viernes, 20 de julio de 2012

VERANEÁNDO...

Díganme, ¿hoy es viernes?
Porque cuando las vacaciones ya se encuentran en un punto álgido, un punto en el que los días suelen escurrirse como espaguetis aguados, es difícil precisar el día en el que una existe.
"Vacaciones de verano" raramente significan "tortura y tedio", pero -como siempre- en mi caso ha habido excepciones...
Antes de retrotraer el pasado, chapotearé brevemente en la agridulzura del presente y lo primero que haré será preguntar muy ingenuamente si de puuura casualidad conocerán ustedes un curso de verano para ¡gatos!
De verdad y a riesgo de que me tachen de mentirosa, ¡ya no se que hacer con el Matius y el gato! Se la pasan peleando todo el santísimo día, el gato le hace maldades, Mateo lo muerde, el gato lo rasguña, Mateo lo saca de la casa, el gato se avienta con toda su gatunez a la puerta, haciéndo un ruiderajo tal, que pareciera que a diario judiciales intentan notificarnos alguna orden de aprensión... Es terrible.
El Matius es un niño muy dulce y obediente, pero pues -al fin, hijo mío- también tiene su maldíto genio y el gatito saca lo peor de él. Así que por ello, he decidido meter al gato en un curso de verano, para que rasguñe, rasque, duerma, coma y se aparee como se le de su regalada gana.
Y se preguntarán, con toda la obviedad de la que son capaces que por qué no inscribo mejor al Matius al mentado cursito.
Bueno, la cosa no es tan fácil. En primera... (jajaja, iba a repetir "la cosa no es tan fácil") mi pésima planeación del tiempo libre nos tiene literalmente agarrados de las garras. Con trabajos, tal vez podamos ir un fin de semana a Querétaro y eso aún está en veremos... (Acabo de recordar algún link vía Qro.-verano-etc, pero ese tema se coce aparte)
Y segundo, los cursos de verano tienen muy pobre recomendación para mi.
Siendo hija única durante un reinado de nueve años, las opciones que mi santa madre tenía para entretenerme/cuidarme en verano eran muy escasas. Tenía la opción de dejarme en casa de mi Abuela Ofelia y tal cosa me hacía feliz. Me acuerdo perfecto de su desván poblado de los libros, pinturas, música y revistas de sus hijos solteros -que eran la mayoría, mi padre era su único hijo casado- y las hooooras que yo pasaba en ese cuarto atestado de cachivaches y polvo achú.
Pero no aguantaba tanto tiempo lejos de mi casa, de mis juguetes, de mi particular forma de alimentarme (la abuela no creía en cosas como: Cheez-wiz, danoninos, mermelada, chococrispix, mayonesa, etc.)
Así que la segunda opción número dos para entretener a la bestiezuela eran los mentados cursos de verano. Seguramente nadar y "convivir sanamente al aire libre" eran opciones muy recomendables que a mi madre convencieron, no creo que se fuera por el lado "dónde pueda estarse en paz, es bueno"
Así que a partir del verano del '88, mis veranos estuvieron comprometidos con las "Jornadas Infantiles de Verano del Departamento del Distrito Federal"... aplausos.
Tales "Jornadas..." eran (o son, no lo se) el ejemplo más explícito del maltrato infantil.
Para empezar, las instalaciones donde se llevaban a cabo dichos cursos, eran los balnearios más apestosos, ruines y temibles del inframundo burocrático. Nombres como "Deportivo 18 de Marzo", "Balneario Las Termas" y "Deportivo Olímpico 1° de Octubre" sonaban más como a casas embrujadas que a remansos de paz.
Y bueno, las "hostess" de dichos lugares no eran las damitas llenas de vitalidad y nociones de pedagogía, psicología y un ligero toque de sentido común de varios cursos que se respetan. Parecían sacadas de la película "Alcatraz, fuga imposible" en su versión femenina de lo "cariñosas" y proactivas que eran.
De verdad que era muy deprimente ir a esos cursos, donde nadabas en agua semi clorada (la otra mitad era una sustancia de dudosa calidad), donde convivías con niños de tu misma edad pero con diferentes aspiraciones en la vida y no me refiero a que yo quisiera ser astronauta y ellos papeleritos, sino que a mis siete años, difícilmente quería ser novia de alguno de los caballeritos precocitos que por ahí pululaban y donde lo más emocionante que recuerdo, era haber jugado a "las novelas" con las niñas, siéndo nuestra favorita "Dulce Desafío".
Argh.
Todos los días rogaba a mi mamá para poder quedarme en casa a ver caricaturas y atiborrarme de azúcar -lo normal en aquella época- y todos los días me llevaba arrastrando con mis shorcitos y mi cantimplora plástica de tapa roja (a la que inexplicáblemente siempre se le salía el agua de limón y que cuando el agua era simple, la chunche esa quedaba herméticamente sellada)
Pues bueno, la verdad es que mis días infantiles de verano transcurrieron tristemente en esos cursos, con sus honrosas excepciones como los viajes a Cancún, al rancho de la abuela Luisa y una que otra visita a mamá en su oficina.
Así que, con todo y mis gruñidos con respecto a que ya no se a dónde más llevar al Matius, con qué entretenerlo y a quién endilgárselo por unos minutos, sigo firme en no inscribirlo a ningún curso. 
Aunque, ¡vamos!, apenas llevámos quince días de vacaciones...
No se sorprendan si la próxima semana les cuento que el Matius (y el gato) se encuentran chapoteando de lo lindo en algún lugar de la mancha (urbana), de cuyo nombre no quiero acordarme...
¡Feliz Viernes!




martes, 17 de julio de 2012

Reggaetonéame el futuro.

El domingo pasado asistí a la exposición "Surrealismo, vasos comunicantes" en el MUNAL.
Posteriormente -y previa ingesta de hamburguequesota en el Café Kobáh- presencié la película "Un método Peligroso", donde Jung, Freud Y UNA TAL SABINA SPIELREIN, tuvieron a bien sacudir mis neuroncillas al compás del ya famoso "Dime Vaquero". En fin.
Y todo transcurrió en santa calma, en completa armonía y con la perfecta compañía de Kry y Diana.
Nosotras muy british, con impermeables, botas para la lluvia, paraguas y gorros estilo "New Radicals" (lo siento, K, tenía que decirlo) caminando sobre Av. Reforma, sin imaginarnos ni percatarnos que a escasos metros se desarrollaba todo un zafarrancho protagonizado por los villanos favoritos del momento: los jóvenes _________ (ponga aquí el nombre de su tribu preferida: emos, skatos, reggaetoneros, estudiantes, etc.) y los polis del D.F.
Yo me enteré de todo esto gracias a mi time line del Chuírer, que si no, bien pudieron confundirme con una jovencita reggaetonera (y no precisamente por la vestidura, ejem, ejem.) y treparme a "La Julia", sin destino conocido.
Me sorprende la postura que varios medios y personas generadoras de contenidos han tomado al respecto. Unos afirman que Marcello es bastante rígido y cuadrado en su manera de impartir justicia, al grado de compararlo con el mismísmo "Regente de Hierro", el temible General Uruchurtu; otros dicen que la culpa de todo la tiene el "sistema" (cualquier cosa que esto signifique) y mientras, la sociedad común y corriente nos preguntamos "¿y que tenemos que ver en ello?"
Al principio, mi simpatía se puso del lado de los jóvenes, cuando en las imágenes se notaban los excesos del aparato policial. No me hubiera hecho gracia ver al Matius protagonizándo las noticias de las 6, mientras lo acusaban de vandalismo, ¡mi pobre criatura!
Pero cuando las imágenes del Metro mostraron "las travesuras" de dichos jóvenes, la verdad comencé a dudar de mi parcialidad.
Varias preguntas quedan sin respuesta satisfactoria en su totalidad:
¿Quiénes demonios se creen y qué carajas razones tienen para destrozar lo que sus manitas no han hecho?
¿Qué cuentas pendientes tenemos con la juventud en general, para que ellos se hagan "justicia" a como de lugar?
¿Hasta dónde ha crecido la intolerancia entre ciudadanos, no ciudadanos y población en general?
Me queda claro que vivimos en un polvorín y que por más demagogia que nos aviénten en forma de promesas de campaña y cifras indecifrables, la cuestión queda sin respuesta y mientras tanto, el fenómeno social de la intolerancia crece y crece...
Y por más que queramos pasar por ciudadanos de primer mundo, a mi la neta es que me choca ver que los jovencitos, en lugar de estar haciéndo algo de provecho, se congreguen en bola -porque sólo así se sienten muy "salsas"- y comiencen a exigir lo que individualmente no son capaces ni siquiera de deducir: un mejor futuro, una mejor calidad de vida... ¡una vida!
No, no, no... discúlpenme, pero yo a su edad no era tan desmadrosa. Y poco tenía que ver que fuera ñoña o roquera o intelectual jr.
Todo tenía que ver con el hecho de tener metas personales y sí, valor y coraje para salir adelante.
¿Que mis papás me ayudaron porque tenían profesión y por ende trabajos estables? No siempre. Hubo un tiempo en el que me tuve que mantener sola.
¿Que nací en cuna de oro y por ello tuve mejores oportunidades? Para nada, la cuna ni el origen poco tienen que ver con el crecimiento individual de los seres humanos.
Yo, como todos ustedes, nací, crecí, aprendí a leer y elegí un camino.
No creo que eso sea tan difícil.
No me vengan con que "ellos no tienen elección". ¡Claro que la tienen!
Al menos pueden elegir escuchar música menos horrorosa...

viernes, 13 de julio de 2012

La que soy en éstos momentos.

Seguramente se está preguntado, querid@ menos un lector, dónde carámbas me encontraba, ¿cierto?
Bueno, no tengo empacho en comentarles que tuve una recaída -muy larga, molesta y estúpida- de la enfermedad silenciosa llamada DEPRESION.
¿Que qué gano con contárselos y deprimirlos aún más? Bueno, seguramente el morbo y la preocupación justificarán mis próximas líneas, así que esa pregunta se quedará sin respuesta.
Así es, queriditos míos, poco antes de las elecciones, durante las mismas y al término de ellas entré en estado automático. Mi formación profesional e intelectual me llevó al colapso endorfinal al no permitirme dejar pasar lo que a las claras, parece ser un episodio más de la tragicomedia mexicana "Vivir en México".
Sip, voté por la izquierda y me sentí muy decepcionada de que no llegara ni a semifinales.
Ahorrémonos comentarios a favor o en contra, digamos que a mis Treinta años, mi mayor preocupación es que mi esfuerzo no sea suficiente para sacar adelante al Matius. Si viviéramos en departamentos japoneses (literal y metafóricamente) tal vez mi preocupación no fuera tanta, sabiéndo que sólo de mi depende un éxito o un fracaso... pero bueno, ya habrá ocasión para hablar de ello, ¡si lo bueno apenas comienza!
Como les decía, ésta "crisis" coincidió con los tiempos electorales, pero también con el término del ciclo escolar del Matius, premiaciones, festejos y despedidas, las cuales -lo saben- me hacen MUY mal.
Si he de serles sincera -y poniéndo chonguitos para que no dejen de leer éste, su blog pacotillero de confianza,- entonces tendrán que saber lo poco tolerante que soy para muchas cosas, entre ellas, los cambios al status quo de mi día a día.
Están a punto de saber que mis pequeñas manías u obsesiones han hecho de mi un guiñapo, pero que gracias a esta "semi estructura" es que no he terminado con una dotación de alcaloides en el torrente sanguíneo.
Así que era de esperarse que llegando las vacaciones, mi Quadrada (¿a quién les recordé?) visión de las cosas encontrara un obstáculo insalvable y por ello, cayera lentamente en la madriguera del Conejo Blanco (Memorándum para mi: Hacer esos autorretratos ¡YA!).
Eso y que el Vextor ya no me hace, caray.
Y por si eso no fuera todo, que el Matius se me larga de vacaciones a MichoacánQuéBelloLugar.
¡Pffff!
Cinco días sin chamaquito... parecía una llamada demasiado placentera que no podía dejar de atender. ¡Mini vacaciones soñadas! ¡Tendría el mundo a mis pies! El tiempo suficiente para hacer todo aquello incluído en mi lista de "Aplazables hasta Octubre" (y que incluye tópicos como: Hacerme una manicure, estar en dos lugares al mismo tiempo, sembrar un libro, escribir un hijo y tener un árbol, etc.)
Pero la delicia en manos de un animalito de la creación como yo no es igual que para los demás.
Y ¿por qué no? viviéndo en la CiudadQueLoTieneTodo (menos al hombre de mi vida) me tuve que encerrar en mi penthouse a ... dormir.
Sí, me la pasé durmiendo a todas horas y en todas las posiciones posibles. Con gato, sin gato, con almohada, en el sillón, en la cama, en el cuarto de las visitas, en el estudio... me la pasé jetona y el mundo bien pudo haberse ido al carajo. Yo ya me había bajado de él.
Inclusive, el sábado Kry tuvo a bien rescatarme de mi autoexilio mundial, pero nop..., la neta mi choya andaba en otra parte. Muy lejos de mis hombros, demasiado cerca de la locura.
Gracias a la máxima deidad existente que no me da por beber ni por tener sexo con extraños, pues definitivamente era candidata a terminar o en el Torito o en un basurero.
En vez de ello, mi casa fue el lugar donde el drama tuvo su escenario y el tiempo parecía haberse detenido.
Seguro era el Síndrome de Abstinencia de Matius... o nop.
Finalmente, queridos menos cinco lectores de siempre, hoy pude tener ese encuentro con la terapia y mi mundo parece tener un poco de orden. O al menos me hago la ilusión de que así será, pues... ¿qué somos los seres humanos sin esas licencias poéticas?
No se si me tomará más tiempo que el habitual para hacerme a la idea que ésto es el "aquí y ahora" y no habrá otro momento para trascender. Que la vida no espera por nadie (ni por mi) y que será mejor que le vaya agarrando el gusto de nuevo a la misma.
Y bueno, no hay mal que por bien no venga: quiero hacerles de su conocimiento que van a tener un hermanito... ah caray, no. Esa noticia no es para ustedes.
Jajaja, no, no es cierto.
La Gatería está a punto de tener a su hermanito, un blog donde correrá sangre, saliva y demás sustancias con "S"...
Ahí ustedes búsquenle...púchenle... *Se aleja riéndo descaradamente...




jueves, 5 de julio de 2012

AlteregodeEdd

Lo que encierra el capullo, ese es el EGO.
La mariposa que sale de él, ese es el verdadero yo.
No se cuándo empecé a amar a EDGARBAGE y sus estúpidos chinos.
Supongo que todo empezó de la misma manera en la que he planeado el resto de mi vida: como un juego.
Y que ahora me ponga en sus manos (¡rayos! quisiera que fuera literal) para que moldee mis ideas en su trágico programa radial... no se, me pone muy mal.
¿Cuántos años le llevo a éste escuincle? ¿7? ¿Es suficiente edad para empezar a cougarearlo?
¿Cómo será amar a Edgarbage? ¿Cómo empiezas a amara a cualquier ídolo adolescente?
Nos tomaremos de las manos mientras yo revoloteo frente a él. Me mirará con esa mirada seria, tan seria que da miedo. Con la mandíbula tensa girará el cuello para indicarte que le pares a tu carro, que es suficiente melcocha para un solo día. Que los atardeceres no se hicieron para comparar las marcas de la vida ni para demostrar simpatías. 
Suspiraré enfadada. Estoy lista para sus besos, para sus maltratos. Estoy lista para que me ame y serle fiel hasta que duela... 
Pero preferirá pasar de mi y darse la vuelta.
Querrá saber de qué va la vida sin ir a ninguna parte...