viernes, 24 de junio de 2011

HIJAZO DE MI VIDAZA

¡Ahhhhh! Tenía un buen rato de no saber lo que era estar en casa, haciendo las labores propias de la domesticidad y cuidando -y entreteniendo y consolando y jugando a las luchas y viendo "Charlie y Lola" hasta la náusea- al Matius... All day long!
Cuando uno se acostumbra a ser pata de perro (o bueno, de gato) la casa es el lugar donde menos quieres estar (y menísimos si tienes que limpiarla...ewww!)
¿Y cuál es el motivo de tan terrible suplicio? Pues que la maternidad tiene sus vericuetos en los que mi comprensión es insuficiente.
Estoy bien pinche preocupada (sí, así de preocupada. ¡Imagínense!) por la salud de mi hijín. Cuando él era una pequeña marmotita, yo pasaba las tardes mirándolo dormir y apresurándolo en silencio para que ya creciera. No veía la hora en la que él y yo nos descolgábamos por la ciudad visitándo parques, circos, cines, zoológicos y miles de neverías. Planeaba idas al Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria para gritar muchos "goyas" y en mi muy fecunda imaginación, lo visualizaba participando en concursos de spelling bee.
Pero nunca reparé en que al crecer los chicos también crecen sus necesidades y sus cuidados, y es por ello que aquí me tienen pariendo chayotes con los miles de doctores y especialistas que han auscultado al Mats.
La verdad es que traigo el corazón hecho puré, pues en menos de una semana hemos pasado del pediatra al cardiólogo, al doctor general, a los análisis de pipí y popó y al doloroso procedimiento de extracción de sangre.
Todo está en aparente calma, estamos en la fase donde los diagnósticos son un tanto a ciegas y el mantener la cabeza fría es necesaria. Y es que  parece que cuando te trepas al carro de "soy mamá primeriza", el camino es un trayecto interminable. Por más que los consejos en los baby showers (de, por cierto, amigas que en su vida han sido mamás) tratan de despejar un poco la incógnita de la maternidad, lo cierto es que cada una de nosotras debe descubrir por sí los "do" y los "dont's" de la misma.
Lo siento menos "n" lectores de siempre, quise que compartir ésto con ustedes no para deprimirlos ni disuadirlos de ser mamáses o papáses, sino para que le vayan midiendo el agua a los elotes...
Ya ni les platico de lo que es elegir el kínder adecuado, pues en éstos días me desconozco completamente. Tal parece que estoy buscando la nursery de Harvard (puuuu... ¡y luego en mi pueblo!...jajaja)
Bueno, me están esperando en una casita hecha con almohadas y sábanas y pues... ¿cómo perderme semejante fiesta de té?
Finalmente lo único que queda de nosotros en éste mundo es la continuidad de nuestros pensamientos en el actuar de otra persona.
Como el gusto de mi hijo por los gatos callejeros.



lunes, 20 de junio de 2011

Soy del Club "Hago cosas estúpidas por los hombres"

Es lunes y mi fin de semana estuvo marcado por el horrible hecho de que vulneraron la seguridad de mi casa entrando en ella sin permiso y sin avisar.
Aparte del molesto suceso, tengo que cargar con la "culpa y responsabilidad" de -según versiones oficiales- haber dejado abierta la puerta de la casa...
OK, si. A mi me CAGA vivir aquí (noten que mi disgusto ya es categoría 5 en la escala Saffir-Simpon) pero ni por ello sería tan TARADA de dejar la puerta de ESA casa abierta, para que los malhechores se cuelen impunemente en ella.
En fin, las carpetitas de la abuela están completas y a mi colección de revistas de "La Mosca" no le falta un solo ejemplar. Saldo cuasi blanco pues mi credibilidad ha quedado por los suelos con la familia de Marmota y mi siempre cuestionada salud mental ahora ya es tema de debate nacional.
Así pasa cuando eres del club "Hago cosas estúpidas por los hombres"
¿Que qué carajos es ese club? Ah pues uno en donde las integrantes básicamente hacemos cosas sospechosamente poco inteligentes en aras de tener contento a un varón.
Recuerdo que ingresé en ese club desde muy temprana edad cuando en tercero de kínder nos llevaron a una pastorela. Recuerdo que a mi me gustaba mi compañerito Israel y que por seguirlo me chuté toda la maldita pastorela llena de diablos a los cuales yo temía. Lo pasé terriblemente mal, llorando y tapándome los ojos. Pero eso si, bien prensada de la mano del tal Israel (que a la postre me dejó por la güerita Liliane)
En segundo de primaria, mis notas bajaron considerablemente al pasarme los días contándole las pecas al pecoso de Fidel.
No se me olvida el regaño de mi madre el cual es digno de reproducir aquí: "...floja, no hiciste tal trabajo...¿qué pensabas?... PERO A ECHAR NOVIO NADIE TE GANA, ¿VERDAD?"... Ay Dios, la verdad todavía me duelen esas palabras pero ¿qué podía decir? Simplemente soy la mascota del club "Hago cosas estúpidas por los hombres"
Y la lista sigue.
Viajes clandestinos a Querétaro a los catorce años, pijamadas inventadas con tal de salir de fiesta con la familia del novio en turno... Una vez por alcanzar a un novio a la Marquesa estuve a punto de protagonizar "Kilómetro 31" ya que me aventé como el Borras y sin dinero hasta allá y cuando llegué ¿cual fue mi sorpresa? ¡Ah! No había ni una maldíta alma.
No traía varo, ya lo dije. Y no había gente a quien pedir una caridad por el amor de diossss. Me quedé sentada en un puesto de quecas durante cuatro horas, rogándo porque la doña vendiera algo y así pudiera prestarme algo de pasta. Total que llegó una bolita de chicos nais y me armé de valor para solicitar una feria.
Las mejillas me ardieron cuando dos de ellos me dijeron que me daban un aventón a Insurgentes.
Seguro eran Lassallistas pues traían la Rondalla de Saltillo a todo lo que daba, pero no me importó que "De colores" fuera el soundtrack que amenizara el anhelado viaje de regreso.
En otra aventura me salí del trabajo SIN AVISAR para ir a dejar un paquete misterioso, el cual contenía música francesa y unas crayolas... ¡Háganme el usual re rechingado favor!
Y así hay varias... vaaaaaarias.
La última, lo acabo de decir, me casé con una Marmota y aquí me tienen, bloggeando porque soy incapaz de decir "Vámonos a vivir a otro lado" y ¿saben por qué?
¡Exáaaaaaaaaaaaacto!
Porque soy del club "Hago cosas estúpidas por DOS hombres"
Bah!

viernes, 17 de junio de 2011

Mi chico ideal...

Ay dios...
Estuve a punto de meterme en camisa de once varas (¿alguien sabe qué carajos significa esa frase? y ¿alguien sabe por qué si no se su significado, la sigo usando?) con un tema por demás escabroso, pero finalmente una falla en los neurotransmisores me hizo volver por el buen camino.
Casi quise hablar de "Mi chico Ideal", aquel que sin ser un ente físico existente, puede hacer que me pierda en pensamientos nada puros y provoca que mis frijoles se quemen impunemente en la olla.
Por un pelo de rana calva estuve a punto de revelar que mi chico ideal es un hombre de amplia estatura, de cabello largo y rizado, con barba de candado y que en el aire las compone. Tiene ojos oscuros, tiene una sonrisa hermosa y sobre todo, tiene la voz más varonil que el campo sonoro del pueblo donde habito ha escuchado jamás...
Ufff... de la que me salvé, ¿saben?
Digo, no se si sepan pero según Marmota, ESTE es el tipo de hombre que me hace voltear la cabeza y olvidarme por completo de mi esposo e hijitos. Según Marmota (que por cierto es mi esposo) ESTE es el hombre con el cual viviría feliz por los siglos de los siglos, amén.
Pero la neta es que está bien equivocado.
No voy a cursilear (ni a mentir) diciendo que ya encontré a mi chico ideal, que por fin senté cabeza (otra frase  que no tengo idea qué significa) y que cargo con mis tabletas al lado de los ojos como cabello de lechería, para no ver más género masculino que el que vive bajo mi mismo techo. Eso sería algo por demás absurdo, puesto que NADIE en su sano juicio deja de admirar la belleza que la vida nos ofrece (unos más discretos que otros)
La verdad es que sí, en algún tiempo el cabello largo y la barba de candado fueron mi hit como en su momento lo fueron los altos y güeritos, el maestro de Glee, mi amigo Tonny Giralt, mi psiquiatra, etc, etc, etc.
Pero creo que por el momento, mi imaginación se encuentra controlada por un ensueño en el que el único chico que me hace suspirar es Justin Biberón.
Ya está, ya lo dije.
Demándenme!
Jajajaja, claro que no... El chico ideal no existe, el principe azul no existe, el hombre de tu vida ¿qué creen? ¡pues tampoco existe!
Todas las relaciones en su momento son las ideales porque te ayudan a conocer lo que sí y lo que no quieres en tu vida,  tus áreas de oportunidad y también tus fortalezas.
Algunas te servirán para darte cuenta qué tan buen besador eres; otras serán para descubrir tu potencial como masajista y cocinero y algunas más para darte cuenta que lo tuyo no es vivir en una comuna hippie (como hace años pretendí)
Pero al final de la vida nos iremos solos (o al menos que seas parte de un pacto suicida...) y nadie se irá con nosotros (no es cierto aquello de "si te vas, yo me muero Eustolia, escúchalo bien: ¡Me muero!")
Lo poco o mucho que las relaciones te ayuden a crecer será parte del legado que dejarás al faltar tú.
Y creeme, en tu lápida nadie escribirá: "Murió amando a..."
Ya se, esto no tiene ni pies ni cabeza pero qué carajos, ¡es mi blog!
Jajajaja, los quiero.
Feliz Viernes.





viernes, 10 de junio de 2011

Bendita Piratería.

No podemos imaginar un espacio sonoro sin dedicar un pensamiento a los corsarios musicales.
Lejos están los días en los que la popularidad de los "artistas" se medía en el Metrónomo 97.7 y la juventud vibraba a la voz de "guerreros de la música y chicas noventaysietesiete". Nop, nada de eso ocurre ahora.
En un mundo cada vez más competitivo, quienes llevan la batuta en cuanto a charts son los meros meros piratas de Tepito.
Disco que está próximo a salir es disco que seguro encontrarás de a diez varos o tres por veinticinco y si el disco no jala para la piratería, es seguro que lo encontrarás de regalo en las cajas de cereales.
Ya no se diga de las películas. Hay varias que sin haberse estrenado en nuestro Mexiquito, ya se encuentran en formato blu rei... pirata, claro.
Se ha sofisticado tanto esta industria que ya no sólo se contentan con piratear música vernácula y películas de Armold Schwarzenegger, noooooo, ahora películas de Fellini, Bergman, Warhol et al. también encuentran su versión corsaria ¡con piratas que saben de cine de autor y música clásica! Y no me refiero al tipo de Filos que trafica con éste tipo de mercancias, me refiero al bucanero que te encuentras en el tianquis y lo mismo te vende música reggaetonera que las Variaciones Godlberg de Bach.
Cuando en un país donde el Presidente Fecal coopera con los meros malosos, intercambiando inmunidad y votos a cambio de manga ancha para el pillaje, lo obvio sería que los bucaneros de la música hicieran lo mismo con las grandes industrias disqueras.
Así, para evitar contaminación de todas las formas posibles, los magnátes de Sony, BMG, Warner debiesen asesorarse con la industria del parche y la tibia para poner a su consideración los "Nuevos valores juveniles".
De ésta manera, el timming del asesor pirata prevedría desastres discográficos como la tal Fanny Lu, Rabanitos Verdes, Pablo Montero y Araceli Arámbula.
Y si mucho me apuran, bien podrían modificar la estrategia de ventas de sus formatos MP3, dando a conocer otros temas del disco del artista del momento. Así uno tendría una opción diferente en vez de los nimios "sencillos" que las estaciones de radio payoleras insisten en recetarnos sin piedad, durante todo el trayecto de la combi.
Y por supuesto, esto se traduciría en que el consumidor querría escuchar el CD completo y no le quedaría de otra que comprarlo (pirata, por supuesto) Con lo cual, el pirata vende dos discos en lugar de uno.
¿Que en qué se beneficiaría la industria de la música original?
Ah... ps en nada, pero eso es algo que a mi no me importa.




martes, 7 de junio de 2011

Dana en Danalandia...

¡Oh dios! Tengo treinta minutos (bueno, veintiocho, de hecho..., ya saben, una que tiene que actualizar todas sus redes zoociales) que el H.H.H: Gobierno de la Ciudad de México me ha regalado para navegar en interné.
¿Y qué les platico? ¿Quéeee les cuento? Que me salió de imprevisto un viajecito al centro de la ciudat de México.
Mi travesía inició en Pino Suarez, donde la Marmota tuvo a bien aventarme del carro y acelerar con quemón de llanta y toda la cosa. Pero no importa, pues ya saben que como heroína de novela de Angel de Campo, el centro es uno de mis paseos favoritos ever.
Conforme mis ojitos se acostumbraron a la radiación UV que ustedes, chilanguitos, manejan, mi corazón latió apresuradamente y creí caer presa de un vértigo absurdo al notar que "algo" faltaba en el paisaje urbano.
Tardé cosa de diez minutos en darme cuenta que ¡no había ambulantes! Eso es una cosa que me llena de emoción, aunque se burlen queridos citadinos. El comercio informal será tema de doctrinas económicas en los foros de Davós y la rú, pero es algo con lo que estoy en contra. Sólo sirven para fungir como acarreados en los eventos del Pri, Pan, Prd y demás (y aquí se corta mi señal, no?)
Bueno, equis. Ya hablaré con más profundidad acerca del tema.
Como les decía, caminé y caminé con mi hermosos Loboutin de 15 cms. Partiendo plaza y patas pero ¡bueno!
Me solacé con lo obvios que son los guardias de Palacio Nacional con las gringuitas güeritas buenonas, me extrañé con ver un cerco de seguridad a un costado de Palacio como si aqueio fuera la embajada de USA.
Con éste calor, se antojaba un rico clericot en la Casa de las Sirenas y ahí dispuse cháchara sutil con un tipo llamado James. Charla muy amena y graciosa -para él- puesto que se la pasó hablando de lo "calientes" que son las mecsicanas. Of course, yo soy una muchacha, pues digamos "al tiempo", no peco de calurosa ni de polar (tal vez "bipolar") con lo cual tuve a bien dejarle claro que sus palabras no eran bienvenidas en mi mesa y que aunque fuera la copia pirata de Jared Letto, sus pulguitas no iban a brincar en mi tapete.
Total, que ya con la indignación propia de la plática, huí hacia la exposición temporal de la colección "Pago en Especie" de la Secretaría de Hacienda. Muy bonita, muy bonita.
La siguiente parada fueron las Librerías de Viejo, luego caracoleé por Madero y grande fue mi sorpresa al ver que es puro paso peatonal.... ¡Muero de la envidia! ¡Es hermoso!
Y bueno, ahora de regreso a mi realidad, regreso al Edomex, a mi casa fresca y espaciosa. Mi consuelo es que la higuera de mi jardín se ha puesto las pilas y ya están empezando a brotar los primeros frutos.
Mañana, que cumplo un año de haberme mudado para allá, empezaré la cosecha...
Feliz martes.

lunes, 6 de junio de 2011

JUST ANOTHER F*CKIN' MONDAY!

¿Por qué será que cuesta tanto trabajo regresar al trabajo en lunes?
¿Quién fue el sádico que inventó el día lunes? Ya se que esta última pregunta fue bastante boba, es sólo que no atino a comprender por qué la gente le tenemos tanta aversión a los lunes. Si revisamos las estadísticas, se cometen más suicidios en lunes que en cualquier otro día. Si le preguntan a los niños sus pensamientos acerca de los lunes, les contestarán con una patada en la espinilla antes de soltarse a llorar. A los profesionistas, el simple hecho de regresar a la rutina del café, cigarrín y viboreada al jefe es algo que los pone en estado lamentable.
A mi siempre me han deprimido los lunes como me puede deprimir cualquier otro día.
Pero, como en casi toda regla, existe la persona que hace la honrosa excepción y en mi caso, mi hijo Matius es todo un optimista en potencia.
Podrá ser un gruñón para todo lo que gusten y manden, berreará seguramente si no le cumplimos sus exigentes demandas pero ¡a él los lunes lo ponen de muy buen humor!
Se despierta aventando los cobertores y cantando; brinca y hace cabriolas en la cama; enumera su lista de prioridades -desde cambiarse, lavarse los dientes y escoger un juguete para llevarse a la escuela- hasta finalmente subirse a mi camioneta a tocar el cláxon para apurar a su muy lento papá.
Y esta disposición suya a los comienzos de semana me hace sentir abrumadoramente mal, porque obviamente me tengo que trepar a su carro para no heredarle mis malos hábitos.
Como otras tantas cosas intrínsecas en mi, caigo en la cuenta que Matius es el único hombre que ha logrado -sin proponerselo- cambiarlas.
Y ni modo, a doblar las manitas y cantar a todo pulmón "Solecito, solecito ¿dónde estás?" para comenzar con ánimo ésta y todas las semanas que la máxima deidad existente me conceda para estar con mi hijito.
Benditos lunes, martes, miércoles... et al.

viernes, 3 de junio de 2011

Creando Caos...

¿De dónde, demonios de todos los infiernos, es que saco tanta corrosividad para echarme a perder el hígado? (la vesícula ya no, porque ya no tengo jo jo jo)
Bien se que pude pasar la vida tranquilamente si HUBIERA escuchado a mis papás, si HUBIERA puesto atención a los maestros en la primaria, si HUBIERA hecho caso a las advertencias de mis psiquiatras ("Mira Dana, si tú continúa por esa senda, vas a terminar rebanándote el cuello" ... ¡REBANÁNDOTE!, eso dijo el muy guapo Dr. Minaya). Si HUBIERA...Pero ¿quién soy, aparte de mi misma, para impedir los designios, pasos y jugarretas de mi propio destino?
Dicen los falsos optimistas que el "hubiera" no existe, pero ¡claro que existe! si no, de dónde carajos sacarían tanta lana los gurús del crecimiento personal. ¿Cómo podría financiar Paulo Cohelo sus ene mil casas repartidas por el mundo?
El "hubiera" es la zona de confort más deliciosa que el ser humano se pudo inventar.
Imaginemos un mundo sin "hubieras"... ¿A qué santo podríamos dar tanta lata para que con sus palancas celestes nos hiciera el milagro de revertir lo que nuestras manecitas han destruido?
¿Quién sería el guapo que pudiera pasar su vida sin visualizarse en otro estado mucho menos peor que al que lo ha condenado su existencia?
Sin "hubieras", la conciencia (los que cuenten con éste gadget) pudiera vivir tranquilamente, tropezándose ene mil veces con la misma piedra o solazándose con las bondades desparramadas de sus muy acertadas decisiones. 
Pero nel. 
Es una verdad universal que gracias a nuestra condición, estamos destinados a padecer la maldíta vocecita que nos deprime cuando vemos las oportunidades que hemos dejado pasar.
Y no sólo eso, el ver cómo el carretón de la felicidad se aleja (temporalmente, claro. Si no, imaginen más odiosa nuestra existencia) de nosotros.
Mis "hubieras" son muchos, pero que muchos.
Son de tal forma que casi todos apuntan a la misma dirección y lo único que diré -por el momento- es que el más doloroso SIEMPRE es el más presente.
Touché!