Soñando espero al hombre que quiero...
Los sueños que se sueñan mientras se duerme (no tan) tranquilamente, acostados en la cama, con un gato encima (o algún otro animal) son estrictos impulsos cerebrales que develan nuestro inconsciente.
Es una verdad científica incuestionable y ni siquiera me tomaré la molestia de investigar en la güikipedia para -al menos- cerciorarme de no estar metiendo la pata con mi afirmación.
Así, mientras me encontraba leyendo ávidamente los libros de Camilla Läckberg mi inconsciente se proyectaba en sueños, dándome pistas para hallar al asesino, hablándoles de "tú" a los personajes, ninguneándo al comandante de la policía y hasta paseando por los lugares del crímen, previamente descritos. Todo ello aderezado por mis potentes ronquidos que me han costado varias veces ser removida de mi lecho nupcial para ser injustamente desterrada al couch de la sala...Bah!
O como hoy, que al ser las 07:25 a.m. y después de depositar correctamente al Matius en su escuela, tuve a bien retomar ese asunto interrumpido a las 05:45 a.m. De tal forma que soñé y soñé con un mercado sobre ruedas donde me esperaban las Marmotas comiendo sendos coctéles de abulón y camarones, con chile habanero picado y una salsa bruja de rechupete y que luchaba contra una silla que no me dejaba acercarme a ellos. No podía llegar hasta ellos, la gente, las mesas, los puestos me lo impedían hasta que desperté y supe que: 1) en efecto, moría de hambre pues me pasé de tueste con la siesta, y 2) el "estorbo" que me impedía pasar era ni más ni menos que la Peluss que dormía encima de mi (con lo que comprobamos la existencia del sueño físico)
Pero tanto mambo jambo previo no es para platicarles que ronco ni que tomo siestas después de dejar a mi hijito hermoso, pues ambas cosas las saben de sobra.
El asunto aquí es que los sueños al ser proyecciones nos invitan a detenernos en ellos y revisarlos como si fueran documental de secundaria. Es decir, que quien sueña con grandes logros, deberá analizar sus expectativas, quien sueña con pantanos y parajes sinuosos deberá cuestionarse sus acciones y quien sueña con un mar en calma debería prestarme dinero.
Es muy agradable soñar con lugares donde no hemos estado, con personas que hemos dejado de ver y también con situaciones que del diario no son afortunadas. Pero debemos recordar que sólo son chispazos de nuestro ser, que no necesariamente los tomaremos al pie de la letra pues su función es hacer que nuestra alma repose, aprenda, genere, se ilumine o le baje de intensidad.
En los sueños también se viven las situaciones idílicas que ya no están en nuestras manos resolver; es donde se juntan todos los "hubieras" de nuestra vida y donde el festín de remordimientos, culpas y jubileos se dan cita para atormentar a quienes los sueñan. Pensemos que eso no es la vida, que nuestro despertar tal vez no sea tan dorado ni tan idílico como en los sueños pero que justamente por eso es que pasamos más tiempo despiertos que dormidos.
Habrá dolores que querramos adormecer, desaparecer y tal vez enterrar en el inconsciente, habrá situaciones que nos desalienten y nos hagan pensar en sueños de opio... finalmente la realidad se impone con su luz y nosotros, topos asustados, ¿qué vamos a hacer?
Simplemente despertar y seguir adelante, con nuestros sueños -y enseñanzas- a cuestas, tratando de ser felices día a día.
Tal como lo somos en sueños.
Feliz viernes, chaparrit@s.
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