viernes, 3 de enero de 2014

Pistolazo de salida.

Dicen los que saben que los gatos producen una sensación de bienestar y procuran calma.  Yo puedo decir que si eso es cierto, entonces la Peluss adivina mis estados emocionales y se aparece en momentos inesperados,  como en este instante en el que ya me está dando el cuarto para las doce y no he escrito la PRIMERA entrega del año de éste, su blog de pacotilla. ¡Vaya manera de empezar el año!
Reflexiono un poco acerca de los comienzos... Es por todos ustedes sabido que yo tengo pánico vital; soy como ese personaje de literatura infantil llamado "Ardilla Miedosa" que procura llevar una bitácora segura y predecible y cuyas variantes le provocan terror. Es por eso que los comienzos son algo que en definitiva, me causan inseguridad. Fracasos, pérdidas, sobresaltos... todo cabe en el saco de mis temores.
Por ello es que -a tres días de haber iniciado el año- me he procurado mi "Kit de motivación" consistente en la consabida agenda anual (Esta vez es una suerte de cuaderno/agenda/"Diario de Bridget Jones" con tintes medio "Osho"/ la rú!), el primer libro a leer en este año (Sucumbí a la euforia "Moccia") y una caja tamaño familiar de Diazepames (Quisiera mentirles y decir que compré "Mazapanes", pero mi religión me lo prohibe). Veremos como es que un cuaderno con todas sus hojas nuevas, un éxito juvenil y los dulces de siempre empujan a mi ánimo por la cuesta de lo desconocido.
Siento una inmensa ansiedad por lo que depara el devenir de los días marcados en el calendario. De hecho en mi discurso de año nuevo no atiné a hilar idea sensata alguna, solo pude desear lo básico y creo que ni eso (Bueno, hasta mi sobrino pequeño fue más elocuente que moi) y yo culpo a lo escamada que me ha dejado este 2013. Es estúpido,  lo se.
Es como cuando te han roto el corazón y de repente quedas con el temor de entregar tu amor a la persona equivocada,  o como cuando en la secu te gustaba un individuo y lo perseguías y acosabas hasta que al fin te pedía ser noviecitos y luego una ya no sabía cómo comportarse el primer día del noviazgo ("¿Le llevaré torta de jamón o de aguacate?").
Pero pues ni modo de sucumbir a una especie de hibernación emocional.
Deberé sacudir el letargo y los temores, deberé fortalecer estómago y corazón a fin de soportar las embestidas del futuro y deberé poner en práctica las enseñanzas de los ene mil cursos de autoayuda que he tomado en el Instituto Patrulla.
De todas maneras, si llego a reprobar las lecciones de la vida, estoy segura que la misma me las volverá a poner a prueba. Hasta que ya, fin.
Nelson decía (¿Como que cuál "Nelson"? ¡Pues Mandela, ni modos que Nelson Ned!): "Siempre parece imposible, hasta que se hace".
Chuck Pallaniuk añadiría que "Parece dificil ser fuerte, hasta que llega el momento en el que ser fuerte es tu única opción" y yo agregaría que "Ni modos que regrese por donde vine"...
Asi que entre filosofía chabacana, pastillas de diazepam y pelos de gato, mi año le lleva 3 dias de gane a mi fuerza de voluntad y ustedes han perdido 4 minutos leyendo mis sinsentidos de siempre.  Esperemos que la próxima semana sean 15...
Tápense bien, que aparte de incierto, este año viene ¡helado!
Cui cui, los quiero.

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