Se suponía que el último día del año pasado se quedaría con todo lo malo, viejo, enfermo y desagradable. pero es generoso y extiende sus poderes hasta el año que comenzó, para que no se me olvide que tengo muchas, MUCHÍSIMAS cuentas pendientes y varios cadáveres en el armario.
¡Qué detalle!
Así, es imposible agarrarle sabor al comienzo y si ustedes son de los optimistas que sienten que éste año viene (o van) "con todo", no quisiera quitarles el impulso ni la intención: aquí les devuelvo sus dos pesos y pueden proceder a retirarse... (aquí junto hay un blog que da muy buenas citas para ponerlas en sus respectivos feisbuks).
No es cierto... la verdad es que me siento muy muy muy triste.
Es una tristeza vieja, que hasta tiene manchas de humedad y que ocupa mucho espacio. Demasiado...
Es tristeza que quiere incrustarse en un solo lugar, hacerse ovillo y dejar que la hojarasca la cubra por muchos inviernos más.
Se siente como cuando llegas tarde al cumpleaños de alguien que te esperó durante mucho y tú te entretuviste persiguiendo mariposas. Y cuando llegas finalmente, sus huellas aparecen finamente dibujadas en la tierra.
O no...
O tal vez son pretextos para llorar.
Llorar es bueno... dejaré que esto fluya y desemboque en donde tenga que parar.
Es cierto, tarde o temprano tengo que parar.
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