viernes, 29 de mayo de 2015

DE PHOCOENIDAES Y OTRAS MINUCIAS...

Mientras pienso en cómo decirles que Querétaro se ha librado (¡una vez más!) de contarme entre sus habitantes (lo se, lo se... algo tiene ésta bella ciudad, éste bello estado para que yo no viva allí ni por error), ando medio viendo/escuchando un videíto con un tal Kanye West, una tal Rihanna y un tal Pol Macarny... ¡¿Qué?! O sea, ya en serio, ¿se necesita tanto el varo, la publicidat, la fama como para llegar a tales extremos?. Cielos... ¿Qué dicen? ¿Que la canción tiene más de medio año y que por favor deje de andar mostrando indignación tardía que sólo demuestra mi total desconexión  con el mundo de "la moda, la novedá"? (pausa dramática para confesar que escribí en un principio "desconección"... dios santo, ¡sólo tomen mi dinero y déjenme la dignidad!)
Pues sí, como les iba diciendo: que siempre ya no, olvídenlo (tengo muchas ganas de escribir cierto juego de palabras que vienen muy al caso con "olvídenlo" y cierto muchacho queretano, pero yo creo que lo dejaré así por ahora), táchenlo del calendario, bórrenlo de sus mentes y sobre todo, recuperen el aliento porque la pandilla Marmota se queda -repito- se queda en donde está. Aplausos para Marmota que nos hace ver como unos supinos imbéciles con nuestros respectivos conocidos pero pues así es esto de las gelatinas, unas cuajan y otras no y éstas definitivamente no cuajaron (oigan, esperen: ¿ya vieron el video donde Noel Gallagher obsequia su abrigo, muy caballeroso él, a una pobre mujer que tirita de frío a causa de su pequeña sobredosis? Buenísim... ok, prosigo).
Digo, Querétaro es una ciudad muy bonita, como señora bonita (omito el " y ociosa" porque amo mi yugular tal y como está) que no alza la voz porque no lo necesita, que no pelea en el súper por el último trozo de chambarete porque sería perder la compostura y ¡pos no!. Tal belleza no merece ser mancillada con la llegada de una calamidad como yo, carambas, si con lo que les pasó ayer en el Estadio de Santos ya tienen para andarse lamentando y yo todavía pretendo llegar como si fuera las diez plagas de Egipto juntas, corregidas y aumentadas, con toda mi idiosincracia mexicocitadina, con mis carcajadotas, mis miradas nada discretas y mi ya clásico "¡Muévete, pinc&%$# estorbo!" que sería expresado por avenidas tan hermosas como el Boulevard Bernardo Quintana o la muy querida Constituyentes, ¿qué acaso no pensaba lo que hacía?, ¿qué acaso no veía, maldita fue mi inconsciencia?
¡Ay, de veras conmigo! (oigan de nuevo:  ¿qué onda con "Time to pretend" de MGMT? ¿Soy yo o es que he llegado medio siglo tarde a la música moderna? Ok ya, cierro paréntesis)
Bueno, básicamente eso es todo lo que les quería externar, ya pueden continuar con sus vidas hasta este punto en suspenso, perdónenme por haberles quitado valiosos minutos de su vida y unas considerables unidades de oxígeno producto de haber contenido la respiración al leer éstas líneas. Debo añadir que fue mi mamá la que prácticamente me obligó a escribir esta especie de "comunicado oficial" (cuando lean "comunicado oficial" imagínenme haciendo "conejitos" con los dedos índice y medio. Cuando lean "conejitos", también) porque se muere de la vergüenza de tener una hija tan rajona, tan sacona con sus decisiones y a mi me dan ganas de decirle que no fui yo, que yo si tenía muchas ganas, mucha enjundia para comenzar una vida diferente pero yo me imagino que no me creerá nada, tal como cuando le decía que sí estaba estudiando en casa de mi amiga Carmen y ¡pus cual!, si andábamos dándole vuelo a la hilacha en sepa dios donde...(¡ups!)
¡Y ya! Ya estuvo bueno de andarle haciendo caso a mi mamá, total, a mi me enseñaron otras cosas en la escuela y una de ellas es el no andar dando explicaciones. Así que fin.

***
(Tres tazas de café (descafeinado) después)

¿Sabían ustedes que las marsopas son una especie de delfín aunque más pequeño y que técnicamente en latín "marsopa" significa cerdo de mar? Bueno, "técnicamente" no. "Latínamente", si.





domingo, 17 de mayo de 2015

LA PIEZA FALTANTE

Hace cosa de un mes, salí debajo de mi piedra para ir "de tiendas", como se decía en la muy próspera década de los 90. Iba consciente de dos cosas: mi cuerpo no estaba en su mejor momento y el hecho de compartir la salida con las marmotas no iba a ser precisamente halagadora: un esposo ansioso por verme embutida en cada modelito recién llegado de Colombia (gracias, Studio F, por deformar la visión de la moda) y en los que obviamente no quepo; un niño con una clara propensión a aburrirse en cuanta tienda fuera a ser arrastrado y una bebé que no me permitiría olvidar que antes de mi, está su hora de siesta y de "titi".
Pus bueno, a ver en qué carambas terminaba aquello...
En cuanto llegamos a Perisur mi cabeza comenzó a punzar: en cada parada que realizamos hubimos de toparnos con hermosas mujeres altas, delgadas, cabello planchado y liso cual baba de nopal, maquillaje adecuado, ropa ceñida, lindos tacones y un aironazo que provocaban con sus súper mega pestañas postizas tipo Ambar Ramos. Todo un sueño. Yo, claro, iba con mis "mommy pants" a falta de entrar en otra cosa, huaraches y el pecho cruzado cual "adelita", con el rebozo elástico que me regaló Axelita; pelo amarrado en indefinido molote y cero maquillaje porque no me dio tiempo ni de pasarme el lipstick.
¡Aquello era un complot contra mi! ¿Cómo era posible que en el día que paseaba con mi familia (y en el que parecía una homeless) me tuviera que encontrar con todo aquello que no era? ¿Acaso era un castigo por ser tan vanidosa en mi juventud que ahora tenía que pagarlo con sangre? ¿Era necesario que MI marido estuviera volteando como búho exorcizado ante el desfile de aquellas bellezas?
*Espacio para tomar aire...
No, no, no y no. Nada de conspiraciones universales ni cosas chuecas, estaba viviendo en carne propia el fenómeno psicológico llamado "La pieza faltante" (The missing tile) o lo que es lo mismo "andas viendo en otros lo que crees que te falta a ti".
Según la teoría (y el documental que vi en Yutub) la gente se concentra en notar sus carencias en lugar de vivir plenamente con lo que cuenta. Un calvo añora el pelo de la gente que lo rodea en lugar de ser feliz por el simple hecho de estar vivo. Así que lo que mi muy retorcida mente notaba era la guapura/frescura/hermosura de las muchachas y aún más, lo que me ofendía en gran medida era el hecho de sentir que yo ya no estaba guapa ni atractiva; al menos no después de haber hecho aparecer mágicamente un bebé y sus subsecuentes cuatro primeros meses. Era para morirse de rabia...
No les voy a mentir, no pude concentrarme en mis cualidades ese día, ni siquiera pude pensar en esa posibilidad; me quedé apabullada por el sentimiento de "soy menos" y yo creo que estuvo bastante intenso pues mis chicos mejor me llevaron a la librería "El Péndulo" para que se me pasara el berrinche y ya no pensara en mi apariencia física. ¿Que si funcionó? Un poco, a medias. El hecho de que en mi reciclaje mensual de bolsas aparezcan más aquellas que son de cierta librería amarilla con nombre de libertador hindú puede darles una idea de qué es lo que me preocupa más por cultivar... si yo ya lo se, no puedo ser una belleza ultra producida, nunca lo he sido en su totalidad porque nunca me ha interesado, tonces ¿a qué venía tanto drama aquel día en el centro comercial? Pos sabe... pero una cosa si es segura: por si las dudas, la Marmota me regaló un certificado de regalo para arreglarme el pelo y las uñas y las cejar y bla, para probar si aquello es lo que necesito.
Yo creo que pensó: "¡Ay San Conejo de las Conchas, ayúdame! ¡¿Qué haré con esta mujer?!...
Por lo pronto, Marmota, dejar de voltear según tú "discretamente" a ver a las modelos colombianas de Studio F...



domingo, 10 de mayo de 2015

BLOODY MOTHER'S DAY (O "Ps si ya saben cómo soy, pa qué me invitan")

"A veces se necesita perderse para encontrarse"... 
Sí, he perdido muchas cosas en el camino. Y de todas he renegado porque soy acumuladora y me encanta guardar y atesorar. Aún lloro por haber perdido mi mochila en la prepa ¡y miren! ya van veinte años de aquel suceso...
 Yo estaba muy obsesionada con un chico llamado Pato, que meses atrás habíame pedido que fuera su  novia con todas las de la ley, pero noooooo, ¿para qué hacerme su chava si yo tenía novio? El punto es que cuando me di cuenta, zas, el Pato ya andaba tras los huesos de muchas más (así de cotizadito estaba el mentado plumífero). Tonces, como buena acumuleitor, que me obsesiono. Nunca las canciones del "Jagged little pill" me sonaron tan amargas, ni las poesías de Octavio Paz tan saladas, la verdad es que dolía "haberlo perdido" y nada se podía hacer por "recuperarlo". En una de esas, le escribí sentida carta cuyo contenido seguro ahora me haría enrojecer de vergüenza, pero para mis dieciséis años, la neta estaba muy intensa. Total, que me armo de valor y me lanzo a entregarle la misiva al Pato, dejando encargada mi mochila con Mejor Amiga, la cual estaba echando novio de lo lindo, ¡puaj!. Más tardé en generar pena ajena con mis líneas que en percatarme que mi mochila había sido sustraída ilegalmente con todo su valiosísimo contenido (¡no manchen, si traía TODOS mis cosméticos y mis cuadernos estaban nuevos!) De esa pérdida nunca me recuperé porque las consecuencias fueron fatales pero esa es otra historia. Por cierto, ahí estaba el librito del CD de " Jagged..." y lo peor es que no era mío sino de mi amiga Giselle (quien hoy cumple años: felicidades nena y perdón por nunca devolverte ese boocklet).

¿Qué aprendí o qué encontré con aquella pérdida? Por supuesto, no fue mi dignidad ni mis cosas, aunque si fue una lección dura de asimilar. No lo sabía en ese momento pero años después recordaría esa anécdota para venir a rellenar este escrito que parece seguir sin tener pies ni cabeza y yo sólo quiero seguir tecleando para tratar de encontrar una buena idea con qué festejar el diez de mayo lo dijé o lo pensé ¿por qué se trabó la tecla de la coma? maldita sea no puede ser...

Quiero decirles, queridos menos cinco maternales lectores de siempre, que he tratado de terminar de escribir ésta entrada desde la mañana; ha sido una dura lucha la que han sostenido los "debiera ser así" contra mis "pues es lo que hay" y según la tarjeta Lamazón, van ganando los segundos... ¿será que sólo yo sufro la maternidad de esta manera? ¿estaré escondiéndome detrás de ella para no enfrentar las pérdidas?
¿habrá alguien a quien todo le salga bien?
Siempre comento que escribo para explicarme las cosas, para sacarlas de mi ser y poder observarlas a cierta distancia, lo suficientemente lejos para que no me hagan daño. No puedo escribir "ser mamá me hace daño" porque me da miedo enfrentar la ceja arqueada de más de un individuo ni tampoco puedo decir "ser madre es un día de primavera", porque el mismo individuo sabría que estoy mintiendo. Es un juego que nunca se puede ganar, luego entonces, perdemos... Punto para las pérdidas (que no las perdidas...)
Hoy precisamente salí a orearme y a dejar que me obsequiaran aquellos que son la razón por la que se supone debo festejar el diez de mayo y yo sabía que aquello terminaría mal. Lo se porque cada año con cada fecha en la que soy protagonista hago exáctamente lo mismo: lo arruino completamente.
Me pone de malas salir a "escoger mi regalo", soy exageradamente egoísta y caprichosa, soy un mounstro con chapitas y lipstick que se trepa al coche y empieza a soltar humo y truenos a diestra y siniestra.
No quiero evitarlo, se que puedo hacerlo pero entonces no se cumpliría la profesía de que soy la peor madre del mundo; nunca he estado preparada para el éxito, no importa cuántos malditos cursos de autoestima haya tomado ¿por qué iba a ser diferente al convertirme en madre?
Una es lo que es y así va soltando su encanto o su veneno, a veces con resultados buenos y otras veces con un raspón y una curita en el corazón. No es diferente por el simple hecho de ser mamá, aquello no es un escudo que te blinde contra los putazos del amor. Al contrario, te vuelve vulnerable y débil porque con cada sonrisa luminosa, con cada marco hecho de sopa y un "Mamita, eres la mejor" te vas fragmentando en millones de partículas que no encontrarán unión ni descanso hasta que no estés tres metros bajo tierra.
Y sí, lo eché a perder. Tal vez no tengo la madera de madre de Sarita García o de Marga López. Tal vez mi madera es de las suavecitas y ardorosas que al primer chispazo se consumen... no se, solamente estoy especulando o tratando de malabarear las palabras para que no se note que me domina el miedo por no ser perfecta y entonces no poder ser eficiente, qué boludez ¿no?
 Y heme aquí, lamiéndome las heridas por haber sido una momster el día en el que se supone debí desplegar el halo angelical que la sociedad ha endilgado a las mamás.
Cielos, el día en el que el ojo público nos deje en paz tal vez sea el día en el que realmente celebre esta fecha, sin presiones para elegir ropa, zapatos, cosméticos, joyas, perfumes, cambios de look o hasta libros que necesitan un tiempo -¡una vida!- para poder ser disfrutados.

A estas alturas lo único que quiero es acurrucarme junto a mi mamá y decirle lo mucho que la entiendo, lo mucho que la quiero y que es la mejor.
Tal vez hasta le haga un marco hecho de sopa...