Vivir permanentemente en el ridículo no es como para tirarse al drama, pues quién padece tal maldición es el último en darse cuenta. Vive tranquilamente pensando que es normal tropezarse por las calles, derramar líquidos calientes encima de otras personas y demás linduras por el estilo. Jamás se cuestiona si aquello es karma, falta de pericia o simplemente una tragedia. Vive pues, en santa paz consigo mismo.
Pero cuando uno tiene conciencia de ser medianamente hábil, profundamente cauto y excelsamente inteligente, las pifias y momentos "Goofy" colorean las mejillas y traban las quijadas. Es la vulnerabilidad de verse expuesto como un auténtico lerdo.
Todo ello es porque no sabemos reírnos de nosotros mismos. Tal vez porque de chiquitos nos enseñaron que tirar la leche sobre el uniforme era equiparable a atropellar perros en periférico o porque cada vez que los adultos platicaban y uno salía con su "batea de babas", los mismos patriarcas llevábanse una mano al rostro al tiempo que cerraban los ojitos y exclamaban: "¿pero qué babosadas estás diciendo?".
Tales muestras de afecto y comprensión no pudieron más que engendrar en nosotros el terrible miedo al ridículo. A no dejar de intentar ser perfectos en todo momento y tomar los dislates y "hapenings" como una auténtica tragedia personal.
¡Ay pero qué hueva vivir así!
Se por experiencia propia que el ridículo es un momento de obnubilación sensorial y lo he experimentado no una, sino ¡millones de veces!
Desde treparme al escenario para que me cantaran "Las Mañanitas" en una fiesta que no era mía -y donde además, había llegado de colada SIN saber quién carajos era la festejada-, hasta caerme estrepitosamente frente al chico que me gustaba en la Universidad (sí, los tacones nunca han sido lo mío), la vida se me ha presentado como una auténtica pasarela de "sucesos chistosos", por no llamarlos ridículos.
Y no siempre he salido airosa, déjenme les digo. La mayor parte del tiempo experimento el bochorno más infame por ser tan "slappy" pero también se que es el precio que pago por no ser yo misma en tales circunstancias. Por ejemplo, si no hubiera querido impresionar al interfecto con mi falso cadereo, tal vez no hubiera terminado en el suelo, con toda la Facultad mirando al piso y preguntándose qué rayos estaba haciendo tirada ahí mismo.
El chiste es sentirse cómodos en la piel de cada uno, aceptando que se es medianamente ridículo por el simple hecho de ser humanos imperfectos.
Los momentos chuscos están sucediendo para avisarnos que no nos la creamos tanto, que hay chance de relajarnos y que estamos excediéndonos en nuestro afán por ser perfectos. De no seguir tales avisos, quedaremos como perfectos imbéciles.
Así que hoy viernes, viernes de La Gatería", denle un break al adulto inmutable y permitan que salga su chamaco interior; aquél que pide ser consolado por tanta zapeada y necesita un descanso para poder ser libre. Libre para decir lo menos conveniente en el momento más inadecuado -y que pudiese ser lo más sincero-, libre para caerse y romperse -otra vez- las rodillas del pantalón, regar el tepache intelectual y sobre todo, libre para pensar los planes más locos y inverosímiles que se le pudieran ocurrir a humano alguno.
Les prometo que se llevaran una gran sorpresa.
(Y uno que otro ranazo, pa qué más que la verdad)
4 comentarios:
Sip estoy de acuerdo con este post y sobre todo con el no menos curioso y relajado "Pelusa". Feliz Viernesito
Awww, gracias Gocos!! Feliz viernesín, muy merecido a tan laaarga semana de trabajo ;)
Que lindo post el de hoy pero que te digo comadrita; a mi no se me da eso de relajarme y atreverme a pensar los planes mas locos y llevarlos a cabo y no te creas q es por miedo al ridículo si no mas bien por temor al fracaso..... Mas bien mas q temor lo llamaría prudencia...eso..eso.... Antes de actuar pienso las cosas.... Analizo consecuencias y si algo me denota inseguridad porq tal vez el resultado no dependa de mi entonces no me arriesgo. Siempre dudo y hasta cierto punto soy muy insegura para tomar decisiones.....asshhhhh pero bueno obvio he tenido muchos osos en mi vida y hago el ridículo o hago y digo muchas estupideces varias veces al día tanto que mi marido (por cierto, porq mi marido no tiene un apodo como tu marmota? Rayos,debo pensar en uno) a cada rato me repite......"ay daniela como siempre; regando el separe" jajajjaja te quiero comadre....danny fdez
Comadrita de mi vida!! No te habìa contestado porque me desconecté, pero acá stoy, comentandote que está muy bien ser precavida y prudente, pues no en balde todos los "osos" que hemos hecho nos han de servir para no repetir esas situaciones. Yo me refiero a que precisamente dejemos de atormentarnos por los ridìculos del pasado y del futuro, porque son enseñanzas gratuitas y dolorosas, pero muy necesarias para crecer. Y si de paso, uno logra vencer el miedo al ridìculo, pos ya estamos de gane!!
Te quiero muchìsimo, Danny!! Búsquele apodo al marido, orale!
Publicar un comentario