Cuando él se acomodó en nuestras rutinas de locura, en verdad sentí que muchas cosas iban a mejorar y otras tantas necesitarían terapia familiar.
No fue fácil para Chico Mayor aceptar que su papá tenía pareja y que su santísima madre también. Sus celos se dispararon a niveles impresionantes y fueron muchos los momentos donde terminamos tristes, sin embargo con el tiempo fue aceptando y comprendiendo las cosas y no dudo que en el fondo también nació un cariño hacia él.
En cambio, Chica Menor lo disfrutó muchísimo pues aprovechó bastante bien la situación de sentirse doblemente agasajada y consentida; al ser más jóven la pareja de su padre, se siente como si ella fuera una amiga grande que le dedica tiempo y atención y eso es padrísimo; yo recuerdo que me encantaba estar con mis primas mayores porque me hacían sentir importante y me prestaban sus barbies y adoré sus fiestas de 15 años de cada una de ellas.
Creo que para emparejarse hay que saber amar. Y suena a cliché y es horrible y eso ya nos lo dijo José José muchas veces pero es cierto: amar es querer la felicidad del Otro entendiendo que nosotros a veces estamos en el cuadro y a veces no. El Otro es un ser independiente y tiene una vida que se compone de varios aspectos. Podemos estar o no incluídos y visceversa. Pero generalmente nos gana el apego y lo confundimos con "amor". Nace el mueganismo, nacen los celos, nace la desconfianza, nace la idea de que el Otro debe satisfacer mis necesidades (todas). Y si el Otro se va... morimos.
Y bueno, tantito peor si "el Otro" es una mamita trabajadora que cuyo trabajo fue-de nuevo es- muy absorbente. Las prioridades siempre estuvieron claras, pero el corazón no siempre quiere obedecer a la razón. Lo mismo pasaba de éste lado, pero creo que al final no supimos manejar tantas voces, tantos sentimientos diferentes, tantos obstáculos y tanto apego.
Se que el amor está ahí. Ojalá pudiéramos simplemente quitarnos todos los personajes que somos a la vez y encontrarnos en medio del camino, tomarnos de la mano y andar juntos, con todo nuestro pasado, con todas nuestras responsabilidades... (voy a llorar)
En fin... la vida es lo que es.
Una se levanta, deja de postear estupideces en sus redes sociales, prepara el desayuno, se pone pestañas postizas (porque es lo único que deja ver el cubrebocas) y se va a trabajar por y para sus ratitas maldosas.
El camino es diferente, la realidad es diferente y yo también.
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