El mundo a veces parece un lugar triste y hóstil.
Nos abruma la carga de responsabilidades y mala onda que parece destilar media humanidad y también nos molesta y nos enchila la buena onda que otras personas emiten, calificándola de "estúpida" y "esquizofrénica". O sea, que nada nos acomoda.
Para colmo de males, en la Ciudad de la Furia (o sease, la Ciudad de México) las cosas se ponen cada vez más raras; habemos muchos existiendo en el mismo espacio, en el mismo metro cuadrado, en la misma neura. Y claro, nos quejamos y exhalamos hastío. Exácto, el mundo parece un lugar triste y hóstil.
En las noticias todo es caos: algunos medios son muy ingenuos y nos dicen cosas muy bonitas: que el Presidente anda de gira para abrir más relaciones comerciales, que hay un puente en Tilatola que se va a inaugurar y con ello se ampliará la carretera de Tolatila y la economía nacional crecerá y todos seremos inmensamente ricos, o que hay un gatito que es la sensación en internete y ay, qué bonito.
Otros medios informan que Tepoztlán es oficialmente un puñado de cenizas, que el Metro colapsa porque no hay lana para invertirle o que ya le hicieron una estatua al prócer de la patria llamado Humberto Moreira, allá por su rancho, porque es "mui vueno" y es casi un santo.
Claro, todo esto nos comprueba que el mundo es un lugar triste y hóstil: si no puedo llegar a trabajar por falta de movilidad, si no puedo tener un salario que me alcance pa´mantener a mi prole, si me quitan y me quitan para que otros engorden su cartera y luego les hagan estatuas, seguiré pensando eso.
Pero hoy no...
Porque también está la parte en la que desperté al lado de la nena más hermosa del mundo y preparé el desayuno a los chicos Marmota para que llegaran a la escuela. Porque me vine sentada en el Metro y pude releer las andanzas de "Juanita la Larga" y pintar mis labios para llegar bonita a trabajar.
Porque a pesar de apachurrones, quemadas de café y torcidas de pata por culpa de los maldítos tacones, tengo un espíritu a prueba de balas y nada hará que baje los brazos.
Porque mientras exista un alma del otro lado de la pantalla que sonría con éstos sinsentidos medio arjonescos, la vida sí tiene sentido y el mundo ya no es tan triste ni tan hóstil.
Porque a veces hace falta que a la humanidad nos den un abrazo fuerte y nos digan que no todo está del nabo y si lo está, pues no será para siempre.
O bueno, eso es lo que HOY quiero pensar.
Buena vibra, queridos menos cinco holísticos lectores de siempre...
Nos abruma la carga de responsabilidades y mala onda que parece destilar media humanidad y también nos molesta y nos enchila la buena onda que otras personas emiten, calificándola de "estúpida" y "esquizofrénica". O sea, que nada nos acomoda.
Para colmo de males, en la Ciudad de la Furia (o sease, la Ciudad de México) las cosas se ponen cada vez más raras; habemos muchos existiendo en el mismo espacio, en el mismo metro cuadrado, en la misma neura. Y claro, nos quejamos y exhalamos hastío. Exácto, el mundo parece un lugar triste y hóstil.
En las noticias todo es caos: algunos medios son muy ingenuos y nos dicen cosas muy bonitas: que el Presidente anda de gira para abrir más relaciones comerciales, que hay un puente en Tilatola que se va a inaugurar y con ello se ampliará la carretera de Tolatila y la economía nacional crecerá y todos seremos inmensamente ricos, o que hay un gatito que es la sensación en internete y ay, qué bonito.
Otros medios informan que Tepoztlán es oficialmente un puñado de cenizas, que el Metro colapsa porque no hay lana para invertirle o que ya le hicieron una estatua al prócer de la patria llamado Humberto Moreira, allá por su rancho, porque es "mui vueno" y es casi un santo.
Claro, todo esto nos comprueba que el mundo es un lugar triste y hóstil: si no puedo llegar a trabajar por falta de movilidad, si no puedo tener un salario que me alcance pa´mantener a mi prole, si me quitan y me quitan para que otros engorden su cartera y luego les hagan estatuas, seguiré pensando eso.
Pero hoy no...
Porque también está la parte en la que desperté al lado de la nena más hermosa del mundo y preparé el desayuno a los chicos Marmota para que llegaran a la escuela. Porque me vine sentada en el Metro y pude releer las andanzas de "Juanita la Larga" y pintar mis labios para llegar bonita a trabajar.
Porque a pesar de apachurrones, quemadas de café y torcidas de pata por culpa de los maldítos tacones, tengo un espíritu a prueba de balas y nada hará que baje los brazos.
Porque mientras exista un alma del otro lado de la pantalla que sonría con éstos sinsentidos medio arjonescos, la vida sí tiene sentido y el mundo ya no es tan triste ni tan hóstil.
Porque a veces hace falta que a la humanidad nos den un abrazo fuerte y nos digan que no todo está del nabo y si lo está, pues no será para siempre.
O bueno, eso es lo que HOY quiero pensar.
Buena vibra, queridos menos cinco holísticos lectores de siempre...
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