miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un silencio luminoso.

A veces la vida nos pone en sitios de los cuales preferirímos ser únicamente expectadores o -si mucho me apuran- meramente actores de cuarta.
A veces la vida nos presenta situaciones incomprensibles en ese momento, difíciles y harto tristes. Y hay dos clases de personas en éste mundo: los hombres y las mujeres. Y de éstas últimas, también hay dos clases: las fuertes y las débiles.
De las débiles, cada quien sabrá de qué pata cojea y sobre ellas ni hablar. Dan hueva y repelús.
De las fuertes, una en particular, mi cariño incondicional, todo el amor, pensamientos y oraciones de parte de mi familia para la tuya.
Esto también pasará.
Las palabras, esta vez, se quedarán dormidas un momento.
Te quiero mucho.
Sí, ésto también pasará.

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