sábado, 30 de abril de 2011

Día del niño perdido...

Antes que todo y nada, feliz día para su niño interior, aquel que justifica esas desveladas jugando "The hardest game in the world" y el que vean "La Bella y la Bestia" con helado y palomitas, un viernes por la noche.
Ya dados los respectivos y protocolarios saludos, procedo a platicarles lo que le sucedió al Matius el día de hoy, cuando pretendimos celebrarle tan especial fecha como lo es el -ahora lo sé- manipuladísimo día del niño.
Para empezar, tanto la Marmota como yo estábamos desvelados. Ambos por razones muy distintas y por lo tanto, incompatibles. Tal suerte nos tenía en muy mal estado de humor y practicamente malvibrosos por el resto del día.
Lo primero en nuestra mini agenda era una parada en el Applebees para desayunar pero la competecia en dicha zona comercial es practicamente nula, así que igual les dió que fuese sábado, quincena y día -ejem- festivo para no abrir a buena hora.
Ya de por si mi humor era de perros, sin bolo alimenticio prometía trastocarse en perro rabioso de la colonia Bondojo. O sea, super mal.
Total que como pudimos, ingerimos alimentos en una suerte de taberna mexicana/australiana para posteriormente continuar con el "festejo" de tan emulado día.
Para esta hora, Marmota y yo pareciamos una pareja de cincuentones, aferrandose al últimos soplo de amor en sus vidas: terriblemente enojados, molestos y enfadosos. Peleando de todo, sacando lo más mordaz de nuestro repertorio, caras largas y mi muy gustado truquito "te toca cuidar al Matius en lo que yo me voy al baño/tienda de baratijas/al carajo".
Total que desaparecí de la escena y cuando regresé (después de meditar seriamente mi mal comportamiento y mi vela en ese entierro) me encuentro con una Marmota apanicada y con ganas de llorar (ah chingá,  ah chingá ¿a poco sigo provocando tal efecto en mi maridín? ¡Pero si solo fueron 38 minutitos!)
La frase "Se me perdió Mateo" es algo con lo que siempre sueño, pienso y analizo. El temor a perder un hijo se me incrustó en el chip desde que vi aquella hollywoodesca película con Michelle Pfeiffer, donde una amiga de la inflancia le roba al chamaquito.
Así que lo primero que pensé fue en pedir que cerraran el de por si claustrofóbico lugar.
Conociendo el gusto de Mateo por la alberca de pelotas, mi primer impulso fue ir hacia allá, claro, ya lo habían pensado.  Como loca comencé a gritarle "¡Mateo!" y ps nada, no acudía a mi llamado en parte porque es bastante distraído y en parte porque Tatiana y su repertorio infernal sonaban a todo lo que daba en el lugar.
Cuando la sangre me llegó al cerebro (cosa que tarda BASTANTE) le pregunté a Marmota por el último lugar donde lo vió. Aquello se llamaba "Estación de bomberos" y tiene un tapanco para que los chicos se avienten por el tubo.
Así que mi lógica materna me indicó que tenía que trepar por el colosal laberinto hecho de colchonetas, tubos para hamsters gigantes, telarañas de goma y finalmente la estación de bomberos.
Un oso asegurado pero todo fuese por encontrar a mi hijo.
Efectivamente, Mateo se encontraba ahí y no solo eso....¡estaba completamente dormido!
En un momento en el que su padre insomne tuvo a bien comparle un jugo, Matius brincó, jugó y aventó cuanta pelota se le cruzó en el camino para teminar instalándose en un tapanco y tomar su siesta.
Ay Dios, ya se imaginarán que ahorita estoy con mis abogados...

martes, 26 de abril de 2011

Hoy voy a cambiar...

Pus aquí yo de vuelta, con las mismas circunstancias y peculiaridades que ya me conocen. Tratando de hallar mi lugar en el Universo sin dañar a terceros, cuartos y quintos (a esos sería imposible "dañarlos")
Batallando con mi estoicismo para tratar de darle un giro de 180º a la cotidianeidad, esa tramposa, que se empeña en aplicarme la manchincuepa emocional para aguar mi día.
¿Alguna vez han experimentado la sensación de abandonar su zona de confort a la fuerza?
O sea, sin razón aparente pero que en el fondo de su colesteroso corazón saben que las cosas ya no pueden ser como hasta hacía 5 minutos. Es un sentimiento extraño pero certero, como golpe de conejo del Canelo a la conciencia.
Mi gurú personal (llamado Mariano Osorio) dice y cito: "Los cambios son siempre buenos pues traen nuevas oportunidades para cambiar" ....uh?...
Caraaaambas, ya lo dije alguna vez, éste hombre debería estar en los Pinoles y no en su claustrofóbica cabinita radial. Con un dirigente así, que nos dorara bien suavecito la píldora, ¡me cae que hasta gustosos pagamos de más cualquier pingüe impuesto que se les ocurra imponer!
Pero bueno, no hablábamos de politiquita sino del momento en el que sientes (si es que lo han experimentado) que la forma en cómo veías tu vida o tu manera de ser (aquella que vuelve loco a algún auténtico decadente...que los hay bastantes...) ya es diferente.
Y aquí hay de dos sopas: O lo tomas en buena onda, alivianándote y resignándote a cambiar aquello que se ha convertido en una piedrota en tu zapato. O de plano te tiras al drama para empeñarte en seguir neceando con aquello que, velis nolis, te llevará a Chihuahua a un baile.
Miren, si tanto le estoy haciendo al cuento con eso del "crecimiento personal", "cambios", "dar un giro de 180º (¿Por qué la gente que se cree culta dice: ""dar un giro de 360º""? ¡Ello significa que quedes iguaaaal!)"
etc, es porque mapachosamente quiero justificar el hecho de que haya comprado un libro de Gaby Vargas....
¡Ya está, ya lo dije, y qué y qué!
Aclaro que lo hice por puritito morbo y que prometo tardarme AÑOS en leerlo (cosa que me pasa con el muy famoso "Las Olas" de Virginia Woolf) Y que quede bien claro que no hay libro de "autoayuda" que pueda conmigo pues soy terriblemente necia y ¿saben qué? así he sobrevivido 30 -ejem- años. Así, con mis virtudes y defectos, porque soy mujer como cualquiera con dudas y soluciones con defectos y virtudes con amor y desamor suave como gaviota pero felina como una leona tranquila y pacificadora pero al mismo tiempo irreverente y revolucionaria, feliz e infeliz, idealista y soñadora sumisa por condicion mas independiente por opinon, porque soy mujer con todas las incoherencias que nacen de mi fuerte sexo debil....JAJAJAJA!, ok, ok, me salió el Lupitad'alessiaso de clóset.
Pus ya, ni cómo ayudarme.





viernes, 15 de abril de 2011

Hit the road, Jack...

Uy, siento mariposas en el estómago y no prescisamente por culpa de un nuevo amor, como lo cantaba Rocío Banquells (who?)...
Es simplemente por dos cosas:
1.- ME VOY DE VACACIONES A QUERÉTAROOOOO!!!! Awwwwwww!!!
2.- Me voy manejando mi camioncita, con toda mi familia Telerín incluida (exceptuando lógicamente a la Marmota,  alguien tiene que quedarse a trabajar, ¡claro está!)
La primera cosa me llena de emoción porque SIEMPRE me da emoción ir a Querétaro.
Allí he pasado por momentos muy felices y también muy tristes. Quien me conoce sabe la importancia que tiene tan bello estado en mi vida, pero los que no, les platico que ahí conocía al primer gran amor de mi vida (joi joi joi, a los catorce añejos) y que era costumbre muy gustada el que cada vacación, enfilara mis pasitos para allá.
He viajado a muchas partes, pero no siempre siento la emoción que mi cuerpo experimenta cuando al entrar a las puertas de la city, el estadio Corregidora se alza muy muy, como diciendo "mi niña, aquí tampoco eres alguien pero te recibo con mucho gusto"...Ay Wey, ni la "Victoria de Samotracia", me cae...
En fin, huelga decir también que, algunos noviecillos sentían pasos en la azotea cuando yo les mencionaba que no atendería mi puesto de limonadas vacacino para ir a engrosar las listas de turistas en Santiago de Querétaro. Quién sabe qué se imaginarían, pues yo SIEMPRE me he portado muy bien en mis respectivas visitas, ejem ejem.
Y por supuesto, y razón no menos importante es, que me gusta ir a Qro. porque allí vive mi prima Lluvia, a quien amo y adoro por haber compartido con ella una adolescencia bastante escenosa y escandalosa.
Ahora, la segunda cosa que me llena de bichos mi panza es por el hecho de que NUNCA he manejado tanto en carretera.
Y aunque sea en línea recta y la ru, el hecho de llevar a mi familia es algo que me pone los pelos de punta pues muero de nervios por pensar en una llanta ponchada, un desliz con algún trailero o simplemente porque el miedo me paralice y se me olvide manejar.
Pero bueno, nada que una buena tanda de hipnósis no pueda curar...
Ya les platicaré a mi regreso de cómo me fue.
Porque eso sí, La Gatería ni trabaja pero sí que merece sus vacioncitas.
¡Felices Pascuas!

martes, 12 de abril de 2011

Literatura de estrellas.

Dicen los sabios de la antiguedad (tú no, Mariano Osorio) que para que en verdad valga la pena la existencia de un hombre, debe sembrar un árbol, escribir un libro y tener un hijo.
Bueno, desde los ocho años, cuando pertenecí a la Manada de Gacelas del grupo Scout 137, tuve a bien sembrar árboles allá por Villa del Carbón.
Y hace tres años, le dije al Matius que qué onda, que si quería que yo fuera su mamá y el dijo "¡ps vas!"
Así que siguiendo las instrucciones, lo único que me falta para cumplir con mi misión es la de escribir un libro.
Pero díganme ustedes,  yo siento que escribir un libro no es como preparar las míticas enchiladas mineras de Guanajuato, Guanajuato. No es lo mismo escribir 678 palabras contandoles el por qué odio los huevitos cocidos y el impacto de dicho odio en mi maldita timidez, que escribir 678 páginas sosteniendo dicha afirmación.
La verdad es que muero de ganas por hacerlo (escribir el libro, claro está) y me animo diciendo que, ¡bueno! hay tantos bodrios escritos con las patas de muchos e ilustres personajes que tal vez mi presunto libro no me salga tan feo.
Y mi angustia por la falta de conocimientos se desvanece cuando pienso en todos los artistas que ni siquiera acabaron la primaria y ahí están, entre los más vendidos del momento.
¿A poco no podría tener una visión un poco más alta que el Doctor Yordi Rosado y su insufrible "Órales con mi cuerpo" (o algo parecido)? ¿Qué no seré más inteligentemente simpática que la tal Menchaca, esa ex Nena que se dedica a juntar gente mediante sus horóscopos, y escribir algo más decente que el "Arte del Cuchiplancheo" (háganme el rechingado favooooor)? O simplemente, ¿acaso no podré suplir mis deficiencias literarias con un fusil como el de la modelo Nahomi Campbell?
Digo, si hasta Irma Serrano "La Tigresa" escribió no uno, sino ¡dos! cochinos libros -lo digo por el título- que hasta la fecha siguen en el rankin top top top top top de las letras mexicanas, por encima del Monsi y la Poni, ¿no podría yo escribir algo parecido?
Ricky Martin, Justin Bieber, Madonna, ¡hasta David Beckhamm!, todos ellos han ¿aportado? a las letras su granito de arena y lo han hecho taaaaaaaaaan bien que el mundo entero se los agradece enormemente.
Así que con semejante motiviación, ¡qué demonios estoy esperando para impactar al mundo (y a mis muy queridos menos cinco lectores de siempre) con la prosa que me sale por los poros!
Si de todos modos este seguirá siendo el mismo mundo con el mismo sol, tonces no tengo nada que perder....
Al Smithsoniano, Smithers!....

viernes, 8 de abril de 2011

Salte de mi cabeza, Elena Poniatowska.

La primera noción que tuve de Elena Poniatowska, debo decir, vino de la mano de Thalía.
Era 1986; México se recuperaba de un largo año en el que sus entrañas fueron sacudidas terriblemente y la gente buscaba consuelo en uno de los dos lugares comunes para ello: las telenovelas.
La comedia que en ese entonces era el solaz del populacho se llamaba "Quinceañera", cuya protagonista tenía más de "ñera" que de quince (pues Adela Noriega se veía bastante más mayorcita) y en cuya trama aparecía la no menos simpática, popular y ya mencionada Thalía. ¿Que qué tiene que ver con Elena? Ah pues, sencillo. En uno de sus elocuentes diálogos, el personaje de Thalía es examinada en literatura y con esa picardía juvenil y dando muestras de sus dotes como actriz, comienza a titubear al responder: "La Poni, ji ji, la Poooo...nia...¡tovska!"... ¡Ay Wey!
En aquel momento, el nombre me resultó harto curioso. Pero, niña al fin a mediados de los ochentas, no gozaba de la existencia del Internet como hoy en día, por lo que mi curiosidad por saber a qué carajos se refería Thalía se vió en la necesidad de aguardar ¡ocho años después! para saber bien a bien quién o qué demonios era "La Poniatovska" (sí, con V porque ni idea de la ortografía)
Era 1994. Mítico año en el que por fin podía decirme "novia" de un chico guapo, mayor que yo, de amplia clase y popularidad (con el pequeño inconveniente de que vivía en Querétaro y yo en el muy gustado D.F.) En aquel tiempo cursaba el último año de la secundaria y mis ganas de escribir las remojaba participando en el periódico escolar cuando de repente, un sábado por la mañana llegó una caja de libros que alguien amablemente había donado a la escuela. La miss de español procuró poner su cara más avinagrada dienciéndo que "una colección individual sirve para maldíta la cosa, pues de cada ejemplar debiesen ser más de treinta copias"....ah!, la erudición SEPsosa...
Total que nos dijo que podíamos ratearnos dos libros cada quien, ¡oh, cuánta bondad! y que por ese día era sufieciente, órales, lleguenle a sus casas.
Yo escogí "De noche vienes" de Elena Poniatowska y ¿por qué no? "Veinte historias de Amor" de Caridad Bravo Adams.
Por fin sabía quien era "La Poniatowska" de Thalía, por fin conocí su rostro y sus simpáticos dientes de conejito, por fin encontré mi razón de ser en éste apestoso mundo. Ay sí, llámenme cursi y lo que gusten y manden, yo fui muy feliz de saber que había más allá del sobadísimo "Poema del Mío Cid" y que la lectura no era la tortura que nuestros profesores dibujaban.
Pero ¡oh, cruel destino, soy tu juguete! mi adoración a Elena me duró bien poco. Si bien, acaso unos 4 años, cuando en la Prepa -y después de leer "La noche de Tlatelolco", "Luz y luna, las lunitas", "Fuerte es el silencio", "Querido Diego, te abraza Quiela", "Lilus Kikus" y "Hasta no verte Jesús mío"- topeme con una novela que rompería el encanto poniatowsko: "La Flor de Liz".
No se hasta hoy qué diablos me pasó. Recuerdo que después de leer esa novela tuve una crisis existencial, que tal vez pudo coincidir con la adolescencia, la mayoría de edad, problemas al interior de la casa y mi cuasi deserción escolar. Lo cierto es que después de leer dicha novela, taché a Elena de ser una escritora embustera, encantadora de serpientes y masas y francamente la detesté.
Renegué de haber sido su fan number one y casi casi pedí una quema pública de sus libros.
Una posible explicación tal vez sea el hecho de que empecé su lectura de manera autodidácta, sin saber bien a bien quién era ella, de dónde venía y sus circunstancias personales que la llevaron a ser escritora. Creo que en algún momento había idealizado su vida y en mi muy fecunda imaginación, creí que algún día sería como ella.
Pero no. Ni soy princesa, ni nací en París, ni fui escritora.
Y ciertamente el ranazo que me llevé por aquella "infatuation" fue muy feo. Desde ese momento leí sus libros con mayor precaución y sin tanto fanatismo.
¡Pero me la acaba de volver a aplicar con "La piel del cielo"!
¡Y eso sí que ya no lo puedo soportar!

lunes, 4 de abril de 2011

Se levanta en el mástil...mi bandera.

Todos lo sufrimos, no me digan que no. ¿O hay alguno a quien le latiera rendirle honores a la bandera los lunes por la mañana?
Con la hueva y la desilusión de que el fin de semana había llegado efectivamente a su fin y encima tener que chutarse la aún más de hueva "ceremonia"....arghhh, ¡con razón hay tanta deserción escolar!
Es eso y no la pésima economía del país. Todo es culpa del "bandera de México, legado de nuestros héroes..." y no de las políticas pseudoneoliberalistasizquierdistasderechistasytodoloquetermineenistas de éste apestoso país.
No faltaba quien terminaba desmayado en pleno acto de contricción heróica y patriótica. Mientras unos cantaban alegremente los acordes de "Ciña Oh Patria...", otros daban el azotón por falta de elementos en la química sanguínea. Digo yo, si los papás saben lo que es profesar el amor a la patria, por qué carambas mandan a su soldadito sin desayunar. O bueno, algunos los mandaban "exageradamente" desayunados y de eso nos dabamos cuenta cuando sentías un ligero calor en las piernas y el "y retiemblen suS centroS la tieeeeeerra..." se escuchaba remixeado con ¡tremenda guacareada!
Yo pienso, honestamente de ¿qué sirve que sigan perpetrando dicho ritual inquisitorio? ¿Cual es la finalidad de que los chaparritos y chaparritas se aprendan todos los jolgorios patrios? No, no, no salgan con que "es por el bien de México" o "El respeto a los símbolos patrios".
La neta, quién en su vida adulta/real ha visto que con saberse el himno, el juramento y el saludo a la bandera su condición moral, económica y política ha mejorado.
El amor a la Patria aunque se inculque, es como el amor a tu novi@: Si no es recíproco no sirve para maldíta la cosa.
Y el ejemplo que corona mi teoría es: ahí tienen a los máximos representantes del orgullo mexicano -y no me refiero al presidente o a los niños con mejor promedio- sino a los de la selección mexicana y a las estrellas de la televisión.
A la hora del himno, a los "cantantes" se les olvida y los futbolistas hacen el ¡saludo a la bandera!
Ahí tienes, SEP, el resultado de tu grandiosa idea de rendirle honores a la bandera.
Bah!
P.D. Hago constar que el odio hacia los honores a la bandera proviene de mi formación secundariosa, donde cada año nos hacían repetir hasta el cansancio que en la estrofa que TODO mundo canta "y retiemble en suS centroS la tierra", no se decía "centros" sino "centro". Aderezada la aclaración con la pregunta retória: "¿Pues cuantos centros tiene la Tierra, burros?....¡UNO! ¡Sólo tiene UNO!"
¡Y es cierto!

viernes, 1 de abril de 2011

Tómate ésta botella conmigo...

Anoche clamaba por una noche donde la única ley a respetar fuese la de Gay-Lussac.
Y miren que son contadas las veces en las que he perdido el estilo y gacho. De esas ocasiones donde dices: "me cae que ahora sí NO lo vuelvo a hacer" y terminas pidiéndole perdón al w.c.
Como la vez en la que mi amiga Carmen y yo acabmos arrastrando la cobija y ensuciando el apellido en el ex Bulldog, mañosamente llamado "Bulbo", en un concierto de La matatena.
¡Carambas! Aquella noche terminé durmiendo en las escaleras, mientras un guapo mesero me tomaba amorosamente entre sus brazos para literalmente meterme a un taxi (o al menos eso es lo que recuerdo)
Y luego el viaje de regreso...un ex Estrambótico intentando besar mis labios heridos por el éter de los "moraditos" y la carrera que pegué hasta mi cuarto, mientras mi papá me llamaba a rendir cuentas.
Después de esa vez, las que le siguieron fueron nivel Micky Mouse pero aún así conforme pasa el tiempo, mi resistencia al alcohol -que nunca ha sido mucha ni muy fuerte- se debilita al ritmo de "no pares/sigue/sigue".
Pero las ganas de ingerir vino de ayer obedecían a un impulso diferente. No era el clásico "vamos a echar desmadre hasta que nos pare la patrulla" ni tampoco motivado por el "me cansé de rogarle".
No lo se, de repente se me antojó un Santa Digna cosecha 2002, mítico vino que aderezó un buen momento en mi vida. Como que quise dejar que el espíritu del vino se mezclara con las ideas de bohemia que aún se resisten a convivir con mi estatus de esposa y madre.
Me la debo. Me debo la borrachera de mi vida conmigo misma, donde llore y ría a mi salud. La mía, mía, mía.
Y que me quiten el teléfono, porque la cuenta -saldando viejas ídems- saldrá BASTANTE cara.