Tormentas que envuelven un planeta y lo devoran.
Truenos que
terminan en agua.
Me arrojo con
fuerza sobre la corriente eléctrica del viento.
Me elevo.
Siento que hay un
dolor en mi garganta que me quema, ahí donde te perforaron.
Es difícil
entender por qué ya no querías vivir.
Es difícil
entender que no pudimos detener tu muerte, ni el tiempo, ni la escarcha que se
acumulaba en tu interior.
Partes con la
única playera decente que tenías, la que usabas cuando aparecías sobre el mundo
y todos al verte dijimos “¡Su playera!
Traías barba…
¿por qué nunca me hice el tiempo para ir a rasurarte?
Mi decisión de no
beber nunca no sirvió para salvarte.
De pronto ya no
es gracioso decir “borrachazo, inconsciencia, borrachito, teporocho”, porque parece
llevarnos a ti. Y yo no te veo ahí, yo no puedo ser sangre de banqueta, de
fuente de parque público, de La Roma, de Boston.
Yo me estoy
quedando quieta, ahí donde Kary me dijo que me quedara, sintiendo la tristeza,
sintiendo el dolor para poder hacer cicatriz. Yo no sé si quiero hacer
cicatriz. Porque lamer la herida es la forma de mantenerte todavía aquí.
Que me perdonen
los vivos por mi infelicidad. Que me recojan en 3 días, me preparen un baño y
me abracen y me hablen bonito porque extraño, porque anhelo y requiero esa
ternura espontánea, esas formas cariñosas que no necesitaban introducción, ni
explicación ni reciprocidad. Tan solo que me vieras y me hicieras tus voces graciosas…
Era como saber que en cualquier parte del mundo donde tú estuvieras y yo llegara,
ahí me iba a sentir querida por el simple hecho de existir. Por el simple hecho
de haber nacido el 24 de septiembre de 1980 dentro de la Familia Juárez.
Kary tiene razón:
cuando comienzo a razonar, paro la emoción.
Estoy razonando,
mi mente está trabajando con cifras y hechos lógicos. He perdido la emoción, he
dejado de llorar.
Estoy razonando,
estoy consciente de que no estás porque has muerto. Estoy razonando que estás
comenzando a deshacerte físicamente, estoy razonando que tu voz solo se va a
escuchar en mi mente y a nadie podré describirle exactamente cómo es. Como “era”.
Estoy razonando.
Me estoy
evadiendo por medio de la razón.
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