dicho sea de paso, también fue profesor de mis papás- murió a las pocas semanas de declararse la huelga y su funeral fue triste. Murió sin poder ver libre a la institución a la que dedicó no pocas horas de sapiencia en favor de los futuros abogados...
Fue triste ver pasar los días, ver las ilusiones rotas y la desesperación de no saber dónde se encontraba nuestro futuro...
Yo entré a trabajar a un KFC (que merece su post aparte) e intenté entrar a la UAM.
Algo me decía que yo no podría ser de otro lado mas que de la UNAM y el periódico con los resultados confirmó mis pensamientos, pues reprobé de lo lindo el exámen de admisión.
Ya para cuando la UNAM fue "liberada", la mayoría de mis conocidos estaba en otro canal. ¿Estudiar? ¿Pa qué? Muchos se pusieron a trabajar, pues irónicamente no tenían lana para pagarse una Universidad particular. ¿De eso se trataba todo esto, verdad?
Ahora, a trece años de estos acontecimientos, vino un grupo de personas con ideas muy confusas y propuestas igual de brumosas a tomar la Torre de Rectoría.
¿Fue un chiste?
Por fa, que alguien me explique de qué carajos se trató todo este show y que me indique el momento en el que deba de reir. Porque hoy más que nunca se ha demostrado que podrán tomar todos los edificios que quieran, pero no pueden callar el latido de la comunidad universitaria, el verdadero corazón y motor de la institución.
Ya tocará escuchar sus argumentos, sus propuestas y sus motivos; es cierto que la Universidad es una panacea que siempre será perfectible, pero como buena dama, no reacciona con la fuerza sino con el diálogo.
Porque podrá ser muchas cosas y la podremos cuestionar en otras tantas, pero de que es nuestra Alma Mater y nos ha cobijado en su seno, es indudable...
Sí, UNAM, ¡cómo no te voy a querer!
Se trata de la foto de la liberación de la Torre de Rectoría, en Ciudad Universitaria, el primero de mayo de 2013.
Al principio no distinguí de que se trataba la foto; incluso llegué a creer que se trataba de la imagen de algún país en conflicto, hasta que leí el pie de página y me acordé de todo este asunto.
Sentí mucho coraje...
Ya se que ha pasado bastante tiempo de aquello, pero no pude dejar de pensar en la vez que la UNAM fue cerrada durante casi un año. No pude dejar de pensar en la cantidad de eventos que cambiaron a partir de que un grupo de ... ¿alumnos?, ¿encapuchados?, ¿subvencionados?, ¿universitarios? ... tomaron las instalaciones de la universidad para clausurar los sueños de muchos de nosotros.
En esa época tenía 18 años y cursaba el último año de la prepa. Un lunes me encontraba embrollada con la perspectiva de que ya tenía los trámites de pase automático encima, de no poder creer que en poco tiempo estaría dando "el gran salto" hacia la universidad y al miércoles me topaba con la sorpresa de que la prepa estaba "tomada" y que sólo dejaban pasar a los estudiantes que tuvieran credencial vigente...
En días previos, la noticia de que las cuotas universitarias adquirían el carácter de obligatorias puso a hervir a todo el país. Las miradas se enfocaron en el entonces Rector Barnés y todo México sintió que le tocaban uno de sus íconos más preciados, me refiero a la UNAM, claro. De Barnés, como dicen de Camelia la Texana, ya jamás se supo nada.
A la edad de 18 años es muy fácil creer que la vida es injusta y que todo lo que sea impuesto por "los mayores" es una provocación para desatar la furia de un espíritu adolescente.
Yo vi claramente como una institución se fue a pique a manos de los que se supone, debían ser instruídos en los altos ideales en que la Universidad está cimentada. Vi en los ojos de los que taloneaban en los pasillos y que organizaban anualmente "la quema" un brillo triunfal, un sentimiento gozoso de saber que aquello que más odiaban (por encontrarla completamente inaccesible) era derrumbado por un pésimo manejo de la administración pública.
Desde ese día, todo fue ir cuesta abajo...
Instalaciones quemadas, vejadas, puteadas... Gente que había sido expulsada de la prepa nadando en la alberca impunemente... La suciedad trepando las paredes... Los estudiantes resolviendo exámenes finales en el Parque Hundido, en la Biblioteca México, en el Bar 69 de la Colonia Cuauhtémoc (Y a donde un grupo de paristas llegó a impedir el que recibiéramos calificaciones de francés)...
A los 18 puedes caer en la trampa de creer que el que se preocupen por ti es señal de dominación inminente...
Mi maestro de Sociología y Derecho Positivo Mexicano, el genial Dr. Enríque Martínez y Martínez -que, dicho sea de paso, también fue profesor de mis papás- murió a las pocas semanas de declararse la huelga y su funeral fue triste. Murió sin poder ver libre a la institución a la que dedicó no pocas horas de sapiencia en favor de los futuros abogados...
Fue triste ver pasar los días, ver las ilusiones rotas y la desesperación de no saber dónde se encontraba nuestro futuro...
Yo entré a trabajar a un KFC (que merece su post aparte) e intenté entrar a la UAM.
Algo me decía que yo no podría ser de otro lado mas que de la UNAM y el periódico con los resultados confirmó mis pensamientos, pues reprobé de lo lindo el exámen de admisión.
Ya para cuando la UNAM fue "liberada", la mayoría de mis conocidos estaba en otro canal. ¿Estudiar? ¿Pa qué? Muchos se pusieron a trabajar, pues irónicamente no tenían lana para pagarse una Universidad particular. ¿De eso se trataba todo esto, verdad?
Ahora, a trece años de estos acontecimientos, vino un grupo de personas con ideas muy confusas y propuestas igual de brumosas a tomar la Torre de Rectoría.
¿Fue un chiste?
Por fa, que alguien me explique de qué carajos se trató todo este show y que me indique el momento en el que deba de reir. Porque hoy más que nunca se ha demostrado que podrán tomar todos los edificios que quieran, pero no pueden callar el latido de la comunidad universitaria, el verdadero corazón y motor de la institución.
Ya tocará escuchar sus argumentos, sus propuestas y sus motivos; es cierto que la Universidad es una panacea que siempre será perfectible, pero como buena dama, no reacciona con la fuerza sino con el diálogo.
Porque podrá ser muchas cosas y la podremos cuestionar en otras tantas, pero de que es nuestra Alma Mater y nos ha cobijado en su seno, es indudable...
Sí, UNAM, ¡cómo no te voy a querer!
1 comentario:
AY COMADRITA ESTA VEZ NO TENGO NADA QUE OPINAR..... YO PRESENTE MI EXAMEN DE "ATMISION" PAR ENTRAR A LA UNAM Y NO MAS NO ME QUEDE! Y ENTONCES ME VOLVI FRESA Y ESTUDIE EN EL "COLE" SUPERIOR DE GASTRONOMIA... A MIS 18 YO SOLO PODIA OPINAR "BOLA DE REVOLTOSOS, QUE SE PONGAN A ESTUDIAR O SE LARGEN DE LA UNIVERSIDAD Y DEJEN ESTUDIAR A LOSQUE REALMENTE LES INTERESA HACERLO" EN FIN.... YO SOLO SE QUE MI SANGRE ES AZUL Y MI PIEL DORADA... GRACIAS A LOS GUSTOS FUTBOLEROS DE MI PAPÁ Y A LA EXISTENCIA DE JORGE CAMPOS EN AQUELLOS AYERES O DE SANCHO... AHHH CÓMO ME GUSTABAN ESOS HOMBRECILLOS!
DANNY FDEZ.
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