martes, 10 de enero de 2012

Limpiando el clóset.

No se...
Anoche me propuse aligerar el equipaje, después de una taza de té y unas cuantas chaquetas mentales de "es por mi bien, así estaré mejor, todo pasa por algo y eso ya fue".
Así que me dediqué a escombrar unas enormes bolsas negras cuyo contenido era poco más que conocido pero ya hasta empezaban a oler feo. Era "El Pasado".
El pasado es un lugar que suelo visitar cuando el buen presente se niega a cooperar con mis ideales o con mi fina y particular visión de la vida en tiempo real. Ya había dejado de pasear por ahí, pero de repente llegó un vendaval y arrasó con mis nuevas y oshiosas ideas (lo sé, soy tan débil. Como cuando platico con argentinos o regios y a los cuatro minutos empiezo a hablar con sus acentos... No al mismo tiempo, imagínenme lo alucinada que -de por sí- me vería y/o escucharía... ¿De qué les estaba hablando y por qué estoy divagando dentro de un paréntesis?)
Tonces, con pijama y pantunflas, bajé al "sótano" de mis papás -porque estoy viviendo con ellos- y zaz/cuaz, que comienza la batalla por deshacerme de cuanto chunche había por ahí.
Salieron mis apuntes de la Universidad y fueron los primeros en desaparecer; en parte porque como nunca entraba a clases, lo más coherente que se lee de ellos es: "...el procedimiento penal inicia con la noticia criminis" y de ahí se saltaba a "...el sentenciado tiene derecho a un término de...", "...el juez en materia de arrendamiento". O sea, que para maldíta la cosa me servirían, la neta. Además estoy convencida de que si quisiera retomar el Derecho, tendría que volver a estudiar la carrera por la cantidad de reformas que ha habido. Que el país ya no es el mismo, pues.
Dije "en parte". Resulta que de ahí se desprenden ENE cantidad de cartitas, recaditos, dibujitos y demás cursilería escolar que el entonces novio en curso tuvo a bien sorrajarme en aras del "amor". Así que si quiero que las cosas fluyan, debí de tirar cartitas con letra preciosa, feíta, pasable, chuequita. Cartas que le cantan lo mismo a mis ojos almendrados que a mi "insuperable" buen humor (uh? supongo que por aquella época debí tener ¿qué? cuatro años!!)
Papeles y papeles fueron cayendo al olvido y a la basura: copias de sentencias, actas constitutivas, exámenes reprobados, trabajos  engargolados con una abejita diciendo "sí trabaja", fotos, recortes de periódico, recibos de honorarios, tickets, boletos de conciertos, dibujos, teléfonos de gente que ni recuerdo, mis primeros cuentos -malísimos, por cierto-, posters, revistas, muñecos de peluche, discos -uno de Alejandro Fernández ¡PIRATA! donde el interfecto tuvo a bien ponerme "dedicatorias"...iag!-.
Y bueno, después de aquella catársis papelística yo espero quitarme el mal hábito de acumular cosas que no tienen que ver conmigo y de ser posible, devolvérselas a sus respectivos dueños.
Pero hay cosas inámobibles y de ello daré cuenta al paso de los días...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EXACTO...DEJAR IR LAS COSAS HACE BIEN, YA PARA QUE QUEREMOS ESOS RECUERDOS SI YA NO SON NUESTROS... AHORA QUE ME CASE ME COSTO MUCHO TRABAJO TIRAR COSAS DE MIS EX GALANES , AUN NO HE TERMINADO DE DESAHACERME DE TODO PERO CREO DEBO HACERLO LO MA SPRONTO POSIBLE... PA QUE TENER COSAS DEL PASADO MEJOR DARLE ENTRADA A LA BUENA VIBRA Y VIVIR EL HOY.
DANNY FDEZ

Dana dijo...

Ahhhh! me borró el comentario anterioooor!!
Solamente diré que tienes mucha razón en apoyar el tiradero del pasado, por el simple hecho de respetar y construir tu presente. Digo, no es que una tire tooooodo el pasado, pero sí aquello que simplemente no tiene uso en tu día a día (como mi máquina de Raspados Lily Ledy, por ejemplo!)