sábado, 18 de enero de 2014

Solo un poco más...

Ok, es momento de sincerarse y aceptar que ni en un millón de años mi vida volverá al mismos punto en el que se encontraba un año atras y que oficialmente me han dado la bienvenida al club de los "Tristes por siempre".
Y mientras la tragedia te empuja al abismo, una debe sonreír, sonreír, sonreír...¡payasito! pues no le puedes romper el encanto a una casa del árbol o a un partido entre la escuadra de Rusia y la del Toluca, simplemente por no saber guardar las proporciones.
La realidad es esta, queridos menos cinco comprensivos lectores de siempre: hay tres personas en extremo cercanas a mi, que se encuentran luchando por su vida.
A la primera se le fue sumando la segunda y luego la tercera... no es fácil pensar en gatitos o dulces o globos a punto de reventar. Es más,  no atino a hilar alguna idea para el cumpleaños de mi Matius.
Y en este limbo personal me ha pillado el tiempo y se me ha echado encima con muchas cuestiones que resolver y muchos sinsabores por sortear.
El cuerpo, la salud, la buena alimentación, los "hubiera" médicos... todo es un bucle en el tiempo, todo apunta hacia una espiral decadente e imparable.
Y yo quisiera envolverme en periódico como a los aguacates para madurar a la velocidad de la luz y poder entender (de una buena vez) de qué se trata este rollo llamado vida.
Nada me llena, mi propia existencia me empieza a pesar...
Y luego esta el hecho de que no compartes la alegría de nada.
Dices que si, pero en realidad el dolor y la preocupación se fusionan en una bola que tapa tus conductos de la felicidad,  tal como lo haría una bola de pelo en la tubería de tu baño.  Y claro, se borra tu sonrisa y pone a tus ojos en alto.
Es cuando gruñes porque el vecino tose dentro de su casa. O porque sus maleducados perritos no callan su ladrido frente al 122 de Hacienda del Conejo, o porque la alegria de los noviecitos es un insulto a tu insensible sensibilidad.
Nadie nos diseñó para mirar estoicamente como un ser amado se consume frente a nosotros.
Estamos hechos para que nuestro corazón se desgarre y querramos transfundir nuestra sangre desesperadamente hacia el cuerpo que parece irse apagando poco a poco.
Tampoco estamos hechos para bajar los brazos con franca resignación. Ni para entender los misterios de la vida sin agitar un poco el puño hacia el cielo.
No estoy hecha para dejar ir a quien  hasta hace poco formaba parte de la base de mi pirámide.
Ni para entender que la vida es un eterno aeropuerto colmado de llegadas y partidas.
Todas siempre dolorosas...

viernes, 10 de enero de 2014

Zzzz...

Termina la Royal week, afortunadamente.  No más carreras mortales por conseguir un tren o una bici o una lata de lombrices. Para el próximo año haré caso omiso a la adicción que tiene la Marmota por las compras de último momento. Es horrible tener que pelear por un Xbox en vez de hacerlo por un suéter de cashmir en oferta, aunque la cara de sorpresa del Matius valga cada jalón, cada rasguño obtenidos en la rebatinga. Anyway...
Por el momento me entretengo buscando casa y auto; es lo de hoy, muchachos. Les dije que venían cambios...
Como cada año,  gusto de amenazarlos con modificar el tono de La Gatería, pero lamentablemente carezco del humor ácido y chabacanón que requiere la ocasión,  así que por hoy dejemoslo así.
Como compensación les mostraré lo wue los reyes magos me trajeron en cssa de mis papás y en mi casa.
Besos, queridos menos cinco lectores de siempre, disfruten su finde!

viernes, 3 de enero de 2014

Pistolazo de salida.

Dicen los que saben que los gatos producen una sensación de bienestar y procuran calma.  Yo puedo decir que si eso es cierto, entonces la Peluss adivina mis estados emocionales y se aparece en momentos inesperados,  como en este instante en el que ya me está dando el cuarto para las doce y no he escrito la PRIMERA entrega del año de éste, su blog de pacotilla. ¡Vaya manera de empezar el año!
Reflexiono un poco acerca de los comienzos... Es por todos ustedes sabido que yo tengo pánico vital; soy como ese personaje de literatura infantil llamado "Ardilla Miedosa" que procura llevar una bitácora segura y predecible y cuyas variantes le provocan terror. Es por eso que los comienzos son algo que en definitiva, me causan inseguridad. Fracasos, pérdidas, sobresaltos... todo cabe en el saco de mis temores.
Por ello es que -a tres días de haber iniciado el año- me he procurado mi "Kit de motivación" consistente en la consabida agenda anual (Esta vez es una suerte de cuaderno/agenda/"Diario de Bridget Jones" con tintes medio "Osho"/ la rú!), el primer libro a leer en este año (Sucumbí a la euforia "Moccia") y una caja tamaño familiar de Diazepames (Quisiera mentirles y decir que compré "Mazapanes", pero mi religión me lo prohibe). Veremos como es que un cuaderno con todas sus hojas nuevas, un éxito juvenil y los dulces de siempre empujan a mi ánimo por la cuesta de lo desconocido.
Siento una inmensa ansiedad por lo que depara el devenir de los días marcados en el calendario. De hecho en mi discurso de año nuevo no atiné a hilar idea sensata alguna, solo pude desear lo básico y creo que ni eso (Bueno, hasta mi sobrino pequeño fue más elocuente que moi) y yo culpo a lo escamada que me ha dejado este 2013. Es estúpido,  lo se.
Es como cuando te han roto el corazón y de repente quedas con el temor de entregar tu amor a la persona equivocada,  o como cuando en la secu te gustaba un individuo y lo perseguías y acosabas hasta que al fin te pedía ser noviecitos y luego una ya no sabía cómo comportarse el primer día del noviazgo ("¿Le llevaré torta de jamón o de aguacate?").
Pero pues ni modo de sucumbir a una especie de hibernación emocional.
Deberé sacudir el letargo y los temores, deberé fortalecer estómago y corazón a fin de soportar las embestidas del futuro y deberé poner en práctica las enseñanzas de los ene mil cursos de autoayuda que he tomado en el Instituto Patrulla.
De todas maneras, si llego a reprobar las lecciones de la vida, estoy segura que la misma me las volverá a poner a prueba. Hasta que ya, fin.
Nelson decía (¿Como que cuál "Nelson"? ¡Pues Mandela, ni modos que Nelson Ned!): "Siempre parece imposible, hasta que se hace".
Chuck Pallaniuk añadiría que "Parece dificil ser fuerte, hasta que llega el momento en el que ser fuerte es tu única opción" y yo agregaría que "Ni modos que regrese por donde vine"...
Asi que entre filosofía chabacana, pastillas de diazepam y pelos de gato, mi año le lleva 3 dias de gane a mi fuerza de voluntad y ustedes han perdido 4 minutos leyendo mis sinsentidos de siempre.  Esperemos que la próxima semana sean 15...
Tápense bien, que aparte de incierto, este año viene ¡helado!
Cui cui, los quiero.