jueves, 20 de enero de 2022

FELIZ CUMPLEAÑOS, MATEO.

 Cuando supe que traía a un Matius en la panza, indudablemente temblé de miedo.

Ni de chiste era una adolescente, tampoco una jovencita pizpireta y cándida; había terminado la carrera, estaba librando una lucha para independizarme de mis papás e irme a vivir sola (con el consabido chantaje materno de que yo aún no había cumplido con todas las expectativas, etc.) y con un novio que conocí en línea -aparte de todo- y que era completamente opuesto a mi. Pero totalmente lo contrario... no, no, no inventes lo diferentes que eramos (lo seguimos siendo). No había pareja más dispareja que nosotros.

Pero aún así, nos propusimos tener bien y bonito a ese Matius que vivía feliz en su burbuja, ajeno a todos los ires y venires del mundo exterior.

Y hoy cumple catorce años... bravo, bravo, bravísssimo!

El mío amore entra a la edad que yo tuve cuando me dieron mi primer beso (Hola, Ovidio) y me  enamoré hasta el tuétano (Hola de nuevo, Ovidio). La edad en la que salía sola con mis amigos a tardeadas, al basket en el Palacio de los Deportes (stop making "Guerreros Aztecas" happen.), a las salidas culturales en bola, en fin... al despertar a la vida deliciosa del adolescente promedio. 

Pero no para él 😢

Con dos años de pandemia a cuestas, una mamá en drogas (legales y por prescripción), una hermana que le robó los reflectores ¡y hasta la fecha de cumpleaños! (dejen de decir "¡qué tino tienes!"), es difícil que hoy se sienta particularmente festivo.

Así que mientras está hecho bolita en su cama, dormitando porque prefiere no pensar en que su papá tiene Covid, su hermana posiblemente también tenga Covid y su oportunidad de irse a la playa estén en el límite de lo posible, escribo estas letras para decirle que lo amo con todo mi ser, con todo el miedo que siente la madre de un adolescente y con una incondicionalidad que envidiaría cualquier fan de Los Bitles después de darse cuenta que sí les cambiaron al Pol pero aún así siguen coreando el escape de la banda (ay, suficiente!).

Te amo Mateo, Matius, Mateques, Matiuski, Mateíto, Mateosín.

Eres el eje de mi carreta, mi cielo, y así seguimos andando...


lunes, 17 de enero de 2022

Papita cumpleañera.

Hoy es un día especial, muy importante en mi vida y yo creo que lo será en la vida de la persona que la conocerá en unos años y caerá rendido ante su encanto: Hoy es el cumpleaños número siete de mi hermosa hija Alondra.

Aplausos...

Soy muy feliz de ser mamá de Alondra, es una niña alegre, cariñosa, juguetona y chistosa. Me hace reír, me hace llorar, me provoca enojos momentáneos y también me hace reflexionar muchísimo. Es como una versión en miniatura de mi, sinceramente.

Llegó a este mundo desafiando todas las leyes, incluida la de gravedad. Creció con pura leche materna, la cual siguió consumiendo a libre demanda hasta que cumplió tres años y ya no hubo manera de salvar el pudor en sitio alguno, pues le gustaba comer y ver lo que pasaba a su alrededor. Así de determinante y mandona la muchacha.

Le comencé a decir "Papita" desde que la enfermera me la colocó en mi mejilla para conocerla y desde el momento en el que la olí, un torrente de oxitocina recorrió mi ser, sellando para siempre el amor incondicional que le profeso a esa Papita, tan bella, irreverente y cachetona.

No puedo más de amor: es un verdadero placer llegar a casa y ser abrazada con un apego y un amor incomparables. Tan dulce y noble mi hermosa Papita, quien hoy llega a la edad de siete años. Con una mamá algo sui géneris que la ama con la mitad de su corazón y que desea que hoy y siempre sea una niña sana y feliz.

Feliz cumpleaños, gatita mía!

martes, 4 de enero de 2022

CARTA A LOS REYES MAGOS

 ¿Se acuerdan cuando en 1985 me trajeron la "Barbie día y noche"?

De día era una ejecutiva con traje sastre, portafolios, tarjetas de crédito; de noche, la falda ejecutiva se transformaba en un hermoso vestido de vuelos y complementaba el look, una estola brillante. Desde ese momento ustedes creyeron que ese sería mi destino: una mujer que escondería su burbujeante personalidad en un traje sastre mientras acudía a la corte a objetar lo inobjetable y por la noche, bebería cocteles en copas campana. 

Gracias, lo hicieron perfecto: cada que peleo contra el INVEA, pienso en que sería más útil vestir de cabaretera desde la mañana.

No, ya en serio... perdónenme por haberlos hecho correr por toda la ciudad en busca de mis regalos soñados, arriesgando el aguinaldo y el físico por ir cargando un pizarrón tamaño profesional por toda la Avenida Juárez. Y qué decir de aquellas veces donde yo cambiaba de parecer al último minuto y entonces ustedes hacían magia para poder entregarme la alegría de la sorpresa.

Cada año me hicieron muy feliz y mi ilusión por ustedes es lo que mantiene viva y sana a mi niña interior, lo que me ha hecho posible conectar con mis hijos de una forma muy hermosa. 

Gracias por cada dulce en una botita, por cada galleta mordida y cada vasito de leche a medio terminar. Gracias por desvelarse en aras de dejar todos sus regalos a tiempo. Gracias por despedirse al final de la infancia y dejar encargado el changarro a mis papás. Gracias por tanto amor y cariño...

Hoy quisiera pedirles que estuvieran a mi lado siempre, porque la vida se pone muy triste y los deseos de mi corazón no siempre son racionales.

Quisiera poder volver a sentir, aunque sea por un momento, la ligereza de la vida sin responsabilidades y la esperanza de encontrar mis regalos debajo del árbol.

Aunque eso sea equiparable a fraude, despojo y privación ilegal de la libertad...

Ándenles, al fin que ustedes son magos... (¡y abogados!)