viernes, 27 de enero de 2012
viernes, 20 de enero de 2012
Feliz cumpleaños, Matius!
Hoy Mateo cumple la nada despreciable edad de 4 años. Wow! No puedo expresar con suficientes adjetivos calificativos, adverbios o preposiciones lo que siento al ver a mi hijito cada día más grande.
Para quien no conoce a Mateo, les diré que es un niño como todos los demás, excepto que los demás no vienen integrados con la mami de Matius. Y no lo digo por presumir, al contrario. Se por experiencia propia lo mucho que llega a pesar el no haber escogido a tus papás (y no me salgan con esas filosofías de "los niños escogen a sus papás desde el cielo, porque la verdad, verdad: ¿cuándo han visto que un espermatozoide piense en otra cosa que no sea llegar "al infinito y más allá". Y podrá ser "el cielo" en esos momentos, pero no creo que tales imágenes sean aptas para nenitos... jum!)
Como les decía, nadie escoge a sus progenitores y por ende, los papás TAMPOCO escogemos a nuestros hijos, pero fíjense qué curioso: a pesar de ésta "no selección", los padres tenemos la obligación ética, moral, ontológica, biológica de procurar un buen entorno para el desarrollo de nuestros querubes. O sea, que si de por si el Matius tiene que hacérse su lugar en este mundo, la tiene más pelada por la madre que le tocó. Y miren, no es que me tire al piso para que me levanten y digan con toda la buena onda del mundo "no, Dana, cálmate, si eres re buena mami...", es porque conozco de qué patas cojeo y se que siempre le ando buscando tres pies al gato (dejaría de ser ésto una Gatería, ¡por Dios!)
Imaginen ustedes que su mamacita santa es una persona histérica, desesperada, ansiosa, obsesiva con detalles que nadie nota pero que son como los dedos índices de donde se sostiene el mundo; piensen ustedes que su mamá necesita su bendita pastilla de la felicidad todas las mañanas, que no le da pena salir a la calle en pijama y paNtunflas para llevarlos a la escuela y que al recogerlos, los salude con "besos de nutria" o de "sapo"; que cuando invita a tus amigos a jugar se viste de princesa o conejo o habla con voz de lobo feroz todo el tiempo. Y además, de comer les sirve menús espaciales o cosas como "dedos de niño machucado".
Que los lleve a Coyoacán a escuchar señores raros con trajes raros y que luego -sin querer- les suministre su primera dosis de cafeína; que a la hora del carro, en vez de escuchar a Barney o wtf les ponga a KISS o AC/DC, o Pantera...
Que sus fines de semana, en vez de pasarlos tranquilamente en casa, jugando carritos, su madre los saque a museos para ver cosas raras como señores encuerados enoooormes o películas donde hay gatos de dudosa reputación. Y el peor pecado: que su mamá se suba con ustedes al brincolín en el parque (y en las fiestas también).
Creanme, si yo aún sufro como Precious por seguir en eterna lucha adolescente con mi mamá por el control de mi vida -ja ja ja, ok, no es para tanto- imagínen lo que será del Matius en la edad de merecer, arrastrando tantas experiencias "extremas" vividas al lado de su mamá.
Por si las dudas, creo que el mejor regalo que puedo darle a mi hijo el día de hoy, en su cumpleaños, es un poco de espacio y responsabilidad de hacerse cargo de sus gustos y preferencias.
Si hoy quiere celebrar jugando a la casita o a los carritos en vez de quedar suspendido en el aire bajo las sugerencias de su mamá, creanme que seré la primera en aceptar gustosa pues finalmente los papás lo somos por elección y en nuestro "manual para padres" imaginario, debería decir con letras de oro: "Respetarás las decisiones de tus hijos, así contravengan a tus deseos, pues son seres humanos independientes a ti" y "Amarás a tus hijos y dejarás que se den los madrazos que les corresponda, pues de ellos aprenderán a levantarse. Ah y tú estarás ahí para apoyarlos".
Sólo espero que de todo esto algo sea constante y presente: que Mateo nunca dude lo mucho, muchísimo que lo amo por el simple hecho de ser mi hijo.
¡¡Feliz cumpleaños, ratita bebé!!
(Ah sí, también padece el hecho de que a su mamá le encanta ponerle cada "sobrenombre"...)
Para quien no conoce a Mateo, les diré que es un niño como todos los demás, excepto que los demás no vienen integrados con la mami de Matius. Y no lo digo por presumir, al contrario. Se por experiencia propia lo mucho que llega a pesar el no haber escogido a tus papás (y no me salgan con esas filosofías de "los niños escogen a sus papás desde el cielo, porque la verdad, verdad: ¿cuándo han visto que un espermatozoide piense en otra cosa que no sea llegar "al infinito y más allá". Y podrá ser "el cielo" en esos momentos, pero no creo que tales imágenes sean aptas para nenitos... jum!)
Como les decía, nadie escoge a sus progenitores y por ende, los papás TAMPOCO escogemos a nuestros hijos, pero fíjense qué curioso: a pesar de ésta "no selección", los padres tenemos la obligación ética, moral, ontológica, biológica de procurar un buen entorno para el desarrollo de nuestros querubes. O sea, que si de por si el Matius tiene que hacérse su lugar en este mundo, la tiene más pelada por la madre que le tocó. Y miren, no es que me tire al piso para que me levanten y digan con toda la buena onda del mundo "no, Dana, cálmate, si eres re buena mami...", es porque conozco de qué patas cojeo y se que siempre le ando buscando tres pies al gato (dejaría de ser ésto una Gatería, ¡por Dios!)
Imaginen ustedes que su mamacita santa es una persona histérica, desesperada, ansiosa, obsesiva con detalles que nadie nota pero que son como los dedos índices de donde se sostiene el mundo; piensen ustedes que su mamá necesita su bendita pastilla de la felicidad todas las mañanas, que no le da pena salir a la calle en pijama y paNtunflas para llevarlos a la escuela y que al recogerlos, los salude con "besos de nutria" o de "sapo"; que cuando invita a tus amigos a jugar se viste de princesa o conejo o habla con voz de lobo feroz todo el tiempo. Y además, de comer les sirve menús espaciales o cosas como "dedos de niño machucado".
Que los lleve a Coyoacán a escuchar señores raros con trajes raros y que luego -sin querer- les suministre su primera dosis de cafeína; que a la hora del carro, en vez de escuchar a Barney o wtf les ponga a KISS o AC/DC, o Pantera...
Que sus fines de semana, en vez de pasarlos tranquilamente en casa, jugando carritos, su madre los saque a museos para ver cosas raras como señores encuerados enoooormes o películas donde hay gatos de dudosa reputación. Y el peor pecado: que su mamá se suba con ustedes al brincolín en el parque (y en las fiestas también).
Creanme, si yo aún sufro como Precious por seguir en eterna lucha adolescente con mi mamá por el control de mi vida -ja ja ja, ok, no es para tanto- imagínen lo que será del Matius en la edad de merecer, arrastrando tantas experiencias "extremas" vividas al lado de su mamá.
Por si las dudas, creo que el mejor regalo que puedo darle a mi hijo el día de hoy, en su cumpleaños, es un poco de espacio y responsabilidad de hacerse cargo de sus gustos y preferencias.
Si hoy quiere celebrar jugando a la casita o a los carritos en vez de quedar suspendido en el aire bajo las sugerencias de su mamá, creanme que seré la primera en aceptar gustosa pues finalmente los papás lo somos por elección y en nuestro "manual para padres" imaginario, debería decir con letras de oro: "Respetarás las decisiones de tus hijos, así contravengan a tus deseos, pues son seres humanos independientes a ti" y "Amarás a tus hijos y dejarás que se den los madrazos que les corresponda, pues de ellos aprenderán a levantarse. Ah y tú estarás ahí para apoyarlos".
Sólo espero que de todo esto algo sea constante y presente: que Mateo nunca dude lo mucho, muchísimo que lo amo por el simple hecho de ser mi hijo.
¡¡Feliz cumpleaños, ratita bebé!!
(Ah sí, también padece el hecho de que a su mamá le encanta ponerle cada "sobrenombre"...)
martes, 17 de enero de 2012
Oaxaca in my mind...
Ya se que en lo referente al tema a tratar, el título queda MUY mal, pero quiero decir en mi defensa que fue lo primero que se me vino a la mente.
Hace poco menos de cuatro minutos que chequé tarjeta de salida del trabajo y lo primero que hice fue darme mis tres caladas al cigarro (que, según conocimientos de mi psicóloga, significa "escapar") para luego venir a empaparme de los cotilleos de Palacio... nacional. O sea, que me entretuve leyendo mis columnas favoritas en los diarios electrónicos de estos lares y pues grandes acontecimientos han destanteado mi ser.
Hay un ... ¡rayos!, ni siquiera se cómo llamarlo: ¿portal?, ¿diario?, en fin... llamado "Animal Político" que es sumamente variado e interesante. Lo recomiendo ampliamente, en especial la columna titulada "La Sartén por el Mango" (ya había hecho un pequeño discursito acerca de cómo influía en mi, gracias a dios, sólo lo supo UNA persona), escrita por una "malísima" ""Mala Madre"" (¡dobles comillas!, ¡ohhhh, sí que debe ser mala!)
Todo lo contrario, excelente columna, excelente periodista, ergo...
Pero bueno, la cosa es que el día de hoy en su publicación, toca un tema de mucha importancia: El racismo.
Sin ánimos de plagiar, piratear y/o "homenajear", quisiera contarles mi punto de vista al respecto. (¡Pues si no quieren saberlo, me parece que hoy martes sale el TV notas!)
Inconsciente y francamente campechana he sido siempre; me gustaría decirles que la mayor parte del tiempo me ha valido una pura y dos con sal la opinión ajena, pero a ustedes no les puedo mentir, lo saben, así que ha llegado el momento de OTRA confesión (¡Tócala de nuevo, Chamín!)
Hubo parte de mi niñez en la que fuí discriminada. ¿La razón (o más bien "mi pecado")?, asistir a un colegio particular sin contar con el "nivel" económico de la mayoría, tener dientes de conejo y una herencia oaxaqueña que no se puede ocultar (¿pa qué?).
Tales características no casaban con la idiosincracia del cole; era casi una afrenta al buen gusto el que yo no tuviera clases en la Guay, ni una abuela gringa que mandara juguetes novedoso, ni un papá que fuera CEO de alguna compañía a nivel internacional (mis posibilidades eran: hacer ejercicio en el Monumento a la Revolución, mi abuela Ofe es 100% mixteca, cocina delicioso y con sus comadres aún habla en su dialecto y mi papá era funcionario de CONACYT, o sea que yo era rica, pero para "ellos" no.)
Así que mi no siempre presente ingenio tuvo que salvarme literalmente el pellejo varias veces para no caer en provocaciones que arruinaran mi estatus de "becada". Ir a la escuela se convirtió en martirio y no siempre salí bien librada de ahí, pues lo mismo me aplicaban la ley del hielo que me escondían cuadernos o me ponían en ridículo frente al salón. No crean que mi sufrimiento era tan telenovelesco, suponía más bien una incomprensión de mi parte hacia la situación. No entendía el por qué eran tan crueles las niñas güeritas conmigo, ni por qué me excluían de sus juegos ni de su compañía, si hasta sacaba buenas calificaciones, estaba en cuadro de honor y mi noviecito era uno de los muy guapitos del salón.
Pero así es de enigmática la condición humana y no me los voy a cuentear diciéndoles que aquel bullying me hizo más fuerte. Bien al contrario, aquí ando, en el sillón de la terapia, tratando de desenredar ese y otros nudos gordianos que mi mente tiene a bien atesorar.
Lo que sí les puedo decir es que se me hace una tontera el hacer divisiones entre seres humanos. En nada nos diferenciamos más que en lo que sentimos dentro hacia los demás y creanme, hay muchos güeritos buenos y malos; hay muchos morenos buenos y malos y hay ene cantidad de colores buenos y malos.
Lo que casi no hay es una cultura de tolerancia y respeto hacia el prójimo.
Pero no se preocupen, ocúpense de lo suyo y luego platicamos.
Ámonos!
Hace poco menos de cuatro minutos que chequé tarjeta de salida del trabajo y lo primero que hice fue darme mis tres caladas al cigarro (que, según conocimientos de mi psicóloga, significa "escapar") para luego venir a empaparme de los cotilleos de Palacio... nacional. O sea, que me entretuve leyendo mis columnas favoritas en los diarios electrónicos de estos lares y pues grandes acontecimientos han destanteado mi ser.
Hay un ... ¡rayos!, ni siquiera se cómo llamarlo: ¿portal?, ¿diario?, en fin... llamado "Animal Político" que es sumamente variado e interesante. Lo recomiendo ampliamente, en especial la columna titulada "La Sartén por el Mango" (ya había hecho un pequeño discursito acerca de cómo influía en mi, gracias a dios, sólo lo supo UNA persona), escrita por una "malísima" ""Mala Madre"" (¡dobles comillas!, ¡ohhhh, sí que debe ser mala!)
Todo lo contrario, excelente columna, excelente periodista, ergo...
Pero bueno, la cosa es que el día de hoy en su publicación, toca un tema de mucha importancia: El racismo.
Sin ánimos de plagiar, piratear y/o "homenajear", quisiera contarles mi punto de vista al respecto. (¡Pues si no quieren saberlo, me parece que hoy martes sale el TV notas!)
Inconsciente y francamente campechana he sido siempre; me gustaría decirles que la mayor parte del tiempo me ha valido una pura y dos con sal la opinión ajena, pero a ustedes no les puedo mentir, lo saben, así que ha llegado el momento de OTRA confesión (¡Tócala de nuevo, Chamín!)
Hubo parte de mi niñez en la que fuí discriminada. ¿La razón (o más bien "mi pecado")?, asistir a un colegio particular sin contar con el "nivel" económico de la mayoría, tener dientes de conejo y una herencia oaxaqueña que no se puede ocultar (¿pa qué?).
Tales características no casaban con la idiosincracia del cole; era casi una afrenta al buen gusto el que yo no tuviera clases en la Guay, ni una abuela gringa que mandara juguetes novedoso, ni un papá que fuera CEO de alguna compañía a nivel internacional (mis posibilidades eran: hacer ejercicio en el Monumento a la Revolución, mi abuela Ofe es 100% mixteca, cocina delicioso y con sus comadres aún habla en su dialecto y mi papá era funcionario de CONACYT, o sea que yo era rica, pero para "ellos" no.)
Así que mi no siempre presente ingenio tuvo que salvarme literalmente el pellejo varias veces para no caer en provocaciones que arruinaran mi estatus de "becada". Ir a la escuela se convirtió en martirio y no siempre salí bien librada de ahí, pues lo mismo me aplicaban la ley del hielo que me escondían cuadernos o me ponían en ridículo frente al salón. No crean que mi sufrimiento era tan telenovelesco, suponía más bien una incomprensión de mi parte hacia la situación. No entendía el por qué eran tan crueles las niñas güeritas conmigo, ni por qué me excluían de sus juegos ni de su compañía, si hasta sacaba buenas calificaciones, estaba en cuadro de honor y mi noviecito era uno de los muy guapitos del salón.
Pero así es de enigmática la condición humana y no me los voy a cuentear diciéndoles que aquel bullying me hizo más fuerte. Bien al contrario, aquí ando, en el sillón de la terapia, tratando de desenredar ese y otros nudos gordianos que mi mente tiene a bien atesorar.
Lo que sí les puedo decir es que se me hace una tontera el hacer divisiones entre seres humanos. En nada nos diferenciamos más que en lo que sentimos dentro hacia los demás y creanme, hay muchos güeritos buenos y malos; hay muchos morenos buenos y malos y hay ene cantidad de colores buenos y malos.
Lo que casi no hay es una cultura de tolerancia y respeto hacia el prójimo.
Pero no se preocupen, ocúpense de lo suyo y luego platicamos.
Ámonos!
viernes, 13 de enero de 2012
LECTORA ENOJADA...
No se a ustedes, pero a mi me molesta que me mientan.
Y cuando escucho los anuncios radiofónicos de los "suspirantes" del PAN donde éstos hacen un desplegado de dialéctica, retórica y Vargasdulchísmo, ¡y que de ribete, al mero final digan que ésta propaganda sólo es para militantes del mismo partido!, entonces me revienta saber que, a pesar de mis estudios universitarios, de mis múltiples cursos que he tomado y de la educación que he recibido en general, éstos paluchos sigan considerándome como menos que un protozoario que no merece siquiera un poco de respeto a su inteligencia.
Y me caga, neta que me siento peor que cuando equis novio JURABA que era el más fiel de los hombres mientras se limpiaba el lápiz labial de su boquita.
Ya no se diga lo mismo del candidato presidencial del PRI.
Se que es chisme viejo, se que ya se nos olvidó sus mil y un "chispoteos" y que las noticias de las nuevas bubis de Sabrina y el trasero de -ponga aquí al papacito del momento- se han encargado de "borrar" mágicamente estos dislates, pero yo sí quisiera agregar que me ofende el saber que un engominado y -para muchas- bien parecido hombre, sea capaz de decir tantas burradas en tribuna nacional con la mayor impunidad.
Solamente para cerrar éste punto, me molesta ampliamente que la industria editorial sea ocupe de publicar todos los libros de todos los políticos que pretenden subirse al ladrillo del poder, simplemente por ser "tiempos de campaña", cuando hay muchos libros de todos los géneros -buenos o malos- que no encuentran quién les haga el favor de reeditarlos por ser considerados "inútiles". ¿Datos?, claaaaro: "La Dama de Negro" de Susan Hill o "Por favor y Muchas Gracias" de Richard Scarry, son dos ejemplos de libros que NO he encontrado por ningún lado. Y obvio, me importa un rábano lo que Peña, Mota, Navarreta y tooooda la panda politicona me tiene que platicar en sus MUY sobados libros.
Lo cual me lleva a lo siguiente: no he sido enteramente sincera con ustedes, queridos y letrados menos cinco lectores de siempre. ¿La razón? Soy profundamente respetuosa en cuanto lo que ustedes quieran o no saber de mi y procuro dar siempre un panorama general de mis desgracias, p-pero a veces es necesario abrir mi pecho cual granada y sacar lo que me quema, que en éste caso es el de compartir los tres libros que han marcado mi vida (¿solo puedo tres?)
EL PRINCIPITO
ETC...
Gracias por permitirme el desahogo, queridos, amados, bellos, -5 lectores de siempre.
Feliz viernes.
(y lean, lean, lean... no importa qué ni cual. No les vaya a tomar por sorpresa una entrevista de banqueta y se les ponga la mente en blanco.)
Y cuando escucho los anuncios radiofónicos de los "suspirantes" del PAN donde éstos hacen un desplegado de dialéctica, retórica y Vargasdulchísmo, ¡y que de ribete, al mero final digan que ésta propaganda sólo es para militantes del mismo partido!, entonces me revienta saber que, a pesar de mis estudios universitarios, de mis múltiples cursos que he tomado y de la educación que he recibido en general, éstos paluchos sigan considerándome como menos que un protozoario que no merece siquiera un poco de respeto a su inteligencia.
Y me caga, neta que me siento peor que cuando equis novio JURABA que era el más fiel de los hombres mientras se limpiaba el lápiz labial de su boquita.
Ya no se diga lo mismo del candidato presidencial del PRI.
Se que es chisme viejo, se que ya se nos olvidó sus mil y un "chispoteos" y que las noticias de las nuevas bubis de Sabrina y el trasero de -ponga aquí al papacito del momento- se han encargado de "borrar" mágicamente estos dislates, pero yo sí quisiera agregar que me ofende el saber que un engominado y -para muchas- bien parecido hombre, sea capaz de decir tantas burradas en tribuna nacional con la mayor impunidad.
Solamente para cerrar éste punto, me molesta ampliamente que la industria editorial sea ocupe de publicar todos los libros de todos los políticos que pretenden subirse al ladrillo del poder, simplemente por ser "tiempos de campaña", cuando hay muchos libros de todos los géneros -buenos o malos- que no encuentran quién les haga el favor de reeditarlos por ser considerados "inútiles". ¿Datos?, claaaaro: "La Dama de Negro" de Susan Hill o "Por favor y Muchas Gracias" de Richard Scarry, son dos ejemplos de libros que NO he encontrado por ningún lado. Y obvio, me importa un rábano lo que Peña, Mota, Navarreta y tooooda la panda politicona me tiene que platicar en sus MUY sobados libros.
Lo cual me lleva a lo siguiente: no he sido enteramente sincera con ustedes, queridos y letrados menos cinco lectores de siempre. ¿La razón? Soy profundamente respetuosa en cuanto lo que ustedes quieran o no saber de mi y procuro dar siempre un panorama general de mis desgracias, p-pero a veces es necesario abrir mi pecho cual granada y sacar lo que me quema, que en éste caso es el de compartir los tres libros que han marcado mi vida (¿solo puedo tres?)
- "LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ" de Margaret Mitchell. Este libro me lo prestó mi amiga Rosalba Perfecto en la secundaria, en plena efervescencia hormonal y cuando yo derrapaba por un jóven cuyo nombre no puedo decir -ni diré, por pudor-. Cuando leí lo que Scarlett O'Hara fue capaz de hacer por su supervivencia, renunciando momentáneamente al amor e impulsada precisamente por dicho amor, no pude más que impresionarme de lo que la condición femenina era capaz de hacer con tal de lograr sus objetivos aún cuando las situaciones le son totalmente adversas. Simplemente, sublime.
- y 3. "BAJO LA RUEDA" y "LAS BUENAS CONCIENCIAS" de Herman Hesse y Carlos Fuentes, respectivamente. Se que el más famoso libro de Hesse es otro, cuyo título tiene que ver con los cannis lupus; pero en mi caso, "Bajo..." me impresionó a la par que "Las buenas..." por tratar un tema similar: el hechizo que ejerce una mente brillante por encima de las demás, que son tal vez más cortas de luz, pero que son compensadas con una mayor inteligencia emocional. Este milagro de poseer un entendimiento superior no siempre produce los resultados proyectados por la sociedad que ensalza -pero que a la vez condena con ostracismo y envidia- dicha inteligencia. Es decir, yo nací con un don. La sociedad lo reconoce y espera un beneficio de dicho don. Si no lo logro materializar y en el camino me gana mi condición humana, seré vapuleado y despreciado por la misma sociedad. Ahhhhh, suena poco menos que desalentador.
Pues así es amigos, si a mi me hubieran preguntado en la Feria del Libro de Guadalajara, éstos son los libros que hubiera comentado.
Pero como tengo un blog de medio pelo, no solo les he pasado al costo "Mis fabulosos tres", si no que me permetiré sorrajarles uno que otro título que termine por explicar por qué me molesta que a "Gelboy" se le hayan cuatrapeado las palabras y confundido los autores.
Ahí les va: (y ya sin las molestas comillas, dénme esa licencia por su madrecita santa)
ORGULLO Y PREJUICIO
PERSUACION
DAVID COPPERFIELD
LA BROMA
EL LIBRO DE LOS AMORES RIDICULOS
LA PIEL DEL CIELO
RAYUELA
DELIRIO
LA NOVIA OSCURA
BESTIARIO
EL ALEPH
CIEN AÑOS DE SOLEDAD
EL CONTRATO SOCIAL
PEDRO PARAMO
AGUA QUEMADA
EL ANTICRISTO
LA GAYA CIENCIA
ULISES
DUBLINESES
CUMBRES BORRASCOSAS
EL CLUB DUMAS
¡MUJERCITAS!
EL PRINCIPITO
ETC...
Gracias por permitirme el desahogo, queridos, amados, bellos, -5 lectores de siempre.
Feliz viernes.
(y lean, lean, lean... no importa qué ni cual. No les vaya a tomar por sorpresa una entrevista de banqueta y se les ponga la mente en blanco.)
martes, 10 de enero de 2012
Limpiando el clóset.
No se...
Anoche me propuse aligerar el equipaje, después de una taza de té y unas cuantas chaquetas mentales de "es por mi bien, así estaré mejor, todo pasa por algo y eso ya fue".
Así que me dediqué a escombrar unas enormes bolsas negras cuyo contenido era poco más que conocido pero ya hasta empezaban a oler feo. Era "El Pasado".
El pasado es un lugar que suelo visitar cuando el buen presente se niega a cooperar con mis ideales o con mi fina y particular visión de la vida en tiempo real. Ya había dejado de pasear por ahí, pero de repente llegó un vendaval y arrasó con mis nuevas y oshiosas ideas (lo sé, soy tan débil. Como cuando platico con argentinos o regios y a los cuatro minutos empiezo a hablar con sus acentos... No al mismo tiempo, imagínenme lo alucinada que -de por sí- me vería y/o escucharía... ¿De qué les estaba hablando y por qué estoy divagando dentro de un paréntesis?)
Tonces, con pijama y pantunflas, bajé al "sótano" de mis papás -porque estoy viviendo con ellos- y zaz/cuaz, que comienza la batalla por deshacerme de cuanto chunche había por ahí.
Salieron mis apuntes de la Universidad y fueron los primeros en desaparecer; en parte porque como nunca entraba a clases, lo más coherente que se lee de ellos es: "...el procedimiento penal inicia con la noticia criminis" y de ahí se saltaba a "...el sentenciado tiene derecho a un término de...", "...el juez en materia de arrendamiento". O sea, que para maldíta la cosa me servirían, la neta. Además estoy convencida de que si quisiera retomar el Derecho, tendría que volver a estudiar la carrera por la cantidad de reformas que ha habido. Que el país ya no es el mismo, pues.
Dije "en parte". Resulta que de ahí se desprenden ENE cantidad de cartitas, recaditos, dibujitos y demás cursilería escolar que el entonces novio en curso tuvo a bien sorrajarme en aras del "amor". Así que si quiero que las cosas fluyan, debí de tirar cartitas con letra preciosa, feíta, pasable, chuequita. Cartas que le cantan lo mismo a mis ojos almendrados que a mi "insuperable" buen humor (uh? supongo que por aquella época debí tener ¿qué? cuatro años!!)
Papeles y papeles fueron cayendo al olvido y a la basura: copias de sentencias, actas constitutivas, exámenes reprobados, trabajos engargolados con una abejita diciendo "sí trabaja", fotos, recortes de periódico, recibos de honorarios, tickets, boletos de conciertos, dibujos, teléfonos de gente que ni recuerdo, mis primeros cuentos -malísimos, por cierto-, posters, revistas, muñecos de peluche, discos -uno de Alejandro Fernández ¡PIRATA! donde el interfecto tuvo a bien ponerme "dedicatorias"...iag!-.
Y bueno, después de aquella catársis papelística yo espero quitarme el mal hábito de acumular cosas que no tienen que ver conmigo y de ser posible, devolvérselas a sus respectivos dueños.
Pero hay cosas inámobibles y de ello daré cuenta al paso de los días...
Anoche me propuse aligerar el equipaje, después de una taza de té y unas cuantas chaquetas mentales de "es por mi bien, así estaré mejor, todo pasa por algo y eso ya fue".
Así que me dediqué a escombrar unas enormes bolsas negras cuyo contenido era poco más que conocido pero ya hasta empezaban a oler feo. Era "El Pasado".
El pasado es un lugar que suelo visitar cuando el buen presente se niega a cooperar con mis ideales o con mi fina y particular visión de la vida en tiempo real. Ya había dejado de pasear por ahí, pero de repente llegó un vendaval y arrasó con mis nuevas y oshiosas ideas (lo sé, soy tan débil. Como cuando platico con argentinos o regios y a los cuatro minutos empiezo a hablar con sus acentos... No al mismo tiempo, imagínenme lo alucinada que -de por sí- me vería y/o escucharía... ¿De qué les estaba hablando y por qué estoy divagando dentro de un paréntesis?)
Tonces, con pijama y pantunflas, bajé al "sótano" de mis papás -porque estoy viviendo con ellos- y zaz/cuaz, que comienza la batalla por deshacerme de cuanto chunche había por ahí.
Salieron mis apuntes de la Universidad y fueron los primeros en desaparecer; en parte porque como nunca entraba a clases, lo más coherente que se lee de ellos es: "...el procedimiento penal inicia con la noticia criminis" y de ahí se saltaba a "...el sentenciado tiene derecho a un término de...", "...el juez en materia de arrendamiento". O sea, que para maldíta la cosa me servirían, la neta. Además estoy convencida de que si quisiera retomar el Derecho, tendría que volver a estudiar la carrera por la cantidad de reformas que ha habido. Que el país ya no es el mismo, pues.
Dije "en parte". Resulta que de ahí se desprenden ENE cantidad de cartitas, recaditos, dibujitos y demás cursilería escolar que el entonces novio en curso tuvo a bien sorrajarme en aras del "amor". Así que si quiero que las cosas fluyan, debí de tirar cartitas con letra preciosa, feíta, pasable, chuequita. Cartas que le cantan lo mismo a mis ojos almendrados que a mi "insuperable" buen humor (uh? supongo que por aquella época debí tener ¿qué? cuatro años!!)
Papeles y papeles fueron cayendo al olvido y a la basura: copias de sentencias, actas constitutivas, exámenes reprobados, trabajos engargolados con una abejita diciendo "sí trabaja", fotos, recortes de periódico, recibos de honorarios, tickets, boletos de conciertos, dibujos, teléfonos de gente que ni recuerdo, mis primeros cuentos -malísimos, por cierto-, posters, revistas, muñecos de peluche, discos -uno de Alejandro Fernández ¡PIRATA! donde el interfecto tuvo a bien ponerme "dedicatorias"...iag!-.
Y bueno, después de aquella catársis papelística yo espero quitarme el mal hábito de acumular cosas que no tienen que ver conmigo y de ser posible, devolvérselas a sus respectivos dueños.
Pero hay cosas inámobibles y de ello daré cuenta al paso de los días...
viernes, 6 de enero de 2012
Sigan la estrella de Belén...
¡CHIN!
¡Olvidé por completo mi cita de todos los viernes aquí en La Gatería!
Miren, no les voy a mentir... adiós.
Jajaja!
Ok, ok, ya en serio (?), sucede que hoy es Día de Reyes ¿correcto? Tons, ustedes saben -y si no, permítanme romperles la ilusión- que los Reyes Magos a veces no se dan abasto entregando mercancía a cuanto niño pedinche hay por ahí, y dejan cheques firmados junto con sendos poderes notariales a los papis para que seamos sus representantes legales aquí en la tierra y podamos pintar una sonrisa en las caritas infantiles... (Dios, escrito suena peor de lo que es)
Es por eso que ahoritita que acabo de regresar del parque con el Matius, me pongo a su completa y entera disposición para que juntos desmenucemos éste y todos los tópicos que se nos ocurran de aquí a que Mateo despierta de su siesta.
Este día siempre ha sido mirado con un sinfín de matices: desde los que lo adoran -los niños- hasta los que lo sufren -como los padres, por ejemplo. Ah y uno que otro vecino cascarrabias que protesta por todo; desde la intromisión S.W.A.T. de los globos mensajeros en su patio, hasta del "ruiderajo infernal" que arman los niños al jugar. Pero a casi nadie deja indiferente.
¿Qué es lo que tiene de especial? Creo que es el hecho de que por sóla una noche nos permitimos soñar con esperanza. Es decir, nos abandonamos a nuestros más intimos deseos materiales -no podría ser de otra manera- y tenemos un 90% de confianza de asegurarnos unos buenos regalos.
No es lo mismo pedir equis objeto a una mami histérica en la fila del super un viernes de quincena, en donde de antemano sabemos cómo va a terminar esa historia, a hacerlo a tres seres que son casi unos superhéroes.
Todos los niños duermen la noche del cinco de enero con una cosquilla en la panza que ya de grandecitos, lo más parecido a ello es cuando tienes a tu primer "novi@" y no puedes esperar a que sea de día para verl@ en la escuela.
Personalmente guardo memorias muy gratas de todos mis días de reyes, puesto que siempre me trajeron lo que yo les pedí. Desde patines, barbis, carros a control remoto, calzones de bomberos (favor de ni siquiera intentar imaginarselos) muñecas que hacen pipí, popó y fuman ya entradas a la pubertad, hasta un pizarrón enoooorme (al que, después me vine enterando, mi papá se trajo cargando cual heróico Pípila por todo Eje Central, Av. Juárez, un cachito de Reforma y luego Insurgentes Centro. Tu sais!)
¡Bueno! con decirles que hoy seis de enero de dos mil doce, bajo el árbol de la casa de mis papás me han dejado un juego de té (el cual, sospechosamente Mateo ya le echó el guante...en fin...) y unos fucsisímas tenis Converse, con una simpática notita -que por la letra, sospecho era Baltazar- donde decía: "Seguramente cuando estén mugrosos te gustarán más"...
Awww, no inventar!
Pues si, chicos. La neta hoy es un día feliz y no sólo porque me he acordado de tomarme mi bendito Vextor. Es un día feliz porque a riesgo de recibir jitomatazos, la alegría de los niños es extremadamente contagiosa.
¡Y hasta sabe a vainilla!
Si no les trajeron nada aquellos tres buenos hombres, no se preocupen. Siempre queda el recurso de mancharse con el que le tocó muñequito en la rosca y entonces sí, suspirar con alivio por haber llegado sanos y salvos al final de la ruta del evento más importante del año: El Maratón Guadalupe-Reyes.
¡Feliz año!
¡Olvidé por completo mi cita de todos los viernes aquí en La Gatería!
Miren, no les voy a mentir... adiós.
Jajaja!
Ok, ok, ya en serio (?), sucede que hoy es Día de Reyes ¿correcto? Tons, ustedes saben -y si no, permítanme romperles la ilusión- que los Reyes Magos a veces no se dan abasto entregando mercancía a cuanto niño pedinche hay por ahí, y dejan cheques firmados junto con sendos poderes notariales a los papis para que seamos sus representantes legales aquí en la tierra y podamos pintar una sonrisa en las caritas infantiles... (Dios, escrito suena peor de lo que es)
Es por eso que ahoritita que acabo de regresar del parque con el Matius, me pongo a su completa y entera disposición para que juntos desmenucemos éste y todos los tópicos que se nos ocurran de aquí a que Mateo despierta de su siesta.
Este día siempre ha sido mirado con un sinfín de matices: desde los que lo adoran -los niños- hasta los que lo sufren -como los padres, por ejemplo. Ah y uno que otro vecino cascarrabias que protesta por todo; desde la intromisión S.W.A.T. de los globos mensajeros en su patio, hasta del "ruiderajo infernal" que arman los niños al jugar. Pero a casi nadie deja indiferente.
¿Qué es lo que tiene de especial? Creo que es el hecho de que por sóla una noche nos permitimos soñar con esperanza. Es decir, nos abandonamos a nuestros más intimos deseos materiales -no podría ser de otra manera- y tenemos un 90% de confianza de asegurarnos unos buenos regalos.
No es lo mismo pedir equis objeto a una mami histérica en la fila del super un viernes de quincena, en donde de antemano sabemos cómo va a terminar esa historia, a hacerlo a tres seres que son casi unos superhéroes.
Todos los niños duermen la noche del cinco de enero con una cosquilla en la panza que ya de grandecitos, lo más parecido a ello es cuando tienes a tu primer "novi@" y no puedes esperar a que sea de día para verl@ en la escuela.
Personalmente guardo memorias muy gratas de todos mis días de reyes, puesto que siempre me trajeron lo que yo les pedí. Desde patines, barbis, carros a control remoto, calzones de bomberos (favor de ni siquiera intentar imaginarselos) muñecas que hacen pipí, popó y fuman ya entradas a la pubertad, hasta un pizarrón enoooorme (al que, después me vine enterando, mi papá se trajo cargando cual heróico Pípila por todo Eje Central, Av. Juárez, un cachito de Reforma y luego Insurgentes Centro. Tu sais!)
¡Bueno! con decirles que hoy seis de enero de dos mil doce, bajo el árbol de la casa de mis papás me han dejado un juego de té (el cual, sospechosamente Mateo ya le echó el guante...en fin...) y unos fucsisímas tenis Converse, con una simpática notita -que por la letra, sospecho era Baltazar- donde decía: "Seguramente cuando estén mugrosos te gustarán más"...
Awww, no inventar!
Pues si, chicos. La neta hoy es un día feliz y no sólo porque me he acordado de tomarme mi bendito Vextor. Es un día feliz porque a riesgo de recibir jitomatazos, la alegría de los niños es extremadamente contagiosa.
¡Y hasta sabe a vainilla!
Si no les trajeron nada aquellos tres buenos hombres, no se preocupen. Siempre queda el recurso de mancharse con el que le tocó muñequito en la rosca y entonces sí, suspirar con alivio por haber llegado sanos y salvos al final de la ruta del evento más importante del año: El Maratón Guadalupe-Reyes.
¡Feliz año!
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