viernes, 10 de junio de 2011

Bendita Piratería.

No podemos imaginar un espacio sonoro sin dedicar un pensamiento a los corsarios musicales.
Lejos están los días en los que la popularidad de los "artistas" se medía en el Metrónomo 97.7 y la juventud vibraba a la voz de "guerreros de la música y chicas noventaysietesiete". Nop, nada de eso ocurre ahora.
En un mundo cada vez más competitivo, quienes llevan la batuta en cuanto a charts son los meros meros piratas de Tepito.
Disco que está próximo a salir es disco que seguro encontrarás de a diez varos o tres por veinticinco y si el disco no jala para la piratería, es seguro que lo encontrarás de regalo en las cajas de cereales.
Ya no se diga de las películas. Hay varias que sin haberse estrenado en nuestro Mexiquito, ya se encuentran en formato blu rei... pirata, claro.
Se ha sofisticado tanto esta industria que ya no sólo se contentan con piratear música vernácula y películas de Armold Schwarzenegger, noooooo, ahora películas de Fellini, Bergman, Warhol et al. también encuentran su versión corsaria ¡con piratas que saben de cine de autor y música clásica! Y no me refiero al tipo de Filos que trafica con éste tipo de mercancias, me refiero al bucanero que te encuentras en el tianquis y lo mismo te vende música reggaetonera que las Variaciones Godlberg de Bach.
Cuando en un país donde el Presidente Fecal coopera con los meros malosos, intercambiando inmunidad y votos a cambio de manga ancha para el pillaje, lo obvio sería que los bucaneros de la música hicieran lo mismo con las grandes industrias disqueras.
Así, para evitar contaminación de todas las formas posibles, los magnátes de Sony, BMG, Warner debiesen asesorarse con la industria del parche y la tibia para poner a su consideración los "Nuevos valores juveniles".
De ésta manera, el timming del asesor pirata prevedría desastres discográficos como la tal Fanny Lu, Rabanitos Verdes, Pablo Montero y Araceli Arámbula.
Y si mucho me apuran, bien podrían modificar la estrategia de ventas de sus formatos MP3, dando a conocer otros temas del disco del artista del momento. Así uno tendría una opción diferente en vez de los nimios "sencillos" que las estaciones de radio payoleras insisten en recetarnos sin piedad, durante todo el trayecto de la combi.
Y por supuesto, esto se traduciría en que el consumidor querría escuchar el CD completo y no le quedaría de otra que comprarlo (pirata, por supuesto) Con lo cual, el pirata vende dos discos en lugar de uno.
¿Que en qué se beneficiaría la industria de la música original?
Ah... ps en nada, pero eso es algo que a mi no me importa.




1 comentario:

Anónimo dijo...

MEJOR NO OPINO NO ME VAYAN A JUZGAR TUS MENOS 4 LECTORES...
DANNY FDEZ