Hace cosa de un mes me tocó ir a hacerle los honores a un compromiso comercial de mi papá; se trataba de acudir a una entrevista laboral en conocido banco para empresas, de esos que ni en sueños me darían una tarjeta para deberles una batería de un coche que ni mío era (chiste privado, ya saben).
Pues total, que ahí voy yo con cara de "pero después del numerito, pá', me lanzo a mi oficina porque blablabla".
Sobra decir que mi papá ha tenido las mejores intenciones del mundo para colocarme en trabajos decorosos, seguros, que permitirían que a los 67 años me bajara de la nómina para gozar de mis rentas en Venecia, Italia (¿pues cuál otra, chula? N. de la R.), pero yo he sido tan rebelde que no, mis trabajos me los consigo yo y aunque termine vendiendo pepitas afuera del metro, jamás de los jamases me acusarán de nepotismo nivel mickey mouse.
EL PUNTO ESSSSS.... no haré más enredos, lo diré sin tapujos: ¡QUÉ PINCHE ARRASTRADA ME DIERON!
Me preguntaron conceptos TAN básicos de Derecho Mercantil y Civil que hasta gracia les hacían mis expresiones faciales de "¡p*ta madre, no me acuerdo!".
La nenita preciosa (que en realidad es una abogada fregoncísisima y ultra jóven) no daba crédito a lo que estaba presenciando; ya en el último giro de la entrevista me decía toda desesperada (harrrrta de tanta burrez, yo creo) "pues si quieres explícalo con tus palabras"...
¡Oh Dios! Me avergüenza decirlo pero no pasé el examen.
Aquella prueba me hizo pagar las horas invertidas en el "Nacho´s" en vez de haberlas pasado bebiendo de las aguas del saber; esos conceptos que cuando los aprendes, te sientes cada día más abogado me fallaron a la mera hora (ah, pero si me hubieran preguntado la definición de islas, cayos y arrecifes, se habrían llevado una GRAN sorpresa y ahorita estaría estrenando oficina en lugar de emocionarme porque ponen carteles bonitos en mi pared). Lo siento, Ulpiano, te fallé.
Me estoy riendo de nervios, la realidad es que en ese momento me preocupé bastante por mi alzheimer jurídico: cómo era posible que no recordara tales conceptos tan básicos.
Total que la abogada terminó su quizz, se despidió super amable (tal vez sintiendo penita ajena por la cuarentona que estaba dejando atrás -LITERAL- y sonriendo porque seguiría siendo la mera mera de esa Unidad) y en eso llegó SEÑOR DIRECTOR a conocer a la famosa "Danita"... virgen del perpetuo socorro, una vergüenza más para la colección paterna.
Muy educadamente me dijo que claramente no estaba calificada para ESE trabajo en específico, pero que qué gusto conocerme, que bonito currículum (?), que jóven y qué guapa (doble ?) y que "seguramente en santosea donde trabajes, te ha de ir super". Pues sí, señor, muchas gracias. Al menos ahí aún me respetan aunque no pueda recitar los preceptos fundamentales en latín, ya que es más importante que no clausuren el restaurante por los ene mil puntos que se deben cumplir, jum!
Salí de la oficina de reclutamiento con la Marcha triunfal de Aida sonando en mi cabeza (¿qué otra me quedaba?) rápidamente tomé un uber que me dejó a la puerta del H.H.H. Grupo Tintorera, que para esos momentos no sospechaba que albergaba a una abogada a la que en ese día, en un elemental ejercicio de conocimientos jurídicos, la dejaron más sabia, más agradecida y con sed de venganza futura.
Es cierto, nada como un buen madrazo para salir de tu zona de confort.
(Especialidad: ahí te voy.)
AVISOS PARROQUIALES:
1.- Me enfermé de la panza y por eso cambió el ritmo circadiano de este respetable blog.
2.- Estoy a nada de cumplir 41 años, sniff.
3.- El temblor, si... Eso será tema de otro post... Post estos!