Los viernes son días en los se me da mejor el flujo de ideas a través de la palabra escrita. Ya sea de aquí para allá (escribiéndo) o de allá para acuá (leyendo), en mi fuero interno siento que los viernes son así por que milenariamente se le han dedicado a la diosa Venus... y con eso que la tuvimos paseando frene al sol, pues...
Ya se que ha habido viernes en los que me escondo de mis menos cinco lectores de siempre. Las razones van desde un simple desayuno que se convierte en comida y cena/baile, hasta la sobadísima falta de inspiración para tejer ideas.
Pero ¿de dónde viene todo este jaleo por el día viernes y su connotación en mis letras? Ah, pues proviene de mi más tierna infancia, siendo esos días los aguardados para llevarme a la Biblioteca de México (la de Balderas), específicamente a la Sala Infantil, donde "Vicky" y "Eugenia" me estaban esperando para facilitarme libros, rompecabezas, pinturas, plastilinas. Todo un paraíso.
En lo que yo gozaba de dichos placeres, mi mamá (a quien por cierto felicito hoy, pues es su cumpleaños) se dedicaba a sus investigaciones de Tesis, hacía la despensa en la tienda del Issste de enfrente o simplemente leía una novela histórica, bucólica o política, de esas que siempre le han gustado.
La "Sala Infantil" agrupaba numerosos hot spots: estaba la sección para aprender a jugar ajedrez, la de teatro, la de lectura en silencio, la de juegos didácticos y la que marcó para siempre mi vida, la de "creación literaria".
Sin saber a ciencia cierta lo que catedráticamente era un cuento, la Sala Infantil tuvo la idea de que sus niños -ya para entonces eramos considerados como una pandillita- escribieran cuentos para ser leídos por otros niños.
A mi se me ocurrió contar la historia de una niña llamada Jessica, cuya pastoral vida era acompañada por dos animalitos (perro y gato) llamados "Jerry y Tom" (lo sé, era una niña ochentera caricaturizada) los cuales iba perdiéndo (para jamás encontrarlos) mientras daba paseos por el bosque. Al final de la historia, Jessica se consolaba de su duelo al encontrar "algo mejor", "una muñeca a la que le puso de nombre 'Selene'" ( (Op. Cit."Selene", Dana Juárez Salazar. Ed. "Sala Infantil" México 1987)
Y no conforme con haberlo escrito, tuvimos que ilustrarlo.
Algún día subiré fotos de mi librito, mi mamá lo guarda como algo muy preciado junto a mis dientes de leche y mi trenza de cabello.
Creo que de aquella niñita que escribía cuentos en bibliotecas públicas aún queda bastante.
Sólo es cuestión de que le aflore la conciencia gremial...
Feliz viernes.
Ya se que ha habido viernes en los que me escondo de mis menos cinco lectores de siempre. Las razones van desde un simple desayuno que se convierte en comida y cena/baile, hasta la sobadísima falta de inspiración para tejer ideas.
Pero ¿de dónde viene todo este jaleo por el día viernes y su connotación en mis letras? Ah, pues proviene de mi más tierna infancia, siendo esos días los aguardados para llevarme a la Biblioteca de México (la de Balderas), específicamente a la Sala Infantil, donde "Vicky" y "Eugenia" me estaban esperando para facilitarme libros, rompecabezas, pinturas, plastilinas. Todo un paraíso.
En lo que yo gozaba de dichos placeres, mi mamá (a quien por cierto felicito hoy, pues es su cumpleaños) se dedicaba a sus investigaciones de Tesis, hacía la despensa en la tienda del Issste de enfrente o simplemente leía una novela histórica, bucólica o política, de esas que siempre le han gustado.
La "Sala Infantil" agrupaba numerosos hot spots: estaba la sección para aprender a jugar ajedrez, la de teatro, la de lectura en silencio, la de juegos didácticos y la que marcó para siempre mi vida, la de "creación literaria".
Sin saber a ciencia cierta lo que catedráticamente era un cuento, la Sala Infantil tuvo la idea de que sus niños -ya para entonces eramos considerados como una pandillita- escribieran cuentos para ser leídos por otros niños.
A mi se me ocurrió contar la historia de una niña llamada Jessica, cuya pastoral vida era acompañada por dos animalitos (perro y gato) llamados "Jerry y Tom" (lo sé, era una niña ochentera caricaturizada) los cuales iba perdiéndo (para jamás encontrarlos) mientras daba paseos por el bosque. Al final de la historia, Jessica se consolaba de su duelo al encontrar "algo mejor", "una muñeca a la que le puso de nombre 'Selene'" ( (Op. Cit."Selene", Dana Juárez Salazar. Ed. "Sala Infantil" México 1987)
Y no conforme con haberlo escrito, tuvimos que ilustrarlo.
Algún día subiré fotos de mi librito, mi mamá lo guarda como algo muy preciado junto a mis dientes de leche y mi trenza de cabello.
Creo que de aquella niñita que escribía cuentos en bibliotecas públicas aún queda bastante.
Sólo es cuestión de que le aflore la conciencia gremial...
Feliz viernes.
2 comentarios:
FELICIDADES A TU MAMA Y DALE MIS AGRADECIMIENTOS POR HABERTE TRAIDO A ESTE MUNDO Y LLEVARTE A LA BIBLIOTECA, PUES ENTRE OTRAS COSAS Y CUALIADES ESCRIBES PADRISIMO!
DANNY FDEZ.
Mis más sinceras felicitaciones a tu mami!!!
Qué bueno que quede mucho de esa niña escritora de cuentos!!! Cuando desconocemos al niño que habita en nosotros, cuando lo defenestramos por "encajar en las sociedad", cuando lo amordazamos para vernos "maduros", cuando lo ignoramos porque "no podemos perder el tiempo en esas cosas" estamos verdadera y honestamente fritos!!! Así que también felicidades a ti por convivir y dejar que siga acompañándote esa niña juguetona y alegre!!!
Tamal De Rata
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